Giezi tuvo muchas oportunidades de presenciar un servicio abnegado y aprender a ministrar de Eliseo, pero eligió servir a sus propios intereses. A pesar de haber sido un fiel siervo de Eliseo por años, con el tiempo dejó de preocuparse por la misión y comenzó a centrarse en sí mismo. Esto lo llevó a desobedecer a Eliseo y contraer la lepra como castigo por sus acciones egoístas.