Existe una máxima en periodismo que reza: “las buenas noticias no son noticia”, porque hay
una inclinación por magnificar las malas noticias y minimizar las buenas.
Sin duda las percepciones modifican las dimensiones de la realidad, y lo malo se ve grande
y lo bueno pequeño.
DE LAS OLIMPIADAS GRIEGAS A LAS DEL MUNDO MODERNO.ppt
¿Cómo construir una narrativa increíble?
1. 72 ENERO mundoejecutivo.com.mx
RELACIONES
PÚBLICAS
CARLOS BONILLA
Socio y Consultor
Senior de AB Estudio de
Comunicación, firma de
Consultoría en Relaciones
Públicas, Vicepresidente
de la Academia Mexicana
de la Comunicación y
Maestro Emérito por el
CADEC. @CarlosBonillaMx
carlosbonilla.mx
Existe una máxima en periodismo que reza: “las buenas noticias no son noticia”, porque hay
una inclinación por magnificar las malas noticias y minimizar las buenas.
Sin duda las percepciones modifican las dimensiones de la realidad, y lo malo se ve gran-
de y lo bueno pequeño.
La diferencia en el impacto de la información tiene mucho que ver con el hecho de poder
contar una historia. La estrategia para ofrecer información a los medios debe basarse en
proporcionar un contexto que señale su importancia. Un hecho aislado suele no dimensio-
narse adecuadamente en los medios, pues ante el volumen de información que manejan y la
inmediatez que demanda la labor periodística, a veces carecen de elementos para juzgar si
en realidad es noticia lo que están recibiendo.
En la comunicación gubernamental, los políticos suelen quejarse de que los medios dan
prioridad a las malas noticias, cuando el problema no son los medios sino la realidad, por-
que las buenas noticias brillan hoy por su ausencia. Además, si las que podrían ser positivas
no se cuentan con tino, sin una narrativa, como hechos aislados, dificultan la labor de los
periodistas, que en esos casos carecen de elementos para valorar un hecho potencialmente
positivo. Las preguntas son, ¿cómo construir una narrativa creíble? ¿Qué debiera incluir
una narrativa del gobierno para ser creíble y tener impacto entre la sociedad en un contexto
de descrédito de los dichos de los gobernantes?
Enrique Quintana, director general editorial del periódico El Financiero, ofrece algunas
consideraciones que deberían tomar en cuenta los comunicadores, principalmente de las
dependencias gubernamentales:
1– El tema de los resultados positivos no puede ser el gobierno, sino el país. ¿Quiere
asegurar que lo que cuenta sea desechado por la mayoría de la sociedad? Hable de lo
bien que lo está haciendo el gobierno. Es peor aún si empieza –como gustan de hacer
muchos funcionarios– diciendo que “por instrucciones del presidente de la República”.
¿Quiere que por lo menos su narrativa sea considerada? Entonces hable de los méritos
de la sociedad y olvídese del gobierno.
2– El objetivo debe ser el largo plazo. Los planteamientos de los gobiernos, especialmen-
te cuando comienzan su gestión, son de mediano o largo plazo. Hay que transmitir que
la visión del gobierno es de largo plazo, asegurando que nuestros hijos vivan mejor que
nosotros. Cuando se le pone el foco a lo inmediato –al margen de los resultados– hay la
percepción de que el objetivo es propagandístico y electoral y la credibilidad allí acabó.
3– Deben hacerse explícitas las incertidumbres que encierra el futuro. Las decisiones
de políticas públicas se deben tomar con base en la mejor información disponible. Pero,
el futuro es incierto. Las estrategias de comunicación siempre dependen de la coyuntura.
4– No debe haber exaltación de logros sino ponderación. Hay una tendencia a poner-
le fanfarrias a los resultados favorables que puede presumir el gobierno. Cuando este
estilo se hace costumbre, las trompetas hartan. Si se plantean de modo equilibrado,
ponderando justamente las razones de ellos, se vuelven más creíbles.
5– Hay que reconocer los méritos de quienes gobernaron en el pasado. Existe la
tendencia a pretender que el país se construye en cada sexenio, cuando hay muchas
instituciones y resultados que se han gestado con anterioridad. Reconocer los méritos
de otros conduce a que los otros puedan reconocer los méritos de uno.
6– Hay que aceptar errores. Esa es una parte crucial de la narrativa. Si uno admite haber-
se equivocado y enmienda, genera una actitud positiva en quien lo lee o lo escucha. Claro
que no es para hacerlo todos los días, pero es crucial admitir los errores cuando ocurren
y tienen trascendencia. Pretender no haberlos cometido es el camino para el descrédito.
Lo anterior, apunta Quintana, no es suficiente, pero es una buena manera de empezar a
discutir cómo construir una narrativa creíble.
¿CÓMO CONSTRUIR UNA
NARRATIVA CREÍBLE?