2. Introducción
• El Concilio Vaticano II colocó en el centro de
su reflexión antropológica el hecho de que
la persona es ante todo una realidad creada
para conocer y amar a su Creador, para
relacionarse personalmente con Él (GS 12).
3. Introducción
• Si la verdad de la persona se muestra allí
donde está la mayor posibilidad de amor,
está en lo cierto la GS cuando dice que en
el misterio del Verbo Encarnado se
esclarece el misterio del hombre (n. 22).,
• En el encuentro con Él se ofrece la
posibilidad de autotransformación más
grande, del devenir sí mismo en su sentido
más profundo: la filiación divina, es decir,
la vida en la intimidad de Dios en tanto hijo
en el Hijo.
4. Introducción
• Esta idea tiene una implicancia fundamental
en relación a la doctrina del imago Dei
(imagen de Dios).
• Cuando en el Génesis se afirma que el
hombre fue creado a imagen y semejanza,
se puede decir que “no es Adán quien
explica a Cristo, sino Cristo quien explica a
Adán. Por ello, podemos saber quién es el
hombre únicamente por Cristo” (Ladaria).
5. Introducción
• Tiene sentido, por tanto, en nuestro intento
de ahondar en la verdad de la persona,
llevar a cabo lo que Juan Pablo II sugería en
sus catequesis sobre el amor divino de
volver la mirada hacia “el principio”, es
decir, hacia aquello que nos dice el Génesis
sobre la persona.
• Este volver la mirada sobre el principio no
es una sugerencia de Juan Pablo II, sino de
Cristo mismo en Mt. 19, 3-8.
6. “En el principio”, según las Catequesis
de Juan Pablo II
"Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a
prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer
por un motivo cualquiera?» El respondió: «¿No
habéis leído que el Creador, en el principio, los
hizo varón y mujer, y que dijo: Por eso dejará el
hombre a su padre y a su madre y se unirá a su
mujer, y los dos se harán una sola carne? De
manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el
hombre”. Ellos le replicaron: “Entonces, ¿cómo es
que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al
repudiar?”. Díjoles Él: “Por la dureza de vuestro
corazón (…) pero al principio no fue así” (Mt 19, 3-8)
7. “En el principio”, según las Catequesis
de Juan Pablo II
- Dice Juan Pablo II: “Principio, significa aquello de lo
que habla el libro del Génesis” (Catequesis 1)
- Y Jesús repite casi literalmente el texto del Génesis
“Creó Dios a imagen y semejanza suya, a imagen de
Dios lo creó, y los creó varón y mujer” (Gn 1,27)
- La cita de Jesús es casi literal, pero añade al final de
un sentido normativo que no aparecía en el Gn y
que a Juan Pablo II le parece importante destacar:
“de manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el
hombre” (Mt. 19,5)
8. “En el principio”, según las Catequesis
de Juan Pablo II
- El hecho de que Jesús mencione dos veces en el
texto de Mateo citado la expresión “en el principio”,
indica la vía para comprender ese significado
normativo (“no lo separe el hombre”) que no
aparecía en el Génesis.
- Concluye Juan Pablo II la primera Catequesis con
estas palabras: “Durante las sucesivas reflexiones
de los miércoles (…) intentaremos detenernos más
largamente sobre las palabras de San Mateo (19, 3
y ss). Para responder a la indicación que Cristo ha
encerrado en ellas, trataremos de penetrar en ese
principio al que se refirió de modo tan significativo”
9. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• En primer lugar, debemos indicar que la
Sagrada Escritura contiene bajo el modo de la
grafía una acción que no sólo se dio en el
pasado, sino que sigue obrando aquí y ahora: la
revelación de Dios
• “Dios, creándolo todo y conservándolo por su
Verbo, da a los hombres testimonio perenne de
sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el
camino de la salvación sobrenatural, se
manifestó, además, personalmente a nuestros
primeros padres ya desde el principio” (Dei
Verbum, 3).
10. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• El Antiguo y el Nuevo Testamento, por tanto,
contienen el acto por el cual Dios mismo quiso
encontrarse con el hombre para salvarlo.
• El lenguaje de Dios se da bajo la modalidad de
la acción. En el Antiguo Testamento ese
lenguaje se expresa a través la historia misma
del Pueblo de Israel.
• En el AT no hay teorías de Dios, ni se ofrecen
conceptos sobre Dios, lo que se dice de Él es el
modo cómo obró en favor de su Pueblo.
11. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• El lenguaje de Dios es acción de Dios, por tanto,
tiene una fuerza y una eficacia divinas.
• Para no desfigurar ese lenguaje y para
comprenderlo en su verdadero significado, es
necesaria la fe. La fe es una gracia que surge
precisamente de Dios mismo.
