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Historia reciente de la defensa de la Unidad Católica de
España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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HISTORIA RECIENTE DE LA UNIDAD
CATÓLICA: UN GRAN BIEN A
CONSERVAR EN ESPAÑA.
XXV Jornadas de “Seglares Españoles
por la Unidad Católica”
José Fermín Garralda Arizcun
Doctor en Historia
Parte: 2ª de 3
Colección: “Bemba” nº 3
Pamplona
2015
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
2
Conversión de Recaredo en el IIIer Concilio de Toledo, 589. Recaredo, según una copia del grabado de Arnold
van Westerhout en 1794. Esta es la fecha de inicio del reconocimiento, por parte de las instituciones del poder
civil, de la religión católica como verdadera, y con su reconocimiento también el de la soberanía social de N. S.
Jesucristo. Pasarán los siglos, y las Constituciones de 1931 y 1978 ignoraron al divino Redentor, lo que es una
forma de negación debido a las obligaciones que tiene todo poder civil, según recuerda el Concilio Vaticano II.
José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia
Año 2015
“Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas de
‘Seglares Españoles por la Unidad Católica’ ”. Contiene 3 Partes: Parte 1ª: 78 pp., Parte 2ª: 85 pp
y Parte 3ª: 52 pp.
C/ Arrieta nº 2
31002 Pamplona – Navarra - España
rargonz@gmail.com
historiadenavarraacuba.blogspot.com
Colección: “Bemba” nº 3 (Parte 2ª de 3)
* Queda prohibida la reproducción total o parcial, texto o imágenes, de este trabajo sin
permiso del autor. Está protegido. Puede ser citado mencionando autor, título, año, formato de
edición y localización en la red.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
3
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran
bien a conservar en España.
XXV Jornadas de “Seglares Españoles por la Unidad
Católica”
José Fermín Garralda Arizcun,
dr. en Historia
De la conferencia en Zaragoza
del 27 de abril de 2014
ÍNDICE: PARTE 1ª: 1. Introducción 2. Objeto y temas generales de estudio 3.
Significado de los temas 4. Primer cuadro. Origen, pérdida y recuperación, e impulso
evangelizador de España. Un pasado histórico que configura 5. Segundo cuadro. Raíz y objeto de
las 25 Jornadas de la Unidad Católica 6. Tercer cuadro. El porvenir trabajado, lo vivido estos 25
años y lo que se espera en el fututo. PARTE 2ª: 7. Enfoque y conclusiones sobre los principales
temas de las XXV Jornadas 8. Otras conclusiones de las XXV Jornadas 9. Colofón. PARTE 3ª:
Apéndices: Temas, conclusiones y relación de conferencias.
PA R T E 2ª
7. Enfoque y conclusiones sobre los principales
temas de las XXV Jornadas.
Los temas de las XXV Jornadas están entrelazados y dependen unos de
otros formando una unidad orgánica. A continuación señalaremos qué temas son
los más específicos e importantes.
La exposición seguirá el sentir de los jornadistas durante estos 25
años. Sería complicado recoger con un total empirismo lo que los ponentes han
dicho, los turnos de preguntas, las mesas redondas, las ponencias breves y los
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
4
comentarios realizados en de la convivencia sobre los temas que citaremos. A
pesar de ello y por existir muchos materiales se puede explicar todo ello con
cierta amplitud respetando el sentir de las Jornadas.
Para justificar adecuadamente el fundamento de cada tema,
añadiremos en nota varias digresiones personales, aunque seguramente muchos
de los jornadistas las comparten en su totalidad.
En cada caso también recogeremos las principales conclusiones de las
Jornadas que se refieren a cada gran tema desarrollado. Las referencias las
señalamos entre paréntesis (C, año).
* * *
1. Confesionalidad y Unidad Católica.
1.1. La afirmación raíz. En cada una de las XXV Jornadas se ha
concluido la necesidad de precisar el término y de mantener el concepto y
realidad para España de la confesionalidad católica de la nación española y
del poder civil o Estado español (C., 2000), conforme al alma teológica de la
encíclica Quas Primas de Pío XI.
Esto no tiene relación alguna con la confesión protestante de los
Estados –lo apunto para algunos eruditos-, que el catolicismo lógicamente
rechaza. Muchos jornadistas hasta podrían rechazar la misma idea de “Estado”
moderno que nace en Europa el siglo XVI, sustituyéndolo por la suprema
potestas o/y auctoritas. No en vano, Rafael Gambra escribió sobre Eso que
llaman Estado (1958).
Lo mismo se ha afirmado sobre la Unidad Católica, que es más
exigente que la confesionalidad pues reclama la limitación del culto externo y la
difusión de errores religiosos a escala en la sociedad católica. Por otra parte, la
Unidad Católica no sólo supone un ideal sino también, aplicada en España actual,
una situación concreta en el país de no tolerancia a la proyección externa, de
calle o institución pública, de las religiones falsas (C., 1991, 1992).
Esto sea dicho en general y –añado por mi cuenta- obviando posibles
estatutos muy particulares a realidades concretas como sería la de una mezquita
visible como tal en su exterior pero tolerada como hecho consumado cuando ya
está construida. Estas precisiones finales se efectuarían cuando se ejerce el
gobierno y no –es nuestro caso- desde la oposición extraparlamentaria.
La confesionalidad y unidad católicas tienen varios fundamentos.
Tales son la realidad teológica, en un ámbito temporal en qué es España, y hasta
en la realidad sociológica hoy. Las XXV Jornadas de 2014 subrayaron este
fundamento con las palabras siguientes:
“7ª. Nuestro ideario es vigente. Primero porque denota una
verdad histórica y segundo, porque se fundamenta en una verdad
doctrinal.
8ª. La vigencia de nuestros postulados a los que hacíamos
referencia son claros, basta con examinar a las ideas contrarias:
Liberalismo Laicismo Materialismos, Sectas, etc. etc. Paralelamente a
nuestras réplicas ideológicas al laicismo positivo y a la laicidad
debemos mantener una campaña permanente de repoblación de los
espacios públicos con signos religiosos.
12ª. Todo lo dicho nos lleva a una última conclusión: Hay que
continuar en el empeño aunque no se esté de moda. La verdad -y la
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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realidad constatada- no están sujetas a ella. SON SIEMPRE
VIGENTES” (C., 2014).
En 1995 las XVI Jornadas destacaban la difusión de errores dentro de
la Iglesia sobre la libertad religiosa, y la necesidad de recordar la doctrina de
siempre al respecto:
“5ª. Muchas cuestiones relacionadas con la movilización
exterior dirigida a la reconquista de la Unidad Católica se han
mostrado afectadas por ciertas imprecisiones y contradicciones
doctrinales y de gobierno de la Jerarquía Eclesiástica referentes
principalmente a la libertad religiosa, al ecumenismo y a las relaciones
Iglesia – Estado. Pedimos a nuestros obispos que aclaren y
simplifiquen la doctrina tradicional de la Iglesia y que la divulguen.”
En 1991 se concluyó la necesidad de “Mantener presentes en la Iglesia
y en la sociedad española el TÉRMINO y CONCEPTO de la Unidad Católica para
evitar que caigan en desuso, se abandonen y prescriban” (C 2ª, 1991). En 1992,
las cuestiones semánticas se expresan así:
“Explicar que la recogida de información es solamente un medio
al servicio del fin, que es la destrucción del enemigo. Desplazar las
denominaciones neutras, como “sectas” o “nuevas religiones” por las
más expresivas de “religiones falsas” o “religiones de perdición”.
Acompañar las menciones de la religión católica con el calificativo de
“la única verdadera”. Insistir más en el concepto de pecado que en
cuestiones psicológicas” (conclusión 5).
Este mismo año se acordó: “Promover el juramento de reconquistar la
Unidad Católica de España que incluye la reducción de las religiones falsas al
ámbito privado” (conclusión 2).
En relación con la necesidad de cuidar el uso del lenguaje en las
cuestiones de confesionalidad, unidad, laicismo etc., las conclusiones de las XX
Jornadas de 2009, dicen así:
“2ª. Cerrar el paso a que nos invada el concepto del
presidente francés Sarkozy de "laicismo positivo"; por su ambigüedad,
y por desencadenar una mayor confusión entre las filas católicas, debe
ser un objetivo primordial hasta las próximas Jornadas.
3ª. Debemos desbaratar las maniobras que el Enemigo
introduce en el lenguaje para hacer creer que hay varias clases de
laicismo. En el fondo, todas son igualmente malas, y la aceptación de
unas prepara la de las otras.
4ª. Debemos estar alerta organizándonos y actuando con
mentalidad de milicia y al mismo tiempo con espíritu de observación,
para descubrir que el laicismo se sitúa en los flancos de muchas
cuestiones impías y así las potencia” (C., 2009).
Recordados los principios, a estos les sucede la acción. De aplicar
aquellos a la situación concreta de España todavía en tesis social, la acción se
debe a aquellos para los que debe buscar recursos. La situación de hecho no es
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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sino un punto de partida parcial para recuperar un terreno perdido que nunca se
debió perder –y no tiene por qué seguir así-. Ante esto, el desamparo de los
principios y coherentemente de la acción para recuperar la Unidad Católica,
puede conllevar ciertas dificultades con la jerarquía eclesiástica, con el trato hacia
los restantes católicos, y, por lo que afecta a los recursos, a la distribución de las
limosnas. Las conclusiones de las XVI Jornadas de 2005 dicen así:
“2ª. La movilización de los seglares que proponemos pretende no
solamente defender al pueblo español de leyes anticristianas, sino,
además, la reconquista activa de la Unidad Católica de España. La
movilización de la vida espiritual individual debe ir unida a la
movilización exterior y colectiva de recursos materiales y esta
movilización social debe ir unida a la conquista del Estado para
hacerlo confesional católico. Para nosotros, que no somos liberales,
son tres procesos inseparables.
3ª. Una relativa autonomía de los seglares respecto de la
Jerarquía Eclesiástica no implica menor docilidad sino mayor agilidad
y profundidad. Debemos ocupar posiciones más ventajosas que las
estrictamente obligatorias donde la Jerarquía y el clero no llegan.
Conviene replantear el concepto de las Uniones Seglares y esforzarnos
por crear otras nuevas pequeñas unidades.
4ª. La movilización de personas debe ir acompañada de una
movilización de recursos materiales. Son necesarias unas
mentalidades limosneras y financieras nuevas que den prioridad a la
propagación y defensa de la Fe sobre la promoción del desarrollo
exclusivamente material en lejanos países. Los militantes católicos
deben dominar las nuevas técnicas de comunicación, de agitación de
masas y de resistencia política.
5ª. Muchas cuestiones relacionadas con la movilización exterior
dirigida a la reconquista de la Unidad Católica se han mostrado
afectadas por ciertas imprecisiones y contradicciones doctrinales y de
gobierno de la Jerarquía Eclesiástica referentes principalmente a la
libertad religiosa, al ecumenismo y a las relaciones Iglesia – Estado.
Pedimos a nuestros obispos que aclaren y simplifiquen la doctrina
tradicional de la Iglesia y que la divulguen.
6ª. Para discernir en muchas cuestiones aparentemente oscuras
relacionadas con la movilización exterior y colectiva, sigue siendo una
decisiva piedra de toque rápidamente clarificadora la adhesión a la
confesionalidad católica del Estado, o su rechazo. Para los que hemos
hecho el juramento de defenderla, éste no es negociable, ni está sujeto
a circunstancias nuevas desfavorables.”
Lo dicho hasta ahora es recurrente en todas las conclusiones anuales. Así,
en las XVII Jornadas de 2006 se dice:
“7ª. Seguimos observando que casi todas las manifestaciones de
descristianización que sufre España se remontan como a un origen
común al abandono de la confesionalidad católica del Estado. Nos
reafirmamos en nuestra vocación por reconquistarla” (C., 2006).
Las XIX Jornadas de 2008 recuerdan una vez más la necesidad de la
restauración católica:
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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11ª. La primera prioridad de los católicos españoles en la vida
pública actualmente es la recuperación no solamente de la
confesionalidad católica del Estado, sino también de la Unidad
Católica de España.
12ª. Lo dicho últimamente debe ser defendido por nuestra parte
en toda circunstancia y con los medios que dispongamos, eso sí con la
recta conciencia de defender unos valores y principios que, aun no
estando de moda, están plenamente vigentes.
13ª. En la misma línea de lo anterior hemos de rehuir el
complejo de inferioridad y el complejo de culpabilidad. Alejemos de
nuestra mente el derrotismo. Los valores y principios de antes
mencionados no han caducado ni prescrito; muy al contrario, cada
acto religioso-patriótico que realizamos, COMO ES EL CASO DE LAS
PRESENTES JORNADAS, es una interrupción de cualquier tipo de
hipotética prescripción” (C., 2008).
Al analizar la conmemoración de fechas tan significativas como 1212 y
1812, en las XXIII Jornadas de 2012 se concluye:
“7ª. Recordamos con énfasis que la Reconquista de la Unidad
Católica de España es el primero y principal de nuestros objetivos y se
concentra, coordina y resume otras conclusiones menores que han
aflorado en las ponencias y en las conversaciones entre los asistentes
de las Jornadas” (C., 2012, 2013, 2014).
Afirmar una vez al año esta posición teórico-práctica no tendría mucho
sentido de carecer de un órgano o portavoz que actúe durante todo el año
recordando los principios, y realizando su aplicación a los sucesos cotidianos. En
varias ocasiones, las conclusiones de las Jornadas resaltan que el órgano
periodístico portavoz de la reconquista de la Unidad Católica es el quincenal
“Siempre P’alante”. Así, las XIV Jornadas de 2003 dicen:
“1ª. Nos confirmamos en nuestra consigna, servida con
juramento, de trabajar en la vida pública por la reconquista de la
Unidad Católica, de la cual siga siendo portavoz la revista Siempre
P´Alante, de la que es director y fundador el M. I. Sr. Don José Ignacio
Dallo Larequi, a quien renovamos nuestro agradecimiento por sus
trabajos” (C., 2003, 2014).
* * *
1.2. La respuesta de las jornadas ante las coartadas
doctrinales y prácticas contrarias a la confesionalidad. Durante mucho
tiempo, quienes han querido contribuir al liberalismo y al llamado “proceso
democratizador” para que éste fuera pacífico pero dirigido en clave racionalista y
secularizador, han tenido como común coartada de aludir al Vaticano II, que
por muchos han tergiversado e incluso podríamos decir que desconocen.
Este concilio de ámbito universal Vaticano II, que en su declaración
“Dignitatis humanae” no ha querido definir doctrina sino que es pastoral,
mantiene el deber teológico de los Estados y poderes civiles hacia Dios y la
religión católica (22).
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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Continuemos con las afirmaciones realizadas en las Jornadas. La
ideología liberal, fuertemente extendida incluso en ciertos ámbitos de la Iglesia,
hizo que los españoles hayan comulgado con ruedas de molino aceptando a
ojos cerrados lo que por motivos teológicos, sociológicos y aún políticos no debía
aceptarse para España, como es la pérdida de la unidad y confesionalidad
católicas. Sin ellas hoy día se ha caído en todas las aberraciones, desconcierto y
desorientación públicas y, en consecuencia, privadas. Pensemos que los Obispos
españoles afirmaron, cuando volvieron del Concilio, que España podía mantener
la confesionalidad católica así como la Unidad Católica.
Dígase más bien que los liberales autocalificados de “progresistas”,
quisieron imponer sus principios bajo el término de “democracia”, creando para
ello dos figuras en aleatoria situación de antítesis -concretamente las de
“Dictadura o Democracia”- para lo cual, víctimas de absurdos complejos por la
confesionalidad católica del poder civil en los Gobiernos de Francisco Franco en
cargo de jefe de Estado, admitían que se pusiera en principio todo en entredicho,
y que se careciese de un marco preconstitucional incluido en la Constitución,
abriendo así las puertas a una posible legislación antinatural y anticristiana.
Resulta paradójico que el hombre actual de Occidente tienda a
asegurar todos los aspectos de su vida, incluidas las funciones religiosas a realizar
al advenimiento de su muerte, y que “configure” el poder civil precisamente
afirmando su falta de configuración, otorgando así a la voluntad humana un
carácter absoluto, abandonando cada situación y las sucesivas al devenir, dejando
lo más importante en la indefinición constitucional, para en realidad luego dirigir
la voluntad cívica desde el partido gobernante que utiliza el Estado para su fines
ideológicos particulares. Al final, el poder absoluto de Luis XVI en su enorme y
precioso palacio quedó sustituido por el de poder mucho más absoluto de
Robespierre ejercido desde una sencilla casa de pisos y alquiler. Esta forma de
constituir un país es revolucionaria.
Una vez más se mostraba la contradicción entre el catolicismo y el
liberalismo de la Constitución de 1978, pues, ésta última, destierra de la realidad
a Dios y la verdad objetiva, el bien común y los derechos de los españoles más allá
el prohibido prohibir (a los ciudadanos, padres, nacionalistas…). ¿Por qué sin
ofrecer los liberales argumentos teológicos y tampoco sociológicos, los que
deseaban mantener la catolicidad en España debían aportar no pocas razones -
que por otro lado aportaron- que desde luego los liberales no estaban dispuestos
a considerar?
Ya es historia que en 1976-1978 hubo obispos –salvo ocho con el
cardenal de Toledo a la cabeza- que prefirieron callar la verdad, no complicarse la
vida y amoldarse al liberalismo -ellos bajo la excusa de “reconciliación” y
“concordia”- al aceptar la concesión de derechos civiles al mal y al error.
(Sabemos que el bien y el mal carecen de derechos, pero no carece la persona al
bien y por el bien que realiza; al bien hay que dejarle siempre libre y al mal se le
deben poner límites en ciertos temas y grados). Con dichas excusas creían dejar
su conciencia a salvo. Sin embargo, éste huidizo recurso resultaba hipócrita al
igualar jurídicamente las posiciones verdaderas con la de aquellos que afirmaban
el agnosticismo y relativismo en la Constitución y las leyes. En la práctica, se dejó
la puerta abierta a la descomposición lenta pero casi segura de España como
pueblo. Cedieron ante lo artificial y mediante un artificio bien organizado. El
“habla, pueblo, habla”, supuso un dirigismo sobre la sociedad y un cheque en
blanco al presidente don Adolfo Suárez González, que engañó desde el comienzo
con su procedencia como secretario general del Movimiento, ocupando luego de
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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forma sorprendente -era el que menos posibilidades tenía en la terna presentada
a don Juan Carlos- la presidencia de Gobierno aquellos neurálgicos años. No
obstante –repetimos- una minoría de ocho obispos más el cardenal arzobispo de
Toledo enseñó a los católicos el magisterio de la Iglesia y además con una voz
profética que con los años se ha convertido en realidad. Pero de nada le sirve al
profeta “acertar” si luego no hay arrepentimiento ante lo profetizado.
