2. Respetar las cuatro comidas diarias:
desayuno, almuerzo, merienda y cena. Un
buen desayuno es importante porque
provee la energía y los nutrientes
necesarios para poder iniciar las
actividades diarias.
3. Comer de forma moderada en el almuerzo y la
cena: comer mucho no significa comer bien. Es
importante evitar los excesos; sobre todo, el
exceso de lípidos e hidratos de carbono.
4. Mientras algunos microorganismos se
emplean activamente para elaborar
alimentos, otros los contaminan y ponen en
peligro nuestra salud.
.