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UNIVERSIDAD POPULAR DE
LA CHONTALPA.

CARRERA: LICENCIATURA
INTERNACIONALES.

EN

COMERCIO

Y

DOCTOR: EULER FERRER CORDOVA.

INTEGRANTES: RUBI CRISTELL ALAVEZ PEREZ.
ARACELI ZUÑIGA VELAZQUEZ.
MARIA DE JESUS LOPEZ GARCIA.

SEMESTRE: 1

GRUPO: “U”

MATERIA: ETICA PROFESIONAL.

FINANZAS
MONOGRAFIA DE
“ETICA
PROFESIONAL”
Introducción……………………………………………………………1

Problemas fundamentales de la ética del siglo XXI…………………………. 2-3

El humanismo………………………………………………………….. ………..3-8

El ser humano como valor………………………………………… ……………9-15

Utopía y cambio social…………………………………………………………15-24

La utopía como imagen de la plenitud humana…………………. ………..24-27

Ética aplicada…………………………………………………….. …………..27-30

Ética profesional………………………………………………………………30-34

Conclusiones………………………………………………………………….35-37

Bibliografía………………………………………………………………………38
Este trabajo se llevara acabo con el fin de conocer un poco
más sobre diferentes tipos de temas que abarcan la ética.
Cada individuo tiene su propio patrón de valores, por ello
se hace necesario que cada uno haga su propia reflexión, a
modo de compatibilizar los comportamientos con los
valores corporativos.
El Código de Conducta y Ética Empresarial, los objetivos
estratégicos, las normas interna de las Compañías y la
legislación aplicable.
La ética no solo nos lleva a tomar buenas decisiones sino
hacer mejores personas y valorar lo que hacemos día con
día.
En este proyecto damos a conocer sobre los problemas
fundamentales de la ética, el humanismo, el ser humano y
sus valores, la utopía, la ética aplicada y la ética
profesional.
La ética es un aspecto a lo que nos guía a tomar
decisiones de nuestras vidas y no tomar la decisión
equivocada para un futuro en el cual nosotros seamos un
ejemplo a seguir.

1
3. PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA ETICA
La ética tiene por objeto de estudio la conducta moral de los hombres histórica
y socialmente considerada. El término ética se deriva de la palabra griega
ethos, que quiere decir lugar habitado por hombres y animales. “La acepción
más conocida y difundida del vocablo ethos se presenta a partir de Aristóteles,
ligado a un conocimiento llamado precisamente ética. Según esta acepción,
ethos significa temperamento, carácter, hábito, modo de ser. De acuerdo con el
significado etimológico, ética sería una teoría o un tratado de los hábitos y las
costumbres.”
Ahora bien, la ética entendida como ciencia o teoría cuyo objeto de estudio es
ala moral, plantea problemas concernientes a la relación que guarda la libertad
con la moral, la diferencia que existe entre el aspecto normativo y el fáctico, el
carácter histórico de la moral, la diferencia entre las normas morales y las
normas jurídicas, entre otros problemas.
Recordemos de manera rápida que la moral (del latín mos=costumbre) como
conjunto de reglas adquiridas por hábito no se desligan, en la filosofía de
Platón y en Aristóteles, del ámbito social y político. Según Aristóteles la virtud
no es algo que se imponga desde el exterior al individuo, sino una disposición a
obrar de manera deliberada, la cuál está racionalmente determinada tal como
la determinaría el hombre prudente.
Para Aristóteles la virtud, la felicidad y el bien moral en general, sólo se realizan
en plenitud si al hombre se le concibe en relación y en armonía con la
sociedad. El hombre separado de la sociedad, dice Aristóteles, sería un dios o
una bestia.
Emmanuel Kant formula una ética o moral autónoma. Según Kant el deber
moral proviene de la voluntad o del hombre mismo. En este sentido, la
responsabilidad moral se sitúa en la conciencia del sujeto, quién se da a sí
mismo la ley moral que debe cumplir.
El problema del deber ser se refiere a los actos que realiza el individuo con
respecto a normas morales o individuales. A lo largo de la historia, el hombre
se ha preguntado a sí mismo:
¿Qué debo hacer?
¿Qué no debo hacer?
¿Qué puedo hacer o dejar de hacer?
Y en esa conducta del hombre se juega la libertad, la responsabilidad y la
conciencia morales. Por ejemplo, resulta curioso constatar que, en ocasiones,
cuando quieres, no debes; y al revés, cuando debes, no siempre quieres.
Debes ir a la escuela, pero no quieres, o no siempre quieres, debes estudiar y
hacerla tarea, pero no quieres.
Ante estas contradicciones, lo que se debe hacer es elegir. Por otra parte, es
importantísima la acción del Hombre, puedes esa ahí, donde uno se construye
2
a sí mismo. ¿Cómo actuar? ¿Soy libre o estoy obligado con algunas acciones?
¿Quién pone las reglas de conducta moral? ¿Son las mejores? ¿Se pueden
cambiar?
El problema del deber ser nos lleva a tomar conciencia de nuestra conducta; y
donde se actuaba por actuar, ahora se actúa conscientemente, dirigiendo la
acción hacia la propia superación

3.1. EL HUMANISMO
El humanismo es un concepto definido desde la filosofía y se trata de una
actitud que intenta poner especial énfasis en la dignidad y el valor de la
persona humana, considerándola como un ser racional capaz de practicar el
bien y encontrar la verdad. Se trata también de un concepto utilizado para
definir los movimientos culturales y literarios presentes en la Europa del siglo
XIV y XV, en el que renace el
estudio de la Roma y Grecia clásica,
en la que se resalta el valor de lo
clásico por sobre su importancia en
el contexto cristiano.

El Humanismo se conforma como
todo un movimiento, y se origina en
Italia a fines de la Edad Media,
cuando personajes tan importantes
como Dante y Francesco de Tetrarca, entre otros, realizaron grandes aportes al
descubrimiento y conservación de las obras clásicas. Otros grandes
contribuyeron a la formación de este movimiento como lo fue Giovanni Pico
Della Mirándola, quien a través de su obra “Oración” logró plasmar los ideales
humanistas centrados en la dignidad humana.

La expansión de este movimiento tomó
aún más fuerza gracias a la difusión de los
textos clásicos, lo que fue posible por el
novedoso uso de la imprenta en el siglo
XV luego de que parte de la nobleza y el
alto clero haya contribuido de manera muy
significativa en la recopilación y traducción
de los textos clásicos en cuestión.
El humanismo tuvo un fuerte impacto en la literatura y el arte, sin embargo, fue
expandiéndose y entrando a países como Inglaterra donde sus influencias
llegaron a tomar parte importante tanto en la educación como en la teología,
conformándose como una de las causas principales de la Reforma. Fue en este

3
país donde la difusión del movimiento humanista estuvo a cargo de grandes
instituciones educativas como las afamadas universidades de Oxford y
Cambridge.

El humanismo persigue acercar al hombre a su perfección posible. Busca, por
ello, desde el punto de vista dimensional, abrirle a una cierta totalidad (lo
"horizontal") y a un cierto absoluto (lo "vertical"). Se trata de desarrollar la figura
de un hombre de saber universal, que vea con claridad; y de dominio de sí
mismo, que sepa obrar con seguridad.
Ese ideal de integralidad objetiva e
integridad subjetiva, de superabundancia
enriquecedora de sí mismo y de los demás,
es el ideal humanista. Por eso, el humanista
es también por excelencia el hombre
cultivado y civilizado y encarna de modo
egregio la unidad profunda de ser culto y
societario. Sólo el que se cultiva de modo
adecuado,
construye
sociedad.
El desarrollo armónico y universal de lo corporal, lo sensorial, la inteligencia y la
voluntad, del saber teórico, práctico y técnico, le dotan de una identidad muy
rica, con equilibrio, visión y amor por la realidad. El humanista conoce lo
particular y lo universal y trata de hacer trasparecer lo uno en lo otro: eleva lo
particular; encarna y concreta lo universal. Busca también el enriquecimiento
mutuo
entre
unas
particularidades
y
otras.
El ideal humanista -pues es un ideal, o sea, algo irrealizable en su perfección
total- cuando se intenta llevar a la práctica trae
generalmente grandes resultados: hace a las
personas
equilibradas,
abiertas,
atentas,
agradecidas, creativas. Supera las torpezas de la
estrechez y pequeñez de espíritu, de la cerrazón,
de la falta de atención, de la rudeza, de la
incomprensión.
Se puede añadir: el humanismo abre a la
totalidad y, en consecuencia, introduce en un
saber fundamental para la vida: saber lo que no sé. El humanista tiene una
formación básica en todos los saberes principales, y, en consecuencia, conoce
sus
limitaciones
y
sabe
cómo
y
a
quién
pedir
consejo.
Desde este punto de vista, la formación humanista no se da sólo en las
llamadas disciplinas humanísticas, sino que el humanismo está en la formación
global.
¿Qué aportan las disciplinas humanísticas al ideal humanista? La introducción
en los radicales básicos de la vida humana, personal y social. Esos radicales

4
son: lo verdadero, lo bello y lo bueno, el espacio humano y el tiempo humano.
Las disciplinas humanísticas buscan aficionar y desarrollar hábitos de captar lo
verdadero, apreciar lo bello y encarnar lo bueno, mediante la presentación
adecuada de contenidos y ejemplos fundamentales. Buscan lo mismo en lo que
respecta a la orientación en el espacio y en los tiempos humanos.
La Filosofía enseña a buscar el qué, el por qué, el cómo y el sentido de la
realidad; el arte enseña a apreciar y comprender la belleza; doctrina social y
religión enseñan los caminos del bien; la literatura enseña la síntesis de la
belleza y el bien; la poesía la síntesis de la verdad y la belleza; la ética la
síntesis
de
verdad
y
bien.
La historiografía enseña a incorporar el pasado adecuadamente, a ser
prudentes; la geografía a orientarnos en el espacio y a saber ordenarlo
humanamente.
La enseñanza de las lenguas nos facilita la apertura a los mundos culturales los más propios, los más cercanos y más los antiguos, que son muestras raíces
y modelos- y nos hace apreciar la importancia y la trascendencia personal y
social de cuidar esos instrumentos básicos de todo enriquecimiento y toda
comunicación humanas.
Una persona que ha adquirido
los hábitos y los contenidos
fundamentales de esas cinco
grandes
áreas
está
en
disposición
de
tener
una
personalidad armónica y de ser
un
ciudadano
constructivo.
La formación humanística es la
clave del buen funcionamiento de
la sociedad. Enseña a conocer y
amar lo propio y lo de los demás, a comunicarse y enriquecerse interiormente.
Los estudios humanísticos deberían infundir el conocimiento y aprecio mutuo, y
configurar
la
unidad
en
el
respeto
de
la
diversidad.
Así como la falta de una enseñanza secundaria humanística limita mucho la
riqueza de una personalidad joven, la falta de profundización y de hábitos en el
ámbito humanístico empobrece grandemente la capacidad directiva. Un
directivo no humanista no construye sociedad.

5
EL HUMANISMO.
RENACIMIENTO.

LA

CORRIENTE

IDEOLÓGICA

DEL

El pilar más llamativo del Renacimiento es la nueva corriente de pensamiento,
El Humanismo llamado así por ensalzar con preferencia las cualidades propias
de la naturaleza humana. Su nuevo enfoque, que rechazaba la visión teocrática
del Medioevo, defendía, un papel central del individuo y sus actos. Es decir, el
humanista se interesa por el Mundo que le rodeaba, de ahí su amor a la
naturaleza, del mismo modo que, apoyándose en esta reintroducción de la
sabiduría grecolatina, defiende la Razón para solucionar los conflictos humanos
y
busca
un
ideal
de
equilibrio
y
armonía.
Es el segundo nacimiento, el
nacimiento del hombre nuevo y
espiritual del que hablan el
Evangelio de Juan y las
Epístolas de Pablo. Indica la
vuelta del hombre a Dios, su
devolución a la vida que ha
perdido con la caída de Adán.
Es el resurgir del hombre,
como renovación espiritual, pero ya no renovación solo con Dios, sino el
renovarse del hombre en sus poderes humanos, en relación con los otros
hombres, con el Mundo y con Dios, implica el mundo del hombre en su
totalidad: su actividad práctica, su poesía, su arte, su vida social.
HUMANISMO: Es la actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la
persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres
racionales que poseen en si mismas capacidad para hallar la verdad y practicar
el bien. Este término Humanismo se usa para descubrir el movimiento literario y
cultural que se extendió por Europa durante los siglos XIV y XV. Este
renacimiento de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo
clásico por si mismo, mas que por su
importancia
en
el
marco
del
cristianismo.

SURGIMIENTO
Después de tantos cambios económicos
y sociales, aparecieron intelectuales
relacionados directamente con la ciencia
y el arte y que por lo común no estaban

6
con la Iglesia o los lazos que la unían a ella eran escasos, por lo que en este
período surge una nueva cultura que recibió el nombre de Humanismo, en la
cual los humanistas enfatizaban las ciencias laicas a la erudición escolástica de
la
Iglesia.
Esta cultura burguesa se caracterizó por la amplia utilización del legado de la
cultura clásica.

años

La cultura “pagana” de los antiguos
era mas afín y comprensible para la
burguesía en ascenso que la cultura y
la ideología de la sociedad feudal, por
lo que la cultura antigua tomó tal
importancia que esta época se
conoció
con
el
nombre
de
Renacimiento, indicando el retorno de
algunos aspectos de la rica cultura
clásica, después de mas de 1000
de
olvido.

El Humanismo tiene su cuna en Italia, comenzó a gestarse en el siglo XIII y se
desarrolló durante los XIV y, sobre todo, XV en toda la Europa Occidental. Lo
que condujo a la aparición del este fue la profunda inquietud por una
renovación espiritual, viendo cómo se debilitaban las tres instituciones básicas
de la sociedad de su tiempo, el Pontificado, el Sacro Imperio y las
Universidades, por lo tanto debía buscar otros pilares en que apoyar su nueva
ideología. Con este anhelo de renovación, dio un profundo viraje a lo que
habían sido su modo de pensar,
pasando
de una sociedad colectivista y
teocéntrica
a la exaltación del individuo y la
naturaleza. Su finalidad era un
nuevo
examen del hombre y su Mundo,
tomando
como maestros y ejemplo los
autores
clásicos. Hombre y Naturaleza,
desligados
de todo su sentido trascendente y
sobrenatural, se convierten así
en los dos
polos
de
la
cultura
y
la
vida
renacentista.
Su principal campo de estudio son las ciencias humanas, y especialmente las
filologías clásicas, progresando con ello ampliamente la lingüística.

El volver a centrarse en lo humano, no obstante, no significa el abandono de lo
divino, que tan fuertemente había marcado toda la sociedad, cultura, ciencia y
arte durante la Edad Media. La religiosidad y el cristianismo siguen bien

7
presente en todas las facetas de la vida durante el renacimiento. Lo divino es
revisado desde la perspectiva humana para dotarlo de una mayor significación:
Dios trata de hacerse inteligible a la razón humana, en lugar de limitarlo a la
emoción
de
la
fe.

