El documento describe la historia y evolución del feminismo, desde sus orígenes como un movimiento para luchar contra la opresión y desigualdad de las mujeres, hasta convertirse en una ideología más amplia que cuestiona las estructuras de poder. También destaca los avances logrados por las mujeres en materia de derechos e independencia en las últimas décadas, aunque todavía queda trabajo por hacer para lograr la igualdad plena. El feminismo ha adquirido diversas corrientes que reconocen las diferencias entre mujeres.
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Feminismo y lucha por la igualdad de género
1. Papel del feminismo en nuestro tiempo
Autor: Paulo Arieu
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No es lo mismo un hombre que una mujer. Biológicamente (y psicológicamente) hablando, sus
cuerpos son distintos. Pero, las diferencias entre los sexos no tienen porque implicar desigualdad
legal. Es posible concebir como legalmente iguales a mujeres y hombres en sus diferencias
mutuas. Pero ese no ha sido el caso, al menos en los últimos miles de años, donde los hombres
muchas veces han oprimido a las mujeres.
Al respecto señala Gloria da Cunha-Gaibbai:
Por un lado, la lucha de la mujer representa una victoria sobre la modernidad patriarcal que la
mantenía sometida. Por otro, puede representar el significado de la globalización, ya que la
mujer de hoy puede participar más activamente en la creación de una sociedad internacional
más justa [Arancibia & Rosas 27] (Bowdoin.edu,2015).
2. El feminismo nace como un justo reclamo, a causa de las injustas opresiones de los hombres a
las mujeres. La escritora uruguaya Cristina Peri Rossi llama al feminismo , “una de las
revoluciones no fracasadas de este siglo”[Cristina Peri Rossi (Bergero
87](Bowdoin.edu,2015). Fue a partir de los años 90, que se produjeron profundos cambios
sociales El activismo político de las mujeres ha ido teniendo un impacto importante en
preocupaciones centrales en América Latina, tales como el acceso a la vivienda, el empleo, la
salud pública, la conservación ecológica, la superación de la violencia, la plena participación
democrática y los derechos humanos (Bowdoin.edu,2015).
El Dr. Miguel Núñez, teólogo y prolífico escritor chileno, cita que:
“la más terribles situaciones se dieron en aras de una superioridad supuesta y mantenida como
status quo por el mundo masculino. El cinturón de castidad, la reclusión perpetua, la muerte a
manos de esposos inescrupulosos, la azotaina habitual para la pureza y otras prácticas, fueron
respaldadas por un clero que veía en dicha conducta algo normal con autorización divina. Se
persiguió a toda mujer que se saliera de los cánones establecidos y se asoció con la herejía y la
brujería todas las conductas no consideradas netamente femeninas.” Un ejemplo de esto fue la
conocida ejecución de Juana de Arco en 1431, donde hubo cuestiones mucho más de tipo
ideológica que religiosas. Y aunque el renacimiento y la edad moderna trajeron ideas que
mejoraron en algunos aspectos la condición de la mujer, en el fondo, especialmente en las
comunidades religiosas cristianas, la situación siguió siendo igualmente de dependencia y
sumisión. Es muy llamativo el hecho de que “la mayoría de las personas acusadas de brujería
en la Edad Media fueron mujeres, y todas ellas eran solteras, viudas o simplemente viejas, en
otras palabras, no estaban sometidas al sistema patriarcal o quedaban fuera del dominio de los
varones. Las mujeres no dependientes de padres o esposos fueron percibidas como peligrosas”
3. resalta el Dr. Núñez. Aunque el siglo XIX y XX trajo cambios en aspectos esenciales, pero la
condición de la mujer se mantuvo en muchos aspectos de manera similar a antaño. Hoy no se
tiene “caza de brujas” (un eufemismo medieval para justificar la misoginia) pero no obstante,
en muchas comunidades religiosas cristianas se sigue trasmitiendo una idea de la relación
varón y mujer donde el protagonismo lo tienen los varones y las mujeres son entendidas sólo
como dependientes del hombre y sin derechos ni opción. Su sentido como humanos deben
alcanzarlo a través del varón que las “cobija” y “protege”. Cuando se llega al tema de la
violencia física o psicológica contra la mujer el asunto alcanza ribetes dramáticos y en la vida
privada de las víctimas se convierte en una tortura perdurable y sostenida en el tiempo (Núñez,
2011).
