2. Indice ·¿Quién era Bécker? ·Los Bécker ·Glorieta de Bécker ·Polémica ·Mi Opinión ·Volverán Las Oscuras Golondrinas ·Adiós
3. Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de febrero de 1836 – Madrid, 22 de diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. ¿Quién fué Gustavo Adolfo Becquer?
4. Los Becquer Los Becker o Bécquer, se establecieron en la capital andaluza en el siglo XVI; pronto alcanzaron una próspera situación entre las familias sevillanas más altas, su prestigio los hizo poseedores de capilla y sepultura en la catedral hispalense desde 1622.
5. Glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer En Sevilla, hay una glorieta dedicada a Bécker. En ella se puede observar una estatua de dicho poeta, junto a dos ángeles y al lado tres muchachas sentadas.
6. Polémica sobre Bécker He leído con atención las opiniones publicadas por el foro. Las más parecen escritas por acólitos demasiado apasionados: hablan "gallardo, pero sin freno". Bécquer, ciertamente, es muy grande poeta y muy digno de admiración; pero los que se exceden en su valoración suelen hallarse entre los que no se han acercado en todos los días de su vida a los versos de quienes le precedieron (Garcilaso, Lope, Quevedo). Corrígame alguno de los que aquí escribe, si no digo verdad. A favor de Bécquer están sus versos, pero desdoran su memoria la caterva infanda de poetastros que nos ha martirizado después. Muchos (y pocos poetas del siglo escapan a mi juicio) han usado los versos delicados de nuestro poeta para excusar sus ¿versos? niños y ñoños. Es Bécquer, a pesar suyo y de quienes apreciamos su memoria, padrastro de cantamañanas e incapaces. Quizás porque, aunque bellísimos, tuvo razón quien dijo de sus versos que no eran más que "suspirillos".
7. Mi Opinión Sobre Este Comentario La verdad, yo no estoy nada de acuerdo con esto, pero, en fin.
8. Volverán las oscuras golondrinas Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres... ésas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aun más hermosas, sus flores se abrirán; pero aquéllas, cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... ésas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón, de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido..., desengáñate: ¡así no te querrán!