Este documento resume la poesía del exilio español en los primeros años después de la Guerra Civil, entre 1939 y 1945. Señala que los poetas exiliados compartían la obsesión por el tema de España, evocando la guerra, sus ideales y derrota. Aunque también trataron otros temas universales como el amor, el tiempo y la muerte. Se mencionan poetas representativos como Luis Cernuda, Juan Ramón Jiménez y León Felipe, y cómo exploraron sus identidades poéticas en el exilio a través de temas como la nostalgia
VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
Aurora de Albornoz PEC TLC 13-14
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TEXTOS LITERARIOS CONTEMPORÁNEOS
CURSO 2013-2014
PREGUNTA 1: Relacione este texto con su contexto literario e histórico-artístico, señalando asimismo de estos contextos sus
aspectos fundamentales:
Estamos ante un texto de Aurora de Albornoz (Luarca, 1926-Madrid, 1990), extraído del ensayo Poesía de la España
peregrina: crónica incompleta, incluido en el cuarto tomo de El exilio español de 1939, dirigido por José Luis Abellán (Taurus,
Madrid, 1977). Aurora toma este título de la revista “España Peregrina” que surgió en 1940 gracias a José Bergamín, con la
finalidad de posibilitar que la cultura española se mantuviera en activo, pues corría grave peligro, y que sus representantes
estuvieran unidos. Sus metas eran, por lo tanto, velar por las necesidades materiales y espirituales de los transterrados. El
transtierro era entendido como una continuidad en la patria de destino más allá de la patria de origen.
En enero y febrero de 1939 se produce la emigración de aproximadamente medio millón de republicanos españoles
hacia Francia, para ser albergados en campos de concentración como relata Vicente Llorens en La emigración republicana de
1939, otro autor que ha hecho mucho por el conocimiento y la difusión del exilio en nuestro país. Más tarde, en marzo de ese
mismo año se crearía la “Junta de Cultura Española” promovida por José Bergamín y otros intelectuales, cuya preocupación
fundamental era libertar a los refugiados españoles, proporcionarles ayuda económica a los que no estuvieran en campos de
concentración y buscar un país de acogida en donde poder vivir y trabajar. A mediados de 1939 la Junta se traslada a México,
en donde gracias a su presidente Lázaro Cárdenas, partidario de la República española, se acogía a los exiliados españoles y se
les concedía la nacionalidad. En México se crea la revista como portavoz de dichos intelectuales, así nace “España Peregrina”.
A su vez, Bergamín había tomado el nombre a partir de una obra de Lope de Vega, El peregrino en su patria.
Aurora es una escritora más conocida hoy en día por sus ensayos de crítica literaria (sobre Antonio Machado, José
Hierro o Juan Ramón Jiménez, del que sería discípula y amiga en la Universidad de Río Piedras de Puerto Rico, donde ella
llegó a impartir clase) que por su producción poética, pese a llegar a publicar once poemarios. Entre los que se encuentran:
Brazo de niebla (1957), Prosas de París (1959), Poemas para alcanzar un segundo (1961), Por la primavera blanca (1962), En
busca de esos niños en hilera (1967), Palabras desatadas (1972), Palabras reunidas (1966-1977), Canciones de Guiomar (1990,
póstumo). En su estilo poético podemos ver que abunda la experimentación con la prosa y su construcción de una poética
que explora las relaciones entre el yo y la otredad, insertando asuntos como la ficcionalización biográfica, la memoria, así
como conceptos como realidad creada, presentización; siempre manejando las coordenadas espacio y tiempo tan
juanramonianas.
