En el texto Hebreo, Lamentaciones aparece como parte de los Escritos, pero en la Versión de los Setenta, en la Siríaca, y en la Vulgata aparece con el libro de Jeremías. La Septuaginta afirma que Jeremías escribió las Lamentaciones. Hay cinco poemas en el libro, que corresponden a los cinco capítulos. Los cuatro primeros son poemas alfabéticos, siendo el capítulo 3 un acróstico triple. Cada una de las cinco elegías trata de las tristezas por la caída de Jerusalén en manos de los babilonios. La cautiva Sión (Jerusalén), afirma que su tristeza no tiene paralelo, mas reconoce la perfecta justicia de Yahweh en lo que experimentó. Mientras el poeta a veces se hunde en la desesperación, también se consuela a sí mismo pensando en la bondad y fidelidad de Yahweh.
La profecía de Ezequiel no es tan conocida como las de Isaías, Jeremías y Daniel. No se cita tanto en el Nuevo Testamento ni se ha empleado con tanta frecuencia para sermones como aquéllas profecías.
Jeremías predicaba a la nación, Ezequiel a los individuos, su enfoque era distinto. La profecía de Ezequiel sigue un hilo de pensamiento que avanza de punto en punto en orden lógico y cronológico hasta llegar al final. Ezequiel ejerció el sacerdocio por 5 años en Jerusalén, antes de ser llevado al cautiverio, durante el reinado de Joacim: época en la que todo el sacerdocio se opuso a la predicación del profeta Jeremías. Al ser joven en el sacerdocio, Ezequiel, tuvo que someterse a los sacerdotes de mayor edad, pero no hay duda que quedó impresionado por el mensaje del “profeta llorón”.
Recorrido por los lugares bíblicos situándolos en el mapa, comenzando desde el principio, Edén, y llegando hasta la última civilización mundial, el Reinado Milenial de Cristo desde Jerusalén.
La profecía de Ezequiel no es tan conocida como las de Isaías, Jeremías y Daniel. No se cita tanto en el Nuevo Testamento ni se ha empleado con tanta frecuencia para sermones como aquéllas profecías.
Jeremías predicaba a la nación, Ezequiel a los individuos, su enfoque era distinto. La profecía de Ezequiel sigue un hilo de pensamiento que avanza de punto en punto en orden lógico y cronológico hasta llegar al final. Ezequiel ejerció el sacerdocio por 5 años en Jerusalén, antes de ser llevado al cautiverio, durante el reinado de Joacim: época en la que todo el sacerdocio se opuso a la predicación del profeta Jeremías. Al ser joven en el sacerdocio, Ezequiel, tuvo que someterse a los sacerdotes de mayor edad, pero no hay duda que quedó impresionado por el mensaje del “profeta llorón”.
Recorrido por los lugares bíblicos situándolos en el mapa, comenzando desde el principio, Edén, y llegando hasta la última civilización mundial, el Reinado Milenial de Cristo desde Jerusalén.
El libro de Isaías narra la revelación mas completa de Jesucristo en el Antiguo Testamento, que con frecuencia se le llama: “el Evangelio según Isaías”. Estos magníficos pasajes proféticos nos hablan acerca del Cristo, el Mesías que habría de venir, y nos permite experimentar la riqueza de las Escrituras. No hay otro profeta del Antiguo Testamento, citado tan ampliamente en el Nuevo Testamento como el libro de Isaías. Ningún otro profeta apunta tan claramente al Señor Jesús, como lo hace Isaías. Es en realidad un profeta centrado en el evangelio; mira con interés al Mesías por venir: primero para sufrir y finalmente en gloria para reinar con poder y majestad.
Un estudio panorámico del libro de Nehemías. Cuando se entera que los muros de la ciudad están en ruinas y que los pobladores de Jerusalén están desanimados, Nehemías le pide al rey Artajerjes que lo envíe a reconstruir los muros de la ciudad de sus padres, y el rey se lo permite. Llega sin descubrir el propósito de su venida, hace un recorrido por la ciudad y llega a saber cuales son las necesidades reales. Anima a la construcción del muro y enfrenta sabiamente a la oposición que intenta paralizar la obra. Finalmente en 52 días los muros son terminados.
El libro de Malaquías fue el último libro profético escrito que ingresó al canon del Antiguo Testamento. Profetizó 100 años después de Zacarías. Algunos sostienen que fue un libro anónimo pues el autor se presenta como “Mi Mensajero” que es el significado real del nombre Malaquías.
