2. Para los posmodernistas, el
gran monstruo —culpable
de todo problema moderno
— es el sistema conceptual
racionalista y científico de
los últimos ochocientos
años… la modernidad.
3. En vez de reconocer que la
falla de cada civilización
proviene del pecado del
hombre, los posmodernos
señalan eventos y tendencias
típicos como guerras, hambre,
e injusticia, y lo atribuyen a la
modernidad, como si ella fuera
culpable.
4. • Como cristianos, reconocemos que
tales observaciones son difíciles de ver,
cualquiera que sea la civilización; dado
que vivimos en un mundo caído. El
problema de los posmodernos radica en
sus atribuciones y conclusiones.
• En vez de entender que “engañoso es el
corazón, más que todas las cosas, y
perverso” (Jeremías 17.9), ellos culpan
a la sociedad.
5. Para nosotros los cristianos, lo principal es
vivir de acuerdo con las instrucciones de
Dios, y prepararnos para el cielo.
Según los posmodernos, el valor central de la
vida es el disfrute. “Introducen un hedonismo
narcisista que crea un dios de la sensualidad,
del cuerpo, y de los placeres inmediatos”
(Erickson, p. 47).
Arguyen que debido a la confusión reinante, y
la disparidad de ideas que ofrecen, se tiene
que encontrar un consenso, una manera de
coexistir pacífica y justamente entre todos los
hombres. Creen que todo se resuelve
creando una nueva ideología para todos.
6. Reconozcamos, en primer lugar, que es
muy fácil como evangélicos ser
simplistas ante un tema tan amplio.
Eso hicieron nuestros padres con las
posiciones de Carlos Darwin y, por
aquel descuido, descendieron sobre
nosotros el liberalismo y el humanismo,
procurando destronar a Dios y
entronizar al hombre.
7. Reconozcamos que hoy se
introduce en el mundo entero una
nueva y devastadora respuesta
para el hombre: las creencias y
conclusiones posmodernas. La
gran pregunta, para los que vemos
la respuesta al mundo en Cristo y
su Palabra, es: ¿Cómo
reaccionaremos ante el
posmodernismo?
8. En segundo lugar, tenemos
francamente que reconocer que la
modernidad (el sistema de vida de
la civilización de estos últimos
siglos) ha sido un fracaso rotundo
en cuanto a lo social y espiritual.
Nos ha dado avances científicos,
pero junto con ese “progreso” ha
venido el secularismo destructor de
nuestras bases morales y
espirituales.
9.
10. REMEDIOS Y RECETAS
¿Cómo confrontar esas ideologías? Algunos,
tratando de ganar al mundo imitándolo (como
ocurre con la música), buscan maneras de adaptar
los conceptos posmodernos al evangelio, creyendo
así ganar e influir a los que siguen esa ola. Ya
varios de unos “evangélicos posmodernos”, en su
esfuerzo por ser aceptados en esos círculos (sin
que el pueblo evangélico se percate), están dando
definiciones nuevas de la naturaleza de la verdad,
del evangelio, de la Biblia, y la tradición
evangélica.
11. Mohler, en su libro Here We Stand,
afirma en cuanto a teólogos evangélicos
que siguen la línea posmoderna:
“No hay doctrina que estos
nuevos teólogos no trastornen,
ningún credo que no maltraten,
ninguna verdad que respeten”.
12. Otros, al percatarse de los cambios sociales
en el mundo, actúan como el avestruz. .
Procuran seguir predicando y trabajando
como si lo que ocurre en la sociedad no
afectara a la iglesia.
Se creen protegidos entre las cuatro paredes
del templo. Sin embargo, cada día se van
más miembros, particularmente jóvenes,
pues no oyen respuestas adecuadas para
responder a las corrientes contrarias que a
diario confrontan.
