Louis Pasteur había estado buscando durante más de tres años una vacuna eficaz contra la rabia. En 1884, realizó una serie de experimentos con perros rabiosos enjaulados que le permitieron desarrollar con éxito una vacuna contra la rabia, la cual salvó la vida de un niño de 9 años llamado Joseph Meister que había sido mordido gravemente por un perro rabioso. Pasteur sometió a Joseph a una serie de inyecciones diarias de la vacuna durante dos semanas, lo que le permitió recuperarse completamente sin desarrollar la