Pues bien, a diferencia de no pocos obispos, estos 25 años los
jornadistas se han decidido a mantener la doctrina social de la Iglesia sin
claudicar ante los hechos, y combatir al denominado liberalismo católico (C.,
2003, 2013).
Estos seglares–la punta de un iceberg- no se han dejado llevar, como
ciertos eclesiásticos, por el oportunismo ante el poder político, ocasionalismo
manifestado ya antes de 1978 y sistemáticamente a partir de dicha fecha. Lo peor
es que muchas veces no se trató –o así muchos lo dedujeron por sus
intervenciones- de accidentalismo sino de profesión del liberalismo moderado.
De ahí que estos seglares, pueblo llano con el sentir puro y sencillo de sus padres,
tienen más mérito. Dicho oportunismo ha impedido a muchos laicos ejercer su
verdadero criterio católico, los hizo liberales, y hasta les impidió a la larga el libre
albedrío debido a la paralización general, pues el clero les encauzó a seguir una
política que en su raíz admitía la voluntad general como tesis práctica. Tal es “el
imperio de la ley como expresión de la voluntad popular” (preámbulo de la
Constitución de 1978), ley fundada en una “soberanía nacional (que) reside en el
pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (Art. 1), siendo “la
justicia, la igualdad y el pluralismo político” y el “orden económico y social
justo” los únicos valores superiores (preámbulo y Art. 1), además propugnados
que no supuestos, y menos de forma objetiva. Esta Constitución equipara el error
y la mentira (de entrada es igual que uno yerre a que diga la verdad), la virtud y el
vicio, donde todo vale siempre que se posea la mayoría numérica -que en la
práctica es la minoría más votada- o bien la suma de minorías contra la minoría
más votada -aunque a su vez sea minoritaria…-. Todo ello se activa por el culto a
la imagen y el pensamiento débil, una política de conformismo, pereza, de dejar
la política a los partidos políticos convertidos en partitocracia, una política de
entregas y de mínimos que ya han quedado totalmente sobrepasados por el
vendaval. Ahora, en 2015, todos se quejan de lo mal que está todo pero ya es
tarde.
Durante 25 años, los seglares han asistido al contradictorio
espectáculo de aquellos clérigos que decían oponerse a hacer política, pero que
sucesivamente han sido considerados como referente de los políticos en todas sus
insuficiencias: en la aceptación del liberalismo, en la falta de contundencia en el
rechazo de leyes injustas como el divorcio vincular, y en su silencio allá donde
debían alzar la voz. Ahora, en 2015, ya hablan, pero pocos les hacen caso. Han
dejado de liderar la sociedad católica -y la sociedad misma-, y han sido
sustituidos por el último famoso de turno, algunos nuevos maestros laicos de
internet, el “se dice”, y el marco general de un mundo en el que hay que
preguntarse si el hombre actúa como personas libre y responsable. Si dichos
clérigos hubieran afirmado un marco político donde “no todo vale”, si hubieran
declarado los principios verdaderos de la alta política -que era misión suya-,
basando la sociedad en una verdad garantizada adecuadamente en sus
instituciones, si –en primer lugar- hubieran afirmado que las instituciones
públicas debían dar culto a Dios en la forma que Él quiere, hubieran conseguido
de los poderes temporales la creación de unas condiciones externas para facilitar
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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de forma parcial e indirecta la salvación eterna de las almas, y directamente la
felicidad de la sociedad en lo que este mundo y las circunstancias del momento
permiten.
Malo es también que dichos clérigos liberales o flojos contra el
liberalismo, hayan disuadido a que los católicos se agrupen en el ámbito político,
produciendo así la diáspora del voto, el que los católicos voten o entren en todos
los partidos políticos para –previa apostasía según lo que se les pida admitir- ser
además absorbidos por ellos. La burla del actual Partido Popular en 2015 a su
electorado es el premio desconsolado de aquellos que lloran por lo perdido y que
no supieron defender ni como hombres ni como católicos.
El error nuclear de todo lo anterior es el laicismo. Por eso, las XXIII
Jornadas del año 2012 destacan la necesidad de rectificar el laicismo:
“1ª. (…) combatir la paulatina pero progresiva islamización de
España. Islamización que está siendo posible – entre otras razones-
por encontrar terreno abierto, debido principalmente al liberalismo y
laicismo reinantes, que con el apoyo expreso o tácito del mal llamado
catolicismo progresista, han contribuido a descristianizar nuestra
Patria, y por consiguiente dejarla indefensa ideológica y moralmente
ante la expansión e influencia islámica, entre otras fuerzas
anticristianas o acristianas.
3ª. (…) Respecto al bicentenario de la primera constitución
liberal de Cádiz, debemos recordar lo que ha supuesto la implantación
en España y en el resto del mundo occidental de la doctrina liberal. La
entronización de la libertad como fin en sí mismo, sin más límite que
la razón natural, ha desembocado, en la divinización de las urnas y
como consecuencia de ello, en un conglomerado de normas que no
solamente son contrarias a la Ley de Dios, sino que además y
consiguientemente, atentan contra el propio ser humano.
4ª. El laicismo, independientemente del grado de intensidad
con que se presente, significa la apostasía de la sociedad. Como mucho
se reconoce el derecho a la práctica religiosa personal, que va siendo
ahogada, por la legislación positiva y la normatividad consuetudinaria.
Por otra parte y contradictoriamente a sus postulados cuando el
Magisterio Ordinario, ejerce su legitima potestad de enseñar, es
zarandeado mediáticamente, por presiones de determinados grupos de
presión e incluso llevado ante los Tribunales, como es el caso
recientísimo del Obispo de Alcalá Monseñor Reig, por defender- como
es su obligación- la Doctrina de la Iglesia en relación a la práctica
homosexual y al aborto. Aprovechamos esta ocasión para felicitar
pública y oficialmente a tan valiente y preclaro prelado.
6ª. Denunciamos el recurso al humanismo cristiano como
procedimiento artero para eludir disimuladamente la filosofía y la letra
del derecho público cristiano” (C., 2012).
* * *
1.3. ¿Qué confesionalidad y laicismo?
Según los jornadistas, una equivocación muy difundida es creer que la
Constitución de 1978 afirma la aconfesionalidad, cuando en realidad lo que hace
es rechazar la confesión católica del poder civil, a la vez que funda España y el
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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Estado español en otro tipo de confesión no religiosa basada en el subjetivismo, el
inmanentismo, la voluntad de las mayorías cuantitativas, y unos derechos
humanos de los que se obvia su fundamentación y que, por ello, se encuentran al
albur de cada gobernante. El liberalismo y socialismo tienen sus propias
confesiones filosóficas, al igual que la masonería, muy presente en ambas
tendencias políticas. Son confesiones porque suponen un marco
preconstitucional, un a priori, y forman algo que se ha llamado religión civil.
¿Por qué la confesionalidad católica no tiene relación con la
protestante? Lo diremos claramente.
En la confesionalidad protestante se reafirma el Estado, que se basa
contradictoriamente en la conciencia subjetiva del príncipe luterano y después,
con el liberalismo del s. XIX, en la llamada mayoría, harta de la anterior
contradicción del Estado versus conciencia del príncipe, pero para crear en
ambos casos una contradicción nueva.
La confesionalidad protestante creó en los individuos una nueva
conciencia –convirtiendo en objetivo lo que es subjetivo-, pretendió ser creadora
de la verdad, absorbió al sujeto, fue filosóficamente idealista, y mezcló lo civil y lo
religioso, utilizando la religión al servicio de la política. La política protestante fue
creadora de la verdad, fue intervencionista, dirigista, y estatista; no en vano en
los siglos pasados fue absolutista, centralista y uniformizadora. La política del
kulturkampf de Bismarck ya avanzado el siglo XIX es un ejemplo de ello,
divulgando por entonces que los católicos eran malos patriotas.
El liberalismo posterior a los siglos de la reforma luterana tuvo su
origen en el protestantismo debido a la emoción del subjetivismo inmanente y a
su fuerza revolucionaria. Ese liberalismo deseó eliminar cualquier atisbo de
objetividad y autoridad, concretamente la fuerza de los Estados absolutos o
moderados, fuesen protestantes o católicos. Pues bien, de nuevo el liberalismo
caerá, tarde o temprano, como el subjetivismo inmanente protestante, en el
relativismo o amoralismo o pérdida de conciencia, y el Estado liberal creará una
moral pública a imponer a todos los individuos sobre los que tiene jurisdicción.
Según esto, el liberalismo y socialismo, al afirmar una verdad (incluso que no
existe), y al proponerla como tal, son Estados confesionales, pues objetivaban
“su” verdad en una materia directamente relacionada con la naturaleza social más
básica del hombre creado por Dios. Ni la comunidad civil es una Sociedad
Anónima, ni la autoridad pública debe reducirse a un rango administrativo.
La crítica a la confesionalidad protestante no sirve para criticar la
confesionalidad católica del poder político. Todo lo contrario. Ambas son muy
diferentes y es la confesionalidad católica el mejor soporte para criticar la
confesionalidad protestante así como la confesionalidad laica del liberalismo y
socialismo.
La confesionalidad católica reconoce a Cristo como Señor, al que le
rinde el debido culto divino. Respeta y asume el orden objetivo básico de la
realidad natural y sobrenatural –en cuanto a la realidad natural todas las
religiones y personas deben estar agradecidas a dicha confesionalidad-, orden
objetivo éste garantizado por la doctrina de la Iglesia. Recoge y protege los
derechos de las personas, las familias, y los cuerpos intermedios, y, por último,
protege la expresión pública de la religión de los ciudadanos en cuanto verdadera,
máxime cuando la población es de gran mayoría católica.
Las Jornadas se han identificado con la confesionalidad conforme a la
doctrina perenne del derecho Público Cristiano, aunque sabemos que dicho
término “confesionalidad” no está recogido tal cual en las encíclicas pontificias,
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quizás para distinguirse de la cultura protestante. Los jornadistas se han
identificado con la doctrina imperecedera de la Iglesia, con la práctica constante
de los españoles según su peculiar idiosincrasia, y con la experiencia histórica de
las generaciones que les precedieron. Lo afirmado para el ámbito público, se
afirma y trabaja también y a su vez en el ámbito privado, familiar y social.
Decimos esto porque, en todas las épocas hay personas que creen ser más sabios,
más inteligentes y más sensibles que sus mayores, de quienes prescinden, sin que
nuestra época sea una excepción: todo lo contrario, es una época vanidosa y fatua
que esgrime para ello el esplendor de la técnica.
Los jornadistas consideran que los términos de confesionalidad y
unidad católicas no pueden ser sustituidos por otros como “inspiración
cristiana”, “raíces cristianas”, “matriz cristiana”, “democracia cristiana” y otros
semejantes (C., 2000). Para ellos, los términos deben ser claros y definitorios, lo
que permite un compromiso para siempre (C., 2000). Es muy posible que hablar
de “raíces” (cristianas de España o Europa) tenga poca proyección, quede lejano
en el tiempo respecto al desarrollo de la realidad que las raíces sostienen, y se
alejan del compromiso práctico e inmediato, aunque supongan quizás frutos, y
seguramente las ramas y el tronco. Háblese mejor de los frutos existentes,
sabiendo que no hay fruto sin raíz que sujeta y alimenta el árbol. Por lo mismo,
los jornadistas enseguida advirtieron que “el recurso al humanismo cristiano (es)
como (el) procedimiento artero para eludir disimuladamente la filosofía y la
letra del derecho público cristiano” (C., 2012). Ajenos a “dar gato por liebre”, no
han caído en la tentación de manipular el lenguaje, resultando a veces la
formulación de sus posturas un tanto “bronca”, con aristas, enriscada, a lo
Covadonga.
Creo recoger el sentir de las Jornadas si afirmo que el desterrar a Dios
y la religión católica de la Constitución de 1978, así como desterrar el derecho
natural objetivo -en resumidas cuentas, del bien común-, se hizo desde 1976 tan
sistemáticamente que no sólo suponía la inadecuada y atrevida creación de una
situación falsa de hipótesis social –como si el pueblo español no fuese católico- y
de una hipótesis doctrinal falsa (el laicismo), sino que elevaba la hipótesis social
(forzada) a tesis política y doctrinal (errónea) –como si las circunstancias
construyesen la doctrina o el “deber ser”-, y mostraba lo que con el tiempo se ha
ido haciendo cada vez más evidente. Mostraba que, en no pocos casos, dicho
destierro de Dios y la religión era fruto de la profesión de una doctrina o de unos
principios tendentes a la secularización total del Estado, a su relativismo
agnóstico, donde únicamente se decide por mayoría sin límite alguno, sin
limitación previa recogida de antemano en la Constitución, y sin una exigencia
preconstitucional o a priori, como si la voluntad humana careciese de límite u
obligación alguna, y como si no hubiese elementos claves e innegociable que
configuran el bien común.
Para los jornadistas, la democracia actual se funda en la soberanía
popular entendida como una facultad ilimitada –esto es, en contra de Dios, la
naturaleza, la Patria y los derechos “históricos”-, de suerte que ésta soberanía se
entromete en todo y todo lo transforma en el ámbito político opinable ante Dios,
de lo que resulta que la política lo invade todo, transmitiendo el Estado su
apostasía a la sociedad por capilaridad y ósmosis, directa e indirectamente.
La pregunta recurrente de las Jornadas ha sido: ¿democracia sin
Verdad? En alguna de ellas se hicieron presentes las actualísimas pastorales de
San Ezequiel Moreno y Díaz, obispo de Pasto, enterrado en Monteagudo
(Navarra), relativas a la paz, la concordia, y la reconciliación…. (23). La falta –
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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por expulsión- de N. S. Jesucristo en la Constitución, ha generado in crescendo
una inexorable e inmensa desorientación y decadencia actual.
Podría ahondarse lo expresado en las Jornadas con las palabras
propias de las ponencias de los conferenciantes más que con nuestras propias
consideraciones, por otra parte coincidentes con los jornadistas (24).
Valga esta explicación para resituar el gran tema de las Jornadas
seglares de la Unidad Católica de España. Por reseñar un argumento de
autoridad, el arzobispo de Zaragoza Mons. Ureña Pastor habló de la validez de las
Jornadas por la Unidad Católica en sus diferentes homilías dirigidas expresa y
directamente a los jornadistas desde el año 2006, celebradas en la iglesia de San
Juan de los Panetes, situada en la plaza de El Pilar.
Cuando Benedicto XVI se refirió al laicismo aceptable o sano y el no
aceptable, al positivo y negativo etc., la terminología pareció tambalearse. Por
eso, ante la tradición católica que rechazaba el término laicismo y para evitar la
confusión generada, las XX Jornadas de 2009 recogieron lo siguiente:
1ª. El Enemigo más presente de los católicos en la vida pública
es el laicismo. Aparece puro o como asociado a otras impiedades
potenciándolas como un coeficiente a favor del Mal.
2ª. Cerrar el paso a que nos invada el concepto del presidente
francés Sarkozy de "laicismo positivo"; por su ambigüedad, y por
desencadenar una mayor confusión entre las filas católicas, debe ser
un objetivo primordial hasta las próximas Jornadas.
3ª. Debemos desbaratar las maniobras que el Enemigo
introduce en el lenguaje para hacer creer que hay varias clases de
laicismo. En el fondo, todas son igualmente malas, y la aceptación de
unas prepara la de las otras.
4ª. Debemos estar alerta organizándonos y actuando con
mentalidad de milicia y al mismo tiempo con espíritu de observación,
para descubrir que el laicismo se sitúa en los flancos de muchas
cuestiones impías y así las potencia.
5ª. El laicismo se articula con otros conceptos antirreligiosos
formando cosmovisiones y redes políticas a niveles nacionales,
internacionales y globalizadores que promueven en brotes simultáneos
y/o sucesivos proyectos enemigos de la Cristiandad. Debemos
establecer contactos informativos y operativos con grupos católicos,
con clara visión de lo que es el LAICISMO, que se encuentren
repartidos en los cinco continentes.
6ª. El laicismo produce pocas manifestaciones nuevas y
originales. La mayoría de sus actividades hoy visibles tiene
antecedentes en la historia de las herejías y de la política. Tenemos que
aprender de la Historia, de NUESTRA HISTORIA, para actuar en el
ámbito de la vida pública.
7ª. En íntima relación de lo transcrito en el punto anterior, se
ha de significar la directa conexión de este con el eje binario de las
Jornadas que, a Dios Gracias, estamos clausurando: La
conmemoración del Juramento en defensa de la Unidad Católica de
España celebrado en Toledo el año 1989, a su vez celebrando el XIV
centenario de la forja de la Nación Española bajo el amparo de la Fe
Católica (589); y de otro lado la conmemoración de la Victoria del
Ejército nacional, entre otras cosas frente al LAICISMO, promulgado
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en la Constitución Republicana, y aplicado con violencia
revolucionaria el propio año 1931, el año 1934 y en el período
frentepopulista comprendido entre 1936 y 1939. Es del todo
INDISPENSABLE tocar el doble tema de las Jornadas y relacionarlo
con el laicismo. No podemos perder de vista el carácter didáctico y el
espíritu apostólico de las Jornadas, especialmente cuando hay
presencia de jóvenes y adolescentes.
8ª. Es indispensable desenmascarar a los grupos laicistas
infiltrados en la Iglesia, condenando y demostrando la gravedad de su
actuación. Hay que denunciarlo a quien corresponda. Es
ABSOLUTAMENTE necesario, destruir al Caballo de Troya” (C.,
2009).
En las XXI Jornadas de 2010, con ocasión de la persecución al crucifijo
en lugares públicos por el gobierno del PSOE de Rodríguez Zapatero, los
jornadistas trataron de esta magna cuestión: los “Crucifijos en los lugares
públicos”. Se decía: “No herir a nadie”, “no imponer nada”, “que el lugar es de
todos”, “aconfesionalidad”… ignorando con ello que si bien las autoridades
públicas tienen deberes hacia Dios y N.S. Jesucristo, y no se pretende herir ni
violentar a nadie, en España puede y debe existir una íntima comunicación y
relación entre la vivencia religiosa de las personas y muchas instituciones
sociales, y las instituciones públicas o políticas. Rodríguez Zapatero pretendía
repetir la supresión de crucifijos impuesta en la IIª República, hasta el punto que
si lo pretendió con menos extensión, sí fue con igual o mayor saña. Por eso, el
tema general fue: “La resistencia de los católicos españoles en la confesión
pública de su Fe”. Las conclusiones de las jornadas de 2010 fueron en síntesis las
siguientes:
“1ª. Debemos mantenernos (…) alerta ante la actuación sectaria
del Gobierno, respecto a la presencia pública del Crucifijo.
2ª. No debemos atender a los “cantos de sirena” que desde el
gobierno -con algún aval de los denominados católicos progresistas- se
nos lanzará, con falso espíritu conciliador, pero en el fondo
traicionero.
