1. En el modelo tradicional el sujeto de la
educación se considera una tabla rasa, al
que se le trasmite el conocimiento para
que sea reproducido fielmente. En este
proceso el "estudiante" es pasivo, el
método de enseñanza es academicista, la
autoridad del educador es absoluta,
vertical, el proceso de comunicación es
unidireccional y la evaluación se detiene
en valorar la reproducción exacta de lo
transmitido.
2. El modelo experiencial y naturalista,
enfatiza en que el contenido más
importante del desarrollo educativo del
educando proviene de su interior, a partir
de su biografía, el contexto al que
pertenece, sus intereses, de tal forma
que el desarrollo natural del educando se
convierte en la meta y a la vez en el
método de la educación. Así como los
logros serán valorados en función de las
metas alcanzadas desde las preguntas de
conocimiento e intereses formulados por
el educando.
3. El modelo pedagógico conductista, según Flórez (2000) se
requiere una comprensión amplia a pesar de las críticas que
ha recibido dado que algunos de sus principios son
imprescindibles. Los límites señalados se han centrado en los
contenidos a reproducir, los estímulos y refuerzos que los
potencian de manera sistemática y controladora, la poca
participación del estudiante y la evaluación centrada en el
control experimental de las conductas esperadas. Esto ha
tecnificado la enseñanza transmisora tradicional en donde la
valoración se orienta a verificar el desempeño aceptable
esperado. Los principios que el autor destaca como
aplicables de este modelo incluyen el aprender haciendo, la
frecuencia sobre todo para los aprendizajes técnicos y
prácticos, el reforzamiento, la interrelación de
aprendizajes, la enseñanza individualizada y la necesidad de
planificar el acto educativo.
4. El modelo pedagógico constructivista, presenta cuatro corrientes: en la
primera, el conocimiento es secuencial y progresivo. En el que se accede a
las estructuras cognoscitivas de la etapa superior, aquí la experiencia vital
de estudiantes es central y no importa tanto el contenido, como que el
conocimiento contribuya a descubrir, pensar, reflexionar. En la segunda
corriente, el enfoque cognitivo se ocupa del contenido, privilegiando los
conceptos y estructuras básicas de las ciencias. Aquí la enseñanza se basa
en el descubrimiento y sobre todo en el aprendizaje significativo, en el que
la experiencia y la participación activa del estudiante resulta central, así
como la facilitación del maestro en términos de procurar preguntas y
orientaciones que les permita conectar a los estudiantes los saberes
previos con los nuevos conceptos, formulando problemas y soluciones.
(Flórez, 2000).
La tercera corriente, se centra en las habilidades cognitivas, tales como el
pensamiento inductivo, el pensamiento lateral y creativo. La cuarta
corriente denominada social-cognitiva, se basa en la interacción teórico-
práctica y la comunicación educativa, en el debate y la argumentación. En
este enfoque cognitivista el énfasis está en enseñar a pensar, decir y
resolver con éxito situaciones vivenciales y académicas. Aquí, según el
autor, los aprendizajes deben ser significativos, requieren reflexión,
comprensión y construcción de sentido, en donde el aprendiz, reconstruye
lo que recibe, porque entender es pensar, pensar es construir sentido y
con ello, se redimensionan las actitudes y las prácticas.