1. TEXTOS LITERARIOS DE LA EDAD MEDIA
1ª ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN CONTINUA
1. Comente este texto siguiendo las pautas que aparecen en la Ficha de comentario de texto
poético que tiene colgada en la plataforma.
Co/mo/ di/ze A/ris/tó/te/les,// co/sa /es/ ver/da/de/ra, 8-1+7=14
El/ mun/do/ por/ dos/ co/sas// tra/ba/ja:/ la/ pri/me/ra, 7+7
Por/ a/ver/ man/te/nen/çia;// la/ o/tra/ co/sa/ e/ra 7+7
Por/ a/ver/ jun/ta/mien/to// con/ fen/bra/ pla/zen/te/ra. 7+7
Si /lo /de/xiés/ de/ mí/o,// se/rí/a /de/ cul/par; 7+ (6+1)
Dí/ze/lo/ grand/ fi/ló/so/fo,// non/ só/ yo/ de/ reb/tar; 7+ (6+1)
De/ lo/ que/ di/ze el/ sa/bio// non/ de/be/mos/ dub/dar, 7+ (6+1)
Que/ por/ o/bra/ se/ prue/va// el/ sa/bio e/ su/ fa/blar. 7+ (6+1)
Que/ diz'/ ver/dat/ el/ sa/bio// cla/ra/men/te/ se/ prue/va 7+7
Om/nes,/ a/ves,/ a/ni/ma/lias,// to/da/ bes/tia/ de/ cue/va 8+7
quie/ren,/ se/gund/ na/tu/ra,// com/pa/ña/ siem/pre/ nue/va; 7+7
e /quan/to/ más/ el/ om/ne// que/ to/da/ co/sa/ que .s/ mue/va. 7+8
2. Conteste brevemente a estas dos cuestiones:
a) Temas principales de las jarchas
b) ¿Cuál es, en su opinión, el sentido y significado del Poema de Mio Cid? Razone su respuesta.
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Rocío Fernández García 76940526Y CENTRO ASOCIADO DE SANTANDER (CANTABRIA)
2. TEXTOS LITERARIOS DE LA EDAD MEDIA
1.- El texto que nos ocupa es un fragmento del Libro de Buen Amor, escrito por Juan Ruiz,
Arcipreste de Hita (primera mitad del siglo XIV). Ésta obra, la única atribuida al poeta, es una de las
cumbres de la literatura española de la Edad Media. Está compuesta por una gran variedad de géneros y
formas de la lírica castellana de la época, desde lírica religiosa – himnos, gozos, oraciones-, hasta piezas
profanas -fábulas, sátiras, parodias, pasajes alegóricos, serranillas, cantigas, etc-; aunque la mayor parte
del libro está escrito en cuaderna vía típica del mester de clerecía. El texto se sitúa en el final de los
preliminares de la obra, sirve de transición o puente entre el prólogo y el cuerpo del libro en donde se
narran las catorce aventuras amorosas.
A grandes rasgos se podría decir que el variado material que compone el Libro de Buen Amor es
poesía lírica-didáctica, salvo el prólogo en prosa donde manifiesta la intención de dar a conocer los
caminos y formas de ejercitarse en el buen amor, que es el amor de Dios. Para los poemas líricos emplea
la cuaderna vía del mester de clerecía, escuela de la que es uno de los últimos representantes, de los más
originales y “modernos” por su humor y realismo. Sin dejar de lado estrofas y pinceladas propias del
mester de juglaría.
El fragmento propuesto narra cómo, según la naturaleza, todo lo creado, pero aún más el hombre,
aparece sujeto al amor.
En principio, podría parecer que el tema del fragmento –que es el tema del libro- se contradice
con la intención que el autor manifiesta en su prólogo, pues nada tiene que ver el deseo del loco amor
con el amor que propugna el arcipreste que es el buen amor de Dios; pero hay que recordar que el
mester de clerecía trataba de moralizar y aquí Juan Ruiz lo hace de forma inteligente, amena y
desenfadada utilizando el recurso didáctico “ex contrariis”, es decir, mostrando lo contrario de lo que se
intenta enseñar de manera burlesca y dejando en posición desairada y comprometida al protagonista: el
yo-Arcipreste; ya que de todos sus escarceos sale escaldado y sin lograr sus pretensiones. Presenta el 2
loco amor tan ridículo e ineficaz que, además de divertir a sus lectores, todos ellos, después de leer u oír
esta obra no tendrán ganas de probar a qué sabe el loco amor.
Va a ser una tónica constante a lo largo de todo el libro el dualismo de influencia árabe-judaico
entre loco amor y buen amor, la contraposición entre cuerpo-mente, bueno-malo, loco-cuerdo, sacro-
profano, cristiano-pagano para moralizar sobre el mundo que le rodea y sobre el hombre en continua
lucha entre lo religioso y lo profano, y su vida no fue una excepción. Este texto será muestra alegre de
todo esto. El fragmento es una defensa sutil e irónica de la necesidad sexual humana puesta en boca del
gran Aristóteles.