Una minoría de banqueros,
filósofos, intelectuales y artistas
fueron quienes llevaron a cabo
esta renovación cultural, pero no
es menos cierto que el
Humanismo fue calando en
todos los campos de la sociedad.
Esta renovación en todas las
parcelas de la cultura humana,
filosofía, ética, ciencia y arte etc.,
estaba encaminada a la hechura
de un Hombre que fuera
compendio de todas las perfecciones físicas e intelectuales y en el que la razón
dominara sobre la pasión. De aquí surge la figura del cortesano, diestro en
letras, ciencias y armas, instruido en todos los campos del saber y las artes,
valiente, refinado, gentil, modesto, universal.
La frontera entre letras y ciencias no existían, el intelectual debía estar ducho
en todos los campos del saber, interrelacionados y complementarios. El
Hombre integral, el genio múltiple en quien se concilian todas las ramas del
saber en una actitud fecunda, fue la gran creación del Renacimiento, que
cristalizó en figuras que mantienen viva la admiración de los tiempos, como
Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael Sanzio, León Battista Alberti, Lorenzo
Ghiberti, Sandro Botticelli.

8
3.1.1 El ser humano como valor.
“El ser humano, considerado como persona, está situado por encima de
cualquier precio, porque, como tal, no puede valorarse solo como medio para
fines ajenos, incluso para sus propios fines, sino como fin en sí mismo; es
decir, posee una dignidad (un valor interno absoluto), gracias a la cual infunde
respeto a todos los demás seres racionales del mundo, puede medirse con
cualquier otro de esta clase y valorarse en pie de igualdad.”
I.

Kant, Metafísica de las costumbres.

Todo ser humano es irrepetible y se
siente llamado a realizar una tarea que
es la suya. En esto consiste el ser
persona. La formulación kantiana del
imperativo categórico que exige obrar
«de modo que uses la humanidad, tanto
en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin y no
meramente como un medio», es un
reconocimiento de la dignidad privativa de todo ser humano, que, por otro lado,
nunca es un ser aislado. En el análisis de uno mismo, se encuentran los
propios deseos, las propias voluntades y las propias esperanzas; sin embargo,
el ser humano es no sólo lo que él hace de sí mismo, sino también lo que los
demás le han hecho. Por eso, toda soledad está acompañada, aunque sea de
recuerdos: los “otros” siempre están ahí de alguna manera, para lo malo y para
lo bueno.
El valor es todo bien encerrado en las cosas, descubierto con mi inteligencia,
deseado y querido por mi voluntad. Los valores dignifican y acompañan la
existencia
de
cualquier
ser
humano.
El hombre podrá apreciarlos, si es educado en ellos. Y educar en los valores
humanos es lo mismo que educar moralmente, pues serán los valores los que
enseñan al individuo a comportarse como hombre, como persona. Pero se
necesita
educar
en
una
recta
jerarquía
de
valores.
Los valores humanos, por tanto, es la convicción razonada y firme de que algo
es bueno o malo y de que nos conviene más o menos. Los valores reflejan la
personalidad de los individuos y son la expresión del tono moral, cultural,
afectivo y social marcado por la familia, la escuela, las instituciones y la
sociedad
en
que
nos
ha
tocado
vivir.

9
El hombre tiene dos facultades superiores muy nobles: la inteligencia y la
voluntad.

A) Con la inteligencia el hombre descubre que las cosas son portadores de
valores, tienen valores. Gracias a la inteligencia él sabe que puede
comportarse sensatamente y guiarse no por el capricho, sino por lo que la
razón le hace entender que es bueno.
Con la inteligencia puede sopesar las cosas.

B) Con la voluntad libre: rompe su indiferencia frente a las cosas y decide lo
que aquí y ahora vale más para él y elige. Y al elegir, jerarquiza las cosas y se
compromete con lo que elige. Al hacer esto forma en sí actitudes que pronto se
convertirán en hábitos operativos. Si lo que ha elegido es bueno y le
perfecciona, entonces llega a la virtud, que es la disposición permanente a
comprometerse
como
hombre,
a
hacerse
más
hombre
Todos influimos en los valores humanos, pero el que se educa es uno mismo:
los valores los hace suyos el sujeto. Cada individuo se forma a sí mismo,
descubriendo los valores con su propia libertad y la experiencia en la familia, en
el colegio, en la calle, por la televisión y demás medios de comunicación.
Los principales valores son:
Honestidad.
Compromiso.
Lealtad.
Integridad.
Respeto.
Empatía.
Responsabilidad.
Transparencia.
Excelencia.
Dignidad.

10
El ser humano es perfectible por naturaleza en consecuencia el ser humano siempre debe
estar aprendiendo todo lo que existe tiene un fin o una finalidad.
Por ello existe orden en la naturaleza. El orden es la disposición de las cosas hacia un fin o
finalidad específica. Además de que todo tiene un fin existe una tendencia o exigencia de la
naturaleza para dirigirse hacia su propio fin o finalidad.
Del mismo modo el ser humano acusa una tendencia hacia su fin, que es su
perfección. Cuando alcanza su objetivo o finalidad logra su propia perfección,
porque el bien se define como la perfección del ser.

La manera en que el ser humano se
proyecta o se orienta hacia su
perfección,
es
consciente
y
libremente. No es fácil para el ser
humano descubrir en qué consiste
su
propia
perfección.
Para
descubrirlo tiene que valerse de sus
potencialidades o facultades más
importantes: Inteligencia y Voluntad.
El objeto formal de la inteligencia es el conocimiento de la verdad; y el objeto
formal de la voluntad es la búsqueda y posesión del bien.
La tarea de todo ser humano debe ser la búsqueda de la verdad y la
consecución del bien. Los valores fundamentales del ser humano son la verdad
y el bien. Estos valores son universales y son objetivos.
Cuando nuestra inteligencia descubre la verdad se presenta a la voluntad como
una exigencia que reclama su adhesión y que la constriñe a realizarla.
De aquí nace el deber que es la presión moral que ejerce la razón sobre la
voluntad enfrente de algo valioso o de un valor.
La libertad es un poder de la voluntad con el cual elegimos un bien con
preferencia a otro. Hay varias clases de libertad.
La más importante de ellas es el libre albedrío o libertad psicológica y consiste
en el poder de nuestra voluntad para elegir un bien con preferencia a otro.
11
La libertad moral es la ausencia de vínculos o ataduras morales o de
conciencia. La libertad física es la ausencia de grilletes o cadenas. La
obligación no destruye la libertad, porque nos exige una adhesión libre al bien.
Pero
- Bien útil

existen
Bien

varios
honesto
Bien

tipos

de
o

bienes:
moral
deleitable

El valor es un bien y consiste en una comparación o referencia adecuada de
una cosa con otra o con una persona. El bien que conviene al ser humano
como persona es el bien honesto o moral y es el único que tiene la virtud de
perfeccionar al ser humano. En consecuencia, los valores morales son aquellas
realidades que perfeccionan al ser humano, mediante la ordenación de sus
actos a su bien racional. Bien, valor, fin y felicidad son términos equivalentes.
El ser humano está expuesto al error y a las elecciones y decisiones
equivocadas.

El ser humano debe
sacar provecho de sus
errores y buscar su
perfección.
Ser honesto es ser real,
acorde con la evidencia
que presenta el mundo y
sus diversos fenómenos y
elementos;

es

ser

genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y
por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna
para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos
quienes están en contacto con la persona honesta.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad)
sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o

12
consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e
imprescindible de reconocer.
El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir
nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un
compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de
carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en
condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo,
ser merecedores de confianza.
La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la
escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras
actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo
esto?
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un
elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La
responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con
lo que se ha comprometido.

La responsabilidad tiene un efecto directo
en otro concepto fundamental: la confianza.
Confiamos en aquellas personas que son
responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad
en aquellos que de manera estable cumplen
lo que han prometido.
La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de
cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el
caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El
carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa

13
de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer
una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias.
¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos
convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso,
profesional o personal.
Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de
confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una
convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la
esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la
capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la
tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el
gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su
matrimonio es más importante.

El origen de la irresponsabilidad se
da

en

la

falta

correctamente

de

prioridades

ordenadas.

Por

ejemplo, el carpintero no fue a pintar
la

puerta

porque

llegó

su

"compadre" y decidieron tomarse
unas cervezas en lugar de ir a
cumplir el compromiso de pintar una
puerta.

El

carpintero

tiene

mal

ordenadas sus prioridades, pues
tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este
hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo.
La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la
irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente
alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la
irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una

14
persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es
fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo
porque la otra persona cumple.
El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder
el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la
separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los
recursos públicos puede ser la cárcel.
La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en
sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel
más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se
cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que
es la del plano moral.
Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja
plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La
pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico
que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la
escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que
sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados.
Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra
propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación.

3.2 UTOPIA Y CAMBIO SOCIAL.
La reflexión sobre la vida social y política, ha generado el pensamiento utópico
que consiste en la descripción de la sociedad ideal o perfecta donde reina la
justicia y el bien para todos los miembros de la comunidad.
La palabra utopía, tiene dos significados complementarios:
- Sociedad ideal - utopía significa el lugar que no existe, inalcanzable. Sociedad perfecta, que remedia los males y corrupciones.

15
Al igual que cada persona como
individuo
pretende
realizarse,
perfeccionarse y alcanzar la felicidad;
la utopía busca lo que no es pero debe
ser buscado. José Luis López
Aranguren
(1909-1996),
eminente
filósofo español, en su libro Utopía y
Libertad, afirma:
"El hombre en su núcleo esencial, es
su proyección ideal y personal de vida.
Y en tanto que proyecto, proyección
hacia delante, hacia lo que todavía no
es, hacia lo utópico".

Ha habido modelos de utopía desde la Antigüedad hasta la actualidad; la
República de Platón en la Grecia clásica, donde el estado era gobernado por
los mejores, por los sabios o filósofos que debían dedicarse por completo al
estado; la propiedad debía ser colectiva; el ejército defendía al Estado y el
pueblo lo alimentaba con su trabajo.
En la Edad Media destaca la Ciudad de Dios de San Agustín; la sociedad debía
basarse en los principios y virtudes cristianas.
En el Renacimiento podemos citar entre otras la Utopía de Tomás Moro de
1516. Esta obra inspira todo el pensamiento utópico contemporáneo sobre todo
por su parte de crítica social de la situación de miseria material y moral de la
sociedad; y además porque parte de la idea de que el origen de esta miseria
radica en la propiedad privada que es lo que lleva al afán de lucro y al
individualismo egoísta.
A partir de Tomás Moro, el pensamiento utópico será el motor de la crítica y del
cambio social.
En el siglo XIX y XX, la utopía es el
socialismo o paraíso comunista - a pesar
de que Marx lo llamara socialismo
científico frente al utópico o ideal -; cuya
sociedad perfecta está en la igualdad
material, el internacionalismo y la
colectivización de los medios de
producción.
Avanzado el siglo XX, se produce una
crítica al pensamiento utópico debido a las
malas experiencias históricas de los
regímenes totalitarios inspirados en las

16
utopías. Las ideas utópicas han acabado perjudicando a aquellos que querían
beneficiar porque han generado regímenes dictatoriales y peores condiciones
de libertad.
Karl Popper (1902-1994) -eminente filósofo vienés afincado en Inglaterra por su
origen judío - en sus libros Miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus
enemigos, afirma que los intentos de llevar a la práctica las utopías, generan
una sociedad cerrada donde es imposible vivir con libertad ya que para
alcanzar la utopía, unos pocos toman el poder con violencia y se convierten en
la nueva clase social privilegiada.
La crítica al pensamiento utópico se encuentra también en algunos seguidores
de Nietzsche y en el pensamiento postmoderno.
Podemos preguntarnos, no obstante, si la crítica al totalitarismo que ha
realizado delitos contra la humanidad y campos de concentración, supone una
negación de la utopía como ideal de progreso social, o más bien una crítica a la
manera concreta de llevarla a la práctica.
Negar la utopía como legítima aspiración a una sociedad más justa sería
resignarnos a la injusticia y a la opresión. La utopía nos abre un camino
descubriendo nuevas posibilidades de una sociedad más justa que sirva de
meta hacia la que dirigirnos.
Para concluir diremos, que la
utopía marca una aspiración
ética universal fundada en la
dignidad
de
la
persona
humana, en la justicia y la
solidaridad; y a la vez debe
tener propuestas concretas de
organización
social,
que
realicen estos valores, sin
imponerse violentamente.
La utopía debe incluir planes de actuación sobre la economía, la opinión
pública y las funciones de la sociedad civil que en la actualidad alcanza a la
globalidad de la población.
1. Utopías bíblicas
a) Utopías escatológicas del Antiguo Testamento
El modelo original de estas conductas fue la doctrina de los profetas del
Antiguo Testamento, que abandonaron la idea de combatir el mal mediante
rituales tales como sacrificios, rezos, ceremonias, procesiones, etc., y
proclamaron la necesidad de que todos creyeran que son responsables de él y
deben evitarlo. La salvación empezó a depender de las obras y el judaísmo

17
se convirtió en una religión generadora de normas para intentar realizar la
justicia en este mundo.
Las profecías del Antiguo Testamento fueron útiles para la resistencia de la
comunidad de los creyentes frente a la opresión. A diferencia de otros pueblos
de la Antigüedad, los judíos tenían una visión del papel que a todas las
naciones corresponde desempeñar en la historia. Su religión comprendía la
idea de que Jehová era no solamente el Dios de Israel, sino el Dios único de
todos los hombres. Señor todopoderoso de la historia, a Él toca exclusivamente
guiar a todos los pueblos hacia un fin común.
Esta creencia obliga a los creyentes a ser justos con todos y a extender la
salvación de Dios hasta el último confín del mundo. Pero, junto a esta
inclinación ética, algunas tendencias de la religión de Israel prometieron un
reino perfecto de paz y felicidad a los que hubieran seguido el camino de la
rectitud, un reino de mil años que no vendría antes de que pasara una época
de desdicha. El pueblo ha abandonado a Jehová, por lo que debe ser castigado
y purificado con el fuego y el hambre. Después de la purificación amanecerá el
día de la ira, el día en que Jehová habrá de juzgar y castigar a los incrédulos e
injustos de todas las naciones. Los que sobrevivan a ese juicio terrible vivirán
en una Palestina regenerada y santa y Jehová reinará entre ellos. El mundo
será justo, los pobres no pasarán hambre, las fieras serán mansas, el Sol
tendrá más brillo, los desiertos serán fértiles, no habrá dolor ni enfermedad y
todo será vivir alegres y confiados.
En estas profecías sobre el fin de los tiempos se fragua el modelo de la
actividad mesiánica y utópica posterior. El fin de la historia pertenece a los
santos, que antes han tenido que sufrir dolores sin cuento en este mundo
sometido a tiranía y opresión. Cuando éstas lleguen al dolor más agudo,
cuando la desgracia padecida por los santos no pueda ser mayor, ellos se
levantarán por fin, destruirán la maldad y la injusticia y heredarán la tierra,
estableciendo un reino milenario que no tendrá sucesor, el reino último hacia
donde conducen todos los caminos y todos los tiempos.
b) Utopías escatológicas del Nuevo Testamento
Las luchas mesiánicas de los judíos finalizaron el año 131 d. C., cuando el
emperador Adriano aplastó un levantamiento encabezado por Simón bar
Kochba, que había sido seguido por la multitud como un Mesías que habría de
18
aniquilar el poder de Roma y dar comienzo al Reino de los Santos. En adelante
los cristianos tomaron el relevo. Pese a que su religión hablaba de un reino
puramente espiritual, muchos tomaron al pie de la letra la profecía de Mateo:
“Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus
ángeles, y entonces recompensará a cada cual según sus obras. En verdad os
digo que hay algunos entre vosotros que no probarán la muerte antes de haber
visto al Hijo del hombre venir en su reino”. Interpretadas según la escatología
anterior, estas palabras predecían el cataclismo de las naciones y el posterior
reino feliz, en el que el propio Cristo estaría presente entre sus santos.