En el libro, el autor hace notar claramente la elección por gracia de Dios a favor de Jacob y no por Esaú. Dios condena el grosero desprecio de ellos por diferentes cosas en relación con Él. Pero, ¡he aquí que responden con descaro y desafío, como si estuviesen enteramente sin culpa! Éstas son las últimas palabras que Dios dirige a Israel hasta que, cuatrocientos años más tarde, envíe a Juan el Bautista. Israel, rehusando escuchar a Dios, deberá cosechar los amargos resultados de su arrogante opción.
Presentación de las 70 semanas de Daniel, una descripción detallada del cumplimiento de la profecía y los conflictos concernientes en la actualidad que evidencian el cumplimiento en breve de la última semana.
“Profecía acerca de Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos” (1:1). Nahum pertenece a ese grupo de profetas que no tienen biografía. Una breve referencia es todo lo que conocemos de su vida; y su nombre, como tal, no aparece en ninguna otra parte en el Antiguo Testamento. Una antigua tradición hebrea dice que Nahum era de una familia de alfareros por herencia. Al parecer era natural de “Elcos”, pero no se conoce ningún lugar con ese nombre en toda Palestina. Algunos creen que Elcos estaría ubicado en la Mesopotamia y que Nahum era descendiente de israelitas cautivos. El hecho que Nahum estuviera familiarizado Nínive le da visos de credibilidad a esta opinión. Sin embargo Nahum nunca predicó a los ninivitas, como lo hizo Jonás 120 años antes. Algunos han sugerido la ubicación de Elcos en Galilea, como la villa de Capernaum, ya que este nombre significa: ciudad de Nahum. No hay manera de corroborar esta posición. El mensaje de Nahum, es un mensaje de ruina, devastación y juicio; algunos ven una contradicción de su mensaje con su nombre que significa: “lleno de consolación”. Por los eventos mencionados en el libro: la caída de Tebas en Egipto como ya ocurrida (660 a.C.) y el mensaje de la caída futura de Nínive (por ocurrir en el 612 a.C.), podemos fecharlo entre el 640 y 600 a.C. En el 612 a.C. Nínive, cayó bajo Babilonia por sus pecados; y en el 586 Judá cayó también a causa de sus pecados bajo el poderío de Babilonia. Nahum consuela a Judá diciéndole que Nínive pagará por sus pecados.
Cuando el rey Salomón murió, le sucedió en el trono su hijo Roboam. Hubo una rebelión en la que las 10 tribus del Norte reconocieron a Jeroboam como rey, mientras que las dos tribus del Sur, Judá y Benjamín más los Levitas, reconocieron a Roboam como rey. Es de esta manera que surge un reino dividido para la nación de Israel, pero Dios levantó profetas tanto para el reino del Norte como para el reino del Sur.
Abdías es el tercer libro más corto de la Biblia, sólo tiene 21 versículos y está detrás de II y III de Juan.
Probablemente nunca hayan escuchado una prédica del libro de Abdías y la razón puede ser que se trata de un libro de juicio en contra de la nación de Edom y no es popular hablar de juicio y castigo, sin embargo tiene partes que aun son futuro para nosotros, cuando Jesús regrese a juzgar a las naciones y se siente sobre el trono de David a reinar. Muchos quedarán sorprendidos con este pequeño libro. Edom (descendientes de Esaú) siempre había despreciado a sus hermanos los judíos (descendientes de Jacob) y en cada ocasión que pudo, hizo alianzas con las naciones que vinieron en contra de Israel. Tanto es así que el salmo 137 que describe a los cautivos judíos en Babilonia, relata el odio de los Edomitas en contra de ellos (137:7). Termina el libro hablando de aquel día cuando Jesús se sentará sobre el trono de David gobernando a las naciones, haciendo referencia al período después de la tribulación conocido como el reino milenario.
El libro de Isaías narra la revelación mas completa de Jesucristo en el Antiguo Testamento, que con frecuencia se le llama: “el Evangelio según Isaías”. Estos magníficos pasajes proféticos nos hablan acerca del Cristo, el Mesías que habría de venir, y nos permite experimentar la riqueza de las Escrituras. No hay otro profeta del Antiguo Testamento, citado tan ampliamente en el Nuevo Testamento como el libro de Isaías. Ningún otro profeta apunta tan claramente al Señor Jesús, como lo hace Isaías. Es en realidad un profeta centrado en el evangelio; mira con interés al Mesías por venir: primero para sufrir y finalmente en gloria para reinar con poder y majestad.
