Este documento discute los fundamentos de una ética latinoamericana y sus principales desafíos. Explica que la ética se refiere al comportamiento humano y busca formas de vida ricas en humanidad. También explora la relación entre la ética y disciplinas como la antropología, el derecho y la religión. Argumenta que América Latina necesita una ética propia que se construya desde su propia identidad e historia, en lugar de éticas impuestas desde fuera. Finalmente, sostiene que la ética latinoamericana debe enfocarse

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LA ÉTICA: FUNDAMENTOS DE UNA ÉTICA
LATINOAMERICANA Y SUS PRINCIPALES DESAFÍOS
Antes de adentros en el tema que nos ocupara en esta investigación sobre la ética latinoamericana, será un
repaso del concepto "ética" a nivel general para luego llegar a lo que nos ocupa en este caso. Es
importante trazar estas primeras líneas ya que nos permitirá tener una mayor compresión y una buena
asimilación de los temas.
Desde la etimología hablar de ética y moral se percibe la condición de sinónimos de estos conceptos,
aunque a lo largo de la historia la expresión "ética" se ha utilizado para designar la reflexión racional
acerca del proceder humano y la expresión "moral" se ha reservado para la reflexión teológica acerca de
ese mismo actuar del ser humano.
Objeto de la ética
Podríamos decir que se trata del comportamiento del ser humano en cuanto ser social y su trabajo es un
esfuerzo por localizar los modos de conducta que llevan a formas de vida ricas en humanidad (en este
esfuerzo recurre a ciencias auxiliares-psicología, educación, etc y tener claridad en cuanto al horizonte
antropológico que maneja).
Un concepto
Podríamos afirmar preliminarmente que entenderemos ética como: un saber normativo de la rectitud de
los actos humanos según principios racionales.
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Método de la ética
La ética combina lo inductivo (de los particular al principio universal) y lo deductivo (de lo universal a la
aplicación particular). Mirando la realidad, va más allá y propone un deber ser, un ideal de vida, pues el
ser no da el deber ser. Ese proyecto de vida se puede enseñar y se puede aprender, pero sería un error
quedarse en la mera teoría. Aquí la vivencia concentra que los valores (potencialidades) a través de las
virtudes, la contemplación de los buenos ejemplos y el apoyo de las instituciones sociales (educación,
familia, etc). es decisivo.
Ética y disciplinas afines
Como se ve, la ética es un ingrediente esencial para toda cultura, que se encuentra muy próxima a otras
disciplinas afines a ella por diversas razones. Veamos algunos casos:
Ética y antropológica: es claro que la ética, al referirse a la conducta humana, presupone una manera
concreta de concebir al ser humano. Así por ejemplo, el dualismo platónico lleva a una ética dualista y
algo pesimista; o bien, el realismo de Aristóteles lleva a un ideal ético más positivo; la ética cristiana, por
otra parte, propone una ética del seguimiento que abarca todas las áreas de la vida.
Ética y derecho: estamos ante dos realidades imperativas y referiidas a la conducta humana, entre las
cuales surgen con frecuencia diversos grados de tensión, sobre todo, luego de la Edad Moderna cuando la
influencia de Kant, Grocio y Thomasius marcan la distancia entre lo que antes casi se identificaba: lo
ético y lo jurídico.
Ética y religión: la relación parece obvia, pero, sin embargo hay que tener presente lo que sigue:
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pueden surgir religiones inmorales,
puede darse el caso de morales no religiosas,
el proceder ético tiende a ser autosuficiente y centrado en la virtud de la justicia.
la acitud religiosa es confianza en una divinidad y se centra en el amor.
Ahora, hay que tomar en cuenta que aunque toda religión implica criterios de proceder ético, la religión
no se reduce a una ética.
Ética y cultura
La ética es una parte de eso que llamamos cultura y que engloba cuatro ejes esenciales: ciencia, bellas
artes, religión y normas de conducta. Todo pueblos, por más primitivo que sea, ha desarrollado su cultura
en torno a estos ejes.
Ética personal y ética social
A la hora de contemplar al ser humano, persona individual y ser social, tenemos que evitar visiones
extremas y deformantes: ni el individualismo a ultranza ni el socialismo despersonalizante, pues son
posiciones que conducen a caminos inseguros y capaces de complicar el camino hacia una sociedad más
justa.