3ª. El laicismo (…) es siempre negativo. Es una confesionalidad
deísta o atea y por consiguiente anticristiana y anticatólica.
4ª. Debemos estar alerta, frente a la falacia (…) de separar la
esfera privada del ámbito público. Nos referimos tanto al aspecto
estatal como al social, donde cuestiones como la sanidad y la
educación (…) son puntos donde se debaten las dos ciudades de forma
intensa y permanente.
5ª. No debemos olvidar ni la Doctrina de la Iglesia, ni la
experiencia histórica, de los que nos precedieron dentro y fuera de
nuestra Patria, en relación al combate frente al MALIGNO y a una de
sus obras: El laicismo.
6ª. Tenemos la obligación moral de estar siempre animosos (…)
aunque suframos derrotas parciales y/o momentáneas. Todo
pesimismo es una baza de los adversarios de la Cristiandad.
7ª. (…) nuestra misión en esta España del Siglo XXI es por una
parte defender la integridad de nuestra Fe, y por otra, enarbolando el
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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principio de la UNIDAD CATÓLICA DE ESPAÑA, evitar que se
disuelva la IDENTIDAD ESPAÑOLA en todos los sincretismos de
moda” (C., 2010).
* * *
1.4. Las consecuencias de la apostasía del poder civil
supremo.
Las Jornadas han considerado que la soberanía Social de Jesucristo –
la confesionalidad católica del poder civil- tiene primacía en la política de España
(C., 1993, 2013), y que su abandono es la causa de los principales y más hondos
males entre los españoles (C., 2006) (25). Su adhesión o rechazo es la piedra de
toque rápidamente clarificadora de la posición ideológica de cada persona y
grupo (C., 2005)
La primera consecuencia de la apostasía del poder civil supremo es el
deslizamiento o caída hacia la inmoralidad y descreimiento personales como si de
un tobogán se tratase. La confusión de la sociedad sobre las obligaciones del
poder civil para con Dios ha sido evidente, y a ello ha coadyuvado la falta de
formación por despreocupación personal, el silencio de los encargados de
enseñar, y las ambigüedades e incluso crasos errores difundidos. A ello se suman
razones del mecanismo psicológico, expresado en la tendencia a la imitación, en
estar con la mayoría, en las falsas identificaciones –“O dictadura o Democracia”,
semejante a esa otra de “O yo o el Comunismo”-, en la visión simbólica de una
realidad convertida en imagen, en los complejos como si se fuese personas
menores de edad, y en los frecuentes engaños políticos… Todo ello ha confundido
al pueblo español que se fiaba totalmente de sus gobernantes y pastores
eclesiásticos, de manera que enseguida comenzó el deslizamiento de una
sociedad por entonces hondamente católica, hasta llegar a que, en el año 2015,
haya católicos piadosos que se conformen por el momento y en tanto no mejoran
las cosas con la heroicidad un aborto menor en las leyes políticas.
Este deslizamiento hacia el mal tiene una explicación teológica –está
recogido en el magisterio ordinario de la Iglesia-, filosófica, histórica y aun
política, conforme a la peculiar idiosincrasia de los españoles, y tiene una clara
proyección práctica y hasta cuantificación empírica.
La ingenuidad progresista hizo olvidar el Syllabus de Pío IX, en el que
se condena la proposición 79 siguiente: “Porque es falso que la libertad civil de
cultos y la facultad plena, otorgada a todos, de manifestar abierta y
públicamente sus opiniones y pensamientos sin excepción alguna conduzcan con
mayor facilidad a los pueblos a la corrupción de las costumbres y de las
inteligencias y propaguen la peste del indiferentismo”. O bien la proposición 77
que rechaza: “En la época actual no es necesario ya que la religión católica sea
considerada como la única religión del Estado, con exclusión de todos los demás
cultos”. No se marcó de una vez por todas la línea divisoria entre la cultura liberal
y la Fe católica y Fe hecha cultura, y todo se desbordó después hasta límites
insospechados. Los que vivieron aquellos tiempos siendo jóvenes, pueden
constatar que los maestros que les anunciaron los males que advendrían se
quedaron muy cortos.
La segunda consecuencia es que este deslizamiento se agudizó en
España debido a las peculiaridades temperamentales de los españoles. Si
hablamos de estas peculiaridades, contemos cómo el chiquillo abrió el bote, soltó
a las ranas, y ni él ni sus amigos pudieron luego recogerlas. Se soltaron los
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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demonios nacionales, estalló la crisis y convirtieron la crisis en un endemismo.
De sus responsables omitimos hablar aunque las Jornadas se han referido a
colectivos concretos y nombres propios. En 1978 se rompió con una gran herencia
religiosa, y no se tuvo reparo en igualar jurídicamente el Bien y el mal, la Virtud y
el vicio… como hace el liberalismo, olvidando la citada proposición del Syllabus
que avisa que su fruto será la expansión del relativismo, el indiferentismo y la
corrupción hasta extremos insospechados.
Estas peculiaridades y las consecuencias de su olvido se han mostrado
con fuerza en nuestra historia reciente. Una sociedad desubicada y fuera de su
quicio no puede sino quejarse a la vez que se descarrila el tren de la vida.
Así advino la crisis total. Nunca se ha devaluado tanto y en tan poco
tiempo la vida común de los españoles, y nunca se han conducido todos los males
de una forma tan segura, tramposa y por la puerta trasera, en contra de los
propios votantes y la misma sociedad. Son manifiestos los casos de UCD con el
divorcio vincular en 1981, la política inmoral del PP de Aznar, y el caso del PP en
relación con el aborto en 2014. La inmoralidad en las leyes y las costumbres, la
extorsión fiscal impositiva, la ruina económica con las crisis de 1973, 1981, 1993 y
2007, y el desmoronamiento ético de muchos políticos, todo ha ido de la mano.
Más todavía, la crisis de fe católica ha sido gravísimo en muchos españoles, y,
caso único en occidente, ésta ha sido vulnerada y atacada desde la misma
administración del Estado y sistemáticamente por colectivos minoritarios pero
activos.
A los casi diez años de la transición-ruptura, la Conferencia Episcopal
Española desveló lo que Alexis Tocqueville anunció mucho antes en su libro sobre
La democracia en América en 1848. Por ejemplo, el presidente de dicha
Conferencia, Díaz Merchán, afirmó que el Estado tendía al absolutismo político,
al abuso de poder, y criticó la creciente estatalización de la sociedad y el excesivo
protagonismo de la política. Para ello pidió “la creación de instituciones sociales
que dan cauce a la participación social de los ciudadanos por medios
complementarios de la política”. Los principios democráticos “por sí solos no
realizan la sociedad que deseamos”, máxime cuando sin la referencia a Dios y a
su Palabra “la vida humana se aliena de su propio ser y de su innata dignidad”.
Junto a ello, Díaz Merchán desveló “un peligroso vacío de participación. Todo el
protagonismo social está siendo acaparado por los profesionales de la política,
de donde por lógica se sigue una dinámica de estatalización de la sociedad”
(26).
Sin embargo, pocos hicieron caso a mons. Díaz-Merchán, y el mal del
liberal-socialismo, manifestado en 1976-1978, siguió dando sus malos frutos.
Hasta hoy.
España ha llegado a extremos insospechados. Sus mayores se
quedaron muy cortos en sus premoniciones. El drama del aborto es un ejemplo,
pues ante él los católicos se encuentran como exigiendo una tregua al nazismo o
comunismo –sabemos que el ejemplo no va a gustar-, o teniendo que tolerar por
el momento y por una decisión arbitraria que el número de campos de exterminio
o campos de concentración (el gulag ruso) fuesen menores a los existentes.
Ante esta situación, son muchos católicos los que hablan de la nueva
evangelización. Es cierto que hay que evangelizar y que hoy urge hacerlo.
También lo es que el término lo propuso Benedicto XVI a todo el mundo. Lo
paradójico y chocante es que hagan bandera de ello quienes han tenido por
costumbre no defender la Fe y moral de la sociedad cuando ésta aún estaba
evangelizada, o de no prevenir el futuro que se avecinaba; quizás ellos sean los
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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menos indicados para evangelizar. Pueden reconocer al menos sus dejaciones de
Fe en el ámbito sociopolítico y no quieran justificar su permanente flojera con la
coartada de que nada se puede hacer porque primero hay que evangelizar. En
1978 se decía que por una (supuesta) reconciliación los católicos debían
abandonar sus ventajas –por otra parte debidas a la religión que la sociedad
profesaba, necesarias para el mantenimiento de ésta, y absolutamente conforme a
su peso social- y ahora dicen que no pueden influir en nada porque los españoles
están descristianizados. Sin duda quienes esto dicen tendrán que reflexionar.
La tremenda crisis material de 2007-2015 ha desatado otras crisis más
reciente y burda como la corrupción en relación con el 7º mandamiento de la ley
de Dios, y ha puesto en cuarentena el sistema socio-político liberal-socialista,
mientras los españoles no están preparados para afrontar todo ello debido a su
propia crisis espiritual y religiosa, crisis de creencia y hasta de decencia.
El pueblo, pero también los contertulios televisivos que “forman” la
opinión pública, se preguntan una y otra vez en 2014: ¿qué es hoy la democracia y
qué la representación? En 2014 han surgido movimientos de protesta como
Ciudadanos o Podemos contrarios al bipartidismo del PP y PSOE. ¿A qué se
llama paz, y justicia y honradez?
Y añadimos nosotros: ¿Pueden existir, sin N. S. Jesucristo, paz
material, principios consolidados, virtudes humanas –desde luego las virtudes
sobrenaturales son imposibles-, e incluso eso que hoy llaman valores? Sin N. S.
Jesucristo sólo se retrasan los males sociales más graves y que se hacen
inevitables, con el agravante de consolidarse e institucionalizarse de hecho, todo
ello fruto de una pésima política. Que en la vida no todo es rezar a Dios y querer
convertir al mundo descreído, sino que también y a la vez hay que ser buenos
profesionales, e impulsar una buena política desde el comienzo para luego saber
hacia dónde rectificar…
Las XI Jornadas del año 2000:
“4ª. En nuestras actuaciones en la vida pública nos
esforzaremos por que se deroguen las actuales leyes del divorcio, de
despenalización de cualesquiera supuestos del aborto, y las que
protegen a las religiones falsas, a la impiedad y a la inmoralidad
públicas. Nos esforzaremos en restablecer la enseñanza de la Religión
Verdadera como estaba antes de la implantación de la democracia. No
aceptaremos hechos consumados”.
Las XIV Jornadas de 2003 recogieron las pésimas consecuencias
derivadas del hecho de que el bien y el mal, y sus seguidores, convivan
amistosamente en la sociedad, que exista una igualdad ante la Ley en sus
actuaciones y planteamientos, y el peligro de ciertas amistades:
“2ª. Señalamos como uno de los principales males de la
psicología actual la habituación a la convivencia pacífica social y
pública con los pecados públicos. Protestamos contra la publicidad de
reuniones con pecadores públicos notorios, herejes y miembros de
religiones falsas”.
Las XVII Jornadas de 2006 recuerda los males más graves de España
derivados de la dejación de la confesionalidad católica, que son los siguientes:
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“4ª. El próximo “V Encuentro Internacional de la Familia”, al
cual nos adherimos, es un poderoso estímulo para seguir nuestra
antigua y presente lucha contra las leyes a favor del aborto, del
divorcio, las parejas de hecho y las aberraciones sexuales. Evitaremos
que cualesquiera actos a favor de la Familia se parezcan a unos Juegos
Florales, y en cambio procuraremos que se concrete el propósito de
que los católicos rechacen en programas electorales futuros, aquellos
que no garanticen la derogación de esas leyes.” (C., 2006).
* * *
1.5. El retorno al análisis de las causas. La Jornadas vuelven a
las causas de la debacle del catolicismo en España, que llega al punto de pasar de
ser la reserva religiosa de Occidente hasta formularse como país de misión.
Una causa se refiere a “la cosa” en sí misma. Las XXIV Jornadas de 2013
desarrollaron el tema general de “La reforma católica de la constitución
española”. Sus conclusiones fueron las siguientes:
1ª. La confesionalidad católica del Estado Español, es una
concepción vigente.
2ª. Lo mismo se debe significar de la confesionalidad católica de
la Nación Española.
Cabe hacer una aclaración. No es lo mismo estado y nación.
Nación es la sociedad organizada; Estado es la arquitectura técnica de
esa sociedad.
3ª. Confesionalidad es el reconocimiento público de la Ley de
Dios y la verdadera y única religión, como es en nuestro caso la
Católica, Apostólica y Romana. Nótese bien que siempre se ataca a la
confesionalidad católica del Estado Español, pero nunca se atacan las
otras confesionalidades existentes: la anglicana en Inglaterra, la
protestante en los países nórdicos, ni la misma laicidad, que es
también otra forma de confesionalidad.
4ª. En relación al objetivo general de estudio en las presentes
jornadas, hemos de manifestar que no se pretende la reforma de
algunos capítulos de la presente Constitución. Lo que se pretende es su
total abrogación, por basarse en el liberalismo, y fundamentarse en el
laicismo, aunque se presente en su faceta moderada y no agresiva.
Porque ese laicismo moderado, aunque no queme iglesias, muchas
veces es más peligroso porque no produce reacción.
5ª. La situación en que se halla nuestra Patria se debe en gran
parte al proceso de secularización del pueblo español a partir de la
segunda mitad del siglo XX, y al horizontalismo temporalista de
muchos de nuestros pastores. Muchos de los presentes hemos visto, y
seguimos viendo en muchos casos, a la Iglesia contemporizar y
colaborar con el laicismo y con los enemigos de Dios.
6ª. Es de enaltecer, por contra, la firme posición doctrinal de
nueve prelados, en su oposición pública, ante la promulgación del
Texto Constitucional de 1978.
7ª. El Derecho Público Cristiano es diametralmente opuesto al
pactismo, fundamento filosófico y político del constitucionalismo. Los
derechos están por encima de la Constitución, de los pactos.
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8ª. Los principios, precisamente por ser principios son y deben
defenderse como irrenunciables. Aunque Dios no esté en la
Constitución, Dios está por encima de la Constitución. La
Constitución, el sufragio universal, garantizará la legalidad de algo,
pero no la legitimidad. Un crimen podrá ser legal, pero siempre será
ilegítimo.
9ª. El entramado jurídico proveniente de la Constitución es de
por sí nefasto. La sociedad y todas las normas que surgen de esta
Constitución son, en su mayoría, negativas. Ya el propio sistema
implica lo negativo, lo nefasto; no se trata, pues, de poner parches.
10ª. Gran responsabilidad la tienen los que podríamos calificar
como liberales-católicos, quienes ceden en todo para acabar por
perderlo todo. Son muchos los católicos que han colaborado con la
revolución, y han colaborado a le extensión del mal. La cuestión de
Principios es innegociable.
13ª. Nuestra misión, ha sido siempre, lo es ahora y lo será en el
futuro, defender la reconquista de la unidad católica del estado y de la
nación española, aunque esta afirmación no esté de moda, si bien está
vigente, y con la finalidad de que este derecho no prescriba” (C., 2013).
Otra de las causas se encuentra en determinadas deficiencias de
quienes en el cumplimiento de su misión dirigen a los fieles. Ésta sería más
importante que la industrialización –la época del desarrollismo terminó en 1975
cuando la sociedad aún era robusta en la Fe y costumbres-, el éxodo rural y el
urbanismo, los medios de comunicación, y la sociedad de consumo. Las
conclusiones de las XII Jornadas de 2001 realizan un examen de la actitud del
clero español en general sobre el liberalismo, en el que muchos han tropezado
con las deletéreas consecuencias que hoy experimentamos. Quizás sean unas de
las aportaciones más significativas de todas las 25 Jornadas. Dicen así:
“1ª. Algunos eclesiásticos y seglares, con nombres y apellidos
-meteoros, no-, son responsables de que en los últimos años se haya
producido un giro del Estado confesional católico a un nuevo orden
basado en la libertad ideológica, religiosa y de culto, en el cual se está
instalando una confesionalidad judeo-masónica. Convocamos a la
resistencia a la descatolización, a la reconquista de la confesionalidad
católica del Estado.
2ª. La participación de los católicos en la vida pública ha sido escasa
y con frecuencia equivocada, y su peso en ella ha sido menor de lo que
cabía esperar de su número, calidad y organización.
Han sido frenados por la separación de la Iglesia y del Estado, la
libertad religiosa, el ecumenismo, la moral sin Religión, el sufragio
universal y el enfeudamiento en la democracia. Debemos fomentar las
vocaciones de los católicos a la política.
3ª. En el estudio de los temas de estas Jornadas se ha procurado
evitar el error de método de limitarle a los sucesos sin remontarse a las
causas y estudiar los remedios. Denunciamos la táctica liberal de
levantar tronos a las premisas y cadalsos a las conclusiones, -efectos
sin causa-, que tanto ayuda a la confusión consensuada.
4ª. Los católicos en la vida pública han tomado decisiones fundadas
solamente en el pragmatismo, con desprecio y aun contradicción de la
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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integridad de la doctrina. Ha existido una mentalidad favorable a los
abusos en la aplicación de la teoría del mal menor.
5ª. Han sido factores negativos acumulados los errores teológicos y
filosóficos cultivados por acción y omisión y difundidos impunemente
por sectores católicos europeos. Mostramos grandes reservas por la
europeización de España.
6ª. La entrega de la confesionalidad católica del Estado ha facilitado
la creencia errónea de que todo lo legal es moral, y de que todo lo que
existe es bueno por el mero hecho de existir.
7ª. Conviene distinguir entre un obligado pluralismo en lo opinable,
y un pluralismo censurable como forma de libertad para el mal.
8ª. Los encargados de la formación cristiana en los últimos años
han reducido el acto de fe, vaciándole de las implicaciones humanas
que afectan a la moral y a toda la conducta personal, incluyendo la
política.
9ª. No pocos eclesiásticos y seglares han entregado al Estado
democrático y al sufragio universal realidades como la familia y la vida
en germen, que no pueden quedar expuestas al juego político. Se han
difundido demasiado poco las censuras a la omnipotencia del sufragio
universal que figuran en la encíclica “Evangelium Vitae” (no sólo
antiabortista) de Juan Pablo II.
10ª. Las ideas políticas impías que ha sufrido la Iglesia en el último
cuarto de siglo tuvieron una larga incubación en las décadas de los
años sesenta y setenta en que no fueron corregidas, y en la
manipulación ideológica de la educación”.
* * *
1.6. Los subtemas.
1. Dios y Religión.
Si las Iª Jornadas (Toledo, 1989) fueron rotundas en sus contenidos
mientras señoreaban en la imperial ciudad de Toledo, la IIª convocatoria (El
Escorial, 1991) se acogió junto al monasterio de El Escorial como símbolo y
firmeza en la decisión de trabajar para el restablecimiento de la Unidad Católica.