Pero el feminismo es mucho más que una doctrina social; es un movimiento social y político, es
también una ideología y una teoría, que parte de la toma de conciencia de las mujeres como
colectivo humano subordinado, discriminado y oprimido por el colectivo de hombres en el
patriarcado, para luchar por la liberación del sexo femenino y del género de ellas. El feminismo
no se circunscribe a luchar por los derechos de las mujeres sino a cuestionar profundamente y
desde una perspectiva nueva, todas las estructuras de poder, incluyendo, pero no reducidas a, las
de género. De ahí que, cuando se habla de feminismo, se aluda a profundas transformaciones en
la sociedad que afectan necesariamente a hombres y mujeres (Facio,S/F).
La importancia de la actuación de las mujeres en los procesos actuales de transformación cultural
ha sido subrayada por numerosos estudios (Bowdoin,2015). Desde el punto de vista histórico, las
diferencias entre los sexos y la desigualdad legal están muy ligadas, porque la diferencia mutua
entre hombres y mujeres se concibió como la diferencia de las mujeres con respecto a los
hombres cuando los primeros tomaron el poder y se erigieron en el modelo de lo humano. Desde
4. entonces, la diferencia sexual ha significado desigualdad legal en perjuicio de las mujeres. Esta
desigualdad podría haberse dado en contra del sexo masculino si el parámetro de lo humano
hubiese sido a la inversa. Pero, está empíricamente probado que la jerarquización se ha hecho
siempre a favor de los hombres. En cada cultura, el grado de inferioridad de las mujeres con
respecto a los hombres pueden ser distintos.
Por ejemplo Janet Saltzman, autora de varios libros sobre la problemática del Genero, ha
identificado algunos rasgos comunes (Chafetz,1990):
1) Una ideología y su expresión en el lenguaje que explícitamente devalúa a las mujeres
dándoles a ellas, a sus roles, sus labores, sus productos y su entorno social, menos prestigio y/o
poder que el que se le da a los de los hombres.
2) Significados negativos atribuidos a las mujeres y sus actividades a través de hechos
simbólicos o mitos (que no siempre se expresan de forma explícita).
3) Estructuras que excluyen a las mujeres de la participación en, o el contacto con los espacios de
los más altos poderes, o donde se cree que están los espacios de mayor poder tanto en lo
económico y lo político como en lo cultural.
Según entiende Facio(Facio,S/F), a estas tres causas, se le puede agregar una cuarta
característica:
4) El pensamiento dicotómico, jerarquizado y sexualizado, que lo divide todo en cosas o hechos
de la naturaleza o de la cultura, y que al situar al hombre y lo masculino bajo la segunda
categoría, y a la mujer y lo femenino bajo la primera, erige al hombre en parámetro o paradigma.
El feminismo no “concede a la mujer igual capacidad y los mismos derechos que a los hombres”.
Es difícil hablar de “feminismo” en singular ya que existen distintas corrientes (Facio,S/F).
5. Entre los elementos o principios comunes que comparten todas las feministas destacan los
siguientes (Facio,S/F):
a) La creencia de que todas las personas –mujeres y hombres– valemos en tanto seres humanos
igualmente diferentes e igualmente semejantes, tanto dentro de cada uno de estos dos grandes
colectivos humanos, como entre el colectivo de hombres y el de mujeres.
b) El segundo principio es que todas las formas de discriminación y opresión son igualmente
oprobiosas; descansan las unas en las otras y se nutren mutuamente.
c) El tercer principio tiene relación con el sentido de la existencia humana. Las teorías feministas
parten de que la armonía y la felicidad son más importantes que la acumulación de riqueza a
través de la producción, el poder y la propiedad.
d) Lo personal es político. Esta afirmación es precisamente lo que amplía el análisis sobre el
poder y el control social a aquellos espacios tradicionalmente excluidos de este tipo de análisis.
e) Un quinto elemento, común o de consenso entre las feministas es que la subordinación de las
mujeres tiene como uno de su objetivos el disciplinamiento y control de nuestros cuerpos.
f) El género es una categoría social como lo es la raza, la clase, la edad, etc. que atraviesa y es
atravesada por todas las otras categorías sociales.
