2. «Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él
sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba» (Mateo 5:1-2)
Por ejemplo, las bienaventuranzas describen cómo es el ciudadano ideal: es
manso y misericordioso, pobre de espíritu y puro de corazón, se conduele y tiene
sed de justicia, es un pacificador y, a veces, perseguido.
En otras partes del sermón encontramos como vive el ciudadano del Reino: no se
angustia, no juzga, busca y llama, camina por la senda angosta, lleva frutos y
edifica sobre la roca.
En el sermón del
monte, Jesús expresó
cómo deben ser y
vivir los ciudadanos
del Reino.
3. «No penséis que yo he venido a poner
fin a la ley de Moisés y a las
enseñanzas de los profetas. No he
venido a ponerles fin, sino a darles su
verdadero sentido» (Mateo 5:17 DHHe)
¿Estaba anulando o reemplazando Jesús los Diez
Mandamientos cuando enseñó «oísteis que fue
dicho … pero yo os digo» (Mateo 5:21-47)?
Al contrario, los hacía más difíciles de guardar si
cabe. Enseñaba que no es necesario cometer el
acto físico de matar, adulterar o vengarse para
transgredir los Mandamientos. Los
pensamientos y las intenciones son tan
pecaminosos como los mismos actos.
¿Estaba enseñando Jesús que la salvación se
alcanza por guardar estrictamente los
Mandamientos?
Debemos recordar que el tema que Jesús
enseñó en el sermón del monte no es la
salvación, sino la forma en que el cristiano ha de
vivir. La salvación siempre fue por gracia.
4. «Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo 5:20)
La justicia de los fariseos
• No mates, no
adulteres, no perjures
(5:21-37).
• Ojo por ojo, y diente
por diente (5:38-42).
• Ama a tu amigo y
aborrece a tu enemigo
(5:43-47).
• Anuncia tus limosnas y
tu ayuno para que te
alaben (6:1-4, 16-18).
• Ora en público para
que sepan lo santo que
eres (6:5-8).
La justicia del cristiano
• No pienses si quiera en lo
que es pecaminoso.
• No resistas al malo.
Ayúdale en lugar de
vengarte.
• Ama a tus enemigos y
bendice al que te
maldiga.
• Da limosna en secreto y
que no se note que
ayunas.
• Ora en privado a tu Padre
y Él te recompensará en
público.
En resumen, los fariseos guardaban la Ley para ser alabados por
los hombres y los cristianos vivimos la Ley para gloria de Dios.
5. «Aunque la ley es santa, los judíos no
podían alcanzar la justicia por sus
propios esfuerzos para guardarla. Los
discípulos de Cristo debían buscar una
justicia diferente de la justicia de los
fariseos, si querían entrar en el reino de
los cielos. Dios les ofreció, en su Hijo, la
justicia perfecta de la ley. Si querían
abrir sus corazones para recibir
plenamente a Cristo, entonces la vida
misma de Dios, su amor, moraría en ellos,
transformándolos a su semejanza; así,
por el don generoso de Dios, poseerían la
justicia exigida por la ley»
E.G.W. (El discurso maestro de Jesucristo, pg. 50)
6. «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre
que está en los cielos es perfecto» (Mateo 5:48)
¿Cómo podemos ser perfectos como lo es Dios?
No podemos. Según el contexto (Mateo 5:43-47), si
podemos amar incluso a nuestros enemigos, seremos
perfectos en nuestra esfera como Dios lo es en la suya.
Lo importante para recordar aquí es que Dios no
nos pide nada que él no pueda lograr en nosotros.
Si dependiera de nosotros, ¿quién amaría a
nuestros enemigos? Esta no es la forma en que
opera el mundo, pero ahora nosotros somos
ciudadanos de otro Reino.
Tenemos la promesa de que, si nos entregamos a
Dios, «el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Fil.
1:6). Y ¿qué obra mayor podría hacer Dios en
nosotros que amar, en nuestra propia esfera,
como él nos ama?
7. «Como se reunió mucha gente, subió Jesús en una
barca y se sentó, mientras la gente se quedaba en
la orilla. Y se puso a hablarles de muchas cosas
por medio de parábolas» (Mateo 13:2-3 DHHe)
Un hombre halla un tesoro
escondido en el campo
Vende todo lo que tiene
Compra el campo
Aunque la salvación es gratuita y no se puede
comprar (Isaías 55:1; Marcos 8:36-37), Jesús enseñó
claramente que el que quiera obtener la salvación
debe renunciar a todo lo que pueda apartarle de ella.
Un mercader halla una perla
preciosa
Vende todo lo que tiene
Compra la perla
8. «Como se reunió mucha gente, subió
Jesús en una barca y se sentó, mientras
la gente se quedaba en la orilla. Y se
puso a hablarles de muchas cosas por
medio de parábolas» (Mateo 13:2-3 DHHe)
La red del Evangelio recoge a
todo tipo de gente: hombres
y mujeres que actúan por
distintos motivos. Pero solo
los que han valorado lo
eterno por encima de lo
terreno, y han permitido
que el Espíritu Santo los
transforme, disfrutarán
de la vida eterna.
Una red es
echada al
mar
Recoge toda
clase de
peces
Lo bueno se
recoge en
cestas
Lo malo se
echa fuera
9. «No permita que nada le impida progresar en el camino de la vida
perdurable. Su interés eterno está en juego. En usted debe hacerse
una obra completa. Deberá convertirse plenamente, o no llegará al
Cielo. Pero Jesús lo invita a hacer de él su fortaleza, su apoyo. Será
para usted una ayuda siempre presente en todo momento de
necesidad; como la sombra de un gran peñasco en tierra desolada.
No permita que su gran preocupación sea tener éxito en este
mundo; por el contrario, la carga de su alma debería ser cómo
alcanzar el mundo mejor, qué hacer para ser salvo. Al salvar su
propia alma, salvará a otros. Al elevarse a sí mismo, elevará a los
demás. Al aferrarse de la verdad y del trono de Dios, ayudará a
otros a fijar su temblorosa fe en sus promesas y en su trono eterno.
Usted debe llegar a la situación de valorar más la salvación que las
ganancias terrenales, y considerar todo como pérdida para ganar a
Cristo. Su consagración debe ser completa. Dios no permitirá que
usted se reserve algo; no aceptará un sacrificio dividido; no puede
albergar ídolos. Debe morir al yo y al mundo. Renueve cada día su
consagración a Dios. La vida eterna merece un esfuerzo de toda la
existencia, perseverante e incansable»
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 2, pg. 45)