Las XXVª Jornadas fueron una recapitulación de las anteriores más el gozo de
una presencia devota y entusiasta.
Las Jornadas han mostrado que existen responsables laicos y
eclesiásticos en el abandono e indebida entrega de los grandes tesoros de la
Unidad Católica primero, y después de la confesionalidad católica del poder civil,
a cambio –aunque no lo reconozcan- de una confesionalidad sin Dios (C., 2001,
2003, 2005), que contemporiza y colabora directamente con el laicismo y los
enemigos de Dios, hasta generar la penosa situación por la que atraviesan España
y los españoles (C., 2013). No era difícil que los jornadistas recapacitasen sobre la
práctica, en caso de ser necesario, de la corrección fraterna (C., 1991), sin que por
ello se vaya la lengua por exceso de celo. A su vez, han advertido las imprecisiones
y contradicciones doctrinales y de gobierno de ciertas decisiones de la jerarquía
eclesiástica referentes a la libertad religiosa, el ecumenismo y las relaciones
Iglesia-Estado (C., 2005). Más: las XVIIª Jornadas (2006) desarrollaron qué
pedir al Papa en su visita a España.
Las XXª Jornadas (2009) trataron sobre la lucha contra el laicismo 70
años después de la Victoria de 1939, y las XXIª (2010) sobre el problema
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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suscitado por el PSOE con ocasión de los crucifijos expuestos en los lugares
públicos, en el marco de la resistencia de los católicos en la confesión pública de
su fe.
Las Jornadas han considerado necesario subrayar el elemento
teológico al identificar a las otras religiones como falsas aunque tengan
elementos de verdad (C., 1992), y al combatir los coqueteos de los responsables
de la religión católica con las religiones falsas (C., 1992).
El rechazo de los acuerdos del Estado español de 1992 realizados con
los judíos, musulmanes y protestantes, tenía un componente más práctico (C.,
1992). Este sentido práctico también tuvieron las IIIª Jornadas (1992) al tratar de
la lucha contra las sectas y la IXª (1998) que recordaron el apoyo que deben
prestarse los católicos de diferentes países por motivos religiosos.
Como la apostasía del Estado tiende a generar la apostasía en la
sociedad, las VIIIª Jornadas (1997) concluyeron que la propagación de la fe (C.,
1997), y la propaganda cristiana en la sociedad mediante el Apostolado de la
Prensa eran más necesarias que nunca (C., 1997).
Con una dimensión igualmente practica, en 1991 se concluyó la
necesidad de “Crear una organización para VIGILAR a las religiones falsas y
contrarrestar sus propagandas” (conclusión 6), lo que no se ha llevado cabo. Esta
es una de esas conclusiones pedagógicas que pretenden marcar el camino al
señalar lo que, teniendo capacidad, habría que llevar a cabo, a sabiendas de que
no se va a poder realizar a día de hoy.
Confesionalidad y unidad católicas evitarán también que se disuelva la
identidad española en todos los sincretismos hoy de moda (C., 2008, 2010,
2013). No en vano, la esencia del ser de España, incluido el s. XX, está
íntimamente unido a lo católico (C., 2002); la religión impregna todo lo español
(C., 1996), sin que por ello se ignoren los demás componentes de la identidad
española como son la lengua, la historia, las formas de ser y estar, la unidad en la
variedad, la complementariedad en la diversidad etc. (C., 2002). De ésta manera,
los ataques a la religión los sufre simultáneamente la Patria, pero también ocurre
–aunque sea menos evidente porque resulta menos directo- que no pocos ataques
a España son hoy día ataques contra la religión católica (C., 1996).
Las Jornadas recordaban que el liberalismo –el filosófico y doctrinal,
no en sus acepciones de “generoso” y “abierto” al estilo de los comediógrafos del
Siglo de Oro- y sus derivados son pecado como explicaba don Félix Sardá y
Salvany, y además uno de los pecados más graves (C., 1993). Sin duda éstas
afirmaciones extrañarán a muchos hoy día, pero las Jornadas han recordado su
vigencia y la necesidad de actualizarlas en España. Según esto, las Jornadas han
sido contrarias a cualquier tipo de prescripción de los derechos de Dios así como
de los españoles.
Las Jornadas han concluido sobre la necesidad de vertebrar la
presencia católica en la vida pública (C., 2000). Han considerado que la
Constitución de 1978 es el origen de innumerables males religiosos públicos,
incluida la actual agresión a los católicos (C., 2003). En las XIV Jornadas de 2003
se concluyó lo siguiente:
“3ª. Acusamos a la vigente Constitución de 1978 de ser
manantial de males religiosos públicos y de una permanente agresión
a los católicos. A la larga lista de males religiosos ya conocidos hay que
añadir últimamente unas escandalosas manifestaciones en las calles
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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bajo banderas y símbolos anticristianos, igualmente amparados por la
Constitución.
4ª. Especial denuncia exige la cobertura legal que la vigente
Constitución está prestando a cesiones de soberanía a organismos
Supranacionales, europeos y otros, de los cuales deriva la imposición y
confirmación de no pocos males para la piedad de los españoles.
5ª. Debemos insistir en la enseñanza de que no todo lo legal es
moral por el mero hecho de serlo. Se está convirtiendo a la
democracia, con toda su carga anticristiana, en una última instancia
para enjuiciar toda clase de asuntos.
6ª. Crearemos en el pueblo fiel una gran corriente de opinión a
favor de la reforma de la Constitución en sus puntos anticristianos y
alternativamente de su sustitución por otro cuerpo jurídico
íntegramente católico. Protestamos porque en la fórmula del
Juramento a la Bandera se incluye dar la vida por el ordenamiento
constitucional, que es anticristiano.
7ª. Al margen de la Constitución existen aún en la sociedad
española amplias corrientes de opinión contrarias al liberalismo mal
llamado católico, y a los abusos de interpretación del mal menor. Por
el contrario, las hay favorables al mantenimiento de la doctrina social
de la Iglesia.
8ª. Pedimos a S. S. el Papa que insista en la condenación de las
ideas que desde dentro de ciertos ambientes eclesiásticos han
contribuido a la apostasía general y en particular de la Constitución.”
En el punto 1.5. nos hemos referido a las XXIV Jornadas de 2013, que
desarrollaron el tema general de “La reforma católica de la constitución
española”. Si otros al fin querían reformar la Constitución por motivos
secundarios -la que hasta el momento consideraban “intocable” a modo del
“código sagrado” de la Constitución gaditana-, para los jornadistas la reforma era
a la totalidad, a causa del tema religioso de la confesionalidad católica del poder
civil y de la nación española. No se trataba de reformar algunos capítulos de la
Constitución, sino de sustituirla por basarse en la filosofía del liberalismo y
fundamentarse en el laicismo (C., 2013).
2. Patria. Todos los jornadistas aman muy de veras a su patria que es
España o las Españas. Ello no impide que la entiendan de una forma diferente,
pues mientras unos son centralistas, los tradicionalistas insisten de forma
irrenunciable en los Fueros como raíz y ser de la Patria. Entre los jornadistas no
hay un pensamiento único, sino una variedad en una unidad básica, la suficiente
hoy día ante la ingente labor que hay por delante.
Para todos los jornadistas, el amor a los padres, a la familia y su
pueblo, y el amor a Dios en el cumplimiento del cuarto mandamiento, exige el
recuerdo, el reconocimiento y, llegado el caso, la defensa de la Patria hasta el
último sacrificio (C., 1995), lo que nada tiene que ver con la ideología del
patriotismo constitucional que el presidente del Gobierno de España señor José
María Aznar (PP) quiso traer de Alemania, ni con la Constitución de 1978 (C.,
2002), ni con el llamado patrioterismo, ni con el nacionalismo hegeliano central
o periférico.
La “nación” en el patriotismo constitucional es individualista,
subjetivista, voluntarista y sigue el estilo importado de la Francia revolucionaria.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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En el nacionalismo separatista que anida en varias Regiones de la periferia del
norte, la “nación” es una realidad objetiva, basada en la naturaleza, en este caso
reducida a la lengua, lo que es más propio del nacionalismo alemán que añadía
otro elemento objetivo como la reza. Por su parte, el nacionalismo centralista
liberal de Madrid sustituye la lengua (y otros caracteres objetivos si los hubiere)
por la voluntad constituyente de los presentes en el acto de votar en las urnas (la
soberanía nacional y voluntad general) al estilo francés
Para los jornadistas, el nacionalismo periférico -siempre separatista-
en algunas Regiones del Norte se opone a la Patria común que es España. Por
recelos o por la decadencia de los partidos mayoritarios nacionales, hoy parece
que el amor a la patria sólo se les permite a los nacional-separatistas de la
periferia. En realidad, no es igual nación que nacionalismo (27).
Lógicamente, según los jornadistas, tanto los nacionalistas de origen
constitucionalista como los separatistas (secesionistas del resto de España)
olvidan que Patria procede de los padres, que estos significan la transmisión en
el tiempo, una configuración y desarrollo personal en una íntima y espontánea
relación recibido-decidido, autoridad-libertad, y con deberes -más que derechos-
hacia los padres e hijos. Aquí no hay imposición de los padres sino transmisión
armónica y equilibrada, lealtad y fidelidad en el hijo a lo recibido con trabajo e
ilusión –la muerte es consecuencia de la naturaleza caída-, lo que a la mentalidad
racionalista –de toscas líneas rectas y contrapesos artificiales- le es difícil
comprender. Si ha existido transmisión, confianza y natural aceptación antes de
la llamada mayoría de edad –cuando el hijo se independiza y abre su propia casa-
, ¿por qué el hijo va a prescindir de todo lo bueno cuando cumple más edad? No
profundizaremos en el tradere ni en qué sea la tradición, en general
distorsionado por las ideologías dominantes, pues son muchos los autores
clásicos y contemporáneos que lo desarrollan, desde Vázquez de Mella hasta
Gambra y Evaristo Palomar.
Que el hombre confunda su ser con su autoposesión –nadie se
autoposee plenamente-, y su naturaleza con su voluntad, genera pequeños
revolucionarios que todo lo más cuentan de alguna manera con Dios, aunque
sean incapaces de entregarse y desposeerse totalmente. Por lo mismo, son
incapaces de recibir con humildad la herencia de sus padres y menos reconocer –
sé que es una afirmación algo extrema pero no por eso deja de ser verdadera- que
“aquí mandan los muertos”.
Los jornadistas no se sienten limitados por Dios, pues ni el creador
limita a su obra, ni el padre limita al hijo sino que le orienta hacia aperturas
perfectivas. Dios no necesita de los hombres, y todo lo que hace para atraerles en
el ejercicio de su libertad es precisamente para reafirmarles, engrandecerles y
elevarles al plano sobrenatural, lo que no anula la naturaleza sino que la asume y
perfecciona sobre elevándola de sí misma. A su vez, la herencia paterna no
desposee a sus beneficiarios, sino que precisamente les mejora e impulsa hacia la
perfección. En ambos casos, la devoción y piedad cristiana amansa el alma, que
lleva en su seno la admiración hacia el otro. Quien crea que para afirmarse puede
o debe prescindir en algún momento de Dios mismo y de sus padres, no ha
entendido quién es Dios, ni los padres ni él mismo.
Entre los seglares, la relación entre los católicos y el patriotismo
tradicional español se trató en las XIII Jornadas (2002), que estuvieron
motivadas por el llamado patriotismo constitucional que el presidente de
Gobierno José María Aznar quiso –ya hemos dicho- importar de Alemania.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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En las XIII Jornadas de 2002 se formula la crítica al llamado
patriotismo constitucional, opuesto al verdadero patriotismo. Sus conclusiones
dicen así:
“2ª. Nos oponemos al llamado "patriotismo constitucional"
con la misma energía con que siempre hemos calificado de
anticristiana a la Constitución de 1978.
3ª. Independientemente de la cuestión suscitada por la
importación de Alemania del concepto de "patriotismo constitucional",
trabajaremos por suprimir de la Constitución de 1978 sus apoyos a
formulaciones anticristianas.
4ª. Proclamamos que la esencia del ser de España y que la
mayor parte de su historia, incluido el siglo XX, son cristianos.
Proponemos hacer estudios y publicaciones que lo expliquen y
difundan y combatir los aspectos antirreligiosos de la leyenda negra.
5ª. Al amor a España que profesamos confluyen, con los
sentimientos religiosos, otros componentes, como la lengua, la
historia, la manera de ser, que, como no son anticristianos, debemos
también asimilar y exaltar.
6ª. La colaboración entre católicos de las distintas ciudades de
España contribuye al sentido religioso del patriotismo.
7ª. Para una mejor exposición y comprensión de la religiosidad
del ser de España, es conveniente que esta religiosidad esté presente
más allá de nuestras fronteras. Hay que reivindicar los servicios a la Fe
católica del Imperio Español, y de actuaciones políticas
internacionales posteriores, y el concepto de Monarquía Misionera de
Raimundo Lulio.
8ª.- Advertimos que casi todos los movimientos
supranacionales que actualmente socavan el concepto y la soberanía
de las Patrias van unidos, esencial o accidentalmente, a concepciones y
proyectos anticristianos”.
La valoración de la Patria como un elemento básico del bien común se
encuentra vinculada a la enseñanza de la historia. Esta última no puede ser bien
impartida si no se aúna la ciencia social de la Historia con el amor a la Patria que
de diferentes maneras debe estar en la educación de la juventud, sin detrimento
alguno de la objetividad de la ciencia. En el comentario a las conclusiones de las
XVIII Jornadas de 2007 se indica:
“La libertad de cátedra. (Conclusión Sexta).- Fue una cuestión
batallona a final del siglo XIX y ahora ha vuelto con lo de la idoneidad
del profesorado de la asignatura de Religión. También afecta a la
enseñanza de la Historia, que es uno de los pilares del patriotismo. No
pueden enseñar bien Historia de España los apátridas”.
La memoria histórica sobre España, la raíz tradicional y católica de los
españoles, su resistencia al racionalismo y la secularización, y la culminación del
liberalismo en la IIª República, se desarrolló en la convocatoria XVIIIª (2007),
en las XIX Jornadas de 2008 sobre el bicentenario de la invasión napoleónica, en
la XXIIª (2011) se recordó y consideró vigente las enseñanzas de la Reconquista,
y en la XXIIIª (2012) se concretó el año 12 en cuatro fechas: 722, 1212, 1512 y
1812.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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¿Cuáles son los peligros al conmemorar estas fechas?
De tratarse de las navas de Tolosa de 1212:
“ (...) (se) nos debe exigir a cada uno de nosotros combatir la
paulatina pero progresiva islamización de España (…) que está siendo
posible (…) por encontrar terreno abierto, debido principalmente al
liberalismo y laicismo reinantes, que con el apoyo expreso o tácito del
mal llamado catolicismo progresista, han contribuido a descristianizar
nuestra Patria, y por consiguiente dejarla indefensa ideológica y
moralmente ante la expansión e influencia islámica, entre otras
fuerzas anticristianas o acristianas” (C., 2012).
En 1512 se finalizó la unión territorial de toda la península hispánica,
salvo Portugal, en una Corona con varios reinos unidos por los monarcas, por la
catolicidad, por una misión exterior en América, en el Mediterráneo y
Centroeuropa, y por algunas instituciones como la Inquisición etc. En 1512-1515
Navarra se incorpora a Castilla conservando su reino POR SI, mediante una
unión eqüe principal (entre iguales), con un pacto de tu a tu. Las Jornadas de
2012 concluyen:
“2ª. La conmemoración de la incorporación del Reino de
Navarra a La Corona de Castilla, debe recordarnos cómo fue
forjándose la re-unificación de España amparada y fortalecida por la
Cruz. Al mismo tiempo nos debe estimular, tanto como a luchar contra
el laicismo, a enmudecer con argumentos históricos, los cantos de
sirena de los eufemísticamente denominados nacionalismos
periféricos” (C., 2012).
Así mismo, por lo que respecta a 1812:
3ª. Con motivo de este bicentenario de las Cortes de Cádiz
rogamos a sacerdotes y laicos que difundan mucho más las condenas
del liberalismo y de los principios de la Revolución Francesa (…) (y)
debemos recordar lo que ha supuesto la implantación en España y en
el resto del mundo occidental de la doctrina liberal. La entronización
de la libertad como fin en sí mismo, sin más límite que la razón
natural, ha desembocado, en la divinización de las urnas y como
consecuencia de ello, en un conglomerado de normas que no
solamente son contrarias a la Ley de Dios, sino que además y
consiguientemente, atentan contra el propio ser humano” (C., 2012).
La mutua ayuda entre las patrias y las partes de la misma civilización
católica figura reiteradamente en varias Jornadas. Así, en las XVII Jornadas de
2006 se establece dos conclusiones al respecto:
“8ª. Deseamos una mayor comunicación y colaboración entre
las Uniones Seglares de España con vistas a una unidad de acción en
algunas de estas materias.
9ª. Igualmente proponemos reforzar nuestra comunicación con
otros grupos análogos de Europa para luchar principalmente contra
las influencias anticristianas que desde la Unión Europea se ejercen
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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sobre España y a potenciar la reconstrucción de las Cristiandades de
Europa y de Ultramar” (2006, y sobre la unión de los católicos
extranjeros 2011).
3. Sufragio universal. Pasemos a otra cuestión teórico-práctica que
interesa o se vincula al desarrollo religioso y político la Patria, que los jornadistas
han desarrollado con clarividencia. Esta cuestión hace referencia directa a la
forma de elegir a los gobernantes en los diversos ámbitos (municipal, autonómico
y del Estado) y a la extensión de los temas a decidir por la sociedad. La cuestión
es que, hoy día, el voto se realiza mediante sufragio universal (28).
Pues bien, según los jornadistas, hoy día el sufragio universal es una
ideología propia del racionalismo donde no hay límite de cuestiones a debatir y
sobre las que decidir, que vacía la Patria, niega cualquier valor objetivo (salvo el
que no los haya), reduce la sociedad a individuos que además deciden sobre lo
que ignoran. Así, voluntad de la mayoría, de la minoría más votada, o de las
alianzas postelectorales, ha quebrado muchos derechos: los de Dios y su Iglesia,
los derechos hombres concretos, las instituciones sociales y las comunidades
enteras. Con una gran extensión y radicalidad, el sufragio universal se enfrenta a
Dios, y se convierte en un tema estudiado en muchas Jornadas. Ante estos
errores, digamos que el hombre individual, las mayorías (supuestas y pocas veces
reales), y el Estado (suprema potestas) no son soberanos al estilo moderno, sino
que son realidades relativas y, en lo bueno que sean, contengan y expresen,
criaturas de Dios.