La ética tiene una dimensión personal cuando se refiere a la vida concreta de cada ser humano, a las
decisiones de cada quien, a las opciones que se hacen en concincia. Pero, ese ser humano es también un
ser que vive en la Polis, y por tanto, con una urgencia de adecuarse a la normativa socialmente
considerada aceptable y llamado a colaborar para que nunca falte un consenso básico que facilite la
convivencia y una alta temperatura mora en el todo social.
El ideal está en el justo medio: ni individualismos ni colectivismos. Se trata de una vivencia de una ética
de responsabilidad con un alto nivel de sensibilidad social y de capacidad de defensa de la dignidad de la
persona humana ante cualquier abuso del poder público.
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Dos temas decisivos: libertad y conciencia
Nos ubicamos ante dos temas esenciales en la reflexión ética:
La libertad humana: podemos afirmar que sin libertad no hay ética. Un tema de actualidad comprobada y
hasta se mira la historia de occidente como la lucha por la libertad. Hay quienes niegan que la libertad sea
posible, otros la afirman de modo absoluto y otros le reconocen límites.
Podríamos arriesgarnos con un concepto: es la cualidad humana por la que, puestas todas las condiciones
para la acción, puede actuar o no.
Podemos clasificar la libertad así:
Libertad física: es el grado meno de la libertad e indica ausencia de lazos físicos.
Libertad psíquica: ausencia de coacción interna y hace posible la autodeterminación plena.
Estamos ante quien es dueño de sí, el que ejerce el libre albedrío.
Libertad ética: permite la elección entre el bien y el mal.
Aporte de Erick Fromm
Libertad para...
Se refiere a posibilidad de actuar cotidianamente.
Libertad de..
Se refiere a la ausencia de coacciones.
Conciencia: nos ubicamos ante una realidad que es vista como decisiva desde cualquier punto de vista.
Según el Génesis es "voz de Dios", en la opinión de Rousseau "celeste voz". Y F. Dostoievski la verá
como "profeta del corazón".
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Puede comprenderse en dos sentidos:
Conciencia psicológica: Lleva a la persona a darse cuenta de que sabe que sabe.
Conciencia moral: Es capaz de enjuiciar los propios actos. No es autónoma, pues discierne desde
ciertas normas. Sus funciones: testifica, obliga, juzga. Puede ser recta, errónea, laxa, dudosa.
Es una realidad propia del ser humano, pues sólo él puede reflexionar acerca de la corrección de sus actos
y cotejarlos con las normas.
Luego de hacer una revisión filosófica de la ética, nos podemos plantear las siguiente pregunta: ¿Existe
una ética propia de latinoamericai? En los siguientes párrafos se intentará responder a dicha cuestionante.
ÉTICA EN LATINOAMERICA
Desde el frio extremo sur que nos lleva a las tierras patagónicas hasta la muralla norteamericana que
rompe sueños latinos de grandeza se halla Latinoamérica. ¿Que es el ser latinoamericano? ¿Quién soy yo
como habitante de estas tierras de fuego?: “Un antiguo nacionalismo americano nos han fijado en
estrechas imágenes de “patrias pequeñas” cuya fuerza se ha dirigido a la exaltación de sus pequeños
héroes” dice Mircea Eliade.
Es necesario fijarnos y situarnos en nuestra propia existencia latinoamericana para poder pensar en una
ética que dé a los movimientos populares de liberación una clara conciencia de su praxis servicial. Es
decir, en la exterioridad que determina nuestra propia naturaleza.
La filosofía latinoamericana desde su inicio fue motivada por la búsqueda de los pueblos de América
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Latina su identidad histórico-cultural y vías hacia el progreso. En todas las etapas de su evolución, desde
los "fundadores" hasta la " filosofía de la liberación", dicha filosofía siempre ha procurado la importancia
de los problemas filosóficos del ser, del hombre, de la cultura, de la moral y la libertad[1].
Se sitúa de la ética abstracta a una moral viva, a que esta sea sustituida por una lógica viva capaz de
reflejar los fenómenos y contradicciones de un dinamismo que orienta al hombre en su acción social.
La posición de los valores humanos orientada a la utilidad y frutos prácticos son criticados por Vaz
Ferreira como ética pragmática. El afirma la libre voluntad y dignidad del hombre considerando que
cualquier manipulación o imposición forzada de creencia es nociva e inadmisible pese a su supuesta
efectividad funcional.
Otro filosofo como Alejandro Korn menciona la necesidad de una filosofía que tenga esta orientación
ética capaz de rescatar de los latinoamericanos su conciencia de personalidad libre y consciente. Los
valores tienen una misma finalidad: la libertad absoluta.