El poeta escribe en su prisión (no se sabe si física o alegórica) a sus compañeros clérigos una
pseudo-autobiografía ejemplarizante para que no caigan en la pena que él ahora está sufriendo,
seguramente por tener relación con hembras placenteras (barraganía), ya que en el primer tercio del
siglo XIV se añade una condena más a los clérigos que no respetaran el celibato y ésta consistía en
castigar con dos años de cárcel a aquellos clérigos que tuvieran una concubina públicamente. Aunque en
el prólogo de su libro Juan Ruiz había aclarado su pretensión de llegar a todo tipo de público, parece
ilógico pensar que por muchos guiños que hubiera en su obra al mester de juglaría, a lo popular y
cotidiano, el público iletrado fuera capaz de entender bien las muchas alusiones bíblicas, sentencias
latinas y todo el saber erudito que se aprecia en su obra.
Entendiendo el LBA desde el punto de vista de la argumentación escolástica en la estrofa 71
aparecería la tesis o tema sobre el que versaría el discurso retórico que podríamos resumir en que las
relaciones sexuales son tan naturales y necesarias como el comer. En la estrofa 71a recurre al
argumento de autoridad citando a Aristóteles, en la estrofa 73b da el argumento de la experiencia
externa (el de la naturaleza) y en la estrofa 73d el argumento de la propia experiencia(el del hombre
particular). Usa la escolástica para hacer una crítica social, comprobar lo absurdo del método y hacer
burla del sistema o de la Iglesia.
Rocío Fernández García 76940526Y CENTRO ASOCIADO DE SANTANDER (CANTABRIA)
3. TEXTOS LITERARIOS DE LA EDAD MEDIA
El fragmento escogido se puede dividir en tres partes que se corresponden con cada una de las
estrofas que aparecen. Presenta una estructura deductiva de lo general (el mundo, omes, aves, animalias,
toda bestia) a lo particular (el omne- incluido el poeta). Como ya hemos dicho más arriba el tipo de
estrofa utilizada es la cuaderna vía –cuatro versos alejandrinos monorrimos con rima consonante-.
La primera estrofa (la cuaderna vía 71) nos muestra el poeta con una cita de autoridad falsa
(porque no consta en ningún libro que Aristóteles haya dicho lo que el Arcipreste le atribuye) el tema
que más adelante va a tratar, es decir, la necesidad imperiosa de unión sexual que acosa al hombre. En
concreto son dos motores los que hacen que gire el mundo y el hombre: tener sustento y tener
relaciones. Se justifica burlescamente poniendo en boca de Aristóteles los asuntos que le interesan
porque en aquella época estaba en boga el aristotelismo y además la palabra escrita aseguraba fiabilidad,
verismo (verdadera, verdat), pero al ser falsa la cita, la autoridad pierde sentido y se ridiculiza. Como
buen arcipreste culto y letrado, encargado de velar por la disciplina de los clérigos de su arciprestazgo,
Juan Ruiz da el nombre de una autoridad griega para afirmar y declarar irrefutable lo que él va a
exponer. La importancia del verbo trabaja que queda encuadrado y resaltado entre la pausa del
hemistiquio y la coma puede hacer alusión a lo que mueve el mundo: el amor; y al mismo tiempo alude
también a su propio trabajo, a su propio libro. Él va a escribir y a trabajar en este libro para sobrevivir
mientras esté en la cárcel y por el placer de recrearse en el amor, pues a pesar de ser clérigo, él, como
hombre que es, no está exento de ese deseo natural y además de instruir (docere) quiere también deleitar
(delectare).
Métricamente resaltan las dos dialefas que aparecen en el segundo hemistiquio del verso 71c (la/
o/tra/ co/sa/ e/ra), suponemos que son para resaltar y darle importancia a lo que viene en el verso
siguiente: “el juntamiendo con fembra plasentera”. Llama la atención la falta de conjunciones
(asíndeton) y la yuxtaposición de oraciones que utiliza en esta estrofa, pero también en las dos 3
siguientes. En general con esto se consigue dar ritmo, alegría, viveza a la narración, que se rompe con
las dialefas y con el uso del imperfecto en lugar del presente acostumbrado por razones de contraste de
ritmo.
La hembra es calificada de placentera en clara alusión al loco amor, a lo sensual, a lo carnal, al
placer corporal que él probó y del que quiere hablar para hacer que quien lo lea, elija el buen amor, se
aparte del loco amor y pueda salvar su alma, criticando así el mal comportamiento vigente de los
clérigos en la época, puesto que el amor al que él trata de encaminar (amor divino) es el verdadero. El
texto no abunda en adjetivos como es propio de la poesía narrativa didáctica, vemos que sólo tres
(verdadera, placentera, nueva) aparecen.