Frente a la subordinación de no pocos católicos y eclesiásticos a los
tópicos de la democracia actual, se encuentra la crítica al sufragio universal de
hoy escrita en Evangelium vitae de Juan Pablo II en el año 1995 (C., 1999, 2000,
2001 y 2013).
Las conclusiones de las X Jornadas de 1999 dicen:
“6ª. Europa pretende infiltrar en España sus ideas
heterodoxas mediante el chantaje material, y además mediante la
invocación a su refrendo por el sufragio universal. Debemos oponer
las objeciones cristianas al sufragio universal, entre ellas las más
recientes y autorizadas del Papa Juan Pablo II en su encíclica
Evangelium Vitae” (C, 1999).
En las XI Jornadas de 2000 se recuerda:
“5ª. Recordamos las reservas que hace S.S. el Papa Juan
Pablo II sobre el sufragio universal en su encíclica "Evangelium
Vitae". No aceptaremos que ningún régimen político atente contra
los derechos de Dios, de la Iglesia y de las almas, concediendo
primacía sobre ellos a la voluntad de la mitad más uno” (C, 2000).
En las XII Jornadas de 2001 se afirma:
“9ª. No pocos eclesiásticos y seglares han entregado al
Estado democrático y al sufragio universal realidades como la
familia y la vida en germen, que no pueden quedar expuestas al
juego político. Se han difundido demasiado poco las censuras a la
omnipotencia del sufragio universal que figuran en la encíclica
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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“Evangelium Vitae” (no sólo antiabortista) de Juan Pablo II” (C,
2011).
Las jornadas también recuerdan que no todo lo legal es moral por el
mero hecho de serlo, y que hoy la democracia, con toda su carga anticristiana, se
ha convertido en la última instancia (C., 2013) para enjuiciar toda clase de
asuntos (C., 2003). En efecto,
“La entronización de la libertad como fin en sí mismo sin
más límite que la razón natural ha desembocado en la divinización
de las urnas y, como consecuencia de ello, en un conglomerado de
normas contrarias a la ley de Dios y al ser humano” (C., 2012).
Así pues, las Jornadas se han opuesto con viveza a la llamada religión
democrática del sufragio universal, por pretender fundar la sociedad sobre unos
fundamentos diferentes a los que Dios la ha fundado, y por atentar contra los
derechos de Dios, la Iglesia y almas (C., 2000), así como contra la naturaleza
social del hombre y los derechos de la persona, familia y cuerpos intermedios en
particular.
Considerando un contexto electoral, los jornadistas han afirmado que
el liberalismo moderado es más peligroso que el radical, porque aquel no produce
una reacción saludable en la sociedad (C., 2013) y porque genera un
malminorismo sistemático en los timoratos y perezosos con unas pésimas
consecuencias inherentes a todo espejismo.
De ésta manera, piden “a los católicos que robustezcan a los grupos
políticos que sean y se proclamen explícitamente e inequívocamente constantes
servidores de la Iglesia” (C., 2000).
Un lugar de los miles de rincones de España en donde los católicos
fueron asesinados por el hecho de serlo. Estos cinco jóvenes dieron su vida defendiendo con su presencia el
monumento al Sgdo. Corazón de Jesús en El Cerro de los Ángeles: Fidel Barrio (21 años), Blas Ciarreta (38 años),
Elías Requejo (19 años), Justo Dorado (32 años), y Vicente De Pablo (21 años). Foto: JFG 2014
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
28
Don Adolfo Suárez González jura, de rodillas y ante el crucifijo, el cargo de jefe de Gobierno. A la izquierda el
Teniente general De Santiago –tiempo después hará unas declaraciones de gran interés en “El Alcázar”-, el joven
don Juan Carlos de Borbón, y a la derecha del todo don Torcuato Fernández Miranda, mentor de la ruptura
política. Foto en la Red.
Lo que en la década de los setenta y ochenta era
impensable, ya es una realidad. Varias películas
comerciales han tratado con rigor y delicada
sencillez la persecución religiosa en España en 1936-
39. Tras ésta y gracias a ésta, se retomó la
confesionalidad católica por su valor propio y sin
duda también por el bien común y para no volver a
la persecución. Foto en la Red
La Verdad, que es la suprema realidad, nos
compromete ante Dios y los hombres.
Mariano Rajoy junto a la imagen del patrono de
España, antes de rechazar él el anteproyecto
abortero de Ruiz-Gallardón, rechazo que tanto
encorajinó a los católicos peperos que creían –sin
razón- que el PP iba a suprimir la ley del aborto de
2010. Foto en la Red.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
29
Santa Misa del Cabildo en el Altar Mayor de la Basílica de El Pilar, a la que asistieron los
jornadistas en 1995. El segundo por la izquierda el Rvdo. Don José Ignacio Dallo Foto: JFG 1995
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
30
Los consiliarios de las Jornadas en el Altar Mayor de la Basílica de El Pilar.
Rev. “Siempre P’alante” nº 319, 1-IV-1996. Foto: F. Hualde 1996
Santa Misa en la capilla de Acción Católica. De izda. a drcha. Don José Ignacio Dallo, el P.
Antonio Turú, el P. Fco. Suárez en la lectura del canon, el P. José Mª Alba S.J., el P. Félix
Beltrán, el P. José Antonio Cervera, otro pater, y el P. Agustín Arredondo S.J. Año 1996. Foto:
JFG 1996
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
31
Patio de butacas, aforo y asistentes en el salón de las Nazarenas. Zaragoza, Foto: JFG 2002
Mesa de conferencias con el P. Dallo, Manuel de Santa Cruz y Fernando Silva. Foto: JFG 2002
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
32
Manuel de Santa Cruz –don Alberto Ruiz de Galarreta- en el momento de realizar el juramento de las Jornadas en el
salón de conferencias de las nazarenas convertido en Iglesia para celebrar la Santa Misa. A la izquierda de la imagen
el P. Dallo y a la derecha el P. Turú. Zaragoza 2002. Foto: JFG2002
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
33
Don Alberto Ruiz de
Galarreta, “Manuel de
Santa Cruz”, realiza el
juramento de la Unidad
Católica en la Santa Misa,
ante los Santos Evangelios y
el Crucifijo. A la derecha el
P. Turú. Zaragoza 2002.
Foto: JFG2002
Beatificación de 522 mártires de la Cruzada de 1936-39 ante la Moreneta en la ciudad de Tarragona.
Año 2014. Foto en la Red.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
34
Manuel de Santa Cruz presta el juramento de la Unidad Católica ante
el P. Turú y el P. Dallo. Rev. ”Siempre P’alante” nº 431, 1-V-2001
Pierre Renard (Bayona), a la
izquierda de la imagen Carlos Etayo
y Jean Suhas (Pau), y a la derecha
Emilio Blanco (Perpignan) y el P.
Dallo.
Rev. “Siempre P’alante” nº 365, 1-
V-1998. También estuvieron
presentes en las Jornadas de 2001,
SP’ nº 431, 1-V-2001, p. 8
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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Bellísima imagen de los catalanes, españolísimos, que en un esfuerzo común elevan como sillares vivos un castillo
humano. Foto: la Red
Quincenal navarro católico “Siempre P’alante”
(nº 714, 16-III-2014), portavoz de las Jornadas
de Seglares por la Reconquista de la Unidad
Católica.
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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4. Según los jornadistas, la ideología del liberalismo hiere
gravemente la ciudad católica, pero también –no iba a ser menos- la
participación de los católicos en la vida pública y política, cuya ausencia
tanto se lamenta ahora ante la desmovilización general.
En las IV Jornadas de 1993 se concluye así:
“1.ª El liberalismo es pecado fundamental.
El liberalismo y sus hijos naturales, el socialismo, el anarquismo y el
comunismo son pecado.
El liberalismo en sus aspectos religioso, filosófico y político sigue
siendo pecado y como tal le denunciaremos incesantemente.
2.ª El liberalismo es la actual descristianización de España; es el
núcleo del problema y como a tal debemos combatirle con prioridad a
pequeños episodios sueltos y aparentemente inconexos.
3.ª Nos esforzaremos en cumplir el lema del Pontificado de Pío XI:
“Instaurar todas las cosas en Cristo”.
4.ª En política daremos preferencia absoluta sobre cualquier
actividad o consideración a la Reconquista de la Unidad Católica y al
establecimiento de la Soberanía Social de Nuestro Señor Jesucristo”.
Las XI Jornadas de 2000 afirman:
“3ª. En nuestras actuaciones de católicos en la vida pública, no
pactaremos con el liberalismo religioso, que es pecado, ni dejaremos
que caiga en desuso el término, “confesionalidad católica del Estado”.
Tras la separación total Iglesia-Estado exigida por un liberalismo que
pretende separar el cuerpo del alma, que deja indefenso y desorientado al poder
civil, y que genera la imposición a la sociedad de una moral y ética sin religión,
por ello ética irreligiosa; tras al ecumenismo desnortado y el enfeudamiento de
no poca parte de la jerarquía eclesiástica con la democracia liberal (C., 2001); tras
el error que supone la llamada soberanía popular o nacional, y los vicios
inherentes a la participación predicada por el demoliberalismo; y tras el exceso de
libertad para decir y hacer todo sin límite alguno, se llega paradójicamente a una
situación en que la vida y participación social es muy escasa (29).
En relación con los temas participativos la Vª convocatoria (1994)
sobre la intervención de los católicos en la política, la XIª (2000) y XIIª (2001)
sobre los asuntos pendientes en la vida pública española desde 1976 hasta hoy, la
XVIª (2005) sobre la movilización de los seglares, y las XVIIª Jornadas (2006)
sobre la visita del Papa Benedicto XVI a España.
Los jornadistas han advertido que hacia 1976 y ya antes, las élites
dirigentes durante décadas –salvo excepciones- actuaron sobre el pueblo que,
siguiendo siempre lo establecido, dijo a todo que “sí”. Utilizaron términos muy
populares –otra cosa es cómo se entendieron y se hicieron entender- como
reconciliación y conciliación, generosidad, unión entre todos (Centro),
superación de rivalidades, concordia nacional, libertad, participación y
democracia etc. Tomaron únicamente el lado bueno de las cosas, y separaron el
lenguaje de la realidad. El terrorismo creaba un monstruo que indirectamente
afianzaba la democracia liberal y el afán de paz. Las fuerzas civiles y los ámbitos
religiosos dominantes iban en una misma dirección: hacia el triunfo total del
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
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liberalismo ideológico y de su versión particular de la libertad y la participación
cívicas, cuyas consecuencias se han ido desarrollando, año tras año, a las que las
Jornadas de Seglares católicos que historiamos han pretendido dar respuesta.
5. La secularización plena de la política implantada como “ruptura”
en 1978 se realizó con tergiversaciones y engaños en el ámbito de los
políticos y clerical. Para los jornadistas, los católico liberales y socialistas,
sumidos en la táctica de conquista del poder, han influido continuamente sobre al
pueblo para atraerlo a sus planteamientos, con formas de hacer poco
transparentes, nada representativas y utilizando todos los medios de
comunicación y reblandeciendo todo aquello que podría perjudicar sus proyectos
(30).
6. Según los jornadistas, la jerarquía católica se equivocó
rotundamente al tolerar, aceptar, engañar e impulsar el llamado “cambio”
político, “ese” cambio que concretamente se dio en España en 1976-1978.
El motivo fue el abandono en el que quedaban los derechos de Dios
sobre los Gobiernos, la tolerancia hacia no pocos males que llovían y lloverán
sobre la sociedad, y la aceptación e impulso dado al nuevo orden liberal-
socialista, el engaño colectivo al presentar ante los fieles principalmente los
aspectos opinables y entendiéndolos favorablemente, y disuadir la existencia de
grupos políticos católicos. Sin duda, el clero se metió soterrada e hipócritamente
en política temporal, y de la peor –nadie les educó para esto-. Quizás a ello se
alegue que la jerarquía también apoyo al régimen de Franco como Jefe de Estado,
aunque piensen si antes hubo o no una Cruzada, si el comunismo era
insignificante, y los favores de todo tipo que dicho régimen otorgó a la Iglesia y
muy merecidamente.
En primer lugar, los hombres de Iglesia confundieron y
subordinaron lo eterno con lo temporal. De por sí, nada debían de temer de un
cambio de política de ceñirse ésta a las cuestiones temporales, porque la verdad
católica no se sujeta a un régimen político temporal concreto, aunque su
aplicación en España sea histórica, psicológica e inherente a la Monarquía
católica y no a la liberal-constitucional y menos a la República. En aquel
momento todos los republicanos se hicieron monárquicos constitucionales, pasó
el tiempo, y ahora ya no es así –lógicamente-. También de por sí, la clave del
problema no era de régimen político –monarquía o república, mayor o menor
participación, y diferentes formas de participación social en la política-, sino si
éste régimen concreto, cualquiera que fuese, iba o no a reconocer la verdad,
costumbres, formas de ser y hacer en los órdenes natural y católico. En efecto, la
política temporal del liberalismo contiene muchas negaciones hacia la verdadera
política que reconoce la soberanía social de N. S. Jesucristo. Y se optó por su no
reconocimiento o bien –lo que sería peor- por creer que lo católico era
precisamente el liberalismo.
En segundo lugar, el clero hizo política temporal y los políticos se
metieron en temas que afectaban directamente a lo católico y como tal la
jurisdicción religiosa. Los nuevos políticos y buena parte de la alta jerarquía
actuaron al unísono hacia 1978, aunque ello perjudicase gravemente a la sociedad
y la España católica a medio y largo plazo. Cada uno se metió en el campo ajeno
del otro: el clero a orientar, sumarse e influir en cuestiones temporales (apoyo a
la Democracia como forma opinable de gobierno para un cristiano etc.), y los
políticos a pedir apoyo al clero. Tan clericales fueron Tarancón, Patiño y
Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015
38
Sebastián y buena parte de los obispos españoles, como clericales fueron Fontán,
Calvo Serer, Ruiz Jiménez o Suárez… Y luego tacharán de clericales a los seglares
defensores de la realeza social de Jesucristo, y de los derechos de los católicos
españoles, cuando estos últimos los olvidaron porque se los hicieron olvidar, y
cuando ese es precisamente el núcleo espiritual e impronta divina en el mundo
temporal.
Por el contrario, los jornadistas seglares se han posicionado bajo su
exclusiva responsabilidad en estas 25 Jornadas frente a los errores religiosos del
llamado “cambio” (sobre los temporales ya escribió Gonzalo Fernández de la
Mora Los errores del cambio, 1986), bien unidos en la doctrina y praxis de
siempre de la Iglesia, y el ejemplo de sus mayores, y no arropados en un número
sin hondura de españoles, en el vuelo bajo y de plazo corto de quien
principalmente busca resultados satisfactorios, en el acceso a los cargos y en la
obtención de medios materiales. En 1976, el ámbito clerical y civil en mutuo
apoyo utilizaron los medios persuasivos y de comunicación de la Iglesia –que ni
siquiera eran de la Jerarquía católica- para potenciar el advenimiento de una
Democracia opinable en ciertas cuestiones y desde luego aberrante en lo religioso
y moral, y a qué ha llegado nuestra sociedad.
Según los jornadistas, el trabajo de los seglares o laicos no está sólo en
las sacristías, como hace la contradictoria y clerical “democracia cristiana”, hoy ya
irrelevante y lógicamente desbancada por un liberalismo liso, llano y a veces sutil
pero siempre frontal. El trabajo del católico está en todos los ámbitos de la vida
incluso el social, sindical y político, sabiendo que en no pocas ocasiones deberá
actuar en estos ámbitos como hombre de Fe: no se puede dejar lo católico en el
guardarropa como si fuese un sombrero, dijo un santo. La democracia cristiana
expulsó a la Iglesia de lo temporal en 1978 con apoyo de buena parte de la
jerarquía, y luego redujo lo católico a la sacristía, ámbito que también quiso copar
para liderar el diálogo de los cristianos con lo temporal. Su pronto fracaso está a
la vista y fue fruto del error que conllevan. Las jornadas han dejado claro que esta
sedicente democracia cristiana falseó lo católico en España hacia 1978,
vinculándolo al liberalismo, y que anidó en no pocos eclesiásticos confundidos
por los fieles con la Iglesia. Políticos y buena parte de los eclesiásticos se
escudaron entre sí, formando un frente común y hasta una amalgama que tuvo
una decisiva incidencia social (31).
Para terminar, en tercer lugar la jerarquía dirigida por el cardenal
Tarancón disuadió de la existencia de grupos políticos católicos. De admitir la
existencia de estos, los católicos no hubieran apoyado a partidos liberales,
socialistas o comunistas, y tampoco -por lo que respecta a dichos partidos- se
hubiera legislado al margen del Derecho natural y la Doctrina católica. Desde
luego, no se hubiera introducido el divorcio vincular de Adolfo Suárez. La manera
más fácil para descristianizar España desde las leyes era tener un partido como la
UCD y luego como el Partido Popular, al que votan muchos católicos –dicen que
“es el voto católico”- pero que, por diferentes motivos, tales católicos tienen que
tolerar o mantener… males contra natura y anticristianos antes inimaginables.
El resultado de la mala política clerical, según los jornadistas, lo
expresa el menosprecio y burla pública que se ha hecho durante décadas -y cada
vez más- a la religión católica, los continuos brotes de persecución religiosa, la
inmoralidad reinante y provocada, el aborto (asesinato) “legal”, y el grave peligro
de secesión de España en 2014. Que siempre se puede estar peor -por ejemplo, el
silencio social ante la inmolación de aborto en el Ara suprema del egoísmo- no es
consuelo alguno, pues las premisas erróneas conllevan desarrollos muy
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25 años 2ª Parte Jornadas

  • 1. Historia reciente de la defensa de la Unidad Católica de España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 Qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasd fghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwe rtyuiopasdfghjklzxcnmrtyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwe rtyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiop asdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxclv bnmqwertyuiopasdfgokjodhksndank HISTORIA RECIENTE DE LA UNIDAD CATÓLICA: UN GRAN BIEN A CONSERVAR EN ESPAÑA. XXV Jornadas de “Seglares Españoles por la Unidad Católica” José Fermín Garralda Arizcun Doctor en Historia Parte: 2ª de 3 Colección: “Bemba” nº 3 Pamplona 2015
  • 2. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 2 Conversión de Recaredo en el IIIer Concilio de Toledo, 589. Recaredo, según una copia del grabado de Arnold van Westerhout en 1794. Esta es la fecha de inicio del reconocimiento, por parte de las instituciones del poder civil, de la religión católica como verdadera, y con su reconocimiento también el de la soberanía social de N. S. Jesucristo. Pasarán los siglos, y las Constituciones de 1931 y 1978 ignoraron al divino Redentor, lo que es una forma de negación debido a las obligaciones que tiene todo poder civil, según recuerda el Concilio Vaticano II. José Fermín Garralda Arizcun. Doctor en Historia Año 2015 “Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas de ‘Seglares Españoles por la Unidad Católica’ ”. Contiene 3 Partes: Parte 1ª: 78 pp., Parte 2ª: 85 pp y Parte 3ª: 52 pp. C/ Arrieta nº 2 31002 Pamplona – Navarra - España rargonz@gmail.com historiadenavarraacuba.blogspot.com Colección: “Bemba” nº 3 (Parte 2ª de 3) * Queda prohibida la reproducción total o parcial, texto o imágenes, de este trabajo sin permiso del autor. Está protegido. Puede ser citado mencionando autor, título, año, formato de edición y localización en la red.