13. Como líderes de la iglesia nos corresponde guiarla.
La primera cosa que necesitamos hacer es
comprender la lucha que libramos ahora es contra
el mundo (no olvidemos que batallamos contra
tres enemigos fuertes: el mundo, la carne y el
diablo).
La lucha contra la posmodernidad, bíblicamente,
es contra sus ideas (por supuesto, el diablo las
abanica) pero esa lucha no es directamente contra
los demonios. Echar demonios —cuando
deberíamos estar peleando contra las ideas— no
trae liberación, más bien produce confusión,
porque no se identifica correctamente al enemigo.
14. Cuando Jesús luchó contra los fariseos,
no echó de ellos demonios, lo que hizo
fue mostrarles lo erróneo de sus ideas.
Batalló con sus creencias incorrectas
(Mateo 23).
Hoy, igualmente, la lucha es contra esos
errados conceptos deconstructivos que
proponen acabar con todo lo enseñado
como verdad.
15. Los posmodernos gritan: ¡No hay
verdad universal! Hay muchas
verdades! ¡Cada grupo tiene la
suya!
¿Qué respuesta damos?
16. ¿Cómo puede un pensador llamarse evangélico
cuando se compromete con una filosofía que
niega la esencia de la fe?
Si no hay verdad, y si no hay mentira, jamás
puede haber diálogo, porque cuando se eliminan
las bases proposicionales, no queda fundamento
para lo lógico.
Si no hay verdad absoluta, como afirman ellos,
no hay Dios, ni pecado, ni Salvador, ni puede
haber realidad. Quedamos, entonces, como unos
miserables que vivimos y sentimos, y hablamos
y reflejamos, pero sin explicación para nuestra
incierta existencia.
18. Anuncie el núcleo de la fe:
El hombre contemporáneo debe ser
enfrentado con el centro mismo de
la fe: con la misericordiosa
salvación que el Hijo de Dios
consiguió para salvarnos, muriendo
y resucitando al tercer día.
19. Responda las preguntas básicas
del ser humano:
El método usado por Pablo entre los
atenienses antiguos es útil. Conteste –
basado en la situación de la gente– los
grandes interrogantes existenciales,
tales como: ¿Quién soy? ¿De dónde
vengo? ¿A dónde voy? ¿Cómo lidio
con la enfermedad?
20. Inculque la importancia del
arrepentimiento:
El reino de Dios requiere un
nuevo estilo de vida; una nueva
ética que reordene la mentalidad
y la conducta de la persona.
21. Fomente la esperanza
La esperanza en el futuro
victorioso de la vida sobre la
muerte es el mejor regalo que el
evangelio puede comunicarle al
individuo contemporáneo.
22. De a conocer la Biblia
La Biblia debe seguir siendo el
elemento central de la evangelización
[su] estudio es comparable al
corazón que bombea sangre cargada
de oxígeno vital para mantener
activos todos los miembros del
cuerpo de Cristo.
23. Solidarizarse con los
necesitados
La sensibilidad social hacia los
marginados y oprimidos que viven
junto a nosotros será una de las
evidencias que convencerá a muchos
de la sinceridad de nuestra fe.
24. Adapte el mensaje a las
distintas visiones del mundo
La evangelización debería ser
sensible a las características y
necesidades propias de cada grupo.
25. Emplee signos de identidad
comunes
El evangelio debe saber acercarse,
con afecto y respeto, a las
singularidades de cada [ideología],
porque muchos de esos signos
[usados por los posmodernos]
podrían usarse para expresar valores
cristianos.
26. Nunca olvidemos que sobre este
planeta caminó hace 2,000 años el
Dios Hombre que dijo: “Yo soy el
camino, la verdad, y la vida”. Quien
pronunció la verdad más grande de
todas: “De tal manera amó Dios al
mundo, que dio a Su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en Él crea
no se pierda mas tenga vida eterna”.
27. Ante los posmodernos
estamos tú y yo,
transformados por la sangre
de Cristo, la evidencia
irrefutable de la verdad del
evangelio.