La libertad y la ética son conceptos relativos.
A partir de los 70´s la filosofía latinoamericana se cristaliza en una filosofía de liberación donde su centro
es el problema de la libertad del hombre. Esto se refleja en los trabajos de investigación del hombre en
sus problemas más vitales, que se exponen en obras de Leopoldo Zea, Arturo Roig, Enrique Dussel, entre
otros.
En la filosofía de Dussel, la ética es la “filosofía primera”. La filosofía de la liberación deber ser
ético-politica. Este critica la dominación vigente que justifica la dominación y le propone una ética de
liberación.[2]
La ética para Dussel debe servir a la concientización de estos problemas del hombre: la crisis ecológica,
el subdesarrollo, problemas globales, etc. Dussel toma como punto de partida de la ética la vida humana.
El desarrolla el concepto intento del ser humano. En contra del naturalismo y del dualismo antropológico.
Dussel enfatiza el aspecto material de la vida, la corporalidad del ser humano, pero los ve en la unidad
con las características socio-culturales del ser viviente como un ser lingüístico, autoconsciente y ético.
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Sus conceptos, como la "razón practico-material", el "principio material”, se refieren a la vida
propiamente humana en toda su plenitud; “todo el que obra éticamente debe producir, reproducir y
desarrollar la vida de cada sujeto humano en comunidad, en último término de toda la humanidad. Es un
enunciado normativo con pretensión de verdad practica universal”. Las discusiones éticas son discusiones
de la normatividad.
En América Latina hay un contraste con la ética de la Europa occidental o del mismo Estados Unidos.
Mientras en el llamado “primer mundo la ética ha venido en declive a través de oros caminos en América
es una realidad agonica, vital, cotidiana.
En un Artículo que presenta el Autor J.L Aranguren “la ética trata del cómo hemos vivimos o habitamos,
es decir, los comportamientos específicos en cuanto individuo o grupo social y de cómo debemos actuar
de cara a un objetivo ideal o final ya sea ontogenético a filogenéticamente”[3]
En América el nexo de la ética y la academia es un vínculo que a diferencia de Europa se ha mantenido de
fuerte que en términos de los problemas éticos hay una tendencia entre lo que se ofrece el “discurso ético”
y la vivencia cotidiana ética de su humanidad. Entonces ¿Qué es la ética en América latina?
La especificidad de la ética radica en el que ella no se ocupa propiamente de los actos humanos sino del
valor de esos actos. Estos actos se definen por parte de cada ética en términos del bien (si son actos
buenos o no) en términos de libertad, de igualdad de justicia.etc. El problema de la ética para nosotros
surge principalmente en considerar si el valor de los actos humanos puede ser cualquiera y cuáles son sus
criterios y como se determinan.
En América latina la historia de ella misma es la historia de la vida que busca hacerse posible de tantos
los que viven en el subcontinente como de las diferentes etnias, comunidades lingüísticas y religiosas etc.
En el caso de la ética para América Latina es la ética que no simplemente habla de los valores, sino del
valor absoluto de la vida y propugnar activamente la dignidad cuestionando el estado de violencia que
amenazan los derechos humanos y la paz. Es un campo de batalla entre la vida y la muerte entre el
silencio y la denuncia, las desapariciones y la convivencia generando finalmente una conciencia nacional.
Por ejemplo: vivimos en una realidad donde se cuestiona y debate la existencia de todos los individuos o
de una comunidad en sí. Es esta la verificación de que el individuo o su cultura no es necesario. En
términos generales América Latina es un continente al que se le ha impuesto como destino histórico
demostrar su propia existencia.
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No puede existir una filosofía ética sin una filosofía de la historia y una cultura paralela a ella. La
problemática de la ética repercute en los temas de la historia y de la cultura. Un filósofo que puede ayudar
a entender esta relación entre ética filosófica y filosofía de la historia es el hondureño José Cecilio del
Valle.
Este humanista consideraba que el ser humano es un ser histórico pues va progresando a un ritmo
histórico, que es el ritmo en que progresa la ciencia. Y esta ciencia debe ir ayudando al ser humano a
buscar esos valores de unidad y libertad que contribuyan a su vez a alcanzar en la nación el propósito de
la felicidad común.
Ante una ética que tiene rasgos de su origen en Europa ( como toda la filosofía) y que se impuso a
través de la historia del descubrimiento, conquista y colonización se clama por una ética
específicamente Latinoamérica que se construye desde si mismo a diferencia de las otras éticas
que son la éticas de la dominación o de dependencia política,económica,culural de otras potencias
y regiones.
