El Imperio Bizantino fue la continuación del Imperio Romano en el este y tuvo su capital en Constantinopla, abarcando el Mediterráneo oriental durante más de 1000 años hasta su caída frente a los otomanos en el siglo XV. Fue un importante centro de cristiandad y cultura que impidió el avance del islam hacia Europa occidental. La agricultura y la industria textil, especialmente la producción de seda, fueron las principales actividades económicas.