La religión cristiana encerraba en su
seno dos interpretaciones del mensaje
de Cristo, una que invitaba a la
pasividad consolando al alma de las
miserias del más acá con la esperanza
del más allá, y otra que promovía la
actividad exhortando a los fieles a hacer realidad el más allá en el más acá. La
conjunción en una sola de ambas tendencias, la espiritual y la terrenal, fue
siempre una fuerza sin igual, una fuerza revolucionaria que en muchas
ocasiones a lo largo de la Edad Media sacudió los cimientos de la sociedad.
Un clérigo medieval, Joaquín de Fiore (1135-1202), fundió las dos tendencias,
dando lugar a una visión general de la historia humana en clave mesiánica,
milenarista y utópica. Tres etapas, relacionadas cada una con una de las
Personas de la Trinidad, jalonan el avance progresivo de la humanidad
hacia su fin último. La primera fue la del Padre y el Antiguo Testamento,
etapa de la carne, durante la cual imperó el derecho, la esclavitud y la sujeción.
La segunda es la del Hijo y el Nuevo Testamento, una etapa intermedia entre la
carne y el espíritu, durante la cual imperan los clérigos. La tercera, la definitiva,
porque detrás de ella vendrá el fin del mundo, será la del Espíritu Santo y el
Último Testamento, etapa de los varones espirituales, entre los que se contarán
los santos de los primeros días, que resucitarán para reinar con ellos. Después
se consumará la historia y dará comienzo la eternidad.

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2. Utopías filosóficas
a) La República de Platón
Platón dio comienzo al género utópico filosófico con la República. Una
sociedad perfecta, dice allí, no puede existir, pero basta que sea pensable y
pueda “construirse con palabras” para aplicarse a la realidad en la medida en
que ésta lo permita o al menos para servirle de guía. Aplicarla en su totalidad
requeriría actuar como el pintor, que limpia el lienzo de toda impureza antes de
plasmar en él su idea. Del mismo modo, la realización de la sociedad perfecta
requeriría deportar a toda la población adulta para, comenzando desde el
principio, educando a los niños en una estricta pedagogía, fabricar una utopía
real.
Una sociedad perfecta es una sociedad dividida en clases, asegura Platón. La
razón y la fuerza deben reunirse en la persona del filósofo-rey, que encarna la
virtud de la prudencia. La clase de los guerreros, que habrán de vivir en
perfecta comunidad de bienes e hijos, la de la fortaleza, y la de los obreros e
industriales, a quienes se han de entregar las propiedades y las riquezas, la de
la templanza. Una sociedad así es perfecta, aunque irrealizable, porque en ella
reina la justicia, o armonía entre las tres virtudes antedichas, como es perfecto
el hombre individual que logra la misma armonía entre las partes racional,
irascible y concupiscible de su personalidad.
b) Utopías renacentistas
Los símbolos utópicos tuvieron origen religioso durante el largo periodo que
llega hasta el siglo XVI, cuando, por intervención de filósofos como Tomás
Moro, Giordano Bruno o Tomás Campanella, resurgieron como crítica
filosófico-política de la sociedad renacentista que consistía en mostrar un
reflejo negativo de las injusticias y defectos que percibían en ella.
Constituyeron teorías especulativas, sin influjo alguno sobre la realidad social.
Pero entretanto la utopía era también la esperanza real de movimientos
subversivos muy activos, como los niveladores (levellers) de Inglaterra, la
revolución husita en Checoeslovaquia, los seguidores de Thomas Münzer en
Alemania, la jacquerie en Francia, etc.
Las utopías filosófico-políticas renacentistas eran cuadros ideales de una
sociedad perfecta que continuaron la estela platónica. Nacieron al calor del

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descubrimiento de América, una verdadera sacudida para las ideas políticas de
Europa porque había que legislar para sociedades tribales recientemente
conocidas y porque el conocimiento de su especial organización resucitaba
controversias e ideales utópicos antiguos. Fue la época en que unos creyeron
descubrir la vida del salvaje como la de un ser naturalmente bueno, noble y
vital y otros la de un ser brutal y violento. El salvaje excitó en todos la
imaginación política y despertó en algunos los sueños de una vida mejor que la
vivida entonces por quienes padecían en su carne las transformaciones
sociales, económicas y políticas de la época.
a) La Utopía de Tomás Moro (1478-1535).- El nervio que recorre la Utopía de
Moro es que no debe existir la propiedad privada para que la conspiración
de los ricos, en la cual consiste el Estado, ceda su lugar a la comunidad
de los hombres. En cambio, sí debe haber libertad religiosa, para que no
existan facciones opuestas e impere la unidad.
Libertad de creencia e igualdad de riquezas. Este es el doble ideal que Moro
opone a la reforma eclesiástica de Enrique VIII, seguida de cerca por el deseo
depredador de la nobleza y el alto clero, y al fanatismo religioso de la época,
fanatismo que había empezado a teñir de sangre primero el suelo alemán y
después el de todos los países de Europa, excepto España.
b) La ciudad del Sol de Tomás Campanella (1568-1639).- Igual que Moro,
Campanella creyó que una sociedad perfecta tiene que ser universal y
estar organizada en régimen de comunidad de bienes. Por esto ha parecido
a algunos que si la Utopía de Moro había sido ya una expresión y defensa del
imperialismo, con más razón todavía lo era la de Campanella, pues no en vano
propugna abiertamente un universalismo regido por el rey de España y
legitimado por el Papa: “Así España descubrió el Nuevo Mundo para que todas
las naciones estuvieran bajo una sola ley. No sabemos nosotros lo que
hacemos, pero Dios sí, cuyo instrumento somos. Los españoles buscaron
nuevos países por el deseo de oro y de riquezas, pero Dios trabaja para más
altos fines”. Los fines individuales de los conquistadores españoles estarían
siendo el hilo con que Dios cose el tejido de la historia universal. Una cosa es
el fin de los agentes y otra el de la obra traída por ellos a la realidad.

21
Campanella también coincide con Moro en la defensa de la religión natural y la
necesidad de erradicar los abusos de la cristiana para que pueda extenderse al
mundo entero.
c) La nueva Atlántida de Francis Bacón (1561-1626).- La utopía de Bacón,
aparecida bajo un título de resonancia platónica, dicen algunos que no debería
clasificarse como obra de pensamiento utópico, debido a que no se trata en ella
la comunidad, sino la técnica, que tantos temores y esperanzas ha despertado
desde el Renacimiento hasta el día de hoy. En Bacón, sin embargo, sólo cabía
la esperanza. Su obra soñaba con la transmutación de los metales, la
generación instantánea, un vino tan fino que podía atravesar la palma de la
mano, el submarino, el avión y toda una serie de adelantos que traerían la
felicidad a los hombres. Su sociedad utópica no es una comunidad bien
ordenada, sino una tecnocracia de la que el orden y la justicia habrían de
brotar espontáneamente. Es el dominio científico de la naturaleza el que ha
de traer por sí solo la organización humana feliz y justa de las sociedades
humanas.
d) Otras utopías.- The Commonwealth of Oceana de James Harrington
(1611-1677) situó su comunidad perfecta en una isla del Océano Pacífico. El
mundo se había hecho más grande que en tiempos de sus antecesores Tomás
Moro y Francis Bacón, que habían situado las suyas en el Atlántico. También
debe mencionarse el Viaje a Icaria de Etienne Cabet (1788-1856). Hubo
asimismo una mitología floreciente sobre el mismo tema: la leyenda española
de la Isla de Jauja, Eldorado, a cuya búsqueda se entregó Lope de Aguirre, etc.
c) El socialismo utópico
La tendencia utópica aún tenía que producir vástagos importantes en los siglos
XVIII y XIX, plasmándose en las ideas políticas de algunos filósofos y hombres
de acción que Engels agruparía más tarde bajo el despectivo rótulo de
“socialismo utópico”.
Los socialistas utópicos presenciaron la invasión del mundo social por el
capitalismo, la máquina y la industria y contra todo ello dirigieron sus baterías.
Los más importantes son los siguientes.

22
a) El conde de Saint-Simón (1760-1825) ideó
una tecnocracia que combinaba las soluciones
de Moro y Bacón a los problemas del
industrialismo de la época que le tocó vivir.
Predicó la necesidad de sustituir el egoísmo y el
afán de lucro por la fraternidad cristiana como
motor de la actividad social, para lo que era
preciso socializar la propiedad privada,
suprimir el derecho de herencia e introducir la
máxima según la cual cada uno debe producir
según su capacidad y ser pagado según su
necesidad, evitando por todos los medios que
haya exceso de riqueza o de pobreza. El gobierno, por último, debe ser
encomendado a los científicos, porque solamente ellos están capacitados para
resolver convenientemente los conflictos sociales.
b) Charles Fourier (1772-1837) propuso también la abolición de la propiedad
privada. En su lugar debía existir un sistema de falanges cooperativas, a
las que debían afiliarse todos los individuos. Las falanges, o falansterios,
como se las ha denominado posteriormente, tienen la misión de asignar a cada
hombre su necesario sustento. Lo demás será repartido equitativamente entre
todos. Las ocupaciones de filósofos, soldados, notarios, registradores,
intermediarios, etc., son ociosas y deben ser suprimidas. La gente trabajará
principalmente en la producción agrícola, distribuyéndose las actividades de tal
manera que cada cual se dedique a la que más le atraiga. Convertido en
placer, el trabajo será mucho más productivo y habrá abundancia de bienes
para todos.
c) Albert Brisbane (1809-1890) logró poner en práctica
las ideas de Fourier en Norteamérica, fundando algunos
falansterios que no tardaron mucho tiempo en fracasar.

23
d) Robert Owen (1771- 1858) fue un rico hacendado que organizó con sus
propios media una comunidad denominada New Lanark con el fin de demostrar
que las condiciones sociales influyen decisivamente en la producción
económica. En su comunidad artificial construyó viviendas, comedores,
lugares de recreo, etc., para los obreros, y escuelas para sus hijos,
proporcionando a todos un bienestar razonable. El resultado fue que la
productividad aumentó. De su experimento extrajo propuestas prácticas para la
protección de los trabajadores: reducción a 12 horas de la jornada de trabajo,
prohibición del trabajo infantil, universalidad de la educación, organización de
cooperativas, etc. Por estas y otras propuestas del mismo tipo Owen es hoy
considerado un precursor de la legislación del trabajo.

3.2.1 LA UTOPIA COMO IMAGEN DE LA PLENITUD HUMANA.
El utopismo, por su parte, se corresponde con todo ideal de perfección,
plenitud, armonía o adecuación a la realidad que puede plasmarse en una
utopía. El pensamiento utópico es una categoría del lenguaje que equivale a
aquello que todavía no ha sido socialmente vivido y no tiene aún lugar en el
discurso. Es, por tanto, previo al hecho existente, lo que Bloch llamara “nochnicht-Erfahrung”, y en el momento en que logra un lugar en el discurso se
convierte en utopía, en lo ya dicho, en realidad efectiva, con lo que obtiene así
un lugar en la historia (en un libro, en un cuadro, en la música, etc.). Así, la
utopía organiza su discurso “sobre el emblema del deseo perfecto, de la
idealidad plena, olvida el lugar donde puede cuajar ese deseo y realizarse esa
idealidad por lo que se proyecta del mundo de las ideas hacia la realidad”

Por
otro
lado,
el
utopismo forma parte de
la estructura de la mente
humana,
pues
el
pensamiento utópico es
inherente al ser humano,
y configura un elemento
integrante de nuestra
aptitud
mental,
que
constituye una categoría autónoma del pensamiento. El utopismo ha sido una
constante a lo largo de la Historia y desde siempre se puede hallar en el
hombre una propensión a la utopía como muestran los estudios del maestro
Mircea Eliade quien se percató de la presencia de imaginarios utópicos en

24
sociedades cuyos dogmas religiosos son muy distintos. De esta manera,
alcanzamos a concluir que el pensamiento utópico, bien entendido como
categoría del lenguaje o bien como categoría del pensamiento humano, es un
concepto abstracto. En sentido amplio, las distintas concreciones de ese
concepto son lo que llamaremos utopías, mundos personales cuya forma viene
determinada por su autor y sus circunstancias, mientras el pensamiento utópico
se presenta como una constante que subyace en el subconsciente colectivo.
Durante mucho tiempo, la aparente desconexión con la realidad que implica el
hecho utópico hizo pensar que éste era incompatible con la Historia: el lugar de
lo utópico era un lugar inexistente, al que era imposible acceder. Pero la utopía
lleva implícita en sí misma el germen de la Historia puesto que surge de un
momento histórico concreto: la sociedad en la que su creador la formula y
desarrolla, y por tanto, es histórica por esencia, por lo que “debe estudiarse
siempre conjuntamente con las estructuras mentales de la época. Las ideasfuerza que la animan están en íntima relación con el pensamiento filosófico, la
literatura, los símbolos, los mitos, los movimientos sociales y aún las creencias
religiosas de la época”.

Platón, en su diálogo La
república,
describió
una
utopía del estado ideal
basado en la justicia, dirigido
por sabios gobernadores,
defendido
por
guerreros
valientes y desarrollado por la
mayoría de ciudadanos que
trabajan como agricultores y
artesanos. La vida de estos ciudadanos está dedicada al trabajo y al disfrute de
los bienes y la vida de los gobernantes es austera; son los más sabios y
prudentes y no manejan la propiedad privada. Para los guardianes se propone
un comunismo basado en la razón. El Estado tiene una estructura jerárquica
apoyada en la moderación y la razón.
En algunas utopías posteriores y específicamente en las desarrolladas por el
cristianismo, se enfatiza el rechazo a la propiedad privada como principio de
todos los males (San Agustín) y la idea de la convivencia en comunión y
democracia.
En la historia de la humanidad, las utopías adquieren un valor especial en los
momentos de crisis, como un sinónimo de recuperación del rumbo y del sentido
de la evolución de la humanidad y de la vida. Las grandes revoluciones y las
guerras por la independencia fueron inspiradas por los ideales de libertad e

25
igualdad. Los sistemas capitalista y socialista fomentaron el debate entre esos
dos grandes principios fundamentales.
Cuando se recupera la trayectoria del pensamiento utópico, puede detectarse
la existencia no sólo de distintas versiones sino también de distintos
significados a través del tiempo, se pueden discernir dos principales momentos:
las utopías clásicas y las actuales.
En opinión de C. Braslavsky (1999: 27):
La perspectiva humanista para construir un nuevo paradigma
educativo del siglo XXI, no niega la existencia de intereses de
grupos y de clases, pero sí supone que existe la posibilidad de que
pese a ellos muchos distintos sujetos sean capaces de percibir los
riesgos de las luchas despiadadas y los beneficios de los acuerdos y
de la construcción de sociedades con mayores oportunidades de
integración y de cohesión.

En México, el pensamiento utópico no cuenta con mucha tradición y está
vinculado sobre todo con los círculos de investigación y las comunidades
universitarias, donde se desarrolla el debate entre la tendencia modernizadora
y la posmoderna o de la modernidad tardía. En este debate entre el pesimismo
y la posibilidad, entre la dispersión y la unidad, entre la decadencia y la
creatividad, se elaboran las nuevas formas de pensar el desarrollo social y la
educación. A partir de los años ochenta del siglo XX, investigadores como
Pablo Latapí, Hugo Zemelmann, Alicia de Alba y Alfredo Furlán, defendieron el
espacio de pensar de manera crítica, creativa, comprometida e inédita y
aportaron varias ideas para la construcción de la historia posible y el futuro
educativo.
La reflexión sobre la utopía resurgió después de las crisis sociopolíticas que
pusieron en tela de juicio la educación. En función de esto, se acrecentó la
preocupación de los pensadores educativos para tratar de responder el cómo
acercarse desde la educación a las utopías anheladas de una sociedad más
justa.