La importancia del juntamiento con fenbra pasentera se acrecienta con el suspense que desata el
fuerte encabalgamiento que hay entre 71c y 71d, así como también entre 71b y 71 c para poner de
relieve lo que va a decir. Hay que destacar además el paralelismo y la anáfora de por aver mantenencia,
….por aver juntamiento para dar insistencia y enfatizar lo que va a tratar. Es notable el uso repetido que
hace de la palabra cosa en esta estrofa como alusión a algo no definido, algo sin concretar, ambiguo,
como muletilla coloquial, popular, empleada para aludir a algo o como alusión eufemística del acto
sexual quizá.
El tetrástrofo alejandrino monorrimo presenta una peculiar estructura que tiende a la repetición y
a la monotonía. Esa repetición se puede palpar a lo largo de las tres estrofas a analizar: dise (71a),
dixiese (72a), díselo (72b), dise (72c), dis’ (73a); cosa/-s (en 71a, 71b, 71c, 73d); sabio (en 72c, 72d,
73a). Esta repetición sirve para verter un mismo concepto en diferentes versos de diferentes estrofas
(amplificatio). En este caso tanta repetición resalta lo que dijo supuestamente el sabio y exculpar los
posibles reproches por parte de sus compañeros de gremio. Como lo dijo Aristóteles a mi no se me
puede reprender o lo que es lo mismo, si esto que os voy a contar y que es una realidad lo dijo
Aristóteles y es algo tan natural y tan antiguo ¿por qué me encarceláis a mi? ¿Por qué me culpáis a mí?
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4. TEXTOS LITERARIOS DE LA EDAD MEDIA
En la estrofa 72 trata de conseguir la captatio benevolentiae del público, para ello usa los
deícticos típicos del mester de juglaría y de la épica (de mío, soy yo, debemos) aludiendo quizá a su
público, entendiendo que su poema va a ser recitado. Estamos viendo que constantemente se
entremezclan elementos de clerecía con juglaría, quizá porque como ya anunciaba en el prólogo en
prosa quiere llegar a todos los públicos. Echa culpas fuera y utiliza el modo subjuntivo de los silogismos
argumentativos por primera vez en el fragmento, en el que abundan los presentes de indicativo propios
de los enunciados científicos neutrales, reales, verdaderos y universales, ahora habla el poeta para
referirse a la culpa, al loco amor, al pecado (yo sería de culpar), y vuelve a repetir que él no fue quien
habló primero que lo hizo el filósofo, esto sería ya innecesario si no fuera porque está jugando con la
doctrina aristotélica. Llama la atención en el verso 72d la alusión al sabio, al héroe de la épica del
mester de juglaría como el hombre bueno no sólo en las armas (por obra) sino también en las letras
(fablar).
El primer verso de la estrofa 73 es un volver a insistir de nuevo sobre lo mismo, otra vez recalca
lo que dijo el sabio (tres versos seguidos donde aparece la palabra sabio y filósofo en la 72b) y repite de
nuevo se prueva del verso anterior, pero llama la atención que lo hace en quiasmo (en forma de χ griega,
es decir, cruzada) sigue diciendo lo mismo, pero invirtiendo los miembros. Da una enumeración en el
verso 73b de todos los seres que están sujetos al amor o al sexo en asíndeton. Compaña siempre nueva
alude al loco amor, cambiante, carnal del principio. Después de la enumeración pasa a lo particular, en
concreto, al hombre que es lo que al autor le interesa y que en definitiva es él mismo poeta.
Métricamente es destacable la irregularidad de los versos 73 b y 73 d con quince sílabas los dos. Quizá
por influencia del mester de juglaría o porque los versos de la cuaderna vía en el siglo XIV pierden
rigidez.
La valoración que se puede hacer del fragmento y de una obra tan polisémica y variada de
géneros, versos y recursos como el Libro del Buen Amor es que el autor consigue con creces su 4
argumentación “ex contrariis”, domina a la perfección los recursos tanto del mester de clerecía como del
mester de juglaría, juega con ellos a su antojo, y juega con el lector que, en ocasiones, no sabe si el autor
pretende que el lector siga el loco amor o huya de él, sirviéndose de la ambigüedad, mezclando lo serio
con lo informal, de forma que es difícil saber si su intención es meramente didáctica o una invitación al
disfrute y deleite de la vida.
2.- a) El tema principal de las jarchas es el amor en sus múltiples contextos y naturalezas: el
lamento de una mujer ante la ausencia de su amado, al que nombra como “habib”, amigo.