De familia republicana (Álvaro de Albornoz, Severo Ochoa) Aurora tuvo que emigrar a los dieciocho años (1944) con
sus padres desde Asturias a Puerto Rico, al igual que hicieron la mayoría de intelectuales españoles opuestos a la dictadura
franquista, gran parte de ellos pertenecientes a la generación del 27. Estos exiliados huían por ser “malditos” para el régimen
vencedor por haber militado en movimientos revolucionarios, por haber manifestado actitudes democráticas o por haber sido
funcionarios de cierto rango de la administración republicana. El exilio de Aurora se produce dentro de la llamada “segunda
generación del exilio”, la de los niños de la guerra, es decir, personas nacidas en nuestro país entre 1924 y 1939. Es la oleada
más numerosa y en la que la mayor parte de los autores no regresarán hasta 1975 o lo irán haciendo progresivamente. La
familia Albornoz se había trasladado por motivos más económicos que políticos, y ella, una vez consiguió una posición
solvente, podría haberse quedado en Puerto Rico, pero en 1968 regresó a Madrid definitivamente, donde se convirtió en un
referente en la lucha contra la dictadura desde la órbita ideológica del PCE.
La guerra civil española (1936-1939) significó un paréntesis dramático en la historia y en la cultura de este siglo, este
trágico hecho ha sido la fecha límite para separar, dentro de este siglo, una creación anterior y otra posterior. Este hecho
supuso una ruptura traumática para la floreciente vida cultural de los años treinta. La tremenda sacudida, el dolor, las
privaciones, el desconcierto y la parálisis general que la contienda supuso, no era un ambiente propicio para la creación
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literaria. A las pérdidas físicas irreparables de Federico García Lorca, asesinado en los primeros meses de la guerra; de
Antonio Machado, muerto en Francia en 1939 y de Miguel Hernández, que murió en la prisión de Alicante en 1942 hay que
añadir la marcha de un número importante de escritores que se vieron obligados a exiliarse por motivos políticos o morales.
Entre otros muchos, los poetas J.R. Jiménez, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Rafael Alberti; los novelistas Max
Aub, Rosa Chacel, Francisco Ayala, Ramón J. Sender; y los dramaturgos Alejandro Casona y Jorge Grau.
A la derrota de la República siguió una II Guerra Mundial, en que las democracias europeas se vieron asediadas por
estados totalitarios. Además, el aislamiento internacional a que se vio sometida España hizo muy difícil, durante mucho
tiempo, el conocimiento de las obras literarias y de las nuevas corrientes y tendencias que se estaban produciendo fuera de
nuestro país. Todo ello supuso un clima de extremada pobreza cultural, agravado todavía más por la fuerte censura franquista
que impedía la libertad de expresión y que prohibía o dificultaba no sólo la circulación de obras extranjeras, sino también las
de famosos autores españoles tachados de progresistas o contrarios a las nuevas ideas políticas. Con el fin de la guerra llega la
división física y humana, y surgen desde entonces dos Españas: la oficial y la del exilio. El exilio afectó a todos los campos de
la cultura: artes, literatura, ciencias, historia.
Aurora de Albornoz publica el ensayo en plena Transición española; desde 1960 hasta 1978 se produce lentamente
una apertura social y una renovación artística. Con la muerte de Franco en el 1975 llegó el fin de la censura y empiezan a
aparecer libros de escritores españoles exiliados, así como de autores extranjeros y se recuperará poco a poco la literatura del
exilio. En este fragmento en concreto Aurora de Albornoz se centra en la poesía de posguerra.
El fragmento extraído trata la poesía del exilio y su tema obsesivo, España. Cada poeta tenía su trayectoria y su voz,
no toda su producción se ocupaba del destierro. Se puede decir que en los poetas del exilio hay al principio notas de
desconcierto y desesperanza, luego notas más serenas dominadas por la nostalgia de la patria perdida, la amorosa evocación
de lejanas tierras, el anhelo de volver. Pero en todos ellos el tema de España ocupa un lugar primordial en sus versos: evocan
la guerra, sus ideales, su derrota, ora con tono amargo, ora fustigando al vencedor o criticando al dictador y su régimen. Y
junto a ello, se incrementará el cultivo de otros temas, eternas preocupaciones humanas: el amor, el tiempo y la muerte, la
angustia existencial y los sentimientos religiosos. En cuanto a la forma, estos autores se caracterizan por hacer uso de un
lenguaje realista y directo propio de la poesía de combate, al que sucede una natural variedad de estilos y una renovada
preocupación formal.