Alicia de Alba (1993) advierte
que la utopía —como una
tarea social y educativa— no
sólo es posible sino necesaria
y deseable para enfrentar la
problemática
de
la
indiferencia, con la esperanza
de
un
futuro
mejor,

26
recuperando el carácter pluriético y multicultural de México. Utopía y
posmodernidad se perfilan para la autora como una síntesis de múltiples retos
que enfrenta actualmente la educación. Entre los que están la miseria, la crisis
ambiental, el empobrecimiento cultural, los avances de la ciencia y la
tecnología, los medios de comunicación, la informática, las minorías, las
mayorías y la democracia. Ante ellos, los nuevos componentes de la utopía
educativa tienen que ver con las tendencias en el desarrollo, que comprenden
la interdependencia mundial, el desarrollo sustentable y la sustentabilidad
ambiental, los derechos humanos y los avances de la ciencia y la tecnología.
En el Congreso Internacional de Educación (Guanajuato, 1999) Pablo Latapí
aportó ideas acerca de cómo educar gente honesta en una sociedad
deshonesta. Entre sus sugerencias destaca la de fortalecer el criterio propio y
la crítica comprometida con el bien común. Así mismo, se observa un
resurgimiento de los modelos y metodologías para el desarrollo de la capacidad
de pensar y reflexionar, el desarrollo valorar y la construcción de una sociedad
sensible a los aspectos de la dignidad humana.
Sintetizando este breve panorama de las utopías educativas, puede señalarse
que aunque cambian los términos el concepto de la utopía en y para la
educación sigue vigente. Sus extensiones pueden detectarse tanto en la
metodología prospectiva como en otras conceptualizaciones del cambio
educativo, a través de los conceptos de excelencia o calidad educativa, tan
presentes en el discurso educativo de nuestros días.

3.3 ETICA APLICADA.

La ética aplicada es un nuevo enfoque surgido en 1960 en Estados Unidos,
vinculado directamente con situaciones concretas, en la que se destaca la
resolución práctica de las controversias morales del ejercicio profesional. En
este enfoque se da importancia al contexto, al análisis de las consecuencias y
a la toma de decisiones, para la elaboración de prescripciones que se ejercen
en los sectores de las prácticas sociales y profesionales.

La ética aplicada tiene como campos de interés
la bioética, la ética profesional, la ética
empresarial
y
la
ética
ambiental.
Entre las tareas de la ética aplicada como una
ética especial se encuentran: 1) dilucidar en qué
consiste lo moral en las situaciones específicas,
distinguiendo esto de los restantes campos
prácticos como el jurídico, político o religioso.

27
2) Intentar fundamentar lo moral aportando las razones para que haya moral o
bien denunciar que no la hay.
3) Intentar la aplicación de los principios éticos descubiertos a los distintos
ámbitos del campo profesional en cuestión.

Como se observa, la ética aplicada es una faceta contemporánea del debate
entre teoría y práctica. Surge de la vuelta de los filósofos hacia las teorías
morales que definen la noción del bien (el sistema moral) y la deliberación que
permite la justificación del acto moral. Este regreso es resultado, en el campo
de las ciencias, de las dos caras de la ciencia: una de progreso, es decir,
mejoramiento de las condiciones de vida: salud, hábitat, etc., y la otra que
presenta peligros como la degradación del ambiente, manipulación técnica del
ser
humano,
etc.
A partir de la creciente proliferación de estos problemas éticos se solicitó a los
filósofos que dieran su opinión, esclareciendo los asuntos y participaran en la
formación
y
enseñanza
especializadas.
En este enfoque ético vinculado directamente con situaciones concretas, se
destaca la resolución práctica, dando mayor importancia al contexto, al análisis
de las consecuencias y a la toma de decisiones. Es por ello que la ética
aplicada es más prescriptiva que reflexiva, debido también a las características
de los sectores en que se aplica, como el de las prácticas sociales y
profesionales. Así, el interés principal de la ética aplicada es el de proponer
caminos normativos a partir del análisis de los casos particulares.

La ética aplicada da la impresión
de que es una disciplina que
funciona a partir del descubrimiento de los principios
éticos, y una vez descubiertos,
se limita a aplicarlos a los
ámbitos y casos concretos,
siguiendo
el
modelo
de
racionalidad
del
silogismo
deductivo. Este es el llamado
modelo casuístico, al que suele
recurrir en ocasiones la bioética, y que funciona por analogía de casos, pero
considerando
las
consecuencias
y
el
contexto
particular.
Sin embargo, la ética aplicada ha ido ampliando su campo de acción y hoy día
plantea que la solución de casos concretos no debe ser lo único, sino que es
preciso diseñar los valores, principios y procedimientos que en los diferentes
casos deberían tener en cuenta los afectados. Actualmente se trata de utilizar
un procedimiento de carácter retórico y práctico, entendiendo por retórico el
arte de realizar juicios probables sobre situaciones individuales y concretas. En
este tipo de juicios, que alcanzan probabilidad, no certeza, la solución de los
conflictos no se alcanza por la aplicación de axiomas formulados a priori, sino

28
por el criterio convergente de todos los hombres, a lo menos de los más
prudentes y sabios, expresados en formas de máximas prácticas de actuación
Es decir, ahora hay que reflexionar acerca de las propias experiencias y
formularlas en forma de método porque se ha advertido, aunque resulte
imposible llegar a acuerdos con otros especialistas, en el terreno de los
principios éticos, pueden ponerse de acuerdo en ciertas máximas de acción
para
orientarse
en
los
casos
concretos.
Ahora bien, la ética aplicada admite que algunos ámbitos requieren de un tipo
de reflexión distinta, como es el caso de la bioética, la educación o la moral
cívica. Por lo que en los procesos de toma de decisiones es preciso, en primer
lugar, tomar en cuenta el tipo de actividad de la que nos ocupamos (médica,
económica, ecológica, informática, periodística, etc.) y la meta por la que la
actividad cobra su sentido. Recordando que toda actividad cobra su sentido al
perseguir los bienes internos a ella. En segundo lugar hay que tener presentes
los valores, principios y actitudes que es menester desarrollar para alcanzar la
meta propia, y el bien interno a esa actividad. En tercer lugar hay que
reconocer los valores y principios peculiares anteriores en esa actividad
concreta y su relación con los desarrollados en el proceso ético dialógico. Por
último hay que considerar los datos de la situación, describiéndola del modo
más completo posible.

En la ética aplicada, las decisiones se dejan
para que sean tomadas en cada caso por los
afectados, o por sus representantes, desde
el marco deontológico que los considera
como interlocutores válidos, si bien los
argumentos que se aportan pueden proceder
de distintas tradiciones éticas. También hay
que decir que los principios han de ser
seguidos mientras no entren en conflicto con
otros de igual rango, y en caso de que entren
en conflicto, son los afectados o sus
representantes los que tienen que decidir, a partir de los datos, llegando a una
decisión personal.

La forma como operan estos principios de la ética aplicada en cada una de sus
áreas, tiene ligeros matices, debido a las particularidades y características
propias
de
cada
una
de
ellas.
La bioética es el campo en el que se cuestiona lo ético de las prácticas tecnocientíficas y biomédicas. En estas últimas los cuestionamientos abarcan las
prácticas con humanos, animales y vegetales, así como sus dimensiones
sociopolíticas. Para abordar la reflexión, utiliza un diálogo interdisciplinario del
que son parte la medicina, la ética, el derecho y la teología, sin cerrar otras
posibilidades. Crea un espacio de interacción comunicacional en el espacio
público abierto y pluralista, en el que diferentes comunidades de pensamiento
pueden expresar y discutir el sentido de sus creencias y de sus valores que son

29
cuestionados por el desarrollo biomédico. Otra forma de presentación de la
bioética es en forma de discurso, lo que incluye diversos tipos de publicaciones
como libros, artículos, etc.; y de prácticas normativas respecto a la enseñanza,
la participación en comités de ética o en consultas en los hospitales.

La ética aplicada constituye una de las áreas más prolíficas y actuales de la
filosofía contemporánea. Los que hacen ética aplicada desarrollan su trabajo
en varias áreas de la sociedad contemporánea donde la ética posee un papel
relevante. Trabajan en ámbitos como la bioética, la ética empresarial, la ética
ambiental, la ética legal, la ingeniería ética, la ética de la comunicación, la ética
del ciberespacio, etc.

La ética aplicada es la parte de la ética que se
ocupa de estudiar cuestiones morales concretas y
controversiales. Por ejemplo, algunos objetos de
estudio de la ética aplicada son el aborto inducido
y los derechos de los animales. Algunas de éstas
se agrupan por similitudes y son estudiadas por
subdisciplinas:

La bioética.
La deontología.
La ética ambiental.
La ética militar.

3.3.1 ETICA PROFESIONAL.

Ética Profesional.
La profesión se puede definir como ʺ actividad personal, puesta de una
la
manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a
impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona
humana.

30
En un sentido estricto esta palabra designa
solamente las carreras universitarias. En
sentido amplio, abarca también los oficios y
trabajos permanentes y remunerados,
aunque no requieran un título universitario.
En virtud de su profesión, el sujeto ocupa
una situación que le confiere deberes y derechos especiales, como se verá: La
Vocación. La elección de la profesión debe ser completamente libre.
La vocación debe entenderse como la disposición que hace al sujeto
especialmente apto para una determinada actividad profesional. Quien elige de
acuerdo a su propia vocación tiene garantizada ya la mitad de su éxito en su
trabajo. • Finalidad de la Profesión. La finalidad del trabajo profesional es el
bien común. La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está
siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades
especializadas para el beneficio de la sociedad. Sin este horizonte y finalidad,
una profesión se convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en
el instrumento de la degradación moral del propio sujeto.
El Propio beneficio. Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la
profesión; y si no se insiste tanto en este aspecto, es porque todo el mundo se
inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal, gracias a su
profesión. No está de más mencionar el sacrificio que entrañan casi todas las
profesiones: el médico, levantándose a media noche para asistir a un paciente
grave; el ingeniero, con fuertes responsabilidades frente a la obra, etc. La
profesión también gracias a esos mismos trabajos, deja, al final de cuentas,
una de las satisfacciones más hondas. Capacidad profesional. Un profesional
debe ofrecer una preparación especial en dos sentidos: capacidad intelectual y
capacidad moral. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de
conocimientos que dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar sus
labores.

Estos conocimientos se adquieren
básicamente
durante
los
estudios
universitarios, pero se deben actualizar
mediante las revistas, conferencias y las
consultas
a
bibliotecas.
Es
responsabilidad
del
profesional

31
mantenerse actualizado en conocimientos. La capacidad moral es el valor del
profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su
trabajo, digna del aprecio de todo el que encuentra. Abarca no sólo la
honestidad en el trato, no sólo en el sentido de responsabilidad en el
cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para abarcar y
traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio,
hacia la búsqueda y construcción de una sociedad más justa y equilibrada.
El profesional debe ejercer su función desde la más estricta honradez y
fidelidad a los principios. Junto a los conocimientos y habilidades para el buen
desempeño, los profesionales deben caracterizarse por sus principios éticos y
morales, por su honestidad a toda prueba, por su incorruptibilidad, por su
disciplina, su espíritu colectivo, por su austeridad, modestia y estilo de vida
sencillo. El ejercicio profesional demanda un amplio campo de autonomía, tanto
personal como del colectivo en su conjunto, cuyo correlato es la asunción de
las responsabilidades inherentes al desarrollo de la actividad. La
RESPONSABILIDAD PROFESIONAL, es un caso paradigmático de
responsabilidad moral que proviene del conocimiento especial que cada uno
posee. El profesional debe dominar una parte especial del conocimiento
avanzado, particularmente conocimiento que tiene que ver con el bienestar de
los otros, que demarcan una profesión.

Como guardianes del conocimiento
especial que influye en el bienestar
humano, los profesionales están
obligados por responsabilidades
morales especiales, que son
requerimientos morales, a aplicar a
su conocimiento, de forma que
beneficie al resto de la sociedad.
Dicho lo anterior, podemos hablar
de la existencia tanto de una ética como de una deontología profesional. La
primera se centraría sobre todo en perfilar y definir el bien de una determinada
profesión (no sólo el personal del propio profesional, sino especialmente su
aportación al bien social o común), mientras que la segunda se ocuparía de las
obligaciones propias de dicha actividad. En otras palabras: la ética profesional
sería la expresión de las diversas y plurales éticas de máximos existentes en
todos y cada uno de los profesionales de especialidad, mientras que la
deontología expresaría la ética de mínimos que todas las anteriores comparten
y están obligadas a cumplir a pesar de sus diferencias. ÉTICA PROFESIONAL
DEONTOLOGÍA Orientada al bien, a lo bueno. Orientada al deber (el deber
debe estar en contacto con lo bueno). No normativa. Normas y códigos. No

32
exigible. Exigible a los profesionales. Propone motivaciones.
actuaciones. Conciencia individual predominantemente.

Exige

Aprobada por un colectivo de profesionales. Amplitud: se preocupa por los
máximos. Mínimos obligatorios establecidos. Parte de la ética aplicada. Se
ubica entre la moral y el Derecho América Latina necesita profesionales
universitarios que tengan valor: • Que tengan valor para ser lo que son y no
pretendan lo que no son. Para vivir honradamente dentro de sus propios
recursos y no deshonestamente a expensas de otros. • Profesionales que no
quieran adquirir riqueza sin trabajar. Profesionales que desarrollen negocios
con moral. Profesionales que tengan ciencia pero con amor a la humanidad •
Profesionales que aprendan a relacionarse con los demás, en un entorno en
que sean unos artífices de un trato de excelencia. Profesionales que se metan
en política pero con principios. La experiencia ética en el campo de la profesión
se relaciona, fundamentalmente, con tres ideas: la idea del deber, la idea del
bien y la idea del sentido. Desarrollar una profesión es, de entrada, adquirir
unos deberes y llevarlos a cabo mediante la intervención en un determinado
ámbito de la sociedad.

En segundo lugar, es intentar hacer
un bien a un destinatario y,
asimismo, a un conjunto social y, en
tercer
lugar,
es
construir
prácticamente un sentido con la
propia actividad, con la propia vida.
Trabajamos por algún motivo, para
conseguir un determinado objetivo,
aunque no todos coincidamos en la razón o el motivo de nuestro trabajo. A
veces, la profesión tiene un sentido intrínseco, es decir, por sí misma tiene
valor. En otras ocasiones, la profesión tiene un sentido extrínseco, es decir, se
le atribuye valor porque gracias a ella uno alcanza determinados objetivos
ajenos a la profesión, pero que no podría alcanzar sin ella. La experiencia de la
profesión, al igual que la experiencia ética, se relaciona en todo caso con estos
tres conceptos: el deber, el bien y el sentido. Ser profesional, sea del sector
que sea, significa asumir unos determinados deberes. La experiencia ética se
refiere directamente a la experiencia del deber. `

El concepto de ética profesional es aquel que se aplica a todas las situaciones
en las cuales el desempeño profesional debe seguir un sistema tanto implícito
como explícito de reglas morales de diferente tipo. La ética profesional puede
variar en términos específicos con cada profesión, dependiendo del tipo de
acción que se lleve adelante y de las actividades a desarrollar. Sin embargo,
hay un conjunto de normas de ética profesional que se pueden aplicar a

33
grandes rasgos a todas o a muchas de las profesiones actuales. La ética
profesional también puede ser conocida como deontología profesional.