Las variantes temáticas son el miedo de la muchacha a la soledad en el momento de la despedida
de su amigo, la enfermedad de amor o el júbilo por la llegada del enamorado en donde aparece la
muchacha hablando en monólogo o buscando consuelo y consejo en diálogo con la madre o hermanas.
La muchacha aparece cuestionándose preguntas angustiosas, preocupada porque le asaltan celos ante la
ausencia del amado. A veces simplemente la muchacha manifiesta el mal de amores, o ve el amor como
fuente de bien, el alba como momento del encuentro amoroso en un ambiente primaveral y disfrutando
del “locus amoenus” típico de la poesía amorosa medieval.
La naturaleza de ese amor pudo haber sido –según los críticos- un amor virginal, casto y puro; un
amor real y físico o un amor homosexual. Otros autores, como P. Donke lo ven como una dimensión
más del amor cortés.
2.- b) Desde las primeras manifestaciones de la poesía épica occidental, esto es, los universales
poemas homéricos del siglo VIII a. C, Ilíada y Odisea; pasando por la Eneida, Farsalia, Cantar de
Hildebrando, Beowulf, Cantar de los Nibelungos, Cantar de Roland, hasta llegar al Cantar de Mío Cid
Rocío Fernández García 76940526Y CENTRO ASOCIADO DE SANTANDER (CANTABRIA)
5. TEXTOS LITERARIOS DE LA EDAD MEDIA
que nos ocupa, los cantares de gesta se han encargado de glorificar y ensalzar a héroes o personajes
histórico-políticos ciñéndose unos más y otros menos a la realidad histórica referenciada.
El Cantar de Mío Cid como cualquier cantar de gesta que se precie va a hacer propaganda de una
nueva clase social pujante en la época (siglos XII y XIII), la nueva burguesía.
Rodrigo Díaz de Vivar, el personaje histórico en el que se basa el personaje épico es un infanzón
perteneciente a la nobleza segundona, que en el momento que comienza la obra se halla desterrado por
el rey, privado de bienes y, alejado de esposa e hijas vaga sin rumbo en busca de un lugar donde lo
acojan. Pero el rey había decretado “ira regis” para quien le diera asilo, por tanto, nadie se atrevía a
ayudarle. Así las cosas, el Cid comienza de cero su andadura de batalla en batalla, de botín en botín
hasta que conquista Valencia y va ascendiendo poco a poco desde el deshonor (miseria) hasta la
glorificación (riqueza).
La honra consistía en tener riqueza, hacienda y reputación; cuando sale de Vivar en el primer
cantar sale desprovisto de honra, en el segundo cantar tiene que volver a ganarla y en el tercer cantar ya
tiene su honra pública y privada más que recuperada. La pública, la recupera política y militarmente con
sus conquistas guerreras y con el perdón real. La honra familiar y privada, con el juicio en la corte de
Toledo por haber maltratado a sus hijas, un casamiento mejor para sus hijas con los príncipes de Navarra
y Aragón y los duelos en la vega de Carrión vejando a los infantes de Carrión por el agravio cometido
contra él y sus hijas. Por lo tanto, al final el Cid iguala e incluso, supera la categoría social y personal de
sus antagonistas (los “ricos omnes” de León y Castilla). Nos plantearía así el autor una cuestión ¿Quién
es más noble? ¿El que nace? ¿El que se hace? Deja claro que hay una crítica al estamento de la nobleza
hereditaria y una glorificación a la nueva nobleza enriquecida gracias a sus méritos, a su esfuerzo,
valentía, bondad, lealtad, personificada en la figura de un héroe virtuoso como es el Cid.
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La crítica quiso ver la obra como literatura propagandística. Rodríguez Puértolas opina que
serviría como un medio de propaganda de la clase dominante y una forma de corregir a los que van
contra el sistema feudal. El héroe épico sería un modelo a imitar por todos los ciudadanos. El CMC
serviría para subsanar el desorden del vasallo que se rebela políticamente (el Cid contra la nobleza
hereditaria-Infantes de Carrión), socioeconómicamente (el pueblo, que quiere ascender contra oligarquía
aristocrática, que quiere seguir beneficiándose de sus privilegios) el autor se decantaría por la pujante
burguesía y así se explica que se burle de la nobleza hereditaria; individualmente el héroe sería el espejo
ideal donde mirarse. Al final de la obra el feudalismo estaría restaurado por la nueva nobleza.
José Miguel Caso González vió la obra como literatura comprometida con un nuevo estamento,
la caballería, cuya finalidad sería el enriquecimiento a través de las guerras. Sería el poema por lo tanto,
un canto a la glorificación del nuevo estamento que lucha contra la vieja aristocracia.
Rocío Fernández García 76940526Y CENTRO ASOCIADO DE SANTANDER (CANTABRIA)