PREGUNTA 2: Analice la estructura y las principales características temáticas y estilísticas de este texto relacionándolas
asimismo con su contexto más inmediato.
El texto se puede dividir en tres partes que van de lo general del tema a lo particular al tratar autores concretos. La
primera parte abarca las cuatro primeras líneas hasta “concentración”. En ella expone a modo de introducción el tema que va
a tratar, esto es, la poesía de los primeros años del exilio, fijando el marco cronológico de la misma (de 1939 a 1945) y el tema
que trata dicha poesía, que resume en el tema de España por ser dolor común a todos los exiliados, así como los subtemas
paralelos al tema de España. La segunda parte empezaría en “Todo ello” hasta “otros temas” en donde hace una clasificación
de los autores del exilio en dos, los más jóvenes y los mayores insistiendo en la obsesión de todos ellos por el mismo tema
central. La tercera parte iría desde “Si no” hasta el final en donde da nombres concretos de autores como son Cernuda, J. R.
Jiménez y León Felipe, y habla de la dificultad que tuvieron a la hora de encontrar una identidad ante la desorientación
geográfica y poética que sienten lejos de la patria.
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En las tres partes del fragmento hay un apunte a la franja temporal que va a tratar (1939-45) y lo hace con
expresiones circunstanciales de tiempo muy similares para un texto tan breve (en la primera habla de en los primeros años del
exilio, en la segunda en este momento, y en la tercera repite en estos primeros años. Lo mismo ocurre con la palabra exilio
que se repite en las tres partes, en la tercera con el adjetivo derivado de exilio, exiliados.
Llama la atención que, en todo el fragmento Aurora se apoya al comienzo de sus oraciones en expresiones de
síntesis bajo apreciaciones generales, no del todo precisas, y objetivas (en general, digamos, aproximadamente, casi, suele
aparecer, casi sin excepción, generalizando muchísimo podría, salvo casos excepcionales) para tratar un tema que fue general
a un vasto y heterogéneo número de poetas. Todas estas expresiones son sinónimas, pero para no repetirse hace uso de la
variatio y juega con la derivación de adjetivo a verbo (general- generalizando), de sustantivo a adjetivo (casi sin excepción-
salvo casos excepcionales) o expresiones sinónimas (suele-es frencuente).
En paralelismo (de la guerra perdida, de las muerte de seres queridos, de los campos de concentración) ahonda en
los subtemas que se derivan del gran tema, recuerdos dolorosos de lo que dejaron atrás. Todos ellos relacionados con el
campo semántico de la guerra.
En la segunda parte pasa a distinguir los diferentes grupos de poetas que había en la época. Distingue dos antitéticos,
los más jóvenes, que serían los de la generación del 27, Luis Cernuda y León Felipe, y los mayores que hace referencia a la
generación del 14, Juan Ramón Jiménez. Alude en esta parte a otros temas que podrían ser tratados por dichos poetas, como
pueden ser el mundo personal del poeta, la recuperación del espacio interior. El poeta busca su propia identidad, lo que en
ocasiones deviene en una poesía de corte religioso. En otros casos, este mundo interior se convierte en refugio del poeta
frente al mundo exterior, agresivo y ajeno.
En la última parte, la más extensa habla del tono general que adoptan los poemas en esta época, y puntualiza la
dificultad que les supuso a estos autores encontrar una voz propia, única e individual.
Luis Cernuda publica su primer libro de poesía posterior al 39, en el año 1943 que lleva por título Las nubes, en
donde expresa sus impresiones lejos de la patria. Más tarde, Desolación de la quimera, su último libro, en el que plasma un
gran dolor mezclado con indiferencia o desprecio hacia su tierra y sus cosas. Lo más llamativo de su producción en el exilio es
la angustia del que se sabe desterrado para siempre.