“Hoy América Latina es el continente más desigual del planeta, siendo también el de mayores
riquezas naturales. Esta “pobreza paradojal” como bien la ha descripto Bernardo Kliksberg,
constituye un alerta urgente para la reflexión y la acción. El pensamiento racionalista operaría en
términos estrictamente económicos, lo ha hecho y lo sigue haciendo. Sin embargo, como bien se
ha demostrado en innumerables estudios e investigaciones de gran rigor, esta situación no obedece
meramente a razones de productividad o tiempos del crecimiento económico. Hace falta otra
comprensión del fenómeno del desarrollo, una comprensión más integral y menos reducida acerca
de los factores económicos y sociales.”[4]
DESAFÍOS ÉTICOS PARA AMÉRICA LATINA
Desde el punto de vista de este futuro “a corto plazo” encontramos un desarrollo ético de América Latina
que nos pone en una sociedad abierta al mundo, donde se respeten los derechos humanos, se da la vida
digna de todos para hacerlo realidad. Ese desarrollo ético tiene sostenibilidad en el tiempo, en el
desarrollo económico y en la sostenibilidad ambiental.
Una sociedad sin discriminación con una presencia empresarial que invierta en tecnología que compita
lealmente y genere empleo es la visión futurista de una América latina que todos deseamos donde le
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Estado sea más para el bien común y menos para la corrupción y el enriquecimiento de pocos.
Como lo hemos referido en anterior momento no basta que en cuanto ética pongamos en discusión las
conductas éticas en su misma pues puede haber medios y conductas para llevar a una sociedad al
desarrollo ético sino en buscar camino, una ETICA PARA HACER EL CAMINO.
II ETICA PARA HACER EL CAMINO
Vemos cuatro enemigos mortales que impiden recorrer este camino:
1) El individualismo posesivo y utilitario como cultura dominante.
2) El amoralismo que considera innecesaria y contraproducente la
pregunta ética más allá de los saberes técnicos e instrumentales y de la
utilidad.
3) La utopía y el deber ser abstractos cuando no conectan con las acciones
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para transformar la realidad en esa dirección.
4) La dificultad de conectar las metas éticas con medios que se vuelven
éticamente indispensables, aunque en sí parecen y son neutrales.
Quisiera decir dos palabras de cada uno de estos puntos.
1. 1.1. El individualismo y la solidaridad
No podemos achacar a estas acciones que buscan el interés y las utilidades propias en algo éticamente
negativo, sino que es esta debe saberse encauzada, motorizada y complementada para que contribuya al
bien colectivo de la sociedad. Hay que encausar la labor solidaria propia de toda persona humana.
No puede haber sociedades individualistas en todo su ser ni completamente solidarias. Su completa
parcialización los llevaría a la ruina, al acabose.
“Los éxitos logrados por el desarrollismo individualista, utilitario y economicista tienden a reducir la
pregunta ética a mera medición utilitaria, dejando los planteamientos éticos como residuos culturales
inoperantes.”[1]
A nivel económico, donde se puede dar un valor de mercado que sustituya por si mismo a la dignidad
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humana la eticidad no pude subordinarse a la utilidad convirtiéndose en un caso cerrado.
En el plano económico, con el desarrollo del capitalismo, la ética empresarial de mercado es de los
grandes pasos para una América latina que siendo el sitio más rico del planeta en cuanto recursos se
refiere aún no llega a su total esplendor, causa primera por el manejo explotador e incontrolable de las
potencias comerciales mundiales hacia América Latina y con un cómplice a lo interno: nosotros mismos.
AMORALISMO CULTURAL Y DESARROLLO SOSTENIBLE
Considerar bueno lo que produce utilidades y malo lo contrario. No se está velando por el bienestar de las
futuras generaciones venideras. Se mantienen a los pobres y marginados tan lejos socialmente se puede.
Los sentidos morales de las personas deben ir acompañados de estímulos institucionales elaborados. Una
visión ética de la sociedad debe reformar la motivación positiva del amor, previendo, que con frecuencia
no basta.
UTOPIA Y DEBER SER ABSTRACTOS
La utopía de una sociedad ideal donde se estén ausentes los rasgos antihumanos que caracterizan a las
sociedades latinoamericanas y buscar construir alternativos. Se deben buscar medios para llevar a flote las
potencialidades y fuerzas que pueden crear realidades gradualmente superiores.
