Este documento presenta dos historias cortas. La primera historia trata sobre un inspector llamado Cambalache que escucha a unos ladrones planeando robar cuadros de un museo. Los ladrones secuestran a Cambalache pero él escapa con la ayuda de un gato que habla. Juntos llegan al museo en una avioneta justo a tiempo para detener el robo. Aunque nadie cree la historia de Cambalache sobre el gato, él es reconocido como un héroe. La segunda historia es sobre un niño llamado Iqbal que fue vendido
1. Tema 1
Ejercicio 1
El siglo XXI será el siglo de las mujeres
“El siglo XXI será el siglo de las mujeres. Ya nadie detiene el movimiento que ha
constituido la mayor revolución del siglo que ahora acaba. La paridad entre el
hombre y la mujer es una realidad en muchos ámbitos. Hay tantas universitarias
como universitarios. Las jóvenes no buscan un título por distraerse o hacer
algo, sino porque quieren usarlo. En estos momentos, la igualdad conseguida es
bastante satisfactoria, pero no del todo”.
Camps, Victoria. “El Siglo de las Mujeres”. Valencia, Universidad de Valencia,
año 2000. 139 pág.
Ejercicio 2
Si un hombre es llamado para barrer calles
“Martin Luther King, hijo: Si un hombre es llamado para barrer calles, debe
barrer como pintó Miguel Ángel o como compuso música Beethoven, o como
escribió poesía Shakespeare. Debe barrer las calles tan bien, que todas las
huestes del cielo y de la tierra se detengan y digan: “Aquí vivió un gran
barrendero de calles que hizo bien su trabajo”.
Noguera Trujillo, Héctor. “Triunfa en tu primer Trabajo”. México, Panorama
Editorial, año 2006. 128 pág.
TEMA 2
EJERCICIO 1
1. Siga los procedimientos siguientes en los programas de 2007 Microsoft
Office system que se indican:
Word, Excel, PowerPoint o Access
Haga clic en el botón de Microsoft Office y, a continuación, haga
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Imprimir, presione CTRL+P.
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haga clic en el botón de Microsoft Office , elija la flecha situada
junto a Imprimir y, a continuación, haga clic en Impresión rápida.
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2. Haga clic en las opciones que desee, como el número de páginas o las
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EJERCICIO 2
Acercar o alejar rápidamente un documento
1. En la barra de estado, haga clic en el control deslizante Zoom
.
2. Deslice el control hasta obtener el porcentaje de ajuste de zoom que desea
usar.
TEMA 3
EJERCICIO 1
Inés Suárez
3. “Inés Suárez es una joven y humilde c osturera extremeña que se embarca hacia el
Nuevo Mundo para buscar a su marido, extraviado con sus sueños de gloria al otro
lado del Atlántico. Anhela también vivir una vida de aventuras, vetada a las mujeres
en la pacata sociedad del siglo XVI.
En América, Inés no encuentra a su marido, pero si un amor apasionado: Pedro De
Valdivia, maestre de campo de Francisco Pizarro, junto a quien Inés se enfrenta a los
riesgos y a las incertidumbres de la conquista y la fundación del reino de Chile.
"Supongo que pondrán estatuas de mi persona en las plazas, y habrá calles y
ciudades con mi nombre, como las habrá de Pedro De Valdivia y otros conquistadores,
Pedro de cientos de esforzadas mujeres que fundaron los pueblos, mientras sus
hombres peleaban, serán olvidadas”.
Extraído del sitio web www.resumen.com
Novela “Alma Mía”
EJERCICIO 2
La historia que Iqbal
“La historia que Iqbal relató no era muy diferente a la de muchos NIÑOS y niñas del
Sur de Asia que son vendidos como esclavos para pagar préstamos solicitados por
familias pobres.
Para la boda de su hijo mayor, los padres de Iqbal habían pedido prestadas
seiscientas rupias (cerca de doce dólares estadounidenses) al fueño de una fábrica de
tapetes, un hombre rico e influyente de la comunidad.
A cambio, Iqbal –que tenía entonces sólo cuatro años- fue forzado a unirse a otros
muchos niños que trabajaban como tejedores sentados en cuclillas ante telares en una
fábrica, donde unían pequeños nudos para elaborar los tapetes de complicados diseños
que serían vendidos a altos precios en los mercados de todo el mundo.
Hasta que su familia no liquidara el préstamo, llamado peshgi, Iqbal, pertenecería al
dueño de la fábrica”.