Juan Ramón Jiménez, su gran admirado escritor, llega a escribir en el exilio lo que para Aurora de Albornoz es su
poema cumbre, Espacio. Largo poema testimonial en tres cantos, escrito en prosa, en el que crea un mundo en donde
espacio y tiempo se hacen presente universal, dejándose llevar por el ritmo interno del su propio discurso. La tercera etapa de
su obra, la que corresponde al exilio se conoce con el nombre de “poesía hermética”, en donde va más allá en esa búsqueda
de la belleza en su profunda esencialidad. El simbolismo interior se acentúa con toques místicos que le llevan a una fusión, o
confusión, con la propia divinidad como se puede ver en Animal de fondo, Dios deseado y deseante y En el otro costado.
León Felipe, probablemente uno de los poetas más representativos del exilio, activo combatiente desde la palabra
durante la guerra, escribe después de la guerra la mayor parte de su producción poética y numerosas obras en prosa. En los
años siguientes publica El hacha y Español del éxodo y del llanto. Con voz apasionada quiere penetrar en la raíz del pueblo
español y analizar su dramático destino histórico. Lo más significativo de su poesía es la constante presencia de España, en la
que el amor y el dolor se entremezclan. Rescata la figura de Don Quijote como personajes burlado símbolo de España.
No es casual que de entre todos los autores exiliados recale en particular en estos tres; y la razón es que estos tres
autores, cada uno en su singularidad fueron y serán fundamentales en la historia de la literatura española.
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Unido a ese afán de síntesis del contenido de la obra por parte de la autora, la expresión se puede decir que es
igualmente sintética. Haciendo uso de frases breves, sencillas, concisas y claras sin apenas subordinación, con numerosas
acotaciones explicativas para esclarecer. La ausencia de juegos retóricos o poéticos hace que se asemeje mucho a la lengua
oral, que no coloquial. Otro rasgo de sencillez es el uso de verbos copulativos: ser, estar, haber; o verbos propios de la
exposición sobre metaliteratura que está haciendo como son: significar, decir, escribir, producir, influir. El hecho de repetir
tres veces el verbo hallar en la tercera parte y variarlo en la segunda por aparecer como sinónimo no muestra un gran alarde
de retoricismo. Lo mismo se podría decir con la palabra voz, tan importante en la tercera parte y que combina con acento.
El estudio hecho por Aurora de Albornoz es el mejor trabajo de conjunto sobre el tema. En él se traza un marco que
servirá para estudios posteriores, señalando las fronteras cronológicas y culturales de la España peregrina del 39. Es una
síntesis sobre el pensamiento y la literatura del exilio.
En general, en la poesía creada en los primeros años de exilio —digamos, hasta 1945, aproximadamente— es casi obsesiva la presencia de España.
Y —al lado de España— el recuerdo de la guerra perdida, o de la muerte de seres queridos, o de los campos de concentración… PARALELISMO
Todo ello suele aparecer en la poesía creada en este momento
por los poetas más jóvenes —los que publican en el exilio sus primeros libros—
y está, igualmente, en los mayores, casi sin excepción. ANTÍTESIS
Ello no significa, desde luego, la ausencia de otros temas.
Si no siempre, es frecuente hallar un tono apasionado, angustioso, dolorido, en estos primeros años.
Generalizando muchísimo podría decirse que, salvo casos excepcionales —como el de Luis Cernuda—, los poetas exiliados tardan algún tiempo en hallar su voz mejor.
Hasta en Juan Ramón Jiménez hay un breve corte; unos dos años de vacilación antes de hallar su nuevo acento.
León Felipe no deja de escribir; por el contrario, produce varios libros y su voz influye considerablemente en poetas más jóvenes. […].