1. Casa Templaría, 19 diciembre de 2011
Erase una vez un ladrón, un ladrón que toda
su vida había pasado robando y así vivía y así vivió
pero cuando fue mayor, muy viejecito, ya no podía
robar y entonces se ponía delante de la puerta de los
almacenes o de la iglesia y pedía para comer, la gente
lo sabía y había dicho: ladrón ¿ahora, quién se
cuidará de ti? y él decía:, por favor darme para
comer, sólo para comer; muy bien te esta, decían. Y
un hombre muy rico, muy rico, que vivía en Palacio
lo supo y dijo: ¡llevar comida a ese pobre!, Señor es
un ladrón, ¡llevársela!. Entonces fueron a ver al
ladrón y le dijeron, toma nuestro amo nos ha mandado que te
traigamos esta comida y le sirvieron mucha comida ¡fue un manjar!, el
ladrón lo agradeció y lo comió.
Estuvo tan intrigado aquel hombre tan rico, que fue a verlo y de
nuevo los criados le llevaron para comer y justo en ese momento hubo
un terremoto y murieron, murió el rico,
murió el ladrón. Cuando llegaron al cielo
entonces el guardia les dijo: Haber vamos a
ver las listas de sus pecados, entonces miró
las del rico y dijo: ¡huy! corriendo tu te vas al
purgatorio, no has ayudado a nadie, has
hecho esto, esto, esto…, entonces fue al
purgatorio y justo cuando llega al
purgatorio, cual fue su sorpresa, porque el
rico pensaba que hecho el bien y que como
era rico se merecía lo más fastuoso y un
sillón de oro. Entonces cuando llegó al
purgatorio agachó la cabeza y dijo: ¿qué será de mí?, esto es el final de
mi, Dios Mío que tristeza ¿qué habré hecho? y justo al entrar hay un
Ángel que llega y dice: os habéis equivocado, no era su lista, era de otra
persona, él está limpio. ¿Entonces?, lo miraron y dijo: quedas en
libertad puedes ir al el cielo. El rico tenía mucho miedo: reconozco todo
lo que tengo en la lista, lo que he hecho y lo que no he hecho y después
de unos minutos mira a lo lejos y ve una cara conocida y sonriente. Al
lado había un Ángel y le dijo: ¡el ladrón te robó la lista!
2. Mis queridas semillas guardar siempre la Esperanza, guardar
siempre la Fe, trabajarla lo máximo, darle fuerza y ánimo porque
siempre habrá un ladrón que os robará esa lista y siempre podréis
alcanzar lo que deseáis, siempre y seréis muy felices. Eso sí, guardar
siempre vuestro dinerito y no hagáis confianza en nadie, en nadie,
porque el dinero no tiene dueño y puede desaparecer, pero la lista,
pensar siempre que vuestro lugar en el cielo lo tendréis.
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
¡Felices Fiestas!
¡Feliz Navidad!
Con todo mi amor
La Jardinera