El feminismo se ha convertido en los feminismos (en plural) a partir de la Tercera Ola, y
adquiere varias dimensiones étnicas, sexuales, de creencias, políticas. Durante la década de los
80 se extendieron prototipos negativos hacia las mujeres independientes y trabajadoras, siendo
estos ataques ultraconservadores, considerados como una muestra de la agresión del sistema
patriarcal al movimiento feminista. Los feminismos posmodernos “cuestionaron el modelo de
sujeto universal por ser exclusivamente masculino, liberal y occidental, y renegaron de la razón
patriarcal como única válida porque oculta la diferencia (de género, en este caso) bajo la
6. pretensión de universalidad”. Entre las corrientes que forman el nuevo entramado de los
feminismos destaca el feminismo lesbiano y la teoría queer, el poscolonialismo, el ecofeminismo
y el ciberfeminismo. En ellas hay elementos en común, como el cuestionamiento de las
estructuras de poder, y particularidades relacionadas con el sexo, la antiglobalización, el
medioambiente o la defensa de los grupos minoritarios (Facio,S/F).
Es sencillo comprobar lo que explica la Dra. Emilia Moreno, doctora en Pedagogía respecto de
los roles de ambos sexos en el hogar actual al decir que en su sociedad actual “el modelo de
mujer independiente, trabajadora, que aspira al poder sin rivalizar con los hombres y que no
renuncia a sus sentimientos y a su familia es minoritario. Este modelo aun convive con uno que,
además del trabajo fuera, tiene una doble jornada en casa y con otro, donde el cuidado de las
hijas e hijos, del hogar y del marido son los objetivos de su vida, siendo los hombres los
responsables de trabajar fuera y de traer el dinero a la familia, manteniéndose así los
tradicionales papeles asignados a los hombres y las mujeres”(Moreno, n.d.). Obviamente que esa
” situación tiene su explicación en un modelo ideológico patriarcal con dos componentes que se
refuerzan mutuamente, como son la división sexual del trabajo y el control de la natalidad. En
ese modelo, el ejercicio de la maternidad es asumido en exclusiva por las mujeres como
consecuencia de una identificación entre maternidad biológica y maternaje, dando lugar al papel
tradicional de las mujeres ” (Moreno, n.d.). Pero si observamos las culturas del Medio Oriente
nos daremos cuenta que aun son estrictamente patriarcales, pero no todos las culturas actuales
son así. Europa no lo es, ni Estados Unidos y Canadá tampoco. Estos son países en los cuales el
rol de la mujer es independiente completamente del hombre.
Enrique Yepes, cita en su ensayo que “un enfoque en la situación de las mujeres durante los años
noventa revela los profundos cambios que han ocurrido en América Latina en las décadas
7. recientes. Muchas más mujeres viven hoy en las ciudades especialmente en las megalópolis
como São Paulo, Buenos Aires y México D.F. que en las zonas rurales. Entre 1970 y 1990, el
número de mujeres empleadas en la economía formal subió en un 83% en todas las regiones
latinoamericanas, excepto en el Caribe [Valdés & Gomaris 75]. El acceso de las jóvenes a la
educación ha aumentado constantemente desde 1950. En México y Brasil, el número de niños
que una mujer cría durante su vida se ha reducido a la mitad; en Cuba, Venezuela, Uruguay y
Costa Rica, las tasas de nacimiento son comparables con las del sur de Europa [Miller
186] (Bowdoin.edu,2015)
También es de destacar que “la participación de las mujeres en la administración política de sus
países ha crecido considerablemente, y el número de senadoras, jueces, alcaldesas y
gobernadoras es sorprendente. Hay incluso varios casos de mujeres que han estado a la cabeza de
su país: Isabel Perón gobernó a Argentina tras la muerte del presidente Perón en 1975, Violeta
Chamorro ocupó la presidencia de Nicaragua en 1990, Mireya Moscoso ganó las elecciones
panameñas en 1999, Sila María Calderón fue electa gobernadora de Puerto Rico en 2001, y
Michelle Bachelet gobierna Chile desde 2006. Y desde 1975, se aprobó en Cuba una ley que
requiere a hombres y mujeres compartir por igual las responsabilidades domésticas y de crianza
de los hijos.”(Bowdoin.edu,2015).
