1. Los amantes de Shimbashi
“Porque te tengo y no
porque te pienso
[...]
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro...”
Mario Benedetti
La siguió contemplando por unos minutos más, antes de decidirse a dejar la habitación e ir a
comprar cigarros.
Ella dormía boca abajo, desnuda, su piel suave resplandecía con la luz de una lámpara de mesa.
Su rostro se veía ligeramente adusto y estaba envuelto en sus cabellos oscuros y
desordenados. Y también semioculto entre sus cabellos, a mitad de la espalda, se podía ver una
mancha café, un lunar, como un tatuaje de nacimiento que adornaba a una mujer hermosa y
misteriosa, ya fuera dormida o despierta.
Toshihiro Iwata salió de la habitación con sus ropas en la mano, se vistó en la pequeña salita y
luego dejó el departamento cerrando sin hacer ruido. Se dirigió al Seven Eleven que estaba a
dos calles del edifcio. Había un Family Mart a una cuadra, pero ahí no vendían los cigarros que
le gustaban. Iba pensando en la forma que había conocido a esa mujer.
Nozomi Takeda era encargada de una galería de escultura en la zona cosmopolita de
Ginza, el suburbio de Tokio más parecido a Manhatan. Se encontraba en una pequeña
calle rumbo al famoso Tsukiji Fish Market. En ese mercado, además de contener las
grandes bodegas donde todos los días llegan toneladas de pescado de las costas
japonesas para ser repartdas en la infnidad de restaurantes de Tokio y las ciudades más
importantes del país, e incluso para exportación, también se encuentran pequeños
restaurantes tradicionales donde se cocina o prepara el pescado recién traído del mar.
Toshihiro conducía un camión con el que transportaba pescado cada dos semanas desde
Shimoda, una ciudad costera en la península de Izu, y él vivía en Toshima, una isla a 35
km de Shimoda.
2. Cuando Toshihiro terminaba de entregar el pescado y recibir los pagos, solía ir a uno de
esos restaurantes, los cuales, por pequeños y por ser una atracción turístca, pero
además, por servir excelente pescado siempre tenían fla en la entrada. En una de esas
esperas, adelante de él había una mujer de bonita silueta, discreta, con lentes oscuros y
redondos. Se mantenía serena mirando a la puerta del restaurante, no se veía
impaciente pues al parecer, la música que escuchaba mediante unos auriculares blancos
la calmaba. Cuando les tocó el turno de entrar al restaurante, como iban solos, los
ubicaron en la barra, frente a los cocineros. Ella se quitó los lentes, guardó los
auriculares y se interesó por lo que preparaba el cocinero que le quedaba de frente. Él
se le quedó viendo a ella, luego vio el flete de atún que estaba cortando el cocinero y le
dijo:
- Hoy he traído media tonelada de ese atún desde Shimoda.
Ella siguió mirando por un instante el corte que el cocinero hacía para preparar una
orden de tres nigiris*, luego, lentamente volteó y le respondió:
- Quizás, si les has dicho que tú lo trajiste de la costa, nos hubieran dejado pasar desde
hace rato.
También por un instante, Toshihiro no supo si eso era sarcasmo o una broma, hasta que
ella soltó una carcajada controlada, de esas que sólo escucha la persona de junto.
Nozomi le dijo su nombre, y Toshihiro fue quien ahora rió para sí. Ella lo miró
seriamente, y luego de un instante, lo entendió:
- Sí, como el Shinkansen**, me lo dicen todo el tempo.
Eso fue sufciente para romper el hielo. Ella le habló de su trabajo, le dijo que le
gustaban las artes y que su trabajo le permita tener contacto con ellas. Él quedó
impresionado por la sencillez de esa mujer y por la naturalidad con la que hablaba de su
3. vida, acompañando sus palabras por el movimiento casi mágico de sus manos. Por su
parte, él le dijo que trabajaba con sus padres, ellos administraban una pequeña empresa
pesquera en la isla donde vivían y él se encargaba de traer el pescado a Tokio cada
quince días.
Ya había pagado los cigarros, una botella de sake y un paquete de medias. Había visto unas
medias oscuras, y eran de las que solía usar Nozomi. Mientras caminaba de regreso al
departamento, recordaba que:
Ese día se despidieron al salir del restaurante, y quince días después, él estaba formado,
esperando entrar y de vez en cuando miraba hacia uno y otro extremo de la calle
esperando verla, pero no apareció. Cuando terminó de comer salió de la zona del
mercado y caminó hacia la calle que ella le había dicho donde estaba la galería. Llegó y
vio que estaba cerrado. De todas maneras, tocó el tmbre y unos instantes después,
cuando Toshihiro estaba dando vuelta para irse, escuchó una voz por el interfón:
- No te vayas, ahora te abro.
Él se detuvo y luego vio que a su derecha, arriba, había también una cámara de
vigilancia, y entendió que ella lo había reconocido a través de la cámara.