“¡Liberen a los Niños!”,
Craig Kielburger
TEMA 4
EJERCICIO 1
4. Internet, hackers y software libre
Carlos Gradin
La figura del “hacker” suele aparecer en las noticias y las películas
ligada a usos ilegales de la tecnología. Pueden ser adolescentes
irresponsables
o enemigos decididos del orden público, más o menos organizados,
pero siempre factores de peligro que disparan la necesidad de
reforzar los controles y sancionar leyes que adapten los viejos códigos
penales a las nuevas realidades de las computadoras.
Pagina numero 4
EJERCICIO 1
Fundamentos de la administración
¿Qué se entiende por administración?
“El termino administración se refiere al proceso de conseguir
que se hagan las cosas, con eficiencia y eficacia, mediante ptras
personas y junto con ellas”
Pagina numero 4
Tema 5
Ejercicio 1
Vivo cerca de una plaza, es divertida la zona pero no muy
segura es por eso que ay muchos policías día y noche
Ejercicio 2
Una vez iba caminando y me caí de la bicicleta por tanto llore
pero me compraron lo que yo quería depues
Tema 6
5. Ejercicio 1
EMPRESA Dirección teléfono
gas Tlalixtac de cabrera 5018800
Ejercicio 2
NOMBRE TELEFONO
Ricardo 9515199698
Braulio Edíer 9511877569
Ángel pablo 9515276691
Karen 9512595123
Carlos Jesús 9512270046
Carlos 9511211564
Jessica 9512496990
Ivan 951203105
6. TEMA 7
EJERCICIO 1
NO JUEGUES CON VIDRIO...
No juegues con vidrio
porque te puedes cortar
no juegues conmigo
porque te puedo besar.
EJERCICIO 2
Oyó la conversación y no podía creer lo que
pasaba.Tras las cortinas, el inspector Cambalache
permanecía escondido mientras aquellas dos
personas tan siniestras planeaban el robo de los
cuadros más valiosos del museo de la ciudad. El
pobre inspector estaba muerto de miedo, y no
sabía qué hacer. Así que esperó a que los
ladrones se marcharan para salir de su escondite
y avisar a sus compañeros de la comisaría para
que evitaran el robo.
Pensaréis que el inspector Cambalache era un
poco cobarde. La verdad es que sí, pero él se
defendía diciendo que era una persona prudente
y que pensaba bien las cosas antes de actuar.
El caso es que el inspector Cambalache sacó su
móvil para avisar a la policía y al museo. Salió
muy contento por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja, con el
teléfono en la oreja esperando a que le cogieran la llamada.
Justo cuando cruzaba la puerta para salir a la calle, alguien con una pinta
extraña le preguntó:
-¿Por qué sonríe usted tanto, inspector?
-¡Ja ja ja!- se rió él, muy orgulloso de sí mismo-. Sonrío porque voy a
evitar un terrible robo esta misma mañana-.
7. -¿Sí? ¿De veras?- siguió preguntando aquel extraño -. ¿Dónde se va a
producir el robo?
-Pues en el museo de la ciudad.
No pudo seguir hablando. En ese momento, alguien agarró por detrás al
inspector Cambalache, le quitó el móvil y le tapó los ojos con una venda.
Entre dos le sujetaron los brazos contra su propio cuerpo y lo metieron en
una furgoneta que justo acaba de aparcar enfrente.
El pobre inspector se dio cuenta de su error. ¿Quién le manda a él ir
contando sus planes por ahí, a cualquiera que le preguntase? Su propio
orgullo le había traicionado. Pero no era momento de lamentarse. Tenía
que pensar en cómo podía librarse de aquellos malhechores.
Al cabo de un rato, la furgoneta paró. Aquellos hombres bajaron al
inspector Cambalache. Entraron en algún sitio que parecía abandonado,
bajaron unos cuantos pisos en un ascensor, le quitaron la venda y lo
metieron en lo que debía ser un sótano. Allí lo dejaron encerrado y se
fueron.
-No estábamos seguros de que hubieras conseguido seguirnos,
Cambalache- empezó a decir uno de los bandidos -. Cuando acabemos de
robar los cuadros vendremos a ajustar cuentas contigo.
Y se marcharon, dejándolo solo en aquella horrible habitación sin ventanas
y con una lúgubre bombilla que parpadeaba cada poco. Solo una mesa
vieja y una silla de hierro oxidado le hacían compañía.