  • 3. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 3 Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas de “Seglares Españoles por la Unidad Católica” José Fermín Garralda Arizcun, dr. en Historia De la conferencia en Zaragoza del 27 de abril de 2014 ÍNDICE: PARTE 1ª: 1. Introducción 2. Objeto y temas generales de estudio 3. Significado de los temas 4. Primer cuadro. Origen, pérdida y recuperación, e impulso evangelizador de España. Un pasado histórico que configura 5. Segundo cuadro. Raíz y objeto de las 25 Jornadas de la Unidad Católica 6. Tercer cuadro. El porvenir trabajado, lo vivido estos 25 años y lo que se espera en el fututo. PARTE 2ª: 7. Enfoque y conclusiones sobre los principales temas de las XXV Jornadas 8. Otras conclusiones de las XXV Jornadas 9. Colofón. PARTE 3ª: Apéndices: Temas, conclusiones y relación de conferencias. PA R T E 2ª 7. Enfoque y conclusiones sobre los principales temas de las XXV Jornadas. Los temas de las XXV Jornadas están entrelazados y dependen unos de otros formando una unidad orgánica. A continuación señalaremos qué temas son los más específicos e importantes. La exposición seguirá el sentir de los jornadistas durante estos 25 años. Sería complicado recoger con un total empirismo lo que los ponentes han dicho, los turnos de preguntas, las mesas redondas, las ponencias breves y los
  • 4. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 4 comentarios realizados en de la convivencia sobre los temas que citaremos. A pesar de ello y por existir muchos materiales se puede explicar todo ello con cierta amplitud respetando el sentir de las Jornadas. Para justificar adecuadamente el fundamento de cada tema, añadiremos en nota varias digresiones personales, aunque seguramente muchos de los jornadistas las comparten en su totalidad. En cada caso también recogeremos las principales conclusiones de las Jornadas que se refieren a cada gran tema desarrollado. Las referencias las señalamos entre paréntesis (C, año). * * * 1. Confesionalidad y Unidad Católica. 1.1. La afirmación raíz. En cada una de las XXV Jornadas se ha concluido la necesidad de precisar el término y de mantener el concepto y realidad para España de la confesionalidad católica de la nación española y del poder civil o Estado español (C., 2000), conforme al alma teológica de la encíclica Quas Primas de Pío XI. Esto no tiene relación alguna con la confesión protestante de los Estados –lo apunto para algunos eruditos-, que el catolicismo lógicamente rechaza. Muchos jornadistas hasta podrían rechazar la misma idea de “Estado” moderno que nace en Europa el siglo XVI, sustituyéndolo por la suprema potestas o/y auctoritas. No en vano, Rafael Gambra escribió sobre Eso que llaman Estado (1958). Lo mismo se ha afirmado sobre la Unidad Católica, que es más exigente que la confesionalidad pues reclama la limitación del culto externo y la difusión de errores religiosos a escala en la sociedad católica. Por otra parte, la Unidad Católica no sólo supone un ideal sino también, aplicada en España actual, una situación concreta en el país de no tolerancia a la proyección externa, de calle o institución pública, de las religiones falsas (C., 1991, 1992). Esto sea dicho en general y –añado por mi cuenta- obviando posibles estatutos muy particulares a realidades concretas como sería la de una mezquita visible como tal en su exterior pero tolerada como hecho consumado cuando ya está construida. Estas precisiones finales se efectuarían cuando se ejerce el gobierno y no –es nuestro caso- desde la oposición extraparlamentaria. La confesionalidad y unidad católicas tienen varios fundamentos. Tales son la realidad teológica, en un ámbito temporal en qué es España, y hasta en la realidad sociológica hoy. Las XXV Jornadas de 2014 subrayaron este fundamento con las palabras siguientes: “7ª. Nuestro ideario es vigente. Primero porque denota una verdad histórica y segundo, porque se fundamenta en una verdad doctrinal. 8ª. La vigencia de nuestros postulados a los que hacíamos referencia son claros, basta con examinar a las ideas contrarias: Liberalismo Laicismo Materialismos, Sectas, etc. etc. Paralelamente a nuestras réplicas ideológicas al laicismo positivo y a la laicidad debemos mantener una campaña permanente de repoblación de los espacios públicos con signos religiosos. 12ª. Todo lo dicho nos lleva a una última conclusión: Hay que continuar en el empeño aunque no se esté de moda. La verdad -y la
  • 5. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 5 realidad constatada- no están sujetas a ella. SON SIEMPRE VIGENTES” (C., 2014). En 1995 las XVI Jornadas destacaban la difusión de errores dentro de la Iglesia sobre la libertad religiosa, y la necesidad de recordar la doctrina de siempre al respecto: “5ª. Muchas cuestiones relacionadas con la movilización exterior dirigida a la reconquista de la Unidad Católica se han mostrado afectadas por ciertas imprecisiones y contradicciones doctrinales y de gobierno de la Jerarquía Eclesiástica referentes principalmente a la libertad religiosa, al ecumenismo y a las relaciones Iglesia – Estado. Pedimos a nuestros obispos que aclaren y simplifiquen la doctrina tradicional de la Iglesia y que la divulguen.” En 1991 se concluyó la necesidad de “Mantener presentes en la Iglesia y en la sociedad española el TÉRMINO y CONCEPTO de la Unidad Católica para evitar que caigan en desuso, se abandonen y prescriban” (C 2ª, 1991). En 1992, las cuestiones semánticas se expresan así: “Explicar que la recogida de información es solamente un medio al servicio del fin, que es la destrucción del enemigo. Desplazar las denominaciones neutras, como “sectas” o “nuevas religiones” por las más expresivas de “religiones falsas” o “religiones de perdición”. Acompañar las menciones de la religión católica con el calificativo de “la única verdadera”. Insistir más en el concepto de pecado que en cuestiones psicológicas” (conclusión 5). Este mismo año se acordó: “Promover el juramento de reconquistar la Unidad Católica de España que incluye la reducción de las religiones falsas al ámbito privado” (conclusión 2). En relación con la necesidad de cuidar el uso del lenguaje en las cuestiones de confesionalidad, unidad, laicismo etc., las conclusiones de las XX Jornadas de 2009, dicen así: “2ª. Cerrar el paso a que nos invada el concepto del presidente francés Sarkozy de "laicismo positivo"; por su ambigüedad, y por desencadenar una mayor confusión entre las filas católicas, debe ser un objetivo primordial hasta las próximas Jornadas. 3ª. Debemos desbaratar las maniobras que el Enemigo introduce en el lenguaje para hacer creer que hay varias clases de laicismo. En el fondo, todas son igualmente malas, y la aceptación de unas prepara la de las otras. 4ª. Debemos estar alerta organizándonos y actuando con mentalidad de milicia y al mismo tiempo con espíritu de observación, para descubrir que el laicismo se sitúa en los flancos de muchas cuestiones impías y así las potencia” (C., 2009). Recordados los principios, a estos les sucede la acción. De aplicar aquellos a la situación concreta de España todavía en tesis social, la acción se debe a aquellos para los que debe buscar recursos. La situación de hecho no es
  • 6. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 6 sino un punto de partida parcial para recuperar un terreno perdido que nunca se debió perder –y no tiene por qué seguir así-. Ante esto, el desamparo de los principios y coherentemente de la acción para recuperar la Unidad Católica, puede conllevar ciertas dificultades con la jerarquía eclesiástica, con el trato hacia los restantes católicos, y, por lo que afecta a los recursos, a la distribución de las limosnas. Las conclusiones de las XVI Jornadas de 2005 dicen así: “2ª. La movilización de los seglares que proponemos pretende no solamente defender al pueblo español de leyes anticristianas, sino, además, la reconquista activa de la Unidad Católica de España. La movilización de la vida espiritual individual debe ir unida a la movilización exterior y colectiva de recursos materiales y esta movilización social debe ir unida a la conquista del Estado para hacerlo confesional católico. Para nosotros, que no somos liberales, son tres procesos inseparables. 3ª. Una relativa autonomía de los seglares respecto de la Jerarquía Eclesiástica no implica menor docilidad sino mayor agilidad y profundidad. Debemos ocupar posiciones más ventajosas que las estrictamente obligatorias donde la Jerarquía y el clero no llegan. Conviene replantear el concepto de las Uniones Seglares y esforzarnos por crear otras nuevas pequeñas unidades. 4ª. La movilización de personas debe ir acompañada de una movilización de recursos materiales. Son necesarias unas mentalidades limosneras y financieras nuevas que den prioridad a la propagación y defensa de la Fe sobre la promoción del desarrollo exclusivamente material en lejanos países. Los militantes católicos deben dominar las nuevas técnicas de comunicación, de agitación de masas y de resistencia política. 5ª. Muchas cuestiones relacionadas con la movilización exterior dirigida a la reconquista de la Unidad Católica se han mostrado afectadas por ciertas imprecisiones y contradicciones doctrinales y de gobierno de la Jerarquía Eclesiástica referentes principalmente a la libertad religiosa, al ecumenismo y a las relaciones Iglesia – Estado. Pedimos a nuestros obispos que aclaren y simplifiquen la doctrina tradicional de la Iglesia y que la divulguen. 6ª. Para discernir en muchas cuestiones aparentemente oscuras relacionadas con la movilización exterior y colectiva, sigue siendo una decisiva piedra de toque rápidamente clarificadora la adhesión a la confesionalidad católica del Estado, o su rechazo. Para los que hemos hecho el juramento de defenderla, éste no es negociable, ni está sujeto a circunstancias nuevas desfavorables.” Lo dicho hasta ahora es recurrente en todas las conclusiones anuales. Así, en las XVII Jornadas de 2006 se dice: “7ª. Seguimos observando que casi todas las manifestaciones de descristianización que sufre España se remontan como a un origen común al abandono de la confesionalidad católica del Estado. Nos reafirmamos en nuestra vocación por reconquistarla” (C., 2006). Las XIX Jornadas de 2008 recuerdan una vez más la necesidad de la restauración católica:
  • 7. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 7 11ª. La primera prioridad de los católicos españoles en la vida pública actualmente es la recuperación no solamente de la confesionalidad católica del Estado, sino también de la Unidad Católica de España. 12ª. Lo dicho últimamente debe ser defendido por nuestra parte en toda circunstancia y con los medios que dispongamos, eso sí con la recta conciencia de defender unos valores y principios que, aun no estando de moda, están plenamente vigentes. 13ª. En la misma línea de lo anterior hemos de rehuir el complejo de inferioridad y el complejo de culpabilidad. Alejemos de nuestra mente el derrotismo. Los valores y principios de antes mencionados no han caducado ni prescrito; muy al contrario, cada acto religioso-patriótico que realizamos, COMO ES EL CASO DE LAS PRESENTES JORNADAS, es una interrupción de cualquier tipo de hipotética prescripción” (C., 2008). Al analizar la conmemoración de fechas tan significativas como 1212 y 1812, en las XXIII Jornadas de 2012 se concluye: “7ª. Recordamos con énfasis que la Reconquista de la Unidad Católica de España es el primero y principal de nuestros objetivos y se concentra, coordina y resume otras conclusiones menores que han aflorado en las ponencias y en las conversaciones entre los asistentes de las Jornadas” (C., 2012, 2013, 2014). Afirmar una vez al año esta posición teórico-práctica no tendría mucho sentido de carecer de un órgano o portavoz que actúe durante todo el año recordando los principios, y realizando su aplicación a los sucesos cotidianos. En varias ocasiones, las conclusiones de las Jornadas resaltan que el órgano periodístico portavoz de la reconquista de la Unidad Católica es el quincenal “Siempre P’alante”. Así, las XIV Jornadas de 2003 dicen: “1ª. Nos confirmamos en nuestra consigna, servida con juramento, de trabajar en la vida pública por la reconquista de la Unidad Católica, de la cual siga siendo portavoz la revista Siempre P´Alante, de la que es director y fundador el M. I. Sr. Don José Ignacio Dallo Larequi, a quien renovamos nuestro agradecimiento por sus trabajos” (C., 2003, 2014). * * * 1.2. La respuesta de las jornadas ante las coartadas doctrinales y prácticas contrarias a la confesionalidad. Durante mucho tiempo, quienes han querido contribuir al liberalismo y al llamado “proceso democratizador” para que éste fuera pacífico pero dirigido en clave racionalista y secularizador, han tenido como común coartada de aludir al Vaticano II, que por muchos han tergiversado e incluso podríamos decir que desconocen. Este concilio de ámbito universal Vaticano II, que en su declaración “Dignitatis humanae” no ha querido definir doctrina sino que es pastoral, mantiene el deber teológico de los Estados y poderes civiles hacia Dios y la religión católica (22).
  • 8. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 8 Continuemos con las afirmaciones realizadas en las Jornadas. La ideología liberal, fuertemente extendida incluso en ciertos ámbitos de la Iglesia, hizo que los españoles hayan comulgado con ruedas de molino aceptando a ojos cerrados lo que por motivos teológicos, sociológicos y aún políticos no debía aceptarse para España, como es la pérdida de la unidad y confesionalidad católicas. Sin ellas hoy día se ha caído en todas las aberraciones, desconcierto y desorientación públicas y, en consecuencia, privadas. Pensemos que los Obispos españoles afirmaron, cuando volvieron del Concilio, que España podía mantener la confesionalidad católica así como la Unidad Católica. Dígase más bien que los liberales autocalificados de “progresistas”, quisieron imponer sus principios bajo el término de “democracia”, creando para ello dos figuras en aleatoria situación de antítesis -concretamente las de “Dictadura o Democracia”- para lo cual, víctimas de absurdos complejos por la confesionalidad católica del poder civil en los Gobiernos de Francisco Franco en cargo de jefe de Estado, admitían que se pusiera en principio todo en entredicho, y que se careciese de un marco preconstitucional incluido en la Constitución, abriendo así las puertas a una posible legislación antinatural y anticristiana. Resulta paradójico que el hombre actual de Occidente tienda a asegurar todos los aspectos de su vida, incluidas las funciones religiosas a realizar al advenimiento de su muerte, y que “configure” el poder civil precisamente afirmando su falta de configuración, otorgando así a la voluntad humana un carácter absoluto, abandonando cada situación y las sucesivas al devenir, dejando lo más importante en la indefinición constitucional, para en realidad luego dirigir la voluntad cívica desde el partido gobernante que utiliza el Estado para su fines ideológicos particulares. Al final, el poder absoluto de Luis XVI en su enorme y precioso palacio quedó sustituido por el de poder mucho más absoluto de Robespierre ejercido desde una sencilla casa de pisos y alquiler. Esta forma de constituir un país es revolucionaria. Una vez más se mostraba la contradicción entre el catolicismo y el liberalismo de la Constitución de 1978, pues, ésta última, destierra de la realidad a Dios y la verdad objetiva, el bien común y los derechos de los españoles más allá el prohibido prohibir (a los ciudadanos, padres, nacionalistas…). ¿Por qué sin ofrecer los liberales argumentos teológicos y tampoco sociológicos, los que deseaban mantener la catolicidad en España debían aportar no pocas razones - que por otro lado aportaron- que desde luego los liberales no estaban dispuestos a considerar? Ya es historia que en 1976-1978 hubo obispos –salvo ocho con el cardenal de Toledo a la cabeza- que prefirieron callar la verdad, no complicarse la vida y amoldarse al liberalismo -ellos bajo la excusa de “reconciliación” y “concordia”- al aceptar la concesión de derechos civiles al mal y al error. (Sabemos que el bien y el mal carecen de derechos, pero no carece la persona al bien y por el bien que realiza; al bien hay que dejarle siempre libre y al mal se le deben poner límites en ciertos temas y grados). Con dichas excusas creían dejar su conciencia a salvo. Sin embargo, éste huidizo recurso resultaba hipócrita al igualar jurídicamente las posiciones verdaderas con la de aquellos que afirmaban el agnosticismo y relativismo en la Constitución y las leyes. En la práctica, se dejó la puerta abierta a la descomposición lenta pero casi segura de España como pueblo. Cedieron ante lo artificial y mediante un artificio bien organizado. El “habla, pueblo, habla”, supuso un dirigismo sobre la sociedad y un cheque en blanco al presidente don Adolfo Suárez González, que engañó desde el comienzo con su procedencia como secretario general del Movimiento, ocupando luego de
  • 9. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 9 forma sorprendente -era el que menos posibilidades tenía en la terna presentada a don Juan Carlos- la presidencia de Gobierno aquellos neurálgicos años. No obstante –repetimos- una minoría de ocho obispos más el cardenal arzobispo de Toledo enseñó a los católicos el magisterio de la Iglesia y además con una voz profética que con los años se ha convertido en realidad. Pero de nada le sirve al profeta “acertar” si luego no hay arrepentimiento ante lo profetizado. Pues bien, a diferencia de no pocos obispos, estos 25 años los jornadistas se han decidido a mantener la doctrina social de la Iglesia sin claudicar ante los hechos, y combatir al denominado liberalismo católico (C., 2003, 2013). Estos seglares–la punta de un iceberg- no se han dejado llevar, como ciertos eclesiásticos, por el oportunismo ante el poder político, ocasionalismo manifestado ya antes de 1978 y sistemáticamente a partir de dicha fecha. Lo peor es que muchas veces no se trató –o así muchos lo dedujeron por sus intervenciones- de accidentalismo sino de profesión del liberalismo moderado. De ahí que estos seglares, pueblo llano con el sentir puro y sencillo de sus padres, tienen más mérito. Dicho oportunismo ha impedido a muchos laicos ejercer su verdadero criterio católico, los hizo liberales, y hasta les impidió a la larga el libre albedrío debido a la paralización general, pues el clero les encauzó a seguir una política que en su raíz admitía la voluntad general como tesis práctica. Tal es “el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular” (preámbulo de la Constitución de 1978), ley fundada en una “soberanía nacional (que) reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (Art. 1), siendo “la justicia, la igualdad y el pluralismo político” y el “orden económico y social justo” los únicos valores superiores (preámbulo y Art. 1), además propugnados que no supuestos, y menos de forma objetiva. Esta Constitución equipara el error y la mentira (de entrada es igual que uno yerre a que diga la verdad), la virtud y el vicio, donde todo vale siempre que se posea la mayoría numérica -que en la práctica es la minoría más votada- o bien la suma de minorías contra la minoría más votada -aunque a su vez sea minoritaria…-. Todo ello se activa por el culto a la imagen y el pensamiento débil, una política de conformismo, pereza, de dejar la política a los partidos políticos convertidos en partitocracia, una política de entregas y de mínimos que ya han quedado totalmente sobrepasados por el vendaval. Ahora, en 2015, todos se quejan de lo mal que está todo pero ya es tarde. Durante 25 años, los seglares han asistido al contradictorio espectáculo de aquellos clérigos que decían oponerse a hacer política, pero que sucesivamente han sido considerados como referente de los políticos en todas sus insuficiencias: en la aceptación del liberalismo, en la falta de contundencia en el rechazo de leyes injustas como el divorcio vincular, y en su silencio allá donde debían alzar la voz. Ahora, en 2015, ya hablan, pero pocos les hacen caso. Han dejado de liderar la sociedad católica -y la sociedad misma-, y han sido sustituidos por el último famoso de turno, algunos nuevos maestros laicos de internet, el “se dice”, y el marco general de un mundo en el que hay que preguntarse si el hombre actúa como personas libre y responsable. Si dichos clérigos hubieran afirmado un marco político donde “no todo vale”, si hubieran declarado los principios verdaderos de la alta política -que era misión suya-, basando la sociedad en una verdad garantizada adecuadamente en sus instituciones, si –en primer lugar- hubieran afirmado que las instituciones públicas debían dar culto a Dios en la forma que Él quiere, hubieran conseguido de los poderes temporales la creación de unas condiciones externas para facilitar