Lo que sigue lo recordaba muy bien. Cuando ella le abrió y le dijo que entrara, apenas
oyó cerrar la puerta, él se volteó para decirle cualquier cosa con qué iniciar una
conversación y ella se abalanzó sobre él y lo besó colgándose de su cuello. Después de
unos instantes de sorpresa, y percibiendo un aroma de un perfume caro y muy
agradable, la tomó por la espalda y la giró para aprisionarla contra la pared. Se besaron
varios minutos, ambos habían reconocido las espaldas y las nalgas del otro por encima
de las ropas. En un momento ella se separó y lo jaló hacia un sofá color gris que estaba
al inicio de un pasillo que conducía a una ofcina. Allí se desnudaron y se amaron toda la
tarde.
4. Recordaba que llegó a las 9 pm a la estación Shimbashi, y media hora después estaba en
Shinagawa para tomar el Nozomi que lo llevaría a Atami, y luego el tren local, a Shimoda.
Llegó a Shimoda a las 2am, se quedó en un pequeño hotel a un costado de la terminal
de tren y por la mañana tomó el barco a Toshima. Así ocurría cada mes o cada dos
meses, desde hacía dos años, claro, porque no siempre que él viajaba a Tokio se veían.
No había compromisos, no había preguntas respecto de su vida familiar u otras
amistades. Sólo se encontraban en el departamento de ella, en Shimbashi, cerca de la
estación JR del mismo nombre, tenían sexo toda la tarde noche, y luego él se iba.
Llegó, dejó el sake en el frigorífco y caminó a la recámara, ella todavía dormía. Se acomodó
frente a ella, a cierta distancia, y siguió pensando. Esta vez había sido diferente.
Él había llegado al departamento de Nozomi como siempre, habían comido y luego se habían
ido a la recámara. Como era usual, Toshihiro de inmediato ya estaba en calzoncillos y ella se tró
en la cama, todavía vestda y le dijo a él si no quería dormir. Se acercó y la besó. En ese
momento, no le interesaba dormir en lo más mínimo. Luego la comenzó a tocar sobre la ropa.
Sin pedirlo él, ella se quitó la falda y la blusa, argumentando calor y se dejó tocar de nuevo. Él
acercó sus dedos a la vagina de ella y la comenzó a frotar por encima de las bragas hasta sentr
cierta humedad. Luego la atrajo hacia sí, hasta que ella quedó encima de él y sentada a
horcajadas. Toshihiro se quitó los calzoncillos de manera que ahora su pene rozaba contra la
vagina de ella, sólo separados por la tela de las bragas. Ella se acercó a besarlo, abrazándose a
él. Pasados unos minutos, ella se bajó y él se acomodó de lado, y comenzó a tocar la vagina de
Nozomi por encima de las bragas mientras besaba su mejilla y su seno izquierdo. Después, con
su dedo medio, hizo a un lado las bragas y comenzó a penetrarla mientras con el pulgar
masajeaba el clítoris. Ella comenzó a gemir, estaba con los ojos cerrados y la boca semiabierta.
5. Luego de un rato, cuando lo normal era que se desnudaran y completaran el encuentro, ella se
quedó quieta, él retró la mano y ella se durmió. La estuvo observando cierto tempo hasta que
decidió salir. Al volver, ella todavía estaba dormida. La seguía viendo, y era hermosa. Se fumó
un cigarrillo observándola. Luego, tomó una libreta y comenzó a escribir:
Muchas veces te he soñado
He soñado que te toco y te beso
Muchas más de las veces
que lo he hecho estando despiertos
Hoy, sin embargo,
te he visto dormir
te he visto soñar,
y viéndote soñar
también he soñado yo
Así describo la realidad del sueño
que nunca soñé de verte dormir
Así describo la realidad de aprender
a tocarte sin tocar tu piel
y a besarte sin tocar tus labios
estando tú a un metro de distancia
6. Ya desde hace semanas, Tashihiro había dejado de decirle palabras amorosas. Quizá ella las
pensaba, pero se las guardaba. Él sí las pensaba, pero había decidido guardarlas también. No
sabía cuanto duraría esta relación, no sabía lo que ella hacía cuando no se veían, ella tampoco
sabía lo que él hacía en su isla. Y ninguno preguntaba. La amaba, y eso era lo que lo sostenía.
Era un amor imperfecto, limitado, que no se proclamaba a los cuatro vientos, era un amor
sensato, con pasión, pero sensato. La situación era simple, era una decisión estar con ella…
hasta que ella lo quisiera.
La vio una vez más, apagó la colilla del cigarro, arrancó la hoja donde había escrito los versos y
la dejó sobre el paquete de medias, junto al teléfono de Nozomi, guardó la libreta y se fue.
Ella se quedó durmiendo. Él iba caminando a la estación.
Y posiblemente…
los dos seguían soñando.
Por Norman E. Rivera Pazos
Agosto 2018
(según lo acordado, es justo)
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*Nigiri= El sushi real, un pequeño puñado de arroz cocido que se comprime para hacer como un bulto, se
acomoda en una tabla y sobre él se coloca un trozo de pescado o marisco.
**Shinkansen= Tren bala japonés, hay tres tpos, y uno de ellos, el de mayor velocidad, se llama Nozomi.