La idea de ética profesional se
establece a partir de la idea de que
todas
las
profesiones,
independientemente de su rama o
actividad, deben llevarse a cabo de la
mejor manera posible, sin generar
daños
a
terceros
ni
buscar
exclusivamente el propio beneficio de
quien las ejerce. Así, algunos de los
elementos comunes a la ética profesional son por ejemplo el principio de
solidaridad, el de eficiencia, el de responsabilidad de los hechos y sus
consecuencias, el de equidad. Todos estos principios, y otros, están
establecidos a modo de asegurar que un profesional (ya sea abogado, médico,
docente o empresario) desempeñe su actividad coherente y sensatamente.

Cuando un profesional no cumple de manera evidente con las reglas de ética
profesional, es punible de altos castigos o sanciones ya sea por parte de sus
clientes o pacientes como también por parte de sus superiores, cualesquiera
estos sean dependiendo del tipo de profesión o actividad de la que se hable.

34
En si este trabajo nos lleva a que la vida se rige en una
constante lucha entre lo bueno y lo malo, que cada quien
es el que decide lo que para el es bueno y lo que es malo
pero no siempre quiere decir que en la vida todo sea fácil,
ya que se necesita de logros, de lucha y de sufrimiento
para contemplar una mejor vida.

Rubí Cristell Alavez Pérez.

35
En conclusión lo que le da el impulso a nuestras acciones
es el motivo, la razón, el poder y la lucha los cuales nos
impulsan hacer realmente personas dignas ya que el truco
esta en saber cuando las cosas son correctas y aplicarlas
adecuadamente a cada caso de la vida.

Araceli Zúñiga Velázquez.

36
En si este trabajo justifica una explicación propia de un sin
numero de cosas que pasan alrededor de la vida y que es
el echo de que se puede elegir o tomar uno u otro camino
los cuales nos llevan a otro destino.

María de Jesús López García.

37
BIBLIOGRAFIAS.
www.unam.mx/numeros/ojodemosca/14/.

Valoresisys.blogspot.com/p/los_principales_valores.htm.

www.mercaba.org/fichas/arvo.net/sobre_El_humanismo.ht
m.