Vemos también que las feministas entendieron que la consigna de acceso a las profesiones del
sexo femenino ya ha dejado de ser suficiente, y que en estos tiempos, sólo la participación
directa en el gobierno del país puede contribuir a mejorar la situación económica de la mujer! Es
de aquí que proviene el deseo apasionado de las mujeres de la mediana burguesía por obtener su
derecho al voto, y por lo tanto, su hostilidad hacia el sistema burocrático moderno.Pero habría
que preguntarse con toda honestidad si acaso el liderazgo político de mujeres como Margaret
8. Thatcher en Inglaterra, Ángela Merkel en Brasil, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina,
Dilma Rousoff en Brasil, han acabado con la desigualdad social? Han traído el tan anhelado
paraíso a la tierra? Han logrado los pobres un salario mas justo? Ha podido demostrar el
socialismo que es mejor que el capitalismo neoliberal? Están mejores las economías de esos
respectivos países? Aunque las mujeres latinoamericanas feministas han transformado muchos
aspectos de la cultura continental a través de toda la historia y, particularmente en los siglos XX
y XXI, desempeñaron un papel crucial en el destino de sus países, las evidencias actuales
parecen indicar que no han logrado traer los cambios que prometían en su carrera por la
presidencia de sus países. Su lucha por la igualdad de derechos y participación en la esfera
pública todavía tiene un largo camino por recorrer, aunque los logros son palpables y definitivos.
Las intersecciones entre género, etnicidad y clase social dan además dinamismo y complejidad a
las luchas feministas contemporáneas, que en América Latina testimonian la creatividad y
potencia de su diversidad cultural (Bowdoin.edu,2015).
Concluyo este artículo citando que las Escrituras cristianas enseñan que la feminidad de la mujer,
no tiene que ver con embellecerse o mostrar su propia belleza. Su propósito en la vida es
manifestar a Dios; reflejar Su gloria solo de la manera en la que como mujeres fueron creadas
para hacerlo. Hay que resaltar que, como escribe el pastor y teólogo bautista norteamericano
John Pipper, “la verdadera feminidad es un llamado de Dios distintivo a reflejar la gloria de su
Hijo de manera que no sería reflejada si no existiera la feminidad” (Kassian & Demoss,Pag.27).
Dios le bendiga y un fuerte abrazo.
Imagen n0.
http://blogs.publico.es/numeros-rojos/2014/10/01/mas-de-una-maternidad/
Bibliografía consultada
9. Bowdoin,. Las mujeres latinoamericanas en la búsqueda de transformaciones sociopolíticas’.
N.p., (2015).Recuperado de https://www.bowdoin.edu/~eyepes/latam/mujerpr.htm
Chafetz, Janet Saltzman. Equidad y genero. Ediciones Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto
de la Mujer. Citado en Facio, Alda. Lectura de Apoyo 1.Feminismo, Genero Y
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en http://centreantigona.uab.es/docs/articulos/Feminismo,%20g%C3%A9nero%20y%20patriarca
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Facio, Alda.Lectura de Apoyo 1.Feminismo, Genero Y Patriarcado. (S/F). Recuperado en
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Núñez, Miguel Ángel. Interpretación patriarcal de la Biblia y violencia contra la mujer:
Relaciones, coincidencias e incidencias. Kerygma, volumen 1, número 2 (2011) .Recuperado
dehttps://www.academia.edu/5270827/Interpretaci%C3%B3n_patriarcal_de_la_Biblia_y_violen
cia_contra_la_m
Moreno, Emilia. La transmisión de modelos sexistas en la escuela.(n.d.). Recuperado de
http://www.dgespe.sep.gob.mx/public/genero/PDF/GEN%20O1/G_01_02_La%20transmisi%C3
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Kassian, Mary A & DeMoss,Nancy Leigh. True Woman 101. Chicago: Ed. Portavoz
(2012).EE.UU.
Pan, Montserrat. ‘El Feminismo De La Tercera Ola’. About.com en Español. (2015). Recuperado
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