Un estudio panorámico del libro de Nehemías. Cuando se entera que los muros de la ciudad están en ruinas y que los pobladores de Jerusalén están desanimados, Nehemías le pide al rey Artajerjes que lo envíe a reconstruir los muros de la ciudad de sus padres, y el rey se lo permite. Llega sin descubrir el propósito de su venida, hace un recorrido por la ciudad y llega a saber cuales son las necesidades reales. Anima a la construcción del muro y enfrenta sabiamente a la oposición que intenta paralizar la obra. Finalmente en 52 días los muros son terminados.
El libro de Malaquías fue el último libro profético escrito que ingresó al canon del Antiguo Testamento. Profetizó 100 años después de Zacarías. Algunos sostienen que fue un libro anónimo pues el autor se presenta como “Mi Mensajero” que es el significado real del nombre Malaquías.
En el libro, el autor hace notar claramente la elección por gracia de Dios a favor de Jacob y no por Esaú. Dios condena el grosero desprecio de ellos por diferentes cosas en relación con Él. Pero, ¡he aquí que responden con descaro y desafío, como si estuviesen enteramente sin culpa! Éstas son las últimas palabras que Dios dirige a Israel hasta que, cuatrocientos años más tarde, envíe a Juan el Bautista. Israel, rehusando escuchar a Dios, deberá cosechar los amargos resultados de su arrogante opción.
Presentación de las 70 semanas de Daniel, una descripción detallada del cumplimiento de la profecía y los conflictos concernientes en la actualidad que evidencian el cumplimiento en breve de la última semana.
“Profecía acerca de Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos” (1:1). Nahum pertenece a ese grupo de profetas que no tienen biografía. Una breve referencia es todo lo que conocemos de su vida; y su nombre, como tal, no aparece en ninguna otra parte en el Antiguo Testamento. Una antigua tradición hebrea dice que Nahum era de una familia de alfareros por herencia. Al parecer era natural de “Elcos”, pero no se conoce ningún lugar con ese nombre en toda Palestina. Algunos creen que Elcos estaría ubicado en la Mesopotamia y que Nahum era descendiente de israelitas cautivos. El hecho que Nahum estuviera familiarizado Nínive le da visos de credibilidad a esta opinión. Sin embargo Nahum nunca predicó a los ninivitas, como lo hizo Jonás 120 años antes. Algunos han sugerido la ubicación de Elcos en Galilea, como la villa de Capernaum, ya que este nombre significa: ciudad de Nahum. No hay manera de corroborar esta posición. El mensaje de Nahum, es un mensaje de ruina, devastación y juicio; algunos ven una contradicción de su mensaje con su nombre que significa: “lleno de consolación”. Por los eventos mencionados en el libro: la caída de Tebas en Egipto como ya ocurrida (660 a.C.) y el mensaje de la caída futura de Nínive (por ocurrir en el 612 a.C.), podemos fecharlo entre el 640 y 600 a.C. En el 612 a.C. Nínive, cayó bajo Babilonia por sus pecados; y en el 586 Judá cayó también a causa de sus pecados bajo el poderío de Babilonia. Nahum consuela a Judá diciéndole que Nínive pagará por sus pecados.
Cuando el rey Salomón murió, le sucedió en el trono su hijo Roboam. Hubo una rebelión en la que las 10 tribus del Norte reconocieron a Jeroboam como rey, mientras que las dos tribus del Sur, Judá y Benjamín más los Levitas, reconocieron a Roboam como rey. Es de esta manera que surge un reino dividido para la nación de Israel, pero Dios levantó profetas tanto para el reino del Norte como para el reino del Sur.
Abdías es el tercer libro más corto de la Biblia, sólo tiene 21 versículos y está detrás de II y III de Juan.