http://www.definicionabc.com/general/etica-profesional.php#ixzz2mcsEp09Q

http://www.definicionabc.com/general/etica-profesional.php#ixzz2mcruQdTN

38
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  • 1. UNIVERSIDAD POPULAR DE LA CHONTALPA. CARRERA: LICENCIATURA INTERNACIONALES. EN COMERCIO Y DOCTOR: EULER FERRER CORDOVA. INTEGRANTES: RUBI CRISTELL ALAVEZ PEREZ. ARACELI ZUÑIGA VELAZQUEZ. MARIA DE JESUS LOPEZ GARCIA. SEMESTRE: 1 GRUPO: “U” MATERIA: ETICA PROFESIONAL. FINANZAS
  • 3. Introducción……………………………………………………………1 Problemas fundamentales de la ética del siglo XXI…………………………. 2-3 El humanismo………………………………………………………….. ………..3-8 El ser humano como valor………………………………………… ……………9-15 Utopía y cambio social…………………………………………………………15-24 La utopía como imagen de la plenitud humana…………………. ………..24-27 Ética aplicada…………………………………………………….. …………..27-30 Ética profesional………………………………………………………………30-34 Conclusiones………………………………………………………………….35-37 Bibliografía………………………………………………………………………38
  • 4. Este trabajo se llevara acabo con el fin de conocer un poco más sobre diferentes tipos de temas que abarcan la ética. Cada individuo tiene su propio patrón de valores, por ello se hace necesario que cada uno haga su propia reflexión, a modo de compatibilizar los comportamientos con los valores corporativos. El Código de Conducta y Ética Empresarial, los objetivos estratégicos, las normas interna de las Compañías y la legislación aplicable. La ética no solo nos lleva a tomar buenas decisiones sino hacer mejores personas y valorar lo que hacemos día con día. En este proyecto damos a conocer sobre los problemas fundamentales de la ética, el humanismo, el ser humano y sus valores, la utopía, la ética aplicada y la ética profesional. La ética es un aspecto a lo que nos guía a tomar decisiones de nuestras vidas y no tomar la decisión equivocada para un futuro en el cual nosotros seamos un ejemplo a seguir. 1
  • 5. 3. PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA ETICA La ética tiene por objeto de estudio la conducta moral de los hombres histórica y socialmente considerada. El término ética se deriva de la palabra griega ethos, que quiere decir lugar habitado por hombres y animales. “La acepción más conocida y difundida del vocablo ethos se presenta a partir de Aristóteles, ligado a un conocimiento llamado precisamente ética. Según esta acepción, ethos significa temperamento, carácter, hábito, modo de ser. De acuerdo con el significado etimológico, ética sería una teoría o un tratado de los hábitos y las costumbres.” Ahora bien, la ética entendida como ciencia o teoría cuyo objeto de estudio es ala moral, plantea problemas concernientes a la relación que guarda la libertad con la moral, la diferencia que existe entre el aspecto normativo y el fáctico, el carácter histórico de la moral, la diferencia entre las normas morales y las normas jurídicas, entre otros problemas. Recordemos de manera rápida que la moral (del latín mos=costumbre) como conjunto de reglas adquiridas por hábito no se desligan, en la filosofía de Platón y en Aristóteles, del ámbito social y político. Según Aristóteles la virtud no es algo que se imponga desde el exterior al individuo, sino una disposición a obrar de manera deliberada, la cuál está racionalmente determinada tal como la determinaría el hombre prudente. Para Aristóteles la virtud, la felicidad y el bien moral en general, sólo se realizan en plenitud si al hombre se le concibe en relación y en armonía con la sociedad. El hombre separado de la sociedad, dice Aristóteles, sería un dios o una bestia. Emmanuel Kant formula una ética o moral autónoma. Según Kant el deber moral proviene de la voluntad o del hombre mismo. En este sentido, la responsabilidad moral se sitúa en la conciencia del sujeto, quién se da a sí mismo la ley moral que debe cumplir. El problema del deber ser se refiere a los actos que realiza el individuo con respecto a normas morales o individuales. A lo largo de la historia, el hombre se ha preguntado a sí mismo: ¿Qué debo hacer? ¿Qué no debo hacer? ¿Qué puedo hacer o dejar de hacer? Y en esa conducta del hombre se juega la libertad, la responsabilidad y la conciencia morales. Por ejemplo, resulta curioso constatar que, en ocasiones, cuando quieres, no debes; y al revés, cuando debes, no siempre quieres. Debes ir a la escuela, pero no quieres, o no siempre quieres, debes estudiar y hacerla tarea, pero no quieres. Ante estas contradicciones, lo que se debe hacer es elegir. Por otra parte, es importantísima la acción del Hombre, puedes esa ahí, donde uno se construye 2
  • 6. a sí mismo. ¿Cómo actuar? ¿Soy libre o estoy obligado con algunas acciones? ¿Quién pone las reglas de conducta moral? ¿Son las mejores? ¿Se pueden cambiar? El problema del deber ser nos lleva a tomar conciencia de nuestra conducta; y donde se actuaba por actuar, ahora se actúa conscientemente, dirigiendo la acción hacia la propia superación 3.1. EL HUMANISMO El humanismo es un concepto definido desde la filosofía y se trata de una actitud que intenta poner especial énfasis en la dignidad y el valor de la persona humana, considerándola como un ser racional capaz de practicar el bien y encontrar la verdad. Se trata también de un concepto utilizado para definir los movimientos culturales y literarios presentes en la Europa del siglo XIV y XV, en el que renace el estudio de la Roma y Grecia clásica, en la que se resalta el valor de lo clásico por sobre su importancia en el contexto cristiano. El Humanismo se conforma como todo un movimiento, y se origina en Italia a fines de la Edad Media, cuando personajes tan importantes como Dante y Francesco de Tetrarca, entre otros, realizaron grandes aportes al descubrimiento y conservación de las obras clásicas. Otros grandes contribuyeron a la formación de este movimiento como lo fue Giovanni Pico Della Mirándola, quien a través de su obra “Oración” logró plasmar los ideales humanistas centrados en la dignidad humana. La expansión de este movimiento tomó aún más fuerza gracias a la difusión de los textos clásicos, lo que fue posible por el novedoso uso de la imprenta en el siglo XV luego de que parte de la nobleza y el alto clero haya contribuido de manera muy significativa en la recopilación y traducción de los textos clásicos en cuestión. El humanismo tuvo un fuerte impacto en la literatura y el arte, sin embargo, fue expandiéndose y entrando a países como Inglaterra donde sus influencias llegaron a tomar parte importante tanto en la educación como en la teología, conformándose como una de las causas principales de la Reforma. Fue en este 3
  • 7. país donde la difusión del movimiento humanista estuvo a cargo de grandes instituciones educativas como las afamadas universidades de Oxford y Cambridge. El humanismo persigue acercar al hombre a su perfección posible. Busca, por ello, desde el punto de vista dimensional, abrirle a una cierta totalidad (lo "horizontal") y a un cierto absoluto (lo "vertical"). Se trata de desarrollar la figura de un hombre de saber universal, que vea con claridad; y de dominio de sí mismo, que sepa obrar con seguridad. Ese ideal de integralidad objetiva e integridad subjetiva, de superabundancia enriquecedora de sí mismo y de los demás, es el ideal humanista. Por eso, el humanista es también por excelencia el hombre cultivado y civilizado y encarna de modo egregio la unidad profunda de ser culto y societario. Sólo el que se cultiva de modo adecuado, construye sociedad. El desarrollo armónico y universal de lo corporal, lo sensorial, la inteligencia y la voluntad, del saber teórico, práctico y técnico, le dotan de una identidad muy rica, con equilibrio, visión y amor por la realidad. El humanista conoce lo particular y lo universal y trata de hacer trasparecer lo uno en lo otro: eleva lo particular; encarna y concreta lo universal. Busca también el enriquecimiento mutuo entre unas particularidades y otras. El ideal humanista -pues es un ideal, o sea, algo irrealizable en su perfección total- cuando se intenta llevar a la práctica trae generalmente grandes resultados: hace a las personas equilibradas, abiertas, atentas, agradecidas, creativas. Supera las torpezas de la estrechez y pequeñez de espíritu, de la cerrazón, de la falta de atención, de la rudeza, de la incomprensión. Se puede añadir: el humanismo abre a la totalidad y, en consecuencia, introduce en un saber fundamental para la vida: saber lo que no sé. El humanista tiene una formación básica en todos los saberes principales, y, en consecuencia, conoce sus limitaciones y sabe cómo y a quién pedir consejo. Desde este punto de vista, la formación humanista no se da sólo en las llamadas disciplinas humanísticas, sino que el humanismo está en la formación global. ¿Qué aportan las disciplinas humanísticas al ideal humanista? La introducción en los radicales básicos de la vida humana, personal y social. Esos radicales 4
  • 8. son: lo verdadero, lo bello y lo bueno, el espacio humano y el tiempo humano. Las disciplinas humanísticas buscan aficionar y desarrollar hábitos de captar lo verdadero, apreciar lo bello y encarnar lo bueno, mediante la presentación adecuada de contenidos y ejemplos fundamentales. Buscan lo mismo en lo que respecta a la orientación en el espacio y en los tiempos humanos. La Filosofía enseña a buscar el qué, el por qué, el cómo y el sentido de la realidad; el arte enseña a apreciar y comprender la belleza; doctrina social y religión enseñan los caminos del bien; la literatura enseña la síntesis de la belleza y el bien; la poesía la síntesis de la verdad y la belleza; la ética la síntesis de verdad y bien. La historiografía enseña a incorporar el pasado adecuadamente, a ser prudentes; la geografía a orientarnos en el espacio y a saber ordenarlo humanamente. La enseñanza de las lenguas nos facilita la apertura a los mundos culturales los más propios, los más cercanos y más los antiguos, que son muestras raíces y modelos- y nos hace apreciar la importancia y la trascendencia personal y social de cuidar esos instrumentos básicos de todo enriquecimiento y toda comunicación humanas. Una persona que ha adquirido los hábitos y los contenidos fundamentales de esas cinco grandes áreas está en disposición de tener una personalidad armónica y de ser un ciudadano constructivo. La formación humanística es la clave del buen funcionamiento de la sociedad. Enseña a conocer y amar lo propio y lo de los demás, a comunicarse y enriquecerse interiormente. Los estudios humanísticos deberían infundir el conocimiento y aprecio mutuo, y configurar la unidad en el respeto de la diversidad. Así como la falta de una enseñanza secundaria humanística limita mucho la riqueza de una personalidad joven, la falta de profundización y de hábitos en el ámbito humanístico empobrece grandemente la capacidad directiva. Un directivo no humanista no construye sociedad. 5
  • 9. EL HUMANISMO. RENACIMIENTO. LA CORRIENTE IDEOLÓGICA DEL El pilar más llamativo del Renacimiento es la nueva corriente de pensamiento, El Humanismo llamado así por ensalzar con preferencia las cualidades propias de la naturaleza humana. Su nuevo enfoque, que rechazaba la visión teocrática del Medioevo, defendía, un papel central del individuo y sus actos. Es decir, el humanista se interesa por el Mundo que le rodeaba, de ahí su amor a la naturaleza, del mismo modo que, apoyándose en esta reintroducción de la sabiduría grecolatina, defiende la Razón para solucionar los conflictos humanos y busca un ideal de equilibrio y armonía. Es el segundo nacimiento, el nacimiento del hombre nuevo y espiritual del que hablan el Evangelio de Juan y las Epístolas de Pablo. Indica la vuelta del hombre a Dios, su devolución a la vida que ha perdido con la caída de Adán. Es el resurgir del hombre, como renovación espiritual, pero ya no renovación solo con Dios, sino el renovarse del hombre en sus poderes humanos, en relación con los otros hombres, con el Mundo y con Dios, implica el mundo del hombre en su totalidad: su actividad práctica, su poesía, su arte, su vida social. HUMANISMO: Es la actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en si mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien. Este término Humanismo se usa para descubrir el movimiento literario y cultural que se extendió por Europa durante los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por si mismo, mas que por su importancia en el marco del cristianismo. SURGIMIENTO Después de tantos cambios económicos y sociales, aparecieron intelectuales relacionados directamente con la ciencia y el arte y que por lo común no estaban 6
  • 10. con la Iglesia o los lazos que la unían a ella eran escasos, por lo que en este período surge una nueva cultura que recibió el nombre de Humanismo, en la cual los humanistas enfatizaban las ciencias laicas a la erudición escolástica de la Iglesia. Esta cultura burguesa se caracterizó por la amplia utilización del legado de la cultura clásica. años La cultura “pagana” de los antiguos era mas afín y comprensible para la burguesía en ascenso que la cultura y la ideología de la sociedad feudal, por lo que la cultura antigua tomó tal importancia que esta época se conoció con el nombre de Renacimiento, indicando el retorno de algunos aspectos de la rica cultura clásica, después de mas de 1000 de olvido. El Humanismo tiene su cuna en Italia, comenzó a gestarse en el siglo XIII y se desarrolló durante los XIV y, sobre todo, XV en toda la Europa Occidental. Lo que condujo a la aparición del este fue la profunda inquietud por una renovación espiritual, viendo cómo se debilitaban las tres instituciones básicas de la sociedad de su tiempo, el Pontificado, el Sacro Imperio y las Universidades, por lo tanto debía buscar otros pilares en que apoyar su nueva ideología. Con este anhelo de renovación, dio un profundo viraje a lo que habían sido su modo de pensar, pasando de una sociedad colectivista y teocéntrica a la exaltación del individuo y la naturaleza. Su finalidad era un nuevo examen del hombre y su Mundo, tomando como maestros y ejemplo los autores clásicos. Hombre y Naturaleza, desligados de todo su sentido trascendente y sobrenatural, se convierten así en los dos polos de la cultura y la vida renacentista. Su principal campo de estudio son las ciencias humanas, y especialmente las filologías clásicas, progresando con ello ampliamente la lingüística. El volver a centrarse en lo humano, no obstante, no significa el abandono de lo divino, que tan fuertemente había marcado toda la sociedad, cultura, ciencia y arte durante la Edad Media. La religiosidad y el cristianismo siguen bien 7
  • 11. presente en todas las facetas de la vida durante el renacimiento. Lo divino es revisado desde la perspectiva humana para dotarlo de una mayor significación: Dios trata de hacerse inteligible a la razón humana, en lugar de limitarlo a la emoción de la fe. Una minoría de banqueros, filósofos, intelectuales y artistas fueron quienes llevaron a cabo esta renovación cultural, pero no es menos cierto que el Humanismo fue calando en todos los campos de la sociedad. Esta renovación en todas las parcelas de la cultura humana, filosofía, ética, ciencia y arte etc., estaba encaminada a la hechura de un Hombre que fuera compendio de todas las perfecciones físicas e intelectuales y en el que la razón dominara sobre la pasión. De aquí surge la figura del cortesano, diestro en letras, ciencias y armas, instruido en todos los campos del saber y las artes, valiente, refinado, gentil, modesto, universal. La frontera entre letras y ciencias no existían, el intelectual debía estar ducho en todos los campos del saber, interrelacionados y complementarios. El Hombre integral, el genio múltiple en quien se concilian todas las ramas del saber en una actitud fecunda, fue la gran creación del Renacimiento, que cristalizó en figuras que mantienen viva la admiración de los tiempos, como Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael Sanzio, León Battista Alberti, Lorenzo Ghiberti, Sandro Botticelli. 8
  • 12. 3.1.1 El ser humano como valor. “El ser humano, considerado como persona, está situado por encima de cualquier precio, porque, como tal, no puede valorarse solo como medio para fines ajenos, incluso para sus propios fines, sino como fin en sí mismo; es decir, posee una dignidad (un valor interno absoluto), gracias a la cual infunde respeto a todos los demás seres racionales del mundo, puede medirse con cualquier otro de esta clase y valorarse en pie de igualdad.” I. Kant, Metafísica de las costumbres. Todo ser humano es irrepetible y se siente llamado a realizar una tarea que es la suya. En esto consiste el ser persona. La formulación kantiana del imperativo categórico que exige obrar «de modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y no meramente como un medio», es un reconocimiento de la dignidad privativa de todo ser humano, que, por otro lado, nunca es un ser aislado. En el análisis de uno mismo, se encuentran los propios deseos, las propias voluntades y las propias esperanzas; sin embargo, el ser humano es no sólo lo que él hace de sí mismo, sino también lo que los demás le han hecho. Por eso, toda soledad está acompañada, aunque sea de recuerdos: los “otros” siempre están ahí de alguna manera, para lo malo y para lo bueno. El valor es todo bien encerrado en las cosas, descubierto con mi inteligencia, deseado y querido por mi voluntad. Los valores dignifican y acompañan la existencia de cualquier ser humano. El hombre podrá apreciarlos, si es educado en ellos. Y educar en los valores humanos es lo mismo que educar moralmente, pues serán los valores los que enseñan al individuo a comportarse como hombre, como persona. Pero se necesita educar en una recta jerarquía de valores. Los valores humanos, por tanto, es la convicción razonada y firme de que algo es bueno o malo y de que nos conviene más o menos. Los valores reflejan la personalidad de los individuos y son la expresión del tono moral, cultural, afectivo y social marcado por la familia, la escuela, las instituciones y la sociedad en que nos ha tocado vivir. 9
  • 13. El hombre tiene dos facultades superiores muy nobles: la inteligencia y la voluntad. A) Con la inteligencia el hombre descubre que las cosas son portadores de valores, tienen valores. Gracias a la inteligencia él sabe que puede comportarse sensatamente y guiarse no por el capricho, sino por lo que la razón le hace entender que es bueno. Con la inteligencia puede sopesar las cosas. B) Con la voluntad libre: rompe su indiferencia frente a las cosas y decide lo que aquí y ahora vale más para él y elige. Y al elegir, jerarquiza las cosas y se compromete con lo que elige. Al hacer esto forma en sí actitudes que pronto se convertirán en hábitos operativos. Si lo que ha elegido es bueno y le perfecciona, entonces llega a la virtud, que es la disposición permanente a comprometerse como hombre, a hacerse más hombre Todos influimos en los valores humanos, pero el que se educa es uno mismo: los valores los hace suyos el sujeto. Cada individuo se forma a sí mismo, descubriendo los valores con su propia libertad y la experiencia en la familia, en el colegio, en la calle, por la televisión y demás medios de comunicación. Los principales valores son: Honestidad. Compromiso. Lealtad. Integridad. Respeto. Empatía. Responsabilidad. Transparencia. Excelencia. Dignidad. 10
  • 14. El ser humano es perfectible por naturaleza en consecuencia el ser humano siempre debe estar aprendiendo todo lo que existe tiene un fin o una finalidad. Por ello existe orden en la naturaleza. El orden es la disposición de las cosas hacia un fin o finalidad específica. Además de que todo tiene un fin existe una tendencia o exigencia de la naturaleza para dirigirse hacia su propio fin o finalidad. Del mismo modo el ser humano acusa una tendencia hacia su fin, que es su perfección. Cuando alcanza su objetivo o finalidad logra su propia perfección, porque el bien se define como la perfección del ser. La manera en que el ser humano se proyecta o se orienta hacia su perfección, es consciente y libremente. No es fácil para el ser humano descubrir en qué consiste su propia perfección. Para descubrirlo tiene que valerse de sus potencialidades o facultades más importantes: Inteligencia y Voluntad. El objeto formal de la inteligencia es el conocimiento de la verdad; y el objeto formal de la voluntad es la búsqueda y posesión del bien. La tarea de todo ser humano debe ser la búsqueda de la verdad y la consecución del bien. Los valores fundamentales del ser humano son la verdad y el bien. Estos valores son universales y son objetivos. Cuando nuestra inteligencia descubre la verdad se presenta a la voluntad como una exigencia que reclama su adhesión y que la constriñe a realizarla. De aquí nace el deber que es la presión moral que ejerce la razón sobre la voluntad enfrente de algo valioso o de un valor. La libertad es un poder de la voluntad con el cual elegimos un bien con preferencia a otro. Hay varias clases de libertad. La más importante de ellas es el libre albedrío o libertad psicológica y consiste en el poder de nuestra voluntad para elegir un bien con preferencia a otro. 11
  • 15. La libertad moral es la ausencia de vínculos o ataduras morales o de conciencia. La libertad física es la ausencia de grilletes o cadenas. La obligación no destruye la libertad, porque nos exige una adhesión libre al bien. Pero - Bien útil existen Bien varios honesto Bien tipos de o bienes: moral deleitable El valor es un bien y consiste en una comparación o referencia adecuada de una cosa con otra o con una persona. El bien que conviene al ser humano como persona es el bien honesto o moral y es el único que tiene la virtud de perfeccionar al ser humano. En consecuencia, los valores morales son aquellas realidades que perfeccionan al ser humano, mediante la ordenación de sus actos a su bien racional. Bien, valor, fin y felicidad son términos equivalentes. El ser humano está expuesto al error y a las elecciones y decisiones equivocadas. El ser humano debe sacar provecho de sus errores y buscar su perfección. Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o 12
