2.
Allí en las selvas de los montes, estrellándose aquí y allá con los matorrales,
deambula la patasola. Enemiga de los hombres, acosada por una culpa
antigua, poseída del horror de su propia apariencia, jamás se detiene en su
vértigo de odio y espanto. Allí va con los ojos tortuosos y lejanos y el cabello
enredado de lianas. Dando saltos con la pata de oso desaparece de la
espesura
.
Compañera de los tigres y las arañas, trasnochada por la pena de un amor
desorbitado, la Patasola odia el agua, los cielos azules y la salida del sol. Su
reino pertenece a los crepúsculos y a las noches tenebrosas de los montes.
Aunque algunas veces, cuando olvida el dolor, canta o espera la aparición de
la luna sobre el copo de los árboles. Deidad vampiresa, genio maléfico de los
montes, la Patasola tiene el poder de la metamorfosis: cambia de mujer
horrible, de dientes felinos y ojos abultados a muchacha bella, insinuante
como un espejismo entre los árboles.
Así atrae a los hombres y a los caminantes desprevenidos. Así los devora
totalmente en lo profundo de la selva.
3. La Pata sola o "con un solo pie" es uno de
muchos mitos del folclor de Sudamérica relacionado con mujeres
monstruos. Su aspecto es aterrador: cabellera enmarañada, grandes ojos
de tigresa, boca grande, colmillos enormes.
Se dice que su naturaleza verdadera, es la de una especie de vampiro feroz
con un gran apetito de carne y sangre humana, capaz de atacar y devorar
la carne o chupar la sangre de sus víctimas. Son comunes en el folclor
de Colombia, son similar a la Sayona de Venezuela, la Tunda de la zona
colombiana del Océano Pacífico, y la Madre montede Colombia. A menudo
se las representa como protectoras de la naturaleza y de los animales del
bosque y no perdonan a los seres humanos que osan penetrar en sus
dominios para alterarlos o destruirlos.
En Colombia, se dice que tiene que ver con una traición amorosa pues
cuentan que una bella mujer estaba casada con un campesino muy
trabajador que se la pasaba vendiendo las cosechas de su patrón.
Aprovechando las ausencias del campesino, el patrón le coqueteaba a la
bella mujer y ella no le era indiferente a sus piropos y regalos; los vecinos
se dieron cuenta, y un buen día le contaron todo al marido. A la mañana
siguiente el campesino decidió hacer como si saliera a vender la cosecha
fuera del pueblo pero espero escondido cerca de la casa. Al anochecer
entró súbitamente y encontró a los amantes abrazados en la cama. Lleno
de ira, el campesino desenvainó su machete, se arrojó sobre ellos y le cortó
la cabeza al patrón. La mujer, entre sorprendida y horrorizada, quiso salir
huyendo pero el enfurecido marido, de un sólo machetazo le cortó una de
sus piernas ocasionándole la muerte. Las personas aseguran haberla visto
saltando en una sola pata, por sierras, cañadas y caminos, destilando
sangre y lanzando gritos lastimeros.
4.
5. Algunos campesinos creen que la
Patasola es la personificación de una
madre que mató a su hijo y fue
condenada a vagar por los montes.
Otra versión muy popular dice que era
una bella mujer muy pretendida por los
hombres, pero por perversa y
cruel, que se dio al libertinaje, y que
por esta causa le amputaron la pierna
con un hacha y la arrojaron al fuego
en una hoguera hecha con tusas de
maíz. La mujer murió
como consecuencia de la mutilación,
y desde entonces vaga por los
matorrales de las montañas gritando
lastimeramente en busca de consuelo.
Se enfurece cuando ve hombres
cristianos; le disgusta encontrarse con
el hacha, la tus ay la candela; asi
mismo, odia la peinilla y el machete.
Las personas, para resguardarse de
ella llevan perros u otros animales
domésticos.
Dicen los campesinos que si la
Patasola aparece de improviso, hay
que recordarle los objetos que sirvieron
para amputarle su pierna: el hacha, las
tres tusas y la candela.
6. Dice la historia que vio la Patasola y que murió de
espanto, justo el día que no lo acompañó Nerón -un
perro de esos que les llaman “chandas”, que no tienen
ni raza ni pedigrí, pero que son más fieles que novia
fea y con promesa de matrimonio-.
Desde ese día, cuentan los que saben, que un minero
sin perro es un minero desprotegido.
Nadie ha atisbado a la Patasola, porque el que la ve
se muere, queda frío sin remedio; sin embargo la
leyenda del Suroeste de Antioquia dice que a la
medianoche de los días lluviosos y después de matar a
alguien, fijo escuchan una canción maldita que dice:
“Yo soy más que la sirena; en el monte vivo sola; y
nadie se me resiste porque soy la Patasola. En el
camino, en la casa, en el monte y en el río, en el aire
en las nubes, todo lo que existe es mío”.
Venganza de traicionera
7. Decía un abuelo a la luz de una vela y en medio del cafetal, que el
espíritu de la Patasola es el de una guaricha infiel, que se revolcaba
con el patrón de su esposo; cuando el cornudo la descubrió mató a
su patrón, y de un tajo de machete le cortó una pierna a su
cónyuge. Cuentan que la desmembrada se perdió en un matorral y
por ahí se murió desangrada, sin nadie que le escurriera una
lágrima.
Otros, los del Tolima, dicen que la Patasola fue una mujer
desobediente que se puso a cortar leña en viernes santo, y que por
puro castigo de Dios, se mochó una pierna.
Desde entonces los gritos de dolor recorren los cafetales y selvas, y
cuentan que cuando se le escucha lejos es porque está cerquita, y
cuando no más se le oye en la oreja, es porque está muy lejos.
Cuando se le oye, es mejor correr, o tener un perro o un hacha, que
es a lo que le tiene miedo.
Aunque no es vampiro, dicen que a sus víctimas les chupa la sangre,
le gusta robar niños y borrar el camino de mineros y aserradores.