• Dios ofrece la gracia para que creamos en su
Palabra. Esa gracia se lleva a cabo en el encuentro
personal con Él.
12. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• El encuentro con la Persona de Cristo introduce
una temporalidad nueva en el orden de lo
creado.
• El instante en el que se produce el encuentro
con Él introduce al creyente al orden de lo
eterno, en el sentido en que ya lo enunciaba
Boecio: “la eternidad es la posesión total
(simultánea) y perfecta de una vida
interminable”.
13. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• Un instante que se distingue de todos los demás
instantes porque fue allí donde la vida alcanza una
plenitud y una dimensión desconocidas en el orden
de lo finito.
• No es posible describir con el lenguaje cotidiano este
encuentro porque las únicas palabras capaces de
traducirlo se producen en el momento en que se
realiza este acontecimiento, cuando Dios mismo
pone en los labios del creyente las palabras
adecuadas para nombrarle: “Señor mío, Dios mío”
(Jn 20,28); “Apártate de mí, Señor, que soy
pecador” (Lc 5,8)
14. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• Toda la Sagrada Escritura busca traducir y expresar
con el lenguaje humano este encuentro con Dios. No
existe una única forma de hacerlo, pero todas ellas
tienen algo en común: un maravillarse ante el hecho
inaudito de la eternidad y la plenitud divinas.
• Recordemos la escena del evangelio cuando Juan y
Andrés encuentran por primera vez a Jesús (Jn 1,39
ss)
15. Juan 1, 39 ss.
• Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les
pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les
dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron
dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era
como la hora décima.
• “Era como la hora décima”. Es el único dato que
Juan nos comparte, el momento preciso en que
aconteció ese encuentro.
16. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• Ante la revelación de Dios sólo cabe maravillarse. Es
un maravillarse y un sorprenderse únicos, sin
ninguna forma de comparación con otra experiencia,
porque nada en el mundo tiene la dimensión de
aquello que suscita este sentimiento.
• Los primeros libros del Génesis están escritos en un
género literario ligado al mito. Juan Pablo II en su
tercera catequesis habla de la complejidad del
lenguaje mitológico. Apoyándose en Paul Ricoeur
afirma que “un mito tiende a conocer lo que es
incognoscible”.
17. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• El autor sagrado del Génesis eligió el género
mitológico no porque el contenido de lo allí
narrado fuera irreal o ahistórico, sino porque
dicho contenido pertenece a un orden
incognoscible, más precisamente, refiere a una
temporalidad que no guarda relación con nuestra
temporalidad finita y corruptible.
• “El estatuto del mito es el del memorial que sólo
puede predicada como una época extinta”, afirma
Ricoeur.
18. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• Cuando uno busca expresar algo que excede
por su sentido y significado las posibilidades del
lenguaje humano tiende a utilizar menos las
palabras y a recurrir más a símbolos, como en
el caso de Juan: “era la hora décima”.
• Lo propio del símbolo es expresar a través de un
dato sensible algo que va más allá de lo sensible,
un significado que sólo el espíritu es capaz de
alcanzar.
19. Una reflexión sobre el lenguaje del
Génesis
• El lenguaje mitológico del Génesis cumple esta
función simbólica cuando busca, a través de su
narración, remitirnos a los orígenes del ser humano,
al verdadero principio, es decir, al momento en que
todo tiene sentido para él, en que comprende quién
es y para qué ha sido creado, en que su vida recibe
una orientación definitiva.
20. Éxodo 3, 3-6.
• Cuando vio Yahvé que Moisés se acercaba para
mirar, le llamó de en medio de la zarza
diciendo: “Moisés, Moisés!”. Él respondió:
“Heme aquí”. Le dijo: “No te acerques aquí;
quítate las sandalias de los pies, porque el lugar
donde estás parado es tierra sagrada”. Y
añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tenía
temor de mirar a Dios.
•
21. Lucas 5, 5-8.
• Respondiendo Simón, dijo: Maestro, hemos
estado trabajando toda la noche y no hemos
pescado nada, pero porque tú lo pides, echaré las
redes. Y cuando lo hicieron, encerraron una gran
cantidad de peces, de modo que sus redes se
rompían; entonces hicieron señas a sus
compañeros que estaban en la otra barca para
que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron
ambas barcas, de tal manera que se hundían. Al
ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús,
diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy
hombre pecador!