CONEXIÓN DE MEDIOS Y FINES
Se necesitan metas superiores cargadas de fuerza ética para su valor humano. Deben conectarse y asumir
la racionalidad instrumental de los medios. Es poner énfasis en cómo desarrollar una realidad que es
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deseable y necesaria. Las metas éticas exigen en poner énfasis en cómo hacer realidad aquello rechazando
medios que sin ser malos en si pueden producir efectos desastrosos. Aquí entra el reto de una nueva
cultura productiva capaz de lograr una sociedad donde haya vida digna y oportunidades para todos.
MEDIOS A PARTIR DE LA ACTUAL REALIDAD
“Una condición indispensable para ello es la elevación de la productividad social, la introducción de la
cultura de hacer más con menos y de hacerlo mejor, de apostar al desarrollo máximo del talento humano y
de hacer que las instituciones y las reglas de juego estimulen esta cultura productiva, sin la cual nos
quedamos atrás en el mundo”[2]
La educación en Latinoamérica en su forma actual acentúa la pobreza y la injusticia. Hoy es necesaria que
esta experimente una elevación de si misma para potenciar las naciones y los sectores que en ellas están
subdesarrollados y marginados. Ello debe incluir una visión de riqueza justa debidamente de acuerdo al
desempeño.
El saneamiento de lo público requiere la elevación en la productividad política y la transparencia en los
servicios de educación, salud, justicia y demás servicios públicos. Que haya una sana relación entre la
sociedad y el estado donde este último tenga la exigencia social de contribuir al bien común.
Debe dejarse el centralismo político institucional que favorece el clientelismo y llevar a un
fortalecimiento institucional.
“Está claro que el desarrollo de nuestros países requiere inversión, tecnología y mercados internacionales
y todo ello se refiere a factores exógenos que, en buena parte, no están bajo nuestro control. Es evidente
que un alto porcentaje de nuestros presupuestos nacionales y de los recursos se van en pago de la deuda
externa y no en inversión en el país, así como salen cuantiosos montos de capital latinoamericano . El
fortalecimiento interno de América Latina es necesario también para poder negociar en una globalización
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asimétrica que requiere una profunda revisión ética. No lo tratamos aquí, pues es materia de otras
ponencias y paneles.
Para nuestra reflexión, tiene alguna ventaja el año 2002 sobre el año 1992. Entonces no pocos creían y
trataban de vendernos la idea de que bastaba liberalizar, privatizar y crecer económicamente, para lograr
el desarrollo exitoso. Hoy es más claro que esto no es suficiente, sin equilibrarlo y complementarlo con
un Estado y una institucionalidad fuertes con políticas sectoriales de objetivos claros y riguroso
ordenamiento de medios afines.
Para su ejecución hay que combinar y estimular el dinamismo de la iniciativa privada la libre iniciativa y
los mecanismos de mercado.
Sabemos que la búsqueda del propio interés es un excelente motor para la productividad, así como el
desarrollo de las ciencias y la tecnología proveen de racionalidad instrumental, pero para que ese
potencial se encuentre con las necesidades sentidas y clamorosas de nuestros países tiene que operar
dentro de un Estado fuerte, saneamiento institucional y claridad en la ética, no sólo de los fines, sino de
los medios imprescindibles para lograrlos”
(Luis Ugalde,Caracas,2002)
La Legalidad de la Injusticia
Basado en el libro: Para una ética de la liberación latinoamericana de Enrique Dussel.
Enrique Dussel desde su línea para una ética de la liberación, critica cómo el pensar griego llegó a
divinizar la ley como las normas que se cumplen en la totalidad cósmica (Dussel, 1973).
Para Dussel los griegos nos enseñaron a divinizar aquello que fue creado para servicio del hombre, nos
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enseñaron a divinizar el sol o la luna. Y esta ley cósmica después pasó a convertirse en ley helenista de la
polis o de la ciudad. Luego, lo griego se universalizó abstractamente: lo griego se hizo natural y lo
anti-griego se confundió con el mal, desde entonces lo ilegal es malo. Esto fue heredado por Europa y
traído a América.
Pero Enrique Dussel nos presenta un problema ético interesante para el imperativo categórico Kantiano, si
este tuviera que juzgar la siguiente situación de aquella época:
Enfrentemos ahora a un azteca a un hindú, ambos en el siglo XV antes de la presencia del europeo en dichos mundos.
