Para entender el porqué de la diferencia actual de roles entre el hombre y la mujer, es importante estudiar nuestro pasado, de dónde venimos y cómo hemos evolucionado, así como nuestro presente y el de nuestros parientes primates más próximos...
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La evolución humana, el hombre y la mujer. Una historia de cooperación
1. La evolución humana, el hombre y la mujer. Una historia de cooperación.
Roberto Sáez. 8 septiembre 2015. Nutcrackerman.com
¿Qué queremos saber?
Todas las especies animales que tienen sexos diferenciados comparten un hecho en
común: no existe ninguna donde ambos sexos compartan exactamente los mismos
roles. En muchas especies las diferencias son muy marcadas, con extremos como la
compleja estructura matriarcal de las hienas, el patriarcado agresivo de los
chimpancés, o la estructura protectora de los grupos de gorilas bajo un macho
dominante.
Para entender el porqué de la diferencia actual de roles entre el hombre y la mujer,
es importante estudiar nuestro pasado, de dónde venimos y cómo hemos
evolucionado, así como nuestro presente y el de nuestros parientes primates más
próximos. Por tanto, este estudio implica de entrada buscar referencias y evidencias.
1) En cuanto a las referencias, intentamos entender y proyectar hacia el pasado la
situación actual, tanto en las distintas sociedades y culturas modernas, como en las
sociedades de cazadores y recolectores que aún existen. Y para mirar tiempos muy
pasados, no tenemos más alternativa que mirar a nuestros parientes primates más
próximos, los chimpancés y los gorilas.
Sin embargo, de los chimpancés nos separamos como línea evolutiva hace 6 o 7
millones de años, y de los gorilas hace más de 10. Y este tiempo tan amplio hace
imposible asumir que el comportamiento actual de estos primates pueda tener algún
parecido al de los ancestros que compartíamos con ellos hace millones de años. No
olvidemos que todas las especies hemos evolucionado en paralelo en todo este
tiempo, cada especie ha tenido su propio árbol evolutivo y, aunque nuestro
comportamiento básico tiene puntos en común con nuestros parientes primates más
próximos, los roles de sus machos y hembras seguramente estarán lejos de los que
tuvieron nuestras especies antepasadas, los australopitecinos y los primeros Homo. De
ellos, solo sabemos que tenían un gran dimorfismo sexual. Eran uno más entre los
grupos de animales carroñeros, no muy numerosos, nada importantes.
2) En cuanto a las evidencias, en la prehistoria tenemos pocas en los últimos 20.000-
50.000 años, y casi ninguna de más antigüedad. Recordemos que nuestra especie tiene
casi 200.000 años, por lo que desconocemos un gran trozo de información. Así que
solo nos quedan unas pocas evidencias, algunas referencias sociales, culturales y
biológicas, y la imaginación que caracteriza a nuestra inteligencia, que es precisamente
el gran factor diferencial que nos hace humanos.
2. Algunos conocimientos básicos
1. Todas las especies tienen un objetivo básico: su supervivencia. Para conseguir
este propósito es necesario conseguir energía (alimentos) para el desarrollo de
los individuos que llegarán a tener descendencia.
2. Una alta mortalidad infantil obliga a las hembras a una maternidad sin
descanso durante toda su edad fértil, fundamental para la supervivencia de la
especie.
3. En ausencia de tecnología, en las sociedades de cazadores-recolectores la
lactancia materna es fundamental en el desarrollo de los niños, para su
crecimiento e inmunidad y por tanto su supervivencia.
4. El período reproductor de las hembras en los primeros humanos sería de unos
15-20 años, con una demanda de energía adicional durante la gestación (40
semanas) y la lactancia (2-3 años). La esperanza de vida se corresponde
fundamentalmente con el fin de la vida reproductora, no más de 30 años.
5. La especie humana se caracteriza por el desarrollo de la inteligencia, el
enriquecimiento de la dieta y el incremento de la actividad social. Esto provoca
una prolongación del periodo infantil y la adolescencia y, junto con la
expansión geográfica, más necesidad de energía.
El éxito de la evolución: La cooperación
¿Cómo se consigue toda esa energía necesaria? Los padres tienen que cooperar:
- Las hembras obtienen parte mediante la recolección de frutos, semillas,
huevos, etc. y la caza de ciertos animales pequeños. Su foco es la maternidad,
los cuidados del bebé y la defensa en la proximidad.
- Los machos obtienen la mayor parte de la energía mediante la caza en grupo, y
se encargan de la defensa del territorio.
Conocemos la predominancia de los machos en los grupos de primates actuales, pero
no podemos conocer qué sucedía en nuestras especies antepasadas.
Sin embargo, estamos aquí, sabemos que una ramificación de nuestro árbol evolutivo
ha tenido éxito, y esto ha sido gracias a nuestra característica especial de seres
sociales, a la cooperación. Por tanto, todos los miembros de los grupos, machos y
3. hembras, tuvieron necesariamente un papel protagonista e igualmente importante
en la supervivencia de la especie hasta hoy.
Siempre en grupo, los machos comenzaron a cazar en grupo y las hembras a recolectar
frutos, cuidar de las crías y construir asentamientos.
- Ellas creaban la vida social, las bases de las estructuras sociales humanas, la
inteligencia social.
- Ellos aportaban la principal proporción de alimentos. Y posiblemente las
mujeres llevaban al asentamiento las piezas de caza y las trataban.