Se sentó en la silla a pensar en su mala suerte y en su estúpido orgullo
cuando, de pronto, de un agujero de la estancia salió un misterioso gato
negro con algunos mechones de color claro.
La verdad es que el inspector Cambalache no era muy amante de los
animales, pero en aquel momento aquella compañía le resultó un gran
alivio.
-¿Qué hace aquí un gato metido? -dijo el inspector, por aquello de entablar
conversación mientras esperaba, aunque bien sabía él que los gatos son
poco conversadores.
-Miau -respondió el gato, como era de esperar, con un maullido triste y
lastimero.
-Pobrecito -siguió diciendo el inspector -. Seguro que estás muerto de
hambre.
-¡Qué hambre ni qué pamplinas!
El inspector Cambalache pegó un salto.
-¡Estoy loco! ¡Estoy loco! -gritó corriendo alrededor de la sala -. ¡No llevo
aquí ni cinco minutos y el encierro ya me ha afectado a la sesera!
El gato empezó a merodear alrededor del inspector Cambalache, mientras
8. el pobre hombre se afanaba por alejarse todo lo que podía de de aquel
gato.
-No estás loco, Cambalache -empezó a decir el gato-. Soy un gato que
habla, y ya está. ¿No conoces a ninguno, o qué?
El inspector Cambalache no salía de su asombro. Pero, como no le quedaba
otra que hablar con aquel gato, le contestó:
-La verdad es que ignoraba que los gatos hablaran. ¿Cómo es posible?
-¡Y qué más da! ¡¿Es que te corre horchata por la venas?! ¡¿Están a punto
de robar los cuadros más valiosos de la ciudad y tú te quedas ahí
preguntándome por tonterías?!
-¡Es cierto! ¡Tenemos que hacer algo! Tengo que salir de aquí.
El inspector empezó a dar vueltas a ver qué podía coger para forzar la
puerta. El gato, que no era capaz de comprender a aquel detective tan
poco avispado, le dijo con sorna:
-¿No te has preguntado por dónde he entrado yo? Porque no estaba cuando
tú entraste, ¿recuerdas?
-Vaya, es cierto. ¿Cómo has entrado? Tal vez pueda yo salir por ahí.
El gato le enseñó el agujero al inspector. Como era demasiado pequeño
para él, Cambalache cogió la mesa y la partió de un golpe contra el suelo.
Sacó una de las patas y la utilizó para hacer palanca y romper la pared. Tal
vez no fuera muy listo, pero Cambalache era increíblemente fuerte.
El inspector y el gato salieron a la calle. No sabía dónde estaba, ni podía
avisar a nadie.
-¿Cómo vamos a llegar al museo?- se lamentó.
-Tranquilo, tengo una idea -dijo el gato-. Ven conmigo.
9. El gato, que conocía muy bien la zona
porque llevaba tiempo viviendo por allí, condujo al inspector Cambalache
hasta un garaje en el que había una avioneta.
- Sube -dijo el gato.
-¿Qué? ¿Cómo? ¡Hace años que no piloto! No sé si podré hacerlo...
- Eres policía y no tenemos demasiado tiempo así que tendrás que
intentarlo.
El inspector Cambalache pensó que no tenía nada que perder así que se
concentró y consiguió poner la avioneta en marcha. Despegaron y en unos
minutos estaban en el tejado del museo.
Aterrizaron en el tejado del museo. Bajaron de un salto de la avioneta y se
metieron en el museo rompiendo la claraboya de la sala central. Las
alarmas saltaron por la rotura de los cristales justo cuando los ladrones
empezaban a meter los lienzos en sus bolsas. Asustados, los ladrones
intentaron huir, pero la policía había llegado ya y los cogieron “in fraganti”.
El inspector había sufrido un fuerte golpe en la cabeza al caer y estaba
inconsciente en el suelo mientras esto sucedía.
Cuando despertó en el hospital no estaba muy seguro de lo que había
pasado. Cuando le contó a la policía y a los médicos lo que recordaba todo
el mundo lo tomó por loco. Pero cuando él mismo empezó a dudar de su
cordura, un gato negro con mechones claros apareció en la ventana y le
guiñó un ojo.
10. Loco o no, el inspector Cambalache era un héroe y fue premiado con la
medalla de honor de la ciudad por evitar el robo. Eso sí, no volvió a
contarle a nadie sus planes, por si acaso.