1. “HEMOS VISTO AL SEÑOR”
Jesús ha sido enviado por el Padre y ha venido al mundo como luz del mundo.
El permanece para siempre como el enviado de Dios, que ha dado a conocer a
Dios como Padre de amor sin medida y que ha abierto el acceso a la comunión
con Él.
Como el Padre le ha enviado, así Él envía ahora a sus discípulos al mundo. En
cuanto Hijo a dado a conocer al Padre. Los discípulos deben dar testimonio del
Hijo a quien han conocido desde el momento de su llamada hasta el encuentro
con el Resucitado. Así es como deben conducir a los demás a creer en el Hijo y
el Él a la comunión con el Padre.
Jesús envía a sus discípulos con plenos poderes para perdonar y retener los
pecados, su obra tiende a la salvación del mundo entero, pero se encuentra
frente a reacciones diversas por parte de los hombres, el retener no es una
condena inapelable, sino una renovada llamada a la conversión.
Como podemos llegar a creer en Jesús los hombres a los que no se ha
mostrado directamente como crucificado y resucitado. Los discípulos a los que
Jesús se ha mostrado y enviado aseguran a Tomas que estaba ausente
“Hemos visto al Señor”, pero Tomas se niega a creer, exige que se le aparezca
también a el y no solo quiere ver sino tocar también las llagas del Señor. Jesús
accede a esto y lo conduce a la fe, pero llama Bienaventurados a los que creen
sin haber visto.
Para todos los discípulos y para todos los tiempos estos son los signos
distintivos del Señor. Que ha dado la vida por los hombres, ha vencido a la
muerte y nos ha abierto la posibilidad de la eterna comunión con el Padre. Y
nos dice lo que le dijo a Tomas. No seas incrédulo sino creyente.
Pregunta para la reflexión:
¿Cómo llega a la fe los que no ven?