Probablemente nunca hayan escuchado una prédica del libro de Abdías y la razón puede ser que se trata de un libro de juicio en contra de la nación de Edom y no es popular hablar de juicio y castigo, sin embargo tiene partes que aun son futuro para nosotros, cuando Jesús regrese a juzgar a las naciones y se siente sobre el trono de David a reinar. Muchos quedarán sorprendidos con este pequeño libro. Edom (descendientes de Esaú) siempre había despreciado a sus hermanos los judíos (descendientes de Jacob) y en cada ocasión que pudo, hizo alianzas con las naciones que vinieron en contra de Israel. Tanto es así que el salmo 137 que describe a los cautivos judíos en Babilonia, relata el odio de los Edomitas en contra de ellos (137:7). Termina el libro hablando de aquel día cuando Jesús se sentará sobre el trono de David gobernando a las naciones, haciendo referencia al período después de la tribulación conocido como el reino milenario.
Tanto el libro de Joel como el de Sofonías, nos habla de un juicio inminente. Joel usa dos calamidades naturales, una plaga de langostas, que devasta la tierra inmediatamente seguida por un gran sequía que deja la tierra en la ruina. No hay que comer, el ganado muere de hambre y de sed, incluso aquellos que van al templo no tienen que llevar como ofrenda pues la tierra está en la ruina. Esta profecía tiene cumplimiento múltiple: el asedio del ejercito asirio con el cautiverio del reino del norte. El asedio babilónico y el cautiverio de Judá. Luego nos lleva al fin de los tiempos cuando las naciones vengan en contra de Israel y Dios intervendrá en lo que los profetas llaman: “el día del Señor”, “el día de la ira de Jehová”. A pesar de la calamidad, Dios nos da esperanza, pues con un genuino arrepentimiento, Dios traerá restauración y bendición al punto de revertir todo el daño ocasionado por la plaga de langostas.
Pedro citó esta profecía cuando en Pentecostés el Espíritu Santo se derramó sobre los que esperaban en el aposento alto.
Los salmos fueron escritos durante un periodo de mil años, desde Moisés hasta Esdras (1400 - 400 a.C.). Fueron escritos durante el mismo periodo de tiempo que tomó escribir todo el AT. Se mencionan por nombre a nueve autores distintos. También hay salmos que son anónimos. El propósito de los salmos es: Mostrarnos los cánticos, poemas y oraciones de una comunidad que adora. Comparten sus experiencias, sentimientos, luchas, esperanzas, triunfos, dudas, fracasos, gratitud, arrepentimiento, el clamor por la injusticia, calamidades y las miserias que los afectan. El salmo 118 es el capítulo central de toda la Biblia. El Salmo 117, anterior al 118, es el capítulo mas corto de la Biblia, tiene 2 versículos. El Salmo 119, posterior al 118, es el capítulo mas largo de la Biblia, tiene 176 versículos. Más de la cuarta parte de los textos del AT citados en el NT provienen de los salmos. Echaremos un vistazo sólo a los salmos más representativos y más amados por los creyentes a lo largo de la historia.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
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La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
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Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
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Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
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P25 Estudio Panorámico de la Biblia: Lamentaciones
1. L
A
M
E
N
T
A
C
ESTUDIO PANORÁMICO DE LA BIBLIA
Un estudio de los 39 libros del
Antiguo Testamento y 27 libros del
Nuevo Testamento en 66 semanas
LAMENTACIONES
2. LOS LIBROS DE LA BIBLIA
Génesis
Éxodo
Levítico
Números
Deuteronomio
Josué
Jueces
Rut
1 Samuel
2 Samuel
1 Reyes
2 Reyes
1 Crónicas
Esdras
2 Crónicas
Nehemías
Ester
Job
Salmos
Proverbios
Eclesiastés
Cantares
Isaías
Jeremías
Lamentacione
s
3. 2. Los Libros Históricos: 12 libros
3. Los Poéticos: 5 libros
EL A.T. SE DIVIDE EN:
1. El Pentateuco: 5 libros
4. Los Profetas Mayores: 5 libros
5. Los Profetas Menores: 12 libros
5. NOMBRE DEL LIBRO
Hebreo: Ekah – que significa:“¡Cómo!”
Que es la primera palabra del libro y es
una exclamación real de preocupación.
Versión LXX: Threnoi – que traduce la
palabra hebrea ‘Kinoth’: “Lamentos”
El nombre Lamentaciones procede del
titulo que la versión LXX le dio a este libro.
6. AUTOR: En el libro no se menciona quien es
su autor. El Talmud y la versión LXX le dan la
autoría al profeta Jeremías. Se sabe que el
libro fue escrito por un testigo ocular, poco
después de la caída de Jerusalén.