Propongámosles "matar a un hombre". El azteca no tendría inconveniente en elevar al rango de ley universal (tal como
lo había hecho el Imperia azteca) que matar a ciertos prisioneros al dios sol era un acto moralmente bueno. Por el
contrario el hindú no sólo no mataría a un hombre, sino que ni siquiera a una vaca -aunque muriera de hambre su hijo
ya que el alma de la vaca, de la planta, de su hijo o de un mosquito, en su fundamento, son lo mismo. Si se enfrentara el
azteca al hindú, aquél no tendría inconvenientes en inmolar al segundo y sin embargo ambos habrían cumplido con el
imperativo categórico de Kant. (Dussel, 1973, pág. 68).
Pareciera entonces que tampoco podemos aplicar ciegamente la ética europea en nuestra región, como un
conjunto de normas universales, ya que por ejemplo para Hegel se debe sacralizar cierto orden de modo
que la ilegalidad sea algo inmoral. Pero para Dussel la legalidad no puede ser el fundamento de la
moralidad, ya que la praxis moral debe tener su origen en el Otro:
La Alteridad como momento exterior al "acto total" de la humanidad final es la única garantía de una ética que guarda
siempre la apertura al futuro y que impide a todo orden legal, sea particular o pretendidamente universal, el fijar una
Totalidad como la última, negando así a la historia. (Dussel, 1973, pág. 66)
Esta Totalidad además puede negar algún Otro que no se encuentre dentro de la ley vigente, por esto es
una ley que oprime al Otro encubriendo al dominador.
Para esto nos muestra Dussel, la praxis analéctica o trans-ontológica, la cual tiene un origen para la
moralidad distinto que el de la legalidad. Ya que es una praxis liberadora, que recurre a la ilegalidad. No
aquella ilegalidad como la del ladrón que rompe las normas valiosas para el orden vigente y para él
mismo, Sino que es la ilegalidad que va más allá de las leyes, para encontrarse con Otros, que se
encontraban fuera, para empezar a cumplir otra moralidad, precisamente la de estos Otros y con esto un
nuevo orden, el del oprimido. Es el amor al Otro que se expresa al ser tomado en cuenta así:
"Tengo derechos que no están vigentes en tu Todo", abre un camino "imposible". (Dussel, 1973, pág. 72)
Explica Enrique que es imposible porque ese otro no está en nuestro mundo vigente, es nada en mí. Por
tanto la Praxis liberadora es un obrar atravesando el orden vigente, porque como dice el autor:
Sólo el hombre justo, el que obra el acto moralmente bueno, corre el riesgo de avanzarse hacia el "servicio" liberador
del Otro dando la espalda al Todo que lo cobijaba en la seguridad como "su casa". (Dussel, 1973, pág. 68)
Son para Dussel, los héroes, aquellos que se lanzan a liberar al oprimido, los que llegan a obrar estricta y
moralmente bien. Como lo hizo Bolivar en Colombia o Hidalgo en México, San Martín en la Plata. Todos
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ellos debieron dar la espalda a la legalidad de las leyes de la Indias, de España, o del Cristianismo, para
dar reconocimiento legal a los Otros.
Así se invierte la legalidad, pues ahora el acto supremamente bueno es la praxis liberadora de aquellos
otros a quienes antes era bueno oprimir.
En síntesis el imperativo categórico, nos haría enjuiciar dentro de una ley vigente de forma que se
beneficiará siempre a los dominadores de esta ley con la que mantendrán su statu quo, mientras que habrá
Otros que quedarán oprimidos. El respeto por el Otro es esperanza, justicia en un nuevo orden. La
eticidad no se puede cerrar al Otro, debe abrirse para liberarlo:
La praxis moralmente buena es ilegal del Todo pasado vigente y fiel al Todo futuro esperado en la justicia y que se
abre desde el Otro. (Dussel, 1973, pág. 69)
Con razón se han dado las muertes de muchos libertadores en pro de una ética más justa en nuestra
Latinoamérica. Estos se exponen a romper las normas vigentes, sin contar con las leyes que los escuden o
los protejan, con la finalidad de que a futuro sean Otros los que sean protegidos por nuevas normas,
herencia de su sacrificio.
Eran éticas de la ley, que aplaudían a los héroes pasados, vivían sobre sus glorias y mataban, y siguen matando, a los
héroes presentes de las patrias futuras. Nuestra ética se levanta, con conciencia, contra todas ellas y las declara
inmorales. (Dussel, 1973, pág. 69)
Bibliografía
Dussel, E. (1973). Para una ética de la liberación latinoamericana. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
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