1. DOMINGO XVII DEL TIEMPO
ORDINARIO- CICLO B
LECTURAS: 2R. 4, 42-44; Sal. 144; Ef. 4, 1-6; Jn. 6, 1-15
Evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía
mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la
montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús
entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: -«¿Con qué compraremos
panes para que coman éstos?» Lo decía para tantearlo, pues bien sabia él lo que iba a hacer. Felipe le
contestó: -«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: -«Aquí hay un muchacho que tiene
cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?» Jesús dijo: -«Decid a la gente
que se siente en el suelo.» Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos
cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo
mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: -«Recoged los
pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» Los recogieron y llenaron doce canastas con los
pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver
el signo que había hecho, decía: -«Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él
solo.
REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA
Jesús cuenta con lo poco que tenemos y lo multiplica
para los demás. ¿Pero somos lo suficientemente
generosos para dar ese poco?.
Hacer una doble lectura: por una parte el banquete
eucarístico donde Cristo se nos da para saciar el hambre
espiritual y por otra las muchedumbres hambrientas que
esperan que Dios se apiade de ellos, y lo hace por medio
de nosotros, para que les repartamos los recursos
necesarios para que puedan vivir. Se trata de un
compartir entre hermanos, no con la actitud de el que
tiene más da al que tiene menos.
ORACIÓN
SEÑOR, TOMA MIS PANES Y MIS PECES
Sufres porque Juan ha muerto y buscas la soledad, mas te salen al
encuentro miles de hombres cuyo credo es tu Vida y tu Verdad. Tu
“Jesús tomó los panes, dijo la acción de dolor es caridad y les ofreces consuelo, tienes mensajes de paz, de
gracias y los repartió “ eterna felicidad, y curas a los enfermos. El poblado está muy lejos, es
final de la jornada, los cuerpos están hambrientos pues no tienen
alimento, pero el alma está saciada. La muchedumbre, sentada sobre
la hierba, en silencio, permanece entusiasmada con tu palabra sagrada
y no piensa en el regreso. Un joven tiene en un cesto cinco panes de
cebada y dos peces muy pequeños; te da su hacienda, Maestro, porque
siente tu llamada en el alma renovada. Tú alzas los ojos al cielo, la
bendices y, aumentada, la multitud sustentada, sobran doce cestos
llenos. Yo también voy a tu encuentro al monte de la humildad; quiero
estar entre tu pueblo porque has llenado mi cesto con tu infinita
bondad; aumenta mi caridad para gozar compartiendo, que llegue a
todos tu pan y una nueva humanidad viva feliz en tu reino.
(Poesía trascendental- Libros de Emma-Margarita R. A.-Valdés)
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