  • 16. consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer. El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar. El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza. La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto? Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido. La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido. La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa 13
  • 17. de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias. ¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso, profesional o personal. Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su matrimonio es más importante. El origen de la irresponsabilidad se da en la falta correctamente de prioridades ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porque llegó su "compadre" y decidieron tomarse unas cervezas en lugar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo. La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una 14
  • 18. persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cumple. El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los recursos públicos puede ser la cárcel. La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que es la del plano moral. Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación. 3.2 UTOPIA Y CAMBIO SOCIAL. La reflexión sobre la vida social y política, ha generado el pensamiento utópico que consiste en la descripción de la sociedad ideal o perfecta donde reina la justicia y el bien para todos los miembros de la comunidad. La palabra utopía, tiene dos significados complementarios: - Sociedad ideal - utopía significa el lugar que no existe, inalcanzable. Sociedad perfecta, que remedia los males y corrupciones. 15
  • 19. Al igual que cada persona como individuo pretende realizarse, perfeccionarse y alcanzar la felicidad; la utopía busca lo que no es pero debe ser buscado. José Luis López Aranguren (1909-1996), eminente filósofo español, en su libro Utopía y Libertad, afirma: "El hombre en su núcleo esencial, es su proyección ideal y personal de vida. Y en tanto que proyecto, proyección hacia delante, hacia lo que todavía no es, hacia lo utópico". Ha habido modelos de utopía desde la Antigüedad hasta la actualidad; la República de Platón en la Grecia clásica, donde el estado era gobernado por los mejores, por los sabios o filósofos que debían dedicarse por completo al estado; la propiedad debía ser colectiva; el ejército defendía al Estado y el pueblo lo alimentaba con su trabajo. En la Edad Media destaca la Ciudad de Dios de San Agustín; la sociedad debía basarse en los principios y virtudes cristianas. En el Renacimiento podemos citar entre otras la Utopía de Tomás Moro de 1516. Esta obra inspira todo el pensamiento utópico contemporáneo sobre todo por su parte de crítica social de la situación de miseria material y moral de la sociedad; y además porque parte de la idea de que el origen de esta miseria radica en la propiedad privada que es lo que lleva al afán de lucro y al individualismo egoísta. A partir de Tomás Moro, el pensamiento utópico será el motor de la crítica y del cambio social. En el siglo XIX y XX, la utopía es el socialismo o paraíso comunista - a pesar de que Marx lo llamara socialismo científico frente al utópico o ideal -; cuya sociedad perfecta está en la igualdad material, el internacionalismo y la colectivización de los medios de producción. Avanzado el siglo XX, se produce una crítica al pensamiento utópico debido a las malas experiencias históricas de los regímenes totalitarios inspirados en las 16
  • 20. utopías. Las ideas utópicas han acabado perjudicando a aquellos que querían beneficiar porque han generado regímenes dictatoriales y peores condiciones de libertad. Karl Popper (1902-1994) -eminente filósofo vienés afincado en Inglaterra por su origen judío - en sus libros Miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus enemigos, afirma que los intentos de llevar a la práctica las utopías, generan una sociedad cerrada donde es imposible vivir con libertad ya que para alcanzar la utopía, unos pocos toman el poder con violencia y se convierten en la nueva clase social privilegiada. La crítica al pensamiento utópico se encuentra también en algunos seguidores de Nietzsche y en el pensamiento postmoderno. Podemos preguntarnos, no obstante, si la crítica al totalitarismo que ha realizado delitos contra la humanidad y campos de concentración, supone una negación de la utopía como ideal de progreso social, o más bien una crítica a la manera concreta de llevarla a la práctica. Negar la utopía como legítima aspiración a una sociedad más justa sería resignarnos a la injusticia y a la opresión. La utopía nos abre un camino descubriendo nuevas posibilidades de una sociedad más justa que sirva de meta hacia la que dirigirnos. Para concluir diremos, que la utopía marca una aspiración ética universal fundada en la dignidad de la persona humana, en la justicia y la solidaridad; y a la vez debe tener propuestas concretas de organización social, que realicen estos valores, sin imponerse violentamente. La utopía debe incluir planes de actuación sobre la economía, la opinión pública y las funciones de la sociedad civil que en la actualidad alcanza a la globalidad de la población. 1. Utopías bíblicas a) Utopías escatológicas del Antiguo Testamento El modelo original de estas conductas fue la doctrina de los profetas del Antiguo Testamento, que abandonaron la idea de combatir el mal mediante rituales tales como sacrificios, rezos, ceremonias, procesiones, etc., y proclamaron la necesidad de que todos creyeran que son responsables de él y deben evitarlo. La salvación empezó a depender de las obras y el judaísmo 17
  • 21. se convirtió en una religión generadora de normas para intentar realizar la justicia en este mundo. Las profecías del Antiguo Testamento fueron útiles para la resistencia de la comunidad de los creyentes frente a la opresión. A diferencia de otros pueblos de la Antigüedad, los judíos tenían una visión del papel que a todas las naciones corresponde desempeñar en la historia. Su religión comprendía la idea de que Jehová era no solamente el Dios de Israel, sino el Dios único de todos los hombres. Señor todopoderoso de la historia, a Él toca exclusivamente guiar a todos los pueblos hacia un fin común. Esta creencia obliga a los creyentes a ser justos con todos y a extender la salvación de Dios hasta el último confín del mundo. Pero, junto a esta inclinación ética, algunas tendencias de la religión de Israel prometieron un reino perfecto de paz y felicidad a los que hubieran seguido el camino de la rectitud, un reino de mil años que no vendría antes de que pasara una época de desdicha. El pueblo ha abandonado a Jehová, por lo que debe ser castigado y purificado con el fuego y el hambre. Después de la purificación amanecerá el día de la ira, el día en que Jehová habrá de juzgar y castigar a los incrédulos e injustos de todas las naciones. Los que sobrevivan a ese juicio terrible vivirán en una Palestina regenerada y santa y Jehová reinará entre ellos. El mundo será justo, los pobres no pasarán hambre, las fieras serán mansas, el Sol tendrá más brillo, los desiertos serán fértiles, no habrá dolor ni enfermedad y todo será vivir alegres y confiados. En estas profecías sobre el fin de los tiempos se fragua el modelo de la actividad mesiánica y utópica posterior. El fin de la historia pertenece a los santos, que antes han tenido que sufrir dolores sin cuento en este mundo sometido a tiranía y opresión. Cuando éstas lleguen al dolor más agudo, cuando la desgracia padecida por los santos no pueda ser mayor, ellos se levantarán por fin, destruirán la maldad y la injusticia y heredarán la tierra, estableciendo un reino milenario que no tendrá sucesor, el reino último hacia donde conducen todos los caminos y todos los tiempos. b) Utopías escatológicas del Nuevo Testamento Las luchas mesiánicas de los judíos finalizaron el año 131 d. C., cuando el emperador Adriano aplastó un levantamiento encabezado por Simón bar Kochba, que había sido seguido por la multitud como un Mesías que habría de 18
  • 22. aniquilar el poder de Roma y dar comienzo al Reino de los Santos. En adelante los cristianos tomaron el relevo. Pese a que su religión hablaba de un reino puramente espiritual, muchos tomaron al pie de la letra la profecía de Mateo: “Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces recompensará a cada cual según sus obras. En verdad os digo que hay algunos entre vosotros que no probarán la muerte antes de haber visto al Hijo del hombre venir en su reino”. Interpretadas según la escatología anterior, estas palabras predecían el cataclismo de las naciones y el posterior reino feliz, en el que el propio Cristo estaría presente entre sus santos. La religión cristiana encerraba en su seno dos interpretaciones del mensaje de Cristo, una que invitaba a la pasividad consolando al alma de las miserias del más acá con la esperanza del más allá, y otra que promovía la actividad exhortando a los fieles a hacer realidad el más allá en el más acá. La conjunción en una sola de ambas tendencias, la espiritual y la terrenal, fue siempre una fuerza sin igual, una fuerza revolucionaria que en muchas ocasiones a lo largo de la Edad Media sacudió los cimientos de la sociedad. Un clérigo medieval, Joaquín de Fiore (1135-1202), fundió las dos tendencias, dando lugar a una visión general de la historia humana en clave mesiánica, milenarista y utópica. Tres etapas, relacionadas cada una con una de las Personas de la Trinidad, jalonan el avance progresivo de la humanidad hacia su fin último. La primera fue la del Padre y el Antiguo Testamento, etapa de la carne, durante la cual imperó el derecho, la esclavitud y la sujeción. La segunda es la del Hijo y el Nuevo Testamento, una etapa intermedia entre la carne y el espíritu, durante la cual imperan los clérigos. La tercera, la definitiva, porque detrás de ella vendrá el fin del mundo, será la del Espíritu Santo y el Último Testamento, etapa de los varones espirituales, entre los que se contarán los santos de los primeros días, que resucitarán para reinar con ellos. Después se consumará la historia y dará comienzo la eternidad. 19
  • 23. 2. Utopías filosóficas a) La República de Platón Platón dio comienzo al género utópico filosófico con la República. Una sociedad perfecta, dice allí, no puede existir, pero basta que sea pensable y pueda “construirse con palabras” para aplicarse a la realidad en la medida en que ésta lo permita o al menos para servirle de guía. Aplicarla en su totalidad requeriría actuar como el pintor, que limpia el lienzo de toda impureza antes de plasmar en él su idea. Del mismo modo, la realización de la sociedad perfecta requeriría deportar a toda la población adulta para, comenzando desde el principio, educando a los niños en una estricta pedagogía, fabricar una utopía real. Una sociedad perfecta es una sociedad dividida en clases, asegura Platón. La razón y la fuerza deben reunirse en la persona del filósofo-rey, que encarna la virtud de la prudencia. La clase de los guerreros, que habrán de vivir en perfecta comunidad de bienes e hijos, la de la fortaleza, y la de los obreros e industriales, a quienes se han de entregar las propiedades y las riquezas, la de la templanza. Una sociedad así es perfecta, aunque irrealizable, porque en ella reina la justicia, o armonía entre las tres virtudes antedichas, como es perfecto el hombre individual que logra la misma armonía entre las partes racional, irascible y concupiscible de su personalidad. b) Utopías renacentistas Los símbolos utópicos tuvieron origen religioso durante el largo periodo que llega hasta el siglo XVI, cuando, por intervención de filósofos como Tomás Moro, Giordano Bruno o Tomás Campanella, resurgieron como crítica filosófico-política de la sociedad renacentista que consistía en mostrar un reflejo negativo de las injusticias y defectos que percibían en ella. Constituyeron teorías especulativas, sin influjo alguno sobre la realidad social. Pero entretanto la utopía era también la esperanza real de movimientos subversivos muy activos, como los niveladores (levellers) de Inglaterra, la revolución husita en Checoeslovaquia, los seguidores de Thomas Münzer en Alemania, la jacquerie en Francia, etc. Las utopías filosófico-políticas renacentistas eran cuadros ideales de una sociedad perfecta que continuaron la estela platónica. Nacieron al calor del 20
  • 24. descubrimiento de América, una verdadera sacudida para las ideas políticas de Europa porque había que legislar para sociedades tribales recientemente conocidas y porque el conocimiento de su especial organización resucitaba controversias e ideales utópicos antiguos. Fue la época en que unos creyeron descubrir la vida del salvaje como la de un ser naturalmente bueno, noble y vital y otros la de un ser brutal y violento. El salvaje excitó en todos la imaginación política y despertó en algunos los sueños de una vida mejor que la vivida entonces por quienes padecían en su carne las transformaciones sociales, económicas y políticas de la época. a) La Utopía de Tomás Moro (1478-1535).- El nervio que recorre la Utopía de Moro es que no debe existir la propiedad privada para que la conspiración de los ricos, en la cual consiste el Estado, ceda su lugar a la comunidad de los hombres. En cambio, sí debe haber libertad religiosa, para que no existan facciones opuestas e impere la unidad. Libertad de creencia e igualdad de riquezas. Este es el doble ideal que Moro opone a la reforma eclesiástica de Enrique VIII, seguida de cerca por el deseo depredador de la nobleza y el alto clero, y al fanatismo religioso de la época, fanatismo que había empezado a teñir de sangre primero el suelo alemán y después el de todos los países de Europa, excepto España. b) La ciudad del Sol de Tomás Campanella (1568-1639).- Igual que Moro, Campanella creyó que una sociedad perfecta tiene que ser universal y estar organizada en régimen de comunidad de bienes. Por esto ha parecido a algunos que si la Utopía de Moro había sido ya una expresión y defensa del imperialismo, con más razón todavía lo era la de Campanella, pues no en vano propugna abiertamente un universalismo regido por el rey de España y legitimado por el Papa: “Así España descubrió el Nuevo Mundo para que todas las naciones estuvieran bajo una sola ley. No sabemos nosotros lo que hacemos, pero Dios sí, cuyo instrumento somos. Los españoles buscaron nuevos países por el deseo de oro y de riquezas, pero Dios trabaja para más altos fines”. Los fines individuales de los conquistadores españoles estarían siendo el hilo con que Dios cose el tejido de la historia universal. Una cosa es el fin de los agentes y otra el de la obra traída por ellos a la realidad. 21
  • 25. Campanella también coincide con Moro en la defensa de la religión natural y la necesidad de erradicar los abusos de la cristiana para que pueda extenderse al mundo entero. c) La nueva Atlántida de Francis Bacón (1561-1626).- La utopía de Bacón, aparecida bajo un título de resonancia platónica, dicen algunos que no debería clasificarse como obra de pensamiento utópico, debido a que no se trata en ella la comunidad, sino la técnica, que tantos temores y esperanzas ha despertado desde el Renacimiento hasta el día de hoy. En Bacón, sin embargo, sólo cabía la esperanza. Su obra soñaba con la transmutación de los metales, la generación instantánea, un vino tan fino que podía atravesar la palma de la mano, el submarino, el avión y toda una serie de adelantos que traerían la felicidad a los hombres. Su sociedad utópica no es una comunidad bien ordenada, sino una tecnocracia de la que el orden y la justicia habrían de brotar espontáneamente. Es el dominio científico de la naturaleza el que ha de traer por sí solo la organización humana feliz y justa de las sociedades humanas. d) Otras utopías.- The Commonwealth of Oceana de James Harrington (1611-1677) situó su comunidad perfecta en una isla del Océano Pacífico. El mundo se había hecho más grande que en tiempos de sus antecesores Tomás Moro y Francis Bacón, que habían situado las suyas en el Atlántico. También debe mencionarse el Viaje a Icaria de Etienne Cabet (1788-1856). Hubo asimismo una mitología floreciente sobre el mismo tema: la leyenda española de la Isla de Jauja, Eldorado, a cuya búsqueda se entregó Lope de Aguirre, etc. c) El socialismo utópico La tendencia utópica aún tenía que producir vástagos importantes en los siglos XVIII y XIX, plasmándose en las ideas políticas de algunos filósofos y hombres de acción que Engels agruparía más tarde bajo el despectivo rótulo de “socialismo utópico”. Los socialistas utópicos presenciaron la invasión del mundo social por el capitalismo, la máquina y la industria y contra todo ello dirigieron sus baterías. Los más importantes son los siguientes. 22
  • 26. a) El conde de Saint-Simón (1760-1825) ideó una tecnocracia que combinaba las soluciones de Moro y Bacón a los problemas del industrialismo de la época que le tocó vivir. Predicó la necesidad de sustituir el egoísmo y el afán de lucro por la fraternidad cristiana como motor de la actividad social, para lo que era preciso socializar la propiedad privada, suprimir el derecho de herencia e introducir la máxima según la cual cada uno debe producir según su capacidad y ser pagado según su necesidad, evitando por todos los medios que haya exceso de riqueza o de pobreza. El gobierno, por último, debe ser encomendado a los científicos, porque solamente ellos están capacitados para resolver convenientemente los conflictos sociales. b) Charles Fourier (1772-1837) propuso también la abolición de la propiedad privada. En su lugar debía existir un sistema de falanges cooperativas, a las que debían afiliarse todos los individuos. Las falanges, o falansterios, como se las ha denominado posteriormente, tienen la misión de asignar a cada hombre su necesario sustento. Lo demás será repartido equitativamente entre todos. Las ocupaciones de filósofos, soldados, notarios, registradores, intermediarios, etc., son ociosas y deben ser suprimidas. La gente trabajará principalmente en la producción agrícola, distribuyéndose las actividades de tal manera que cada cual se dedique a la que más le atraiga. Convertido en placer, el trabajo será mucho más productivo y habrá abundancia de bienes para todos. c) Albert Brisbane (1809-1890) logró poner en práctica las ideas de Fourier en Norteamérica, fundando algunos falansterios que no tardaron mucho tiempo en fracasar. 23
  • 27. d) Robert Owen (1771- 1858) fue un rico hacendado que organizó con sus propios media una comunidad denominada New Lanark con el fin de demostrar que las condiciones sociales influyen decisivamente en la producción económica. En su comunidad artificial construyó viviendas, comedores, lugares de recreo, etc., para los obreros, y escuelas para sus hijos, proporcionando a todos un bienestar razonable. El resultado fue que la productividad aumentó. De su experimento extrajo propuestas prácticas para la protección de los trabajadores: reducción a 12 horas de la jornada de trabajo, prohibición del trabajo infantil, universalidad de la educación, organización de cooperativas, etc. Por estas y otras propuestas del mismo tipo Owen es hoy considerado un precursor de la legislación del trabajo. 3.2.1 LA UTOPIA COMO IMAGEN DE LA PLENITUD HUMANA. El utopismo, por su parte, se corresponde con todo ideal de perfección, plenitud, armonía o adecuación a la realidad que puede plasmarse en una utopía. El pensamiento utópico es una categoría del lenguaje que equivale a aquello que todavía no ha sido socialmente vivido y no tiene aún lugar en el discurso. Es, por tanto, previo al hecho existente, lo que Bloch llamara “nochnicht-Erfahrung”, y en el momento en que logra un lugar en el discurso se convierte en utopía, en lo ya dicho, en realidad efectiva, con lo que obtiene así un lugar en la historia (en un libro, en un cuadro, en la música, etc.). Así, la utopía organiza su discurso “sobre el emblema del deseo perfecto, de la idealidad plena, olvida el lugar donde puede cuajar ese deseo y realizarse esa idealidad por lo que se proyecta del mundo de las ideas hacia la realidad” Por otro lado, el utopismo forma parte de la estructura de la mente humana, pues el pensamiento utópico es inherente al ser humano, y configura un elemento integrante de nuestra aptitud mental, que constituye una categoría autónoma del pensamiento. El utopismo ha sido una constante a lo largo de la Historia y desde siempre se puede hallar en el hombre una propensión a la utopía como muestran los estudios del maestro Mircea Eliade quien se percató de la presencia de imaginarios utópicos en 24
  • 28. sociedades cuyos dogmas religiosos son muy distintos. De esta manera, alcanzamos a concluir que el pensamiento utópico, bien entendido como categoría del lenguaje o bien como categoría del pensamiento humano, es un concepto abstracto. En sentido amplio, las distintas concreciones de ese concepto son lo que llamaremos utopías, mundos personales cuya forma viene determinada por su autor y sus circunstancias, mientras el pensamiento utópico se presenta como una constante que subyace en el subconsciente colectivo. Durante mucho tiempo, la aparente desconexión con la realidad que implica el hecho utópico hizo pensar que éste era incompatible con la Historia: el lugar de lo utópico era un lugar inexistente, al que era imposible acceder. Pero la utopía lleva implícita en sí misma el germen de la Historia puesto que surge de un momento histórico concreto: la sociedad en la que su creador la formula y desarrolla, y por tanto, es histórica por esencia, por lo que “debe estudiarse siempre conjuntamente con las estructuras mentales de la época. Las ideasfuerza que la animan están en íntima relación con el pensamiento filosófico, la literatura, los símbolos, los mitos, los movimientos sociales y aún las creencias religiosas de la época”. Platón, en su diálogo La república, describió una utopía del estado ideal basado en la justicia, dirigido por sabios gobernadores, defendido por guerreros valientes y desarrollado por la mayoría de ciudadanos que trabajan como agricultores y artesanos. La vida de estos ciudadanos está dedicada al trabajo y al disfrute de los bienes y la vida de los gobernantes es austera; son los más sabios y prudentes y no manejan la propiedad privada. Para los guardianes se propone un comunismo basado en la razón. El Estado tiene una estructura jerárquica apoyada en la moderación y la razón. En algunas utopías posteriores y específicamente en las desarrolladas por el cristianismo, se enfatiza el rechazo a la propiedad privada como principio de todos los males (San Agustín) y la idea de la convivencia en comunión y democracia. En la historia de la humanidad, las utopías adquieren un valor especial en los momentos de crisis, como un sinónimo de recuperación del rumbo y del sentido de la evolución de la humanidad y de la vida. Las grandes revoluciones y las guerras por la independencia fueron inspiradas por los ideales de libertad e 25
  • 29. igualdad. Los sistemas capitalista y socialista fomentaron el debate entre esos dos grandes principios fundamentales. Cuando se recupera la trayectoria del pensamiento utópico, puede detectarse la existencia no sólo de distintas versiones sino también de distintos significados a través del tiempo, se pueden discernir dos principales momentos: las utopías clásicas y las actuales. En opinión de C. Braslavsky (1999: 27): La perspectiva humanista para construir un nuevo paradigma educativo del siglo XXI, no niega la existencia de intereses de grupos y de clases, pero sí supone que existe la posibilidad de que pese a ellos muchos distintos sujetos sean capaces de percibir los riesgos de las luchas despiadadas y los beneficios de los acuerdos y de la construcción de sociedades con mayores oportunidades de integración y de cohesión. En México, el pensamiento utópico no cuenta con mucha tradición y está vinculado sobre todo con los círculos de investigación y las comunidades universitarias, donde se desarrolla el debate entre la tendencia modernizadora y la posmoderna o de la modernidad tardía. En este debate entre el pesimismo y la posibilidad, entre la dispersión y la unidad, entre la decadencia y la creatividad, se elaboran las nuevas formas de pensar el desarrollo social y la educación. A partir de los años ochenta del siglo XX, investigadores como Pablo Latapí, Hugo Zemelmann, Alicia de Alba y Alfredo Furlán, defendieron el espacio de pensar de manera crítica, creativa, comprometida e inédita y aportaron varias ideas para la construcción de la historia posible y el futuro educativo. La reflexión sobre la utopía resurgió después de las crisis sociopolíticas que pusieron en tela de juicio la educación. En función de esto, se acrecentó la preocupación de los pensadores educativos para tratar de responder el cómo acercarse desde la educación a las utopías anheladas de una sociedad más justa. Alicia de Alba (1993) advierte que la utopía —como una tarea social y educativa— no sólo es posible sino necesaria y deseable para enfrentar la problemática de la indiferencia, con la esperanza de un futuro mejor, 26
  • 30. recuperando el carácter pluriético y multicultural de México. Utopía y posmodernidad se perfilan para la autora como una síntesis de múltiples retos que enfrenta actualmente la educación. Entre los que están la miseria, la crisis ambiental, el empobrecimiento cultural, los avances de la ciencia y la tecnología, los medios de comunicación, la informática, las minorías, las mayorías y la democracia. Ante ellos, los nuevos componentes de la utopía educativa tienen que ver con las tendencias en el desarrollo, que comprenden la interdependencia mundial, el desarrollo sustentable y la sustentabilidad ambiental, los derechos humanos y los avances de la ciencia y la tecnología. En el Congreso Internacional de Educación (Guanajuato, 1999) Pablo Latapí aportó ideas acerca de cómo educar gente honesta en una sociedad deshonesta. Entre sus sugerencias destaca la de fortalecer el criterio propio y la crítica comprometida con el bien común. Así mismo, se observa un resurgimiento de los modelos y metodologías para el desarrollo de la capacidad de pensar y reflexionar, el desarrollo valorar y la construcción de una sociedad sensible a los aspectos de la dignidad humana. Sintetizando este breve panorama de las utopías educativas, puede señalarse que aunque cambian los términos el concepto de la utopía en y para la educación sigue vigente. Sus extensiones pueden detectarse tanto en la metodología prospectiva como en otras conceptualizaciones del cambio educativo, a través de los conceptos de excelencia o calidad educativa, tan presentes en el discurso educativo de nuestros días. 3.3 ETICA APLICADA. La ética aplicada es un nuevo enfoque surgido en 1960 en Estados Unidos, vinculado directamente con situaciones concretas, en la que se destaca la resolución práctica de las controversias morales del ejercicio profesional. En este enfoque se da importancia al contexto, al análisis de las consecuencias y a la toma de decisiones, para la elaboración de prescripciones que se ejercen en los sectores de las prácticas sociales y profesionales. La ética aplicada tiene como campos de interés la bioética, la ética profesional, la ética empresarial y la ética ambiental. Entre las tareas de la ética aplicada como una ética especial se encuentran: 1) dilucidar en qué consiste lo moral en las situaciones específicas, distinguiendo esto de los restantes campos prácticos como el jurídico, político o religioso. 27
  • 31. 2) Intentar fundamentar lo moral aportando las razones para que haya moral o bien denunciar que no la hay. 3) Intentar la aplicación de los principios éticos descubiertos a los distintos ámbitos del campo profesional en cuestión. Como se observa, la ética aplicada es una faceta contemporánea del debate entre teoría y práctica. Surge de la vuelta de los filósofos hacia las teorías morales que definen la noción del bien (el sistema moral) y la deliberación que permite la justificación del acto moral. Este regreso es resultado, en el campo de las ciencias, de las dos caras de la ciencia: una de progreso, es decir, mejoramiento de las condiciones de vida: salud, hábitat, etc., y la otra que presenta peligros como la degradación del ambiente, manipulación técnica del ser humano, etc. A partir de la creciente proliferación de estos problemas éticos se solicitó a los filósofos que dieran su opinión, esclareciendo los asuntos y participaran en la formación y enseñanza especializadas. En este enfoque ético vinculado directamente con situaciones concretas, se destaca la resolución práctica, dando mayor importancia al contexto, al análisis de las consecuencias y a la toma de decisiones. Es por ello que la ética aplicada es más prescriptiva que reflexiva, debido también a las características de los sectores en que se aplica, como el de las prácticas sociales y profesionales. Así, el interés principal de la ética aplicada es el de proponer caminos normativos a partir del análisis de los casos particulares. La ética aplicada da la impresión de que es una disciplina que funciona a partir del descubrimiento de los principios éticos, y una vez descubiertos, se limita a aplicarlos a los ámbitos y casos concretos, siguiendo el modelo de racionalidad del silogismo deductivo. Este es el llamado modelo casuístico, al que suele recurrir en ocasiones la bioética, y que funciona por analogía de casos, pero considerando las consecuencias y el contexto particular. Sin embargo, la ética aplicada ha ido ampliando su campo de acción y hoy día plantea que la solución de casos concretos no debe ser lo único, sino que es preciso diseñar los valores, principios y procedimientos que en los diferentes casos deberían tener en cuenta los afectados. Actualmente se trata de utilizar un procedimiento de carácter retórico y práctico, entendiendo por retórico el arte de realizar juicios probables sobre situaciones individuales y concretas. En este tipo de juicios, que alcanzan probabilidad, no certeza, la solución de los conflictos no se alcanza por la aplicación de axiomas formulados a priori, sino 28
  • 32. por el criterio convergente de todos los hombres, a lo menos de los más prudentes y sabios, expresados en formas de máximas prácticas de actuación Es decir, ahora hay que reflexionar acerca de las propias experiencias y formularlas en forma de método porque se ha advertido, aunque resulte imposible llegar a acuerdos con otros especialistas, en el terreno de los principios éticos, pueden ponerse de acuerdo en ciertas máximas de acción para orientarse en los casos concretos. Ahora bien, la ética aplicada admite que algunos ámbitos requieren de un tipo de reflexión distinta, como es el caso de la bioética, la educación o la moral cívica. Por lo que en los procesos de toma de decisiones es preciso, en primer lugar, tomar en cuenta el tipo de actividad de la que nos ocupamos (médica, económica, ecológica, informática, periodística, etc.) y la meta por la que la actividad cobra su sentido. Recordando que toda actividad cobra su sentido al perseguir los bienes internos a ella. En segundo lugar hay que tener presentes los valores, principios y actitudes que es menester desarrollar para alcanzar la meta propia, y el bien interno a esa actividad. En tercer lugar hay que reconocer los valores y principios peculiares anteriores en esa actividad concreta y su relación con los desarrollados en el proceso ético dialógico. Por último hay que considerar los datos de la situación, describiéndola del modo más completo posible. En la ética aplicada, las decisiones se dejan para que sean tomadas en cada caso por los afectados, o por sus representantes, desde el marco deontológico que los considera como interlocutores válidos, si bien los argumentos que se aportan pueden proceder de distintas tradiciones éticas. También hay que decir que los principios han de ser seguidos mientras no entren en conflicto con otros de igual rango, y en caso de que entren en conflicto, son los afectados o sus representantes los que tienen que decidir, a partir de los datos, llegando a una decisión personal. La forma como operan estos principios de la ética aplicada en cada una de sus áreas, tiene ligeros matices, debido a las particularidades y características propias de cada una de ellas. La bioética es el campo en el que se cuestiona lo ético de las prácticas tecnocientíficas y biomédicas. En estas últimas los cuestionamientos abarcan las prácticas con humanos, animales y vegetales, así como sus dimensiones sociopolíticas. Para abordar la reflexión, utiliza un diálogo interdisciplinario del que son parte la medicina, la ética, el derecho y la teología, sin cerrar otras posibilidades. Crea un espacio de interacción comunicacional en el espacio público abierto y pluralista, en el que diferentes comunidades de pensamiento pueden expresar y discutir el sentido de sus creencias y de sus valores que son 29
  • 33. cuestionados por el desarrollo biomédico. Otra forma de presentación de la bioética es en forma de discurso, lo que incluye diversos tipos de publicaciones como libros, artículos, etc.; y de prácticas normativas respecto a la enseñanza, la participación en comités de ética o en consultas en los hospitales. La ética aplicada constituye una de las áreas más prolíficas y actuales de la filosofía contemporánea. Los que hacen ética aplicada desarrollan su trabajo en varias áreas de la sociedad contemporánea donde la ética posee un papel relevante. Trabajan en ámbitos como la bioética, la ética empresarial, la ética ambiental, la ética legal, la ingeniería ética, la ética de la comunicación, la ética del ciberespacio, etc. La ética aplicada es la parte de la ética que se ocupa de estudiar cuestiones morales concretas y controversiales. Por ejemplo, algunos objetos de estudio de la ética aplicada son el aborto inducido y los derechos de los animales. Algunas de éstas se agrupan por similitudes y son estudiadas por subdisciplinas: La bioética. La deontología. La ética ambiental. La ética militar. 3.3.1 ETICA PROFESIONAL. Ética Profesional. La profesión se puede definir como ʺ actividad personal, puesta de una la manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona humana. 30
  • 34. En un sentido estricto esta palabra designa solamente las carreras universitarias. En sentido amplio, abarca también los oficios y trabajos permanentes y remunerados, aunque no requieran un título universitario. En virtud de su profesión, el sujeto ocupa una situación que le confiere deberes y derechos especiales, como se verá: La Vocación. La elección de la profesión debe ser completamente libre. La vocación debe entenderse como la disposición que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. Quien elige de acuerdo a su propia vocación tiene garantizada ya la mitad de su éxito en su trabajo. • Finalidad de la Profesión. La finalidad del trabajo profesional es el bien común. La capacitación que se requiere para ejercer este trabajo, está siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficio de la sociedad. Sin este horizonte y finalidad, una profesión se convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradación moral del propio sujeto. El Propio beneficio. Lo ideal es tomar en cuenta el agrado y utilidad de la profesión; y si no se insiste tanto en este aspecto, es porque todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideración de su provecho personal, gracias a su profesión. No está de más mencionar el sacrificio que entrañan casi todas las profesiones: el médico, levantándose a media noche para asistir a un paciente grave; el ingeniero, con fuertes responsabilidades frente a la obra, etc. La profesión también gracias a esos mismos trabajos, deja, al final de cuentas, una de las satisfacciones más hondas. Capacidad profesional. Un profesional debe ofrecer una preparación especial en dos sentidos: capacidad intelectual y capacidad moral. La capacidad intelectual consiste en el conjunto de conocimientos que dentro de su profesión, lo hacen apto para desarrollar sus labores. Estos conocimientos se adquieren básicamente durante los estudios universitarios, pero se deben actualizar mediante las revistas, conferencias y las consultas a bibliotecas. Es responsabilidad del profesional 31
  • 35. mantenerse actualizado en conocimientos. La capacidad moral es el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, digna del aprecio de todo el que encuentra. Abarca no sólo la honestidad en el trato, no sólo en el sentido de responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino además la capacidad para abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho más amplio, hacia la búsqueda y construcción de una sociedad más justa y equilibrada. El profesional debe ejercer su función desde la más estricta honradez y fidelidad a los principios. Junto a los conocimientos y habilidades para el buen desempeño, los profesionales deben caracterizarse por sus principios éticos y morales, por su honestidad a toda prueba, por su incorruptibilidad, por su disciplina, su espíritu colectivo, por su austeridad, modestia y estilo de vida sencillo. El ejercicio profesional demanda un amplio campo de autonomía, tanto personal como del colectivo en su conjunto, cuyo correlato es la asunción de las responsabilidades inherentes al desarrollo de la actividad. La RESPONSABILIDAD PROFESIONAL, es un caso paradigmático de responsabilidad moral que proviene del conocimiento especial que cada uno posee. El profesional debe dominar una parte especial del conocimiento avanzado, particularmente conocimiento que tiene que ver con el bienestar de los otros, que demarcan una profesión. Como guardianes del conocimiento especial que influye en el bienestar humano, los profesionales están obligados por responsabilidades morales especiales, que son requerimientos morales, a aplicar a su conocimiento, de forma que beneficie al resto de la sociedad. Dicho lo anterior, podemos hablar de la existencia tanto de una ética como de una deontología profesional. La primera se centraría sobre todo en perfilar y definir el bien de una determinada profesión (no sólo el personal del propio profesional, sino especialmente su aportación al bien social o común), mientras que la segunda se ocuparía de las obligaciones propias de dicha actividad. En otras palabras: la ética profesional sería la expresión de las diversas y plurales éticas de máximos existentes en todos y cada uno de los profesionales de especialidad, mientras que la deontología expresaría la ética de mínimos que todas las anteriores comparten y están obligadas a cumplir a pesar de sus diferencias. ÉTICA PROFESIONAL DEONTOLOGÍA Orientada al bien, a lo bueno. Orientada al deber (el deber debe estar en contacto con lo bueno). No normativa. Normas y códigos. No 32
  • 36. exigible. Exigible a los profesionales. Propone motivaciones. actuaciones. Conciencia individual predominantemente. Exige Aprobada por un colectivo de profesionales. Amplitud: se preocupa por los máximos. Mínimos obligatorios establecidos. Parte de la ética aplicada. Se ubica entre la moral y el Derecho América Latina necesita profesionales universitarios que tengan valor: • Que tengan valor para ser lo que son y no pretendan lo que no son. Para vivir honradamente dentro de sus propios recursos y no deshonestamente a expensas de otros. • Profesionales que no quieran adquirir riqueza sin trabajar. Profesionales que desarrollen negocios con moral. Profesionales que tengan ciencia pero con amor a la humanidad • Profesionales que aprendan a relacionarse con los demás, en un entorno en que sean unos artífices de un trato de excelencia. Profesionales que se metan en política pero con principios. La experiencia ética en el campo de la profesión se relaciona, fundamentalmente, con tres ideas: la idea del deber, la idea del bien y la idea del sentido. Desarrollar una profesión es, de entrada, adquirir unos deberes y llevarlos a cabo mediante la intervención en un determinado ámbito de la sociedad. En segundo lugar, es intentar hacer un bien a un destinatario y, asimismo, a un conjunto social y, en tercer lugar, es construir prácticamente un sentido con la propia actividad, con la propia vida. Trabajamos por algún motivo, para conseguir un determinado objetivo, aunque no todos coincidamos en la razón o el motivo de nuestro trabajo. A veces, la profesión tiene un sentido intrínseco, es decir, por sí misma tiene valor. En otras ocasiones, la profesión tiene un sentido extrínseco, es decir, se le atribuye valor porque gracias a ella uno alcanza determinados objetivos ajenos a la profesión, pero que no podría alcanzar sin ella. La experiencia de la profesión, al igual que la experiencia ética, se relaciona en todo caso con estos tres conceptos: el deber, el bien y el sentido. Ser profesional, sea del sector que sea, significa asumir unos determinados deberes. La experiencia ética se refiere directamente a la experiencia del deber. ` El concepto de ética profesional es aquel que se aplica a todas las situaciones en las cuales el desempeño profesional debe seguir un sistema tanto implícito como explícito de reglas morales de diferente tipo. La ética profesional puede variar en términos específicos con cada profesión, dependiendo del tipo de acción que se lleve adelante y de las actividades a desarrollar. Sin embargo, hay un conjunto de normas de ética profesional que se pueden aplicar a 33
  • 37. grandes rasgos a todas o a muchas de las profesiones actuales. La ética profesional también puede ser conocida como deontología profesional. La idea de ética profesional se establece a partir de la idea de que todas las profesiones, independientemente de su rama o actividad, deben llevarse a cabo de la mejor manera posible, sin generar daños a terceros ni buscar exclusivamente el propio beneficio de quien las ejerce. Así, algunos de los elementos comunes a la ética profesional son por ejemplo el principio de solidaridad, el de eficiencia, el de responsabilidad de los hechos y sus consecuencias, el de equidad. Todos estos principios, y otros, están establecidos a modo de asegurar que un profesional (ya sea abogado, médico, docente o empresario) desempeñe su actividad coherente y sensatamente. Cuando un profesional no cumple de manera evidente con las reglas de ética profesional, es punible de altos castigos o sanciones ya sea por parte de sus clientes o pacientes como también por parte de sus superiores, cualesquiera estos sean dependiendo del tipo de profesión o actividad de la que se hable. 34
  • 38. En si este trabajo nos lleva a que la vida se rige en una constante lucha entre lo bueno y lo malo, que cada quien es el que decide lo que para el es bueno y lo que es malo pero no siempre quiere decir que en la vida todo sea fácil, ya que se necesita de logros, de lucha y de sufrimiento para contemplar una mejor vida. Rubí Cristell Alavez Pérez. 35
  • 39. En conclusión lo que le da el impulso a nuestras acciones es el motivo, la razón, el poder y la lucha los cuales nos impulsan hacer realmente personas dignas ya que el truco esta en saber cuando las cosas son correctas y aplicarlas adecuadamente a cada caso de la vida. Araceli Zúñiga Velázquez. 36
  • 40. En si este trabajo justifica una explicación propia de un sin numero de cosas que pasan alrededor de la vida y que es el echo de que se puede elegir o tomar uno u otro camino los cuales nos llevan a otro destino. María de Jesús López García. 37