FECHA: el libro de Lamentaciones fue escrito
poco después de la caída de Jerusalén ante
los babilonios, en el año 586 a.C. y poco
antes que los judíos emigraran a Egipto en el
585 a.C., llevando consigo a Jeremías.
EL LIBRO DE LAMENTACIONES
7. El 9 de Abib (mediados de julio), los judíos
leen este libro recordando la destrucción del
templo por Nabucodonosor, y Tito (70 d.C.).
EL LIBRO DE LAMENTACIONES
PROPÓSITO: El autor escribe para llamar al
pueblo al arrepentimiento e invocar el casti-
go sobre aquellos que fueron los culpables
por la destrucción de la ciudad.
ESTILO: Poesía hebrea acróstica, usando
las 22 letras del alfabeto hebreo, en los
primeros 4 capítulos. El quinto capítulo es
una oración no acróstica.
8. Lamentaciones es único entre los libros de la
Biblia, su carácter de confesión y petición
por el perdón lo hace útil y apropiado para
todo creyente en Dios.
No siendo libro profético, sino poético, sería
más correcto incluirlo con los libros poéticos,
haciendo un total de seis libros poéticos y
cuatro profetas mayores.
EL LIBRO DE LAMENTACIONES
Los pasajes de 2 Reyes 25; 2 Crónicas 36,
Jeremías 39 y 52 presentan los hechos que
motivaron este libro: la caída de Jerusalén.
9. Ningún otro libro de la Biblia revela el cora-
zón sufriente de Dios por el pecado como lo
hace Lamentaciones.
Jeremías presenció este trágico suceso. Se
le partió el corazón al ver a Jerusalén y el
templo destruidos, el pueblo masacrado y
los prisioneros llevados cautivos a Babilonia.
Podemos ver las lágrimas del profeta a
través de todo el libro.
EL LIBRO DE LAMENTACIONES
Dios estaba en lo cierto al juzgar la rebelión,
y castigar el pecado. El pueblo había sido
advertido y no quiso escuchar.
10. Jerusalén, sabe que su tristeza es profunda
y no tiene paralelo, reconoce la perfecta
justicia de Dios en lo que le ha sucedido.
Lamentaciones es un libro de confesión,
dolor, reconocimiento, súplica, misericordia,
y arrepentimiento por el pecado.
EL LIBRO DE LAMENTACIONES
El último rey de Judá, Sedequías había sufri-
do el asedio por 18 meses y la ciudad cayó.
Jeremías fue liberado, subió al Gólgota y
pudo contemplar la ciudad destruida. Esto lo
llevó a escribir una endecha por Jerusalén.
12. CONTENIDO DE LAMENTACIONES
1 Desolación de Jerusalén
4 Juicio al Pueblo de Dios
3 Sufrimiento de la Ciudad
2 Castigo por el Pecado
5 Súplica a Dios por la Aflicción
13. Creían que Jerusalén nunca sería humillada
por un ataque enemigo. Después de todo, era
la morada de Dios mismo y nunca tolera-ría
la invasión enemiga de su propio hogar.
Estaban convencidos de que
Jerusalén era inviolable y esto
provocó otro aspecto de la
crisis en Judá.
ANTECEDENTES
La derrota misteriosa de los asirios en días
de Ezequías (2 Re 19:35) reforzó esta
confianza equivocada.
14.
15. Reconocen que merecieron la severidad con
que el Señor los trató y que Dios nunca dejó
de actuar con perfecta justicia.
Este capítulo, una y otra vez lleva al pueblo a
reconocer su responsabilidad y a declararse
culpable delante de Dios.
(1) DESOLACIÓN DE JERUSALÉN
El pecado y la rebelión fueron las causas y la
ira de Dios fue derramada sobre ellos.
El pueblo ha sido vencido y llevado cautivo;
la ciudad ha sido incendiada y totalmente
destruida.
16. “¡El Señor la afligió por sus muchas rebelio-
nes, y sus jóvenes marchan ahora al cauti-
verio, arreados por el enemigo!” (1:5b; RVC).
La ciudad yace desolada, sin gente, sin
gloria, y sin riqueza.
“Pero Jerusalén pecó. ¡Por eso ha sido
rechazada!” (1:8a; RVC).
Jeremías quiere, que los que están siendo
cautivos, y los que están quedando en la
ciudad, clamen al Señor por su pecado.
(1) DESOLACIÓN DE JERUSALÉN
17. “Mírame, Señor... el corazón me da vuelcos
por causa de mi gran rebeldía” (1:20a; RVC).
Jeremías llora al ver su realidad: “Ésta es la
causa de mis lágrimas. El llanto brota de mis
ojos, pues no tengo a nadie que me consue-
le… que me reanime!” (1:16a; RVC).
“Pero el Señor es justo. ¡Yo me rebelé contra
su palabra!” (1:18a; RVC).
“Me oyen sollozar, pero no hay quien me
consuele. Saben mis enemigos de mi mal, y
se alegran de lo que me haces” (1:21a; RVC).
(1) DESOLACIÓN DE JERUSALÉN
18.
19. Noten en los vv. 1-9 las palabras: “derribó, no
perdonó, destruyó, humilló, puso fin, cortó,
quitó, olvidó, desechó, menospreció, echó,
rechazó, quebrantó, desistió” (2:1-9).
Jeremías llora afligidamente al ver los es-
combros de la ciudad. Durante 40 años instó
al pueblo a que se arrepintiera, los amones-
tó respecto a la destrucción venidera si per-
sistía en sus malos caminos, pero ellos no
se arrepintieron.
“El Señor, en su furor, hundió a Sión en pro-
funda oscuridad” (2:1a; RVC).
(2) CASTIGO POR EL PECADO
20. “Tus profetas te hablaron de visiones falsas…
tu cautiverio pudo haberse impedido, pero no
te señalaron tu pecado; más bien te engaña-
ron con visiones sin sentido” (2:14; RVC).
En términos vívidos se describe la agonía del
pueblo en su destrucción (2:10-14).
Los falsos profetas destruyeron al pueblo al
no condenar sus pecados en contra de Dios.
“El Señor ha hecho lo que se propuso, ha
cumplido su palabra que había ordenado
desde tiempos antiguos” (2:17a; LBLA).
(2) CASTIGO POR EL PECADO
21. Ahora es el pueblo, quien le pide a Dios que
los considere, con la idea de ser perdonados
y restaurados.
El profeta exhorta al pueblo a buscar a Dios:
“Derrama como agua tu corazón ante la
presencia del Señor” (2:19b; LBLA).
Jeremías ve mas allá de los ejércitos de
Nabucodonosor para ver la mano de Dios
contra ellos.
“Mira, oh Señor, y observa: ¿a quién has
tratado así?” (2:20a; LBLA).
(2) CASTIGO POR EL PECADO
22.
23. “Yo soy aquel que ha visto la aflicción bajo el
látigo de su enojo. Me ha llevado por un sen-
dero no de luz sino de tinieblas” (3:1-2; RVC)
Jeremías describe todo el
sufrimiento que ha vivido y
suplica a Dios de manera
apasionada (3:1-21).
(3) SUFRIMIENTO DE LA CIUDAD
“Tan amargo como la hiel es pensar en mi
aflicción y mi tristeza… mi alma está del todo
abatida; pero en mi corazón recapacito, y eso
me devuelve la esperanza” (3:19-21; RVC).
24. Jeremías en medio de la aflicción y la ruina
recordó que la misericordia de Dios nunca
falla: "Grande es tu fidelidad”.
El pueblo reconoce que es por la misericor-
dia de Dios que no han sido completamente
destruidos.
“Por la misericordia del Señor no hemos sido
consumidos; ¡nunca su misericordia se ha
agotado! ¡Grande es su fidelidad, y cada
mañana se renueva! Por eso digo con toda el
alma: ¡El Señor es mi herencia, y en él
confío!” (3:22-24; RVC).
(3) SUFRIMIENTO DE LA CIUDAD
25. “Bueno es el Señor para los que en El
esperan, para el alma que le busca. Bueno
es esperar en silencio la salvación del
Señor” (3:25-26; LBLA).
(3) SUFRIMIENTO DE LA CIUDAD
“Bueno es para el hombre llevar el yugo en
su juventud” (3:27; LBLA).
“El Señor no nos abandonará para siempre;
nos aflige, pero en su gran bondad también
nos compadece. No es la voluntad del Señor
afligirnos ni entristecernos” (3:31-33; RVC).
26. “El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el
nombre del Señor” (Job 1:21c; LBLA).
“¿Quién puede decir que algo sucede sin
que el Señor lo ordene? ¿Acaso lo malo y lo
bueno no proviene de la boca del Altísimo?
¿Cómo podemos quejarnos, si sufrimos por
nuestros pecados?” (3:37-39; RVC).
(3) SUFRIMIENTO DE LA CIUDAD
El pueblo confiesa sus pecados, reconoce
que el sufrimiento que experimenta, viene
como consecuencia de sus pecados.
27. “Desde el fondo de la cárcel invoqué, Señor,
tu nombre, y tú oíste mi voz; no cerraste tus
oídos al clamor de mis suspiros” (3:55-56; RVC)
“Examinemos nuestra conducta; busquemos
al Señor y volvámonos a él. Elevemos al Dios
de los cielos nuestras manos y nuestros
corazones. Hemos sido rebeldes y desleales,
y tú no nos perdonaste” (3:40-42; RVC).
(3) SUFRIMIENTO DE LA CIUDAD
El pueblo queda convencido de su pecado
por los juicios que le habían venido, ahora se
entristece y arrepiente (3:43-54).
28. “Te acercaste el
día que te invoqué;
dijiste: No temas.
Abogaste, Señor,
la causa de mi
alma; redimiste mi
vida”
(3:57-58; RV60).
(3) SUFRIMIENTO DE LA CIUDAD
El pueblo invoca el nombre del Señor, pide su
redención y restauración, reconoce que Él
sabe de las maquinaciones de sus enemigos,
y pide venganza sobre ellos.
29.
30. La situación de los que murieron por la vio-
lencia, fue mejor que la de los que murieron
por hambre. Tan grave fue el hambre que las
mujeres llegaron al extremo de cocinar sus
propios hijos para poder comer (4:5-10).
Jeremías hace un recuento de lo crudo que
fue el sitio por los babilonios. Faltaba comida
en la ciudad, tanto para las criaturas como
para los mayores (4:1-4).
(4) JUICIO AL PUEBLO DE DIOS
Todo esto fue porque Jehová había derra-
mado su enojo sobre la ciudad por su
pecado (4:11).
31. “Nuestros ojos desfallecen, pues en vano
esperamos ayuda; en vano esperamos el
apoyo de una nación incapaz de salvarnos”
(4:17; RVC).
Ningún rey de Jerusalén ni príncipe, creyó
que Jerusalén sería destruida, aunque los
verdaderos profetas como Jeremías anun-
ciaban que esto sucedería (4:12-16).
(4) JUICIO AL PUEBLO DE DIOS
Judá buscó la ayuda de Egipto, pero fue
inútil. ¡Es inconcebible a lo que la gente se
aferra cuando no tiene a Dios!
32.
33. No existen los “pecados generacionales” en
el cristiano. La Biblia lo deja muy claro: “El
alma que pecare, ésa morirá; el hijo no lleva-
rá el pecado del padre, ni el padre llevará el
pecado del hijo; la justicia del justo será so-
bre él, y la impiedad del impío será sobre él”
(Ez 18:20; RV60).
El pueblo está desvalido y en la ruina, el pro-
feta eleva una oración desesperada al Señor.
(5) SÚPLICA A DIOS POR LA AFLICCIÓN
“Nuestros padres pecaron, y murieron, ¡pero
a nosotros nos tocó llevar el castigo!” (5:7 RVC)
34. El pueblo le pide a Dios que no se olvide de
ellos para siempre, sino que Él intervenga y
haga que ellos se vuelvan a Él.
No hay mas gozo, sino esclavitud, violencia,
trabajos arduos, deshonra, tristeza (5:8-18).
“¡Restáuranos, Señor, y nos volveremos a ti!
¡Haz de nuestra vida un nuevo comienzo!”
(5:21; RVC).
(5) SÚPLICA A DIOS POR LA AFLICCIÓN
Si edificas tu vida sobre personas
o cosas de este mundo, no tendrás esperan-
za ni seguridad; pero si lo haces en Cristo,
estarás seguro para siempre.
35. El juicio caerá sobre nosotros, en respuesta a
nuestro pecado.
Olvidarse de Dios acarrea miseria y desolación.
Debemos de tener esperanza en Dios aun en
medio de situaciones difíciles.
CONCLUSIÓN
Dios perdona toda nuestra maldad cuando nos
acercamos a Él con un corazón humilde.
El verdadero arrepentimiento se ve cuando odia-
mos nuestro pecado por el daño que hace y deci-
dimos humillarnos bajo la poderosa mano de Dios
Dios nos librará cuando clamemos por su ayuda
(1 Co 10:13).