Esta división del trabajo dio lugar, al cabo de millones de años, a que nuestros
antepasados comenzaran a tener un comportamiento entre ambos sexos diferente al
del resto de los primates.
La inteligencia
Y comenzamos a desarrollar progresivamente nuestras capacidades cognitivas, lo cual
derivó en una explosión creativa a partir de hace 50.000 años y, con ello, las primeras
expresiones del pensamiento de nuestros antepasados, registradas a través de
símbolos pintados y grabados sobre piedra y huesos.
Pues bien, gracias a esos primeros símbolos sabemos lo que más les importaba a
nuestros antepasados: durante muchos miles de años los símbolos trataban dos temas
prácticamente exclusivos y recurrentes: la fertilidad y la caza.
1) Las pinturas de caza representaba lo que más ambicionaban. Por lo general, no hay
reproducciones de conejos, solo de grandes animales: bisontes, caballos, ciervos, uros.
Como se ha dicho antes, en los humanos la hembra no se ocupa de cazar porque
reproducirse y criar le lleva toda su vida adulta. En otros animales las hembras sí cazan,
como las leonas, porque sus crías crecen rápidamente. Las hembras humanas
necesitaban los alimentos que traían los machos.
2) La fertilidad y la crianza significaban la supervivencia de la especie. En la
prehistoria, la muerte del macho posiblemente no era tan importante como la de la
hembra, cuya presencia era necesaria para criar. La fertilidad y la crianza aseguraba la
continuidad del grupo. Por eso a la mujer se la adoraba y divinizaba.
4. Hace 30.000 años comenzaron a crearse estatuillas dedicadas a la mujer que
destacaban sus rasgos femeninos: senos, nalgas, vientre, vulvas, caderas… La fuerza
procreadora que garantiza la supervivencia de la especie se personalizaba en una
figura de mujer, que hoy llamamos Gran Diosa o Gran Madre. Esta cultura se mantiene
hasta el 3.000 a.C.
¿Eran ellas quienes pintaban las cuevas?
Y tal vez son las propias mujeres quienes también realizan las pinturas en las paredes.
Hay cientos de huellas en las paredes de cuevas de todo el mundo, mezcladas con
representaciones de grandes animales. Esto tradicionalmente ha hecho creer que
fueron pintadas por hombres, que representaban lo que ambicionaban como una
forma de ritual, o bien que registraban los resultados de la caza. Un reciente estudio
sobre una muestra de 32 huellas de manos de cuevas de distintos países, concluyó que
el 75% eran con certeza de mujeres (aunque algunos investigadores proponen que
podrían ser de adolescentes).
Las neandertales
Cuando los primeros Homo sapiens llegaron a Europa (los cromañones), el continente
ya estaba habitado por otra especie humana, los neandertales. Estos eran muy
parecidos a nosotros, tanto en el físico como en su pensamiento complejo.
Tenían cultura, hacían grabados y pinturas, enterraban a sus muertos con rituales
especiales, se adornaban el cuerpo. Pero vivían en grupos mucho más pequeños y
aislados. Pensamos que su inteligencia estaba más orientada a la orientación espacial y
menos a las capacidades sociales.
Una importante implicación de este aislamiento, es que los neandertales se
intercambiarían mujeres entre grupos para ayudar a la supervivencia de la especie.
Esta estrategia se llama patrilocalidad (los hombres tienden a permanecer en el grupo
donde nacen y las mujeres cambian de núcleo familiar), y aún la practican grupos de
cazadores-recolectores actuales. Pero, aunque choque con nuestra cultura, no lo
veamos como alguna forma de esclavismo, sino como un acto voluntario para asegurar
la continuidad de los grupos.
Un estudio en 2014 de las marcas de 99 dientes de 19 neandertales sugiere una
división del trabajo entre los machos y hembras, de parecido modo a como hacen
algunas sociedades de cazadores-recolectores actuales como los Hadza de Tanzania.
5. Los neandertales usaban la boca como tercera mano, de forma que con los dientes y
una mano sujetaban un trozo de piel o carne, y con la otra mano lo tratan con una
herramienta de piedra. Las lesiones que dejan la herramienta en el esmalte y la
dentina son distintas según sexos, las estrías son más numerosas y más largas en las
mujeres.
Según ese estudio, machos y hembras usarían las mismas herramientas, pero con
distintas tareas, materiales que cortaban (por ejemplo carne fibrosa o blanda) y
número de repeticiones.
Esto podría significar una separación de tareas por sexos, aunque otra posibilidad es
que las mujeres presentaran más marcas porque eran menos fuertes y necesitaban
hacer más cortes.
Hasta hoy…
Hacia el 5.000 a.C. comienza una revolución económica basada en la invención de la
agricultura y luego la ganadería. Se generan recursos alimenticios en exceso y las
sociedades se vuelven sedentarias. El hombre pasa a dominar la producción
alimentaria, la economía y la propiedad privada.
Este proceso de transformación crea una sociedad más centrada en el varón, que
perdura hasta la Edad Media. Y tal vez hasta nuestros días, según los grupos sociales.
Por tanto, hemos visto que la biología abrió el camino de la distinción entre sexos, la
inteligencia y la cooperación hicieron sacar partido a esta distinción, y la expansión y
la tecnología crearon la diversidad cultural que desembocó en los roles actuales que
conocemos para los hombres y las mujeres en cada sociedad.