  • 10. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 10 de forma parcial e indirecta la salvación eterna de las almas, y directamente la felicidad de la sociedad en lo que este mundo y las circunstancias del momento permiten. Malo es también que dichos clérigos liberales o flojos contra el liberalismo, hayan disuadido a que los católicos se agrupen en el ámbito político, produciendo así la diáspora del voto, el que los católicos voten o entren en todos los partidos políticos para –previa apostasía según lo que se les pida admitir- ser además absorbidos por ellos. La burla del actual Partido Popular en 2015 a su electorado es el premio desconsolado de aquellos que lloran por lo perdido y que no supieron defender ni como hombres ni como católicos. El error nuclear de todo lo anterior es el laicismo. Por eso, las XXIII Jornadas del año 2012 destacan la necesidad de rectificar el laicismo: “1ª. (…) combatir la paulatina pero progresiva islamización de España. Islamización que está siendo posible – entre otras razones- por encontrar terreno abierto, debido principalmente al liberalismo y laicismo reinantes, que con el apoyo expreso o tácito del mal llamado catolicismo progresista, han contribuido a descristianizar nuestra Patria, y por consiguiente dejarla indefensa ideológica y moralmente ante la expansión e influencia islámica, entre otras fuerzas anticristianas o acristianas. 3ª. (…) Respecto al bicentenario de la primera constitución liberal de Cádiz, debemos recordar lo que ha supuesto la implantación en España y en el resto del mundo occidental de la doctrina liberal. La entronización de la libertad como fin en sí mismo, sin más límite que la razón natural, ha desembocado, en la divinización de las urnas y como consecuencia de ello, en un conglomerado de normas que no solamente son contrarias a la Ley de Dios, sino que además y consiguientemente, atentan contra el propio ser humano. 4ª. El laicismo, independientemente del grado de intensidad con que se presente, significa la apostasía de la sociedad. Como mucho se reconoce el derecho a la práctica religiosa personal, que va siendo ahogada, por la legislación positiva y la normatividad consuetudinaria. Por otra parte y contradictoriamente a sus postulados cuando el Magisterio Ordinario, ejerce su legitima potestad de enseñar, es zarandeado mediáticamente, por presiones de determinados grupos de presión e incluso llevado ante los Tribunales, como es el caso recientísimo del Obispo de Alcalá Monseñor Reig, por defender- como es su obligación- la Doctrina de la Iglesia en relación a la práctica homosexual y al aborto. Aprovechamos esta ocasión para felicitar pública y oficialmente a tan valiente y preclaro prelado. 6ª. Denunciamos el recurso al humanismo cristiano como procedimiento artero para eludir disimuladamente la filosofía y la letra del derecho público cristiano” (C., 2012). * * * 1.3. ¿Qué confesionalidad y laicismo? Según los jornadistas, una equivocación muy difundida es creer que la Constitución de 1978 afirma la aconfesionalidad, cuando en realidad lo que hace es rechazar la confesión católica del poder civil, a la vez que funda España y el
  • 11. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 11 Estado español en otro tipo de confesión no religiosa basada en el subjetivismo, el inmanentismo, la voluntad de las mayorías cuantitativas, y unos derechos humanos de los que se obvia su fundamentación y que, por ello, se encuentran al albur de cada gobernante. El liberalismo y socialismo tienen sus propias confesiones filosóficas, al igual que la masonería, muy presente en ambas tendencias políticas. Son confesiones porque suponen un marco preconstitucional, un a priori, y forman algo que se ha llamado religión civil. ¿Por qué la confesionalidad católica no tiene relación con la protestante? Lo diremos claramente. En la confesionalidad protestante se reafirma el Estado, que se basa contradictoriamente en la conciencia subjetiva del príncipe luterano y después, con el liberalismo del s. XIX, en la llamada mayoría, harta de la anterior contradicción del Estado versus conciencia del príncipe, pero para crear en ambos casos una contradicción nueva. La confesionalidad protestante creó en los individuos una nueva conciencia –convirtiendo en objetivo lo que es subjetivo-, pretendió ser creadora de la verdad, absorbió al sujeto, fue filosóficamente idealista, y mezcló lo civil y lo religioso, utilizando la religión al servicio de la política. La política protestante fue creadora de la verdad, fue intervencionista, dirigista, y estatista; no en vano en los siglos pasados fue absolutista, centralista y uniformizadora. La política del kulturkampf de Bismarck ya avanzado el siglo XIX es un ejemplo de ello, divulgando por entonces que los católicos eran malos patriotas. El liberalismo posterior a los siglos de la reforma luterana tuvo su origen en el protestantismo debido a la emoción del subjetivismo inmanente y a su fuerza revolucionaria. Ese liberalismo deseó eliminar cualquier atisbo de objetividad y autoridad, concretamente la fuerza de los Estados absolutos o moderados, fuesen protestantes o católicos. Pues bien, de nuevo el liberalismo caerá, tarde o temprano, como el subjetivismo inmanente protestante, en el relativismo o amoralismo o pérdida de conciencia, y el Estado liberal creará una moral pública a imponer a todos los individuos sobre los que tiene jurisdicción. Según esto, el liberalismo y socialismo, al afirmar una verdad (incluso que no existe), y al proponerla como tal, son Estados confesionales, pues objetivaban “su” verdad en una materia directamente relacionada con la naturaleza social más básica del hombre creado por Dios. Ni la comunidad civil es una Sociedad Anónima, ni la autoridad pública debe reducirse a un rango administrativo. La crítica a la confesionalidad protestante no sirve para criticar la confesionalidad católica del poder político. Todo lo contrario. Ambas son muy diferentes y es la confesionalidad católica el mejor soporte para criticar la confesionalidad protestante así como la confesionalidad laica del liberalismo y socialismo. La confesionalidad católica reconoce a Cristo como Señor, al que le rinde el debido culto divino. Respeta y asume el orden objetivo básico de la realidad natural y sobrenatural –en cuanto a la realidad natural todas las religiones y personas deben estar agradecidas a dicha confesionalidad-, orden objetivo éste garantizado por la doctrina de la Iglesia. Recoge y protege los derechos de las personas, las familias, y los cuerpos intermedios, y, por último, protege la expresión pública de la religión de los ciudadanos en cuanto verdadera, máxime cuando la población es de gran mayoría católica. Las Jornadas se han identificado con la confesionalidad conforme a la doctrina perenne del derecho Público Cristiano, aunque sabemos que dicho término “confesionalidad” no está recogido tal cual en las encíclicas pontificias,
  • 12. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 12 quizás para distinguirse de la cultura protestante. Los jornadistas se han identificado con la doctrina imperecedera de la Iglesia, con la práctica constante de los españoles según su peculiar idiosincrasia, y con la experiencia histórica de las generaciones que les precedieron. Lo afirmado para el ámbito público, se afirma y trabaja también y a su vez en el ámbito privado, familiar y social. Decimos esto porque, en todas las épocas hay personas que creen ser más sabios, más inteligentes y más sensibles que sus mayores, de quienes prescinden, sin que nuestra época sea una excepción: todo lo contrario, es una época vanidosa y fatua que esgrime para ello el esplendor de la técnica. Los jornadistas consideran que los términos de confesionalidad y unidad católicas no pueden ser sustituidos por otros como “inspiración cristiana”, “raíces cristianas”, “matriz cristiana”, “democracia cristiana” y otros semejantes (C., 2000). Para ellos, los términos deben ser claros y definitorios, lo que permite un compromiso para siempre (C., 2000). Es muy posible que hablar de “raíces” (cristianas de España o Europa) tenga poca proyección, quede lejano en el tiempo respecto al desarrollo de la realidad que las raíces sostienen, y se alejan del compromiso práctico e inmediato, aunque supongan quizás frutos, y seguramente las ramas y el tronco. Háblese mejor de los frutos existentes, sabiendo que no hay fruto sin raíz que sujeta y alimenta el árbol. Por lo mismo, los jornadistas enseguida advirtieron que “el recurso al humanismo cristiano (es) como (el) procedimiento artero para eludir disimuladamente la filosofía y la letra del derecho público cristiano” (C., 2012). Ajenos a “dar gato por liebre”, no han caído en la tentación de manipular el lenguaje, resultando a veces la formulación de sus posturas un tanto “bronca”, con aristas, enriscada, a lo Covadonga. Creo recoger el sentir de las Jornadas si afirmo que el desterrar a Dios y la religión católica de la Constitución de 1978, así como desterrar el derecho natural objetivo -en resumidas cuentas, del bien común-, se hizo desde 1976 tan sistemáticamente que no sólo suponía la inadecuada y atrevida creación de una situación falsa de hipótesis social –como si el pueblo español no fuese católico- y de una hipótesis doctrinal falsa (el laicismo), sino que elevaba la hipótesis social (forzada) a tesis política y doctrinal (errónea) –como si las circunstancias construyesen la doctrina o el “deber ser”-, y mostraba lo que con el tiempo se ha ido haciendo cada vez más evidente. Mostraba que, en no pocos casos, dicho destierro de Dios y la religión era fruto de la profesión de una doctrina o de unos principios tendentes a la secularización total del Estado, a su relativismo agnóstico, donde únicamente se decide por mayoría sin límite alguno, sin limitación previa recogida de antemano en la Constitución, y sin una exigencia preconstitucional o a priori, como si la voluntad humana careciese de límite u obligación alguna, y como si no hubiese elementos claves e innegociable que configuran el bien común. Para los jornadistas, la democracia actual se funda en la soberanía popular entendida como una facultad ilimitada –esto es, en contra de Dios, la naturaleza, la Patria y los derechos “históricos”-, de suerte que ésta soberanía se entromete en todo y todo lo transforma en el ámbito político opinable ante Dios, de lo que resulta que la política lo invade todo, transmitiendo el Estado su apostasía a la sociedad por capilaridad y ósmosis, directa e indirectamente. La pregunta recurrente de las Jornadas ha sido: ¿democracia sin Verdad? En alguna de ellas se hicieron presentes las actualísimas pastorales de San Ezequiel Moreno y Díaz, obispo de Pasto, enterrado en Monteagudo (Navarra), relativas a la paz, la concordia, y la reconciliación…. (23). La falta –
  • 13. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 13 por expulsión- de N. S. Jesucristo en la Constitución, ha generado in crescendo una inexorable e inmensa desorientación y decadencia actual. Podría ahondarse lo expresado en las Jornadas con las palabras propias de las ponencias de los conferenciantes más que con nuestras propias consideraciones, por otra parte coincidentes con los jornadistas (24). Valga esta explicación para resituar el gran tema de las Jornadas seglares de la Unidad Católica de España. Por reseñar un argumento de autoridad, el arzobispo de Zaragoza Mons. Ureña Pastor habló de la validez de las Jornadas por la Unidad Católica en sus diferentes homilías dirigidas expresa y directamente a los jornadistas desde el año 2006, celebradas en la iglesia de San Juan de los Panetes, situada en la plaza de El Pilar. Cuando Benedicto XVI se refirió al laicismo aceptable o sano y el no aceptable, al positivo y negativo etc., la terminología pareció tambalearse. Por eso, ante la tradición católica que rechazaba el término laicismo y para evitar la confusión generada, las XX Jornadas de 2009 recogieron lo siguiente: 1ª. El Enemigo más presente de los católicos en la vida pública es el laicismo. Aparece puro o como asociado a otras impiedades potenciándolas como un coeficiente a favor del Mal. 2ª. Cerrar el paso a que nos invada el concepto del presidente francés Sarkozy de "laicismo positivo"; por su ambigüedad, y por desencadenar una mayor confusión entre las filas católicas, debe ser un objetivo primordial hasta las próximas Jornadas. 3ª. Debemos desbaratar las maniobras que el Enemigo introduce en el lenguaje para hacer creer que hay varias clases de laicismo. En el fondo, todas son igualmente malas, y la aceptación de unas prepara la de las otras. 4ª. Debemos estar alerta organizándonos y actuando con mentalidad de milicia y al mismo tiempo con espíritu de observación, para descubrir que el laicismo se sitúa en los flancos de muchas cuestiones impías y así las potencia. 5ª. El laicismo se articula con otros conceptos antirreligiosos formando cosmovisiones y redes políticas a niveles nacionales, internacionales y globalizadores que promueven en brotes simultáneos y/o sucesivos proyectos enemigos de la Cristiandad. Debemos establecer contactos informativos y operativos con grupos católicos, con clara visión de lo que es el LAICISMO, que se encuentren repartidos en los cinco continentes. 6ª. El laicismo produce pocas manifestaciones nuevas y originales. La mayoría de sus actividades hoy visibles tiene antecedentes en la historia de las herejías y de la política. Tenemos que aprender de la Historia, de NUESTRA HISTORIA, para actuar en el ámbito de la vida pública. 7ª. En íntima relación de lo transcrito en el punto anterior, se ha de significar la directa conexión de este con el eje binario de las Jornadas que, a Dios Gracias, estamos clausurando: La conmemoración del Juramento en defensa de la Unidad Católica de España celebrado en Toledo el año 1989, a su vez celebrando el XIV centenario de la forja de la Nación Española bajo el amparo de la Fe Católica (589); y de otro lado la conmemoración de la Victoria del Ejército nacional, entre otras cosas frente al LAICISMO, promulgado
  • 14. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 14 en la Constitución Republicana, y aplicado con violencia revolucionaria el propio año 1931, el año 1934 y en el período frentepopulista comprendido entre 1936 y 1939. Es del todo INDISPENSABLE tocar el doble tema de las Jornadas y relacionarlo con el laicismo. No podemos perder de vista el carácter didáctico y el espíritu apostólico de las Jornadas, especialmente cuando hay presencia de jóvenes y adolescentes. 8ª. Es indispensable desenmascarar a los grupos laicistas infiltrados en la Iglesia, condenando y demostrando la gravedad de su actuación. Hay que denunciarlo a quien corresponda. Es ABSOLUTAMENTE necesario, destruir al Caballo de Troya” (C., 2009). En las XXI Jornadas de 2010, con ocasión de la persecución al crucifijo en lugares públicos por el gobierno del PSOE de Rodríguez Zapatero, los jornadistas trataron de esta magna cuestión: los “Crucifijos en los lugares públicos”. Se decía: “No herir a nadie”, “no imponer nada”, “que el lugar es de todos”, “aconfesionalidad”… ignorando con ello que si bien las autoridades públicas tienen deberes hacia Dios y N.S. Jesucristo, y no se pretende herir ni violentar a nadie, en España puede y debe existir una íntima comunicación y relación entre la vivencia religiosa de las personas y muchas instituciones sociales, y las instituciones públicas o políticas. Rodríguez Zapatero pretendía repetir la supresión de crucifijos impuesta en la IIª República, hasta el punto que si lo pretendió con menos extensión, sí fue con igual o mayor saña. Por eso, el tema general fue: “La resistencia de los católicos españoles en la confesión pública de su Fe”. Las conclusiones de las jornadas de 2010 fueron en síntesis las siguientes: “1ª. Debemos mantenernos (…) alerta ante la actuación sectaria del Gobierno, respecto a la presencia pública del Crucifijo. 2ª. No debemos atender a los “cantos de sirena” que desde el gobierno -con algún aval de los denominados católicos progresistas- se nos lanzará, con falso espíritu conciliador, pero en el fondo traicionero. 3ª. El laicismo (…) es siempre negativo. Es una confesionalidad deísta o atea y por consiguiente anticristiana y anticatólica. 4ª. Debemos estar alerta, frente a la falacia (…) de separar la esfera privada del ámbito público. Nos referimos tanto al aspecto estatal como al social, donde cuestiones como la sanidad y la educación (…) son puntos donde se debaten las dos ciudades de forma intensa y permanente. 5ª. No debemos olvidar ni la Doctrina de la Iglesia, ni la experiencia histórica, de los que nos precedieron dentro y fuera de nuestra Patria, en relación al combate frente al MALIGNO y a una de sus obras: El laicismo. 6ª. Tenemos la obligación moral de estar siempre animosos (…) aunque suframos derrotas parciales y/o momentáneas. Todo pesimismo es una baza de los adversarios de la Cristiandad. 7ª. (…) nuestra misión en esta España del Siglo XXI es por una parte defender la integridad de nuestra Fe, y por otra, enarbolando el
  • 15. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 15 principio de la UNIDAD CATÓLICA DE ESPAÑA, evitar que se disuelva la IDENTIDAD ESPAÑOLA en todos los sincretismos de moda” (C., 2010). * * * 1.4. Las consecuencias de la apostasía del poder civil supremo. Las Jornadas han considerado que la soberanía Social de Jesucristo – la confesionalidad católica del poder civil- tiene primacía en la política de España (C., 1993, 2013), y que su abandono es la causa de los principales y más hondos males entre los españoles (C., 2006) (25). Su adhesión o rechazo es la piedra de toque rápidamente clarificadora de la posición ideológica de cada persona y grupo (C., 2005) La primera consecuencia de la apostasía del poder civil supremo es el deslizamiento o caída hacia la inmoralidad y descreimiento personales como si de un tobogán se tratase. La confusión de la sociedad sobre las obligaciones del poder civil para con Dios ha sido evidente, y a ello ha coadyuvado la falta de formación por despreocupación personal, el silencio de los encargados de enseñar, y las ambigüedades e incluso crasos errores difundidos. A ello se suman razones del mecanismo psicológico, expresado en la tendencia a la imitación, en estar con la mayoría, en las falsas identificaciones –“O dictadura o Democracia”, semejante a esa otra de “O yo o el Comunismo”-, en la visión simbólica de una realidad convertida en imagen, en los complejos como si se fuese personas menores de edad, y en los frecuentes engaños políticos… Todo ello ha confundido al pueblo español que se fiaba totalmente de sus gobernantes y pastores eclesiásticos, de manera que enseguida comenzó el deslizamiento de una sociedad por entonces hondamente católica, hasta llegar a que, en el año 2015, haya católicos piadosos que se conformen por el momento y en tanto no mejoran las cosas con la heroicidad un aborto menor en las leyes políticas. Este deslizamiento hacia el mal tiene una explicación teológica –está recogido en el magisterio ordinario de la Iglesia-, filosófica, histórica y aun política, conforme a la peculiar idiosincrasia de los españoles, y tiene una clara proyección práctica y hasta cuantificación empírica. La ingenuidad progresista hizo olvidar el Syllabus de Pío IX, en el que se condena la proposición 79 siguiente: “Porque es falso que la libertad civil de cultos y la facultad plena, otorgada a todos, de manifestar abierta y públicamente sus opiniones y pensamientos sin excepción alguna conduzcan con mayor facilidad a los pueblos a la corrupción de las costumbres y de las inteligencias y propaguen la peste del indiferentismo”. O bien la proposición 77 que rechaza: “En la época actual no es necesario ya que la religión católica sea considerada como la única religión del Estado, con exclusión de todos los demás cultos”. No se marcó de una vez por todas la línea divisoria entre la cultura liberal y la Fe católica y Fe hecha cultura, y todo se desbordó después hasta límites insospechados. Los que vivieron aquellos tiempos siendo jóvenes, pueden constatar que los maestros que les anunciaron los males que advendrían se quedaron muy cortos. La segunda consecuencia es que este deslizamiento se agudizó en España debido a las peculiaridades temperamentales de los españoles. Si hablamos de estas peculiaridades, contemos cómo el chiquillo abrió el bote, soltó a las ranas, y ni él ni sus amigos pudieron luego recogerlas. Se soltaron los
  • 16. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 16 demonios nacionales, estalló la crisis y convirtieron la crisis en un endemismo. De sus responsables omitimos hablar aunque las Jornadas se han referido a colectivos concretos y nombres propios. En 1978 se rompió con una gran herencia religiosa, y no se tuvo reparo en igualar jurídicamente el Bien y el mal, la Virtud y el vicio… como hace el liberalismo, olvidando la citada proposición del Syllabus que avisa que su fruto será la expansión del relativismo, el indiferentismo y la corrupción hasta extremos insospechados. Estas peculiaridades y las consecuencias de su olvido se han mostrado con fuerza en nuestra historia reciente. Una sociedad desubicada y fuera de su quicio no puede sino quejarse a la vez que se descarrila el tren de la vida. Así advino la crisis total. Nunca se ha devaluado tanto y en tan poco tiempo la vida común de los españoles, y nunca se han conducido todos los males de una forma tan segura, tramposa y por la puerta trasera, en contra de los propios votantes y la misma sociedad. Son manifiestos los casos de UCD con el divorcio vincular en 1981, la política inmoral del PP de Aznar, y el caso del PP en relación con el aborto en 2014. La inmoralidad en las leyes y las costumbres, la extorsión fiscal impositiva, la ruina económica con las crisis de 1973, 1981, 1993 y 2007, y el desmoronamiento ético de muchos políticos, todo ha ido de la mano. Más todavía, la crisis de fe católica ha sido gravísimo en muchos españoles, y, caso único en occidente, ésta ha sido vulnerada y atacada desde la misma administración del Estado y sistemáticamente por colectivos minoritarios pero activos. A los casi diez años de la transición-ruptura, la Conferencia Episcopal Española desveló lo que Alexis Tocqueville anunció mucho antes en su libro sobre La democracia en América en 1848. Por ejemplo, el presidente de dicha Conferencia, Díaz Merchán, afirmó que el Estado tendía al absolutismo político, al abuso de poder, y criticó la creciente estatalización de la sociedad y el excesivo protagonismo de la política. Para ello pidió “la creación de instituciones sociales que dan cauce a la participación social de los ciudadanos por medios complementarios de la política”. Los principios democráticos “por sí solos no realizan la sociedad que deseamos”, máxime cuando sin la referencia a Dios y a su Palabra “la vida humana se aliena de su propio ser y de su innata dignidad”. Junto a ello, Díaz Merchán desveló “un peligroso vacío de participación. Todo el protagonismo social está siendo acaparado por los profesionales de la política, de donde por lógica se sigue una dinámica de estatalización de la sociedad” (26). Sin embargo, pocos hicieron caso a mons. Díaz-Merchán, y el mal del liberal-socialismo, manifestado en 1976-1978, siguió dando sus malos frutos. Hasta hoy. España ha llegado a extremos insospechados. Sus mayores se quedaron muy cortos en sus premoniciones. El drama del aborto es un ejemplo, pues ante él los católicos se encuentran como exigiendo una tregua al nazismo o comunismo –sabemos que el ejemplo no va a gustar-, o teniendo que tolerar por el momento y por una decisión arbitraria que el número de campos de exterminio o campos de concentración (el gulag ruso) fuesen menores a los existentes. Ante esta situación, son muchos católicos los que hablan de la nueva evangelización. Es cierto que hay que evangelizar y que hoy urge hacerlo. También lo es que el término lo propuso Benedicto XVI a todo el mundo. Lo paradójico y chocante es que hagan bandera de ello quienes han tenido por costumbre no defender la Fe y moral de la sociedad cuando ésta aún estaba evangelizada, o de no prevenir el futuro que se avecinaba; quizás ellos sean los
  • 17. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 17 menos indicados para evangelizar. Pueden reconocer al menos sus dejaciones de Fe en el ámbito sociopolítico y no quieran justificar su permanente flojera con la coartada de que nada se puede hacer porque primero hay que evangelizar. En 1978 se decía que por una (supuesta) reconciliación los católicos debían abandonar sus ventajas –por otra parte debidas a la religión que la sociedad profesaba, necesarias para el mantenimiento de ésta, y absolutamente conforme a su peso social- y ahora dicen que no pueden influir en nada porque los españoles están descristianizados. Sin duda quienes esto dicen tendrán que reflexionar. La tremenda crisis material de 2007-2015 ha desatado otras crisis más reciente y burda como la corrupción en relación con el 7º mandamiento de la ley de Dios, y ha puesto en cuarentena el sistema socio-político liberal-socialista, mientras los españoles no están preparados para afrontar todo ello debido a su propia crisis espiritual y religiosa, crisis de creencia y hasta de decencia. El pueblo, pero también los contertulios televisivos que “forman” la opinión pública, se preguntan una y otra vez en 2014: ¿qué es hoy la democracia y qué la representación? En 2014 han surgido movimientos de protesta como Ciudadanos o Podemos contrarios al bipartidismo del PP y PSOE. ¿A qué se llama paz, y justicia y honradez? Y añadimos nosotros: ¿Pueden existir, sin N. S. Jesucristo, paz material, principios consolidados, virtudes humanas –desde luego las virtudes sobrenaturales son imposibles-, e incluso eso que hoy llaman valores? Sin N. S. Jesucristo sólo se retrasan los males sociales más graves y que se hacen inevitables, con el agravante de consolidarse e institucionalizarse de hecho, todo ello fruto de una pésima política. Que en la vida no todo es rezar a Dios y querer convertir al mundo descreído, sino que también y a la vez hay que ser buenos profesionales, e impulsar una buena política desde el comienzo para luego saber hacia dónde rectificar… Las XI Jornadas del año 2000: “4ª. En nuestras actuaciones en la vida pública nos esforzaremos por que se deroguen las actuales leyes del divorcio, de despenalización de cualesquiera supuestos del aborto, y las que protegen a las religiones falsas, a la impiedad y a la inmoralidad públicas. Nos esforzaremos en restablecer la enseñanza de la Religión Verdadera como estaba antes de la implantación de la democracia. No aceptaremos hechos consumados”. Las XIV Jornadas de 2003 recogieron las pésimas consecuencias derivadas del hecho de que el bien y el mal, y sus seguidores, convivan amistosamente en la sociedad, que exista una igualdad ante la Ley en sus actuaciones y planteamientos, y el peligro de ciertas amistades: “2ª. Señalamos como uno de los principales males de la psicología actual la habituación a la convivencia pacífica social y pública con los pecados públicos. Protestamos contra la publicidad de reuniones con pecadores públicos notorios, herejes y miembros de religiones falsas”. Las XVII Jornadas de 2006 recuerda los males más graves de España derivados de la dejación de la confesionalidad católica, que son los siguientes:
  • 18. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 18 “4ª. El próximo “V Encuentro Internacional de la Familia”, al cual nos adherimos, es un poderoso estímulo para seguir nuestra antigua y presente lucha contra las leyes a favor del aborto, del divorcio, las parejas de hecho y las aberraciones sexuales. Evitaremos que cualesquiera actos a favor de la Familia se parezcan a unos Juegos Florales, y en cambio procuraremos que se concrete el propósito de que los católicos rechacen en programas electorales futuros, aquellos que no garanticen la derogación de esas leyes.” (C., 2006). * * * 1.5. El retorno al análisis de las causas. La Jornadas vuelven a las causas de la debacle del catolicismo en España, que llega al punto de pasar de ser la reserva religiosa de Occidente hasta formularse como país de misión. Una causa se refiere a “la cosa” en sí misma. Las XXIV Jornadas de 2013 desarrollaron el tema general de “La reforma católica de la constitución española”. Sus conclusiones fueron las siguientes: 1ª. La confesionalidad católica del Estado Español, es una concepción vigente. 2ª. Lo mismo se debe significar de la confesionalidad católica de la Nación Española. Cabe hacer una aclaración. No es lo mismo estado y nación. Nación es la sociedad organizada; Estado es la arquitectura técnica de esa sociedad. 3ª. Confesionalidad es el reconocimiento público de la Ley de Dios y la verdadera y única religión, como es en nuestro caso la Católica, Apostólica y Romana. Nótese bien que siempre se ataca a la confesionalidad católica del Estado Español, pero nunca se atacan las otras confesionalidades existentes: la anglicana en Inglaterra, la protestante en los países nórdicos, ni la misma laicidad, que es también otra forma de confesionalidad. 4ª. En relación al objetivo general de estudio en las presentes jornadas, hemos de manifestar que no se pretende la reforma de algunos capítulos de la presente Constitución. Lo que se pretende es su total abrogación, por basarse en el liberalismo, y fundamentarse en el laicismo, aunque se presente en su faceta moderada y no agresiva. Porque ese laicismo moderado, aunque no queme iglesias, muchas veces es más peligroso porque no produce reacción. 5ª. La situación en que se halla nuestra Patria se debe en gran parte al proceso de secularización del pueblo español a partir de la segunda mitad del siglo XX, y al horizontalismo temporalista de muchos de nuestros pastores. Muchos de los presentes hemos visto, y seguimos viendo en muchos casos, a la Iglesia contemporizar y colaborar con el laicismo y con los enemigos de Dios. 6ª. Es de enaltecer, por contra, la firme posición doctrinal de nueve prelados, en su oposición pública, ante la promulgación del Texto Constitucional de 1978. 7ª. El Derecho Público Cristiano es diametralmente opuesto al pactismo, fundamento filosófico y político del constitucionalismo. Los derechos están por encima de la Constitución, de los pactos.
  • 19. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 19 8ª. Los principios, precisamente por ser principios son y deben defenderse como irrenunciables. Aunque Dios no esté en la Constitución, Dios está por encima de la Constitución. La Constitución, el sufragio universal, garantizará la legalidad de algo, pero no la legitimidad. Un crimen podrá ser legal, pero siempre será ilegítimo. 9ª. El entramado jurídico proveniente de la Constitución es de por sí nefasto. La sociedad y todas las normas que surgen de esta Constitución son, en su mayoría, negativas. Ya el propio sistema implica lo negativo, lo nefasto; no se trata, pues, de poner parches. 10ª. Gran responsabilidad la tienen los que podríamos calificar como liberales-católicos, quienes ceden en todo para acabar por perderlo todo. Son muchos los católicos que han colaborado con la revolución, y han colaborado a le extensión del mal. La cuestión de Principios es innegociable. 13ª. Nuestra misión, ha sido siempre, lo es ahora y lo será en el futuro, defender la reconquista de la unidad católica del estado y de la nación española, aunque esta afirmación no esté de moda, si bien está vigente, y con la finalidad de que este derecho no prescriba” (C., 2013). Otra de las causas se encuentra en determinadas deficiencias de quienes en el cumplimiento de su misión dirigen a los fieles. Ésta sería más importante que la industrialización –la época del desarrollismo terminó en 1975 cuando la sociedad aún era robusta en la Fe y costumbres-, el éxodo rural y el urbanismo, los medios de comunicación, y la sociedad de consumo. Las conclusiones de las XII Jornadas de 2001 realizan un examen de la actitud del clero español en general sobre el liberalismo, en el que muchos han tropezado con las deletéreas consecuencias que hoy experimentamos. Quizás sean unas de las aportaciones más significativas de todas las 25 Jornadas. Dicen así: “1ª. Algunos eclesiásticos y seglares, con nombres y apellidos -meteoros, no-, son responsables de que en los últimos años se haya producido un giro del Estado confesional católico a un nuevo orden basado en la libertad ideológica, religiosa y de culto, en el cual se está instalando una confesionalidad judeo-masónica. Convocamos a la resistencia a la descatolización, a la reconquista de la confesionalidad católica del Estado. 2ª. La participación de los católicos en la vida pública ha sido escasa y con frecuencia equivocada, y su peso en ella ha sido menor de lo que cabía esperar de su número, calidad y organización. Han sido frenados por la separación de la Iglesia y del Estado, la libertad religiosa, el ecumenismo, la moral sin Religión, el sufragio universal y el enfeudamiento en la democracia. Debemos fomentar las vocaciones de los católicos a la política. 3ª. En el estudio de los temas de estas Jornadas se ha procurado evitar el error de método de limitarle a los sucesos sin remontarse a las causas y estudiar los remedios. Denunciamos la táctica liberal de levantar tronos a las premisas y cadalsos a las conclusiones, -efectos sin causa-, que tanto ayuda a la confusión consensuada. 4ª. Los católicos en la vida pública han tomado decisiones fundadas solamente en el pragmatismo, con desprecio y aun contradicción de la
  • 20. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 20 integridad de la doctrina. Ha existido una mentalidad favorable a los abusos en la aplicación de la teoría del mal menor. 5ª. Han sido factores negativos acumulados los errores teológicos y filosóficos cultivados por acción y omisión y difundidos impunemente por sectores católicos europeos. Mostramos grandes reservas por la europeización de España. 6ª. La entrega de la confesionalidad católica del Estado ha facilitado la creencia errónea de que todo lo legal es moral, y de que todo lo que existe es bueno por el mero hecho de existir. 7ª. Conviene distinguir entre un obligado pluralismo en lo opinable, y un pluralismo censurable como forma de libertad para el mal. 8ª. Los encargados de la formación cristiana en los últimos años han reducido el acto de fe, vaciándole de las implicaciones humanas que afectan a la moral y a toda la conducta personal, incluyendo la política. 9ª. No pocos eclesiásticos y seglares han entregado al Estado democrático y al sufragio universal realidades como la familia y la vida en germen, que no pueden quedar expuestas al juego político. Se han difundido demasiado poco las censuras a la omnipotencia del sufragio universal que figuran en la encíclica “Evangelium Vitae” (no sólo antiabortista) de Juan Pablo II. 10ª. Las ideas políticas impías que ha sufrido la Iglesia en el último cuarto de siglo tuvieron una larga incubación en las décadas de los años sesenta y setenta en que no fueron corregidas, y en la manipulación ideológica de la educación”. * * * 1.6. Los subtemas. 1. Dios y Religión. Si las Iª Jornadas (Toledo, 1989) fueron rotundas en sus contenidos mientras señoreaban en la imperial ciudad de Toledo, la IIª convocatoria (El Escorial, 1991) se acogió junto al monasterio de El Escorial como símbolo y firmeza en la decisión de trabajar para el restablecimiento de la Unidad Católica. Las XXVª Jornadas fueron una recapitulación de las anteriores más el gozo de una presencia devota y entusiasta. Las Jornadas han mostrado que existen responsables laicos y eclesiásticos en el abandono e indebida entrega de los grandes tesoros de la Unidad Católica primero, y después de la confesionalidad católica del poder civil, a cambio –aunque no lo reconozcan- de una confesionalidad sin Dios (C., 2001, 2003, 2005), que contemporiza y colabora directamente con el laicismo y los enemigos de Dios, hasta generar la penosa situación por la que atraviesan España y los españoles (C., 2013). No era difícil que los jornadistas recapacitasen sobre la práctica, en caso de ser necesario, de la corrección fraterna (C., 1991), sin que por ello se vaya la lengua por exceso de celo. A su vez, han advertido las imprecisiones y contradicciones doctrinales y de gobierno de ciertas decisiones de la jerarquía eclesiástica referentes a la libertad religiosa, el ecumenismo y las relaciones Iglesia-Estado (C., 2005). Más: las XVIIª Jornadas (2006) desarrollaron qué pedir al Papa en su visita a España. Las XXª Jornadas (2009) trataron sobre la lucha contra el laicismo 70 años después de la Victoria de 1939, y las XXIª (2010) sobre el problema
  • 21. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 21 suscitado por el PSOE con ocasión de los crucifijos expuestos en los lugares públicos, en el marco de la resistencia de los católicos en la confesión pública de su fe. Las Jornadas han considerado necesario subrayar el elemento teológico al identificar a las otras religiones como falsas aunque tengan elementos de verdad (C., 1992), y al combatir los coqueteos de los responsables de la religión católica con las religiones falsas (C., 1992). El rechazo de los acuerdos del Estado español de 1992 realizados con los judíos, musulmanes y protestantes, tenía un componente más práctico (C., 1992). Este sentido práctico también tuvieron las IIIª Jornadas (1992) al tratar de la lucha contra las sectas y la IXª (1998) que recordaron el apoyo que deben prestarse los católicos de diferentes países por motivos religiosos. Como la apostasía del Estado tiende a generar la apostasía en la sociedad, las VIIIª Jornadas (1997) concluyeron que la propagación de la fe (C., 1997), y la propaganda cristiana en la sociedad mediante el Apostolado de la Prensa eran más necesarias que nunca (C., 1997). Con una dimensión igualmente practica, en 1991 se concluyó la necesidad de “Crear una organización para VIGILAR a las religiones falsas y contrarrestar sus propagandas” (conclusión 6), lo que no se ha llevado cabo. Esta es una de esas conclusiones pedagógicas que pretenden marcar el camino al señalar lo que, teniendo capacidad, habría que llevar a cabo, a sabiