1. La Confianza
Tenemos confianza en Dios, esto me surgió porque yo soy una persona que
quiere controlarlo todo y no deposito la confianza en nadie más para resolver
mis asuntos, tengo que supervisarlo todo.
Dios da siempre suficientes señales para descubrirle (chiste del ahogado), pero
hace falta buenas disposiciones interiores para descubrir y ver al Señor que
pasa a nuestro lado y actúa en nosotros (naufrago).
Sin humildad y pureza de corazón es imposible reconocerle, aunque esté muy
cerca, tener visión de Dios, es aprender e interpretar e incluso juzgar los
acontecimientos desde el ángulo de la fe. Solo así entenderemos nuestra vida
y el mundo en que estamos.
A veces oímos e incluso decimos, “ Si Dios obrara un milagro, entonces creería
o si nos diera pruebas mas contundentes me entregaría sin reservas. El Señor
nos da la suficiente luz para seguir el camino, la luz en el alma y luz a través de
las personas que ha puesto en nuestro camino. Pero la voluntad si no es
humilde tiende a pedir nuevas señales, esto podía esconder una forma de
pereza.
El Señor ha de encontrarnos con disposición humilde y llena de autenticidad,
que excluye los perjuicios y permite saber escuchar, porque el lenguaje de
Dios, acomodado a nuestro modo de ser, puede hacerse en ocasiones difícil de
aceptar, porque cuando contrarié nuestros proyectos o nuestros caprichos o
sus palabras no es lo que esperamos o desearíamos escuchar.
El ambiente materialista que nos rodea son todo lo contrario al lenguaje con
que Dios se manifiesta y siempre escuchamos dos idiomas distintos: El de Dios
y el del mundo. Jesucristo el mismo que fue ayer para los apóstoles y las
gentes que le buscaban, vive hoy para nosotros y vivirá por los siglos.
Nosotros queremos ver al Señor, tratarle, amarle y servirle como objetivo
primordial de nuestra vida, no tenemos ningún objetivo por encima de este, eso
está claro.
¿Pero en verdad que grado de confianza tenemos en Dios, necesitamos
constantemente ver señales claras, para obtener es confianza y dejarnos
llevar?