•
22. Otra cita del Evangelio sobre el
“sorprenderse”
• Cuando entró Jesús en la barca, Sus discípulos lo
siguieron. Y de pronto se desató una gran
tormenta en el mar de Galilea, de modo que las olas
cubrían la barca; pero Jesús estaba
dormido. Llegándose a Él, lo despertaron, diciendo:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Y Él les
contestó: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca
fe?». Entonces Jesús se levantó, reprendió a los
vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Los
hombres se maravillaron (ἐθαύμασαν, del
verbo θαύμαζειν: thaumatzein), y decían:
«¿Quién es Este, que aun los vientos y el mar lo
obedecen?».
• Mt 8, 23-27s
23. Sobre la sorpresa y el asombro
• Si nos preguntamos por el origen de la sorpresa
en su sentido más alto, tenemos que llegar a la
realidad de Dios, más precisamente a la Santidad
de Dios. Es Dios mismo la realidad Extraordinaria
por excelencia.
• “Santidad” viene del hebreo qadesh que está en
relación con el verbo qadad que significa “cortar,
separar”. “Qadesh” en relación a Dios hace
referencia al hecho de que Él está separado del
mundo, no forma parte del mundo.
24. Sobre la sorpresa y el asombro
• Algo de este ”estar separado” aparece en la escena
de Moisés ante la zarza ardiente: “Entonces Él dijo:
No te acerques aquí; quítate las sandalias de los
pies, porque el lugar donde estás parado es tierra
santa” (Ex 3,5)
• Este mandato divino quiere destacar que el espacio
de Dios no es el espacio de los hombres, que el
transitar del hombre por el mundo con sandalias
debe distinguirse del estar en presencia de Dios.
• Las sandalias arrastran el polvo del mundo por eso
Dios exige a Moisés que se las quite porque Él es
puro.
25. Sobre la sorpresa y el asombro
• Dice Guardini: «Santidad significa que Dios es puro,
de una pureza imperiosa y ardiente que no tolera
siquiera el atisbo de una mancha. Significa que Él es
bueno, no sólo en cuanto satisface las exigencias de
la bondad, sino porque en sí mismo es “el bien”...»
• Es precisamente ante la Santidad de Dios que el
hombre reconoce la infinita distancia que hay entre
él y su Creador, y ese reconocimiento le lleva a
inclinarse, a postrarse y a adorar a Dios.
• Esta adoración se lleva a cabo en un “templum”
palabra latina que significa recinto sagrado o
separado.
26. Sobre la sorpresa y el asombro
• No es casual que el encuentro de Dios con Moisés se
haya producido en la altura de un monte (el monte
Horeb o monte Sinaí).
• Tampoco es casual que para entrar a las iglesias
haya que subir unas gradas, que las iglesias no se
construyan al ras de la superficie de una calle.
Porque la casa de Dios es un “templum”, un recinto
separado que expresa la separación y la altura de
Dios.
• Y dentro de las iglesias, sobre todo las antiguas, hay
que subir otras gradas para llegar al altar,
intensificando más el sentido de la altura divina.
28. Sobre la sorpresa y el asombro
• Dios habla al hombre en un “templum” y el
hombre escucha a Dios contemplando.
Contemplación procede de “contemplatio”,
término que procede de la raíz latina
“templum”.
• La “contemplatio” no es una teoría ni una
abstracción, es más bien un mirar desde la luz y
la cercanía de Dios. Es precisamente esta
“contemplatio” el origen de todo asombro, de
toda sorpresa, de todo maravillarse.
29. Sobre la sorpresa y el asombro
• La sorpresa que genera el encuentro con Dios no
sólo permite conocer la Santidad y la Pureza de
Dios, sino también conocer la verdad de la propia
persona.
• Reconocer que se está ante la presencia de Dios es
reconocer nuestra condición de creaturas. Como si
ante la luz que procede de Dios pudiéramos tener
una visión nueva sobre lo que somos.
• Así como la Revelación divina abre la posibilidad de
conocer la verdad de la persona humana, también
abre la posibilidad de conocer la verdad sobre el
mundo.
30. La triple verdad de la revelación
• En primer lugar, permitió conocer que Dios es uno
y único, que no hay dioses junto a Él ni por
encima de Él. Que Dios es un Dios bueno, justo y
misericordioso (como muestran los salmos).
• En segundo lugar, que el mundo depende de Dios,
es una realidad buena y a través de él podemos
conocer los destellos de lo divino.
• En tercer lugar, que el hombre fue creado para
entrar en relación de comunión con Dios.
31. La triple verdad de la revelación
• Esta triple verdad manifestada a través de la
revelación de Dios, a saber, la verdad de Dios, la
verdad del mundo y la verdad del hombre, se
alcanza a través de la “contemplatio”.
• Contemplar significa por tanto ver las cosas desde
Dios, desde la cercanía de Dios.
• Qué significa conocer a Dios desde la
“contemplatio”.