Póster divulgativo creado para la International Observe the Moon Night de 2013, y presentado en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo

1. Astronomía y geografía en la
época de Colón
David Lago Cachón
Introducción
Es habitual oír que cuando Colón propuso viajar al Lejano
Oriente navegando hacia el Oeste la gente creía que la Tierra
era plana. Es posible que gran parte de la población, que no
había recibido estudios, creyera que la tierra era plana, ya que a
simple vista no se aprecia curvatura de la superficie terrestre.
Sin embargo, se conocía que la Tierra tenía forma de esfera al
menos desde el siglo IV a.C., y
dicho conocimiento está recogido
en la obra de Aristóteles, uno de
los autores de referencia en la
filosofía y teología de la época.
La geografía
Actualmente utilizamos dos parámetros, la latitud y la longitud,
para dar las coordenadas de cualquier lugar en la superficie de
la Tierra. En tiempos de Colón no se utilizaban estos
parámetros, sino unos mapas llamados portulanos, en los que
se representaba el rumbo respecto al norte magnético entre
dos puertos cualesquiera.
Polaris, la mejor forma de
encontrar el Norte
La Tierra, una esfera
El autor más antiguo del que se
tiene referencias es Aristarco de
Samos, que dedujo que la Tierra
debía de ser esférica al darse
cuenta que, cuando ocurría un
eclipse de Luna, la Luna, la Tierra y
el Sol formaban una línea recta. Y
por lo tanto el cambio de color de
la Luna se debía a que entraba en
la sombra de la Tierra.
Imagen de un eclipse de luna,
donde se añadió un círculo para
destacar que la sombra que
cubre la Luna es circular.
Imagen de un eclipse de luna, donde se añadió un círculo para destacar que la
sombra que cubre la Luna es circular.
Medida del perímetro de la Tierra
Declinación magnética
Posteriormente, Eratóstenes calculó el diámetro y perímetro de
la Tierra a partir de un simple cálculo geométrico. Parece ser
que, estando Eratóstenes en Alejandría, se enteró que más al
Sur el Sol no dejaba sombra al mediodía el día del solsticio de
verano. Sin embargo, como en Alejandría siempre hay sombras
al mediodía, el Sol debe incidir con distinto ángulo en ambas
ciudades. Midiendo la distancia entre las dos ciudades, y el
ángulo que produce la sombra el mismo día a la misma hora,
pudo calcular la diferencia de latitud entre ambos sitios y por lo
tanto el radio de la Tierra.
La brújula se había inventado en el siglo IX en China. Las
brújulas apuntan al Norte Magnético, un lugar geográfico que
difiere del Norte Geográfico. El ángulo entre la dirección al
Norte Geográfico y al Norte Magnético se conoce como
Declinación magnética y depende del lugar en que se
encuentre la brújula. Colón observó que según avanzaba hacia
el Oeste, la brújula dejaba de
apuntar en la misma dirección que la
estrella polar, es decir, al polo Norte.
Mientras que en Europa la
declinación es casi nula, en el
Atlántico Norte la declinación puede
ser de 20o. Es posiblemente la Mapa con la declinación
primera evidencia de la declinación magnética expresada en grados.
magnética.
Obsérvese que los rayos solares
son paralelos, pero no así los
gnómones.
El perímetro terrestre estimado por
Eratóstenes es de aproximadamente
44 000 km, un valor cercano al real
del perímetro polar, 39 942 km.
Hay que destacar que todavía se
consideraba a la Tierra una esfera
perfecta, cuando realmente su
perímetro polar (el calculado por
Eratóstenes) es menor que el
perímetro ecuatorial (el que Colón
tenía que navegar) y que mide 132
km más.
En la antigüedad no existía un sistema unificado de unidades, lo
cual probablemente confundió a Cristóbal Colón que sostenía
que el globo era mucho menor de lo que realmente es. Nunca
supo que en realidad había descubierto un nuevo continente.
Valores de la declinación
magnética en grados de arco.
Referencias:
A. Jackson, A. Jonkers y A. Murray, Past attractions: historical magnetic observations. A&G 38, issue 6, p 10.
Valerie I.J. Flint, Christopher Columbus, Encyclopædia Britannica Online.
Universalis Cosmographia, el primer mapamundi que representó América
separada de Asia. Realizado por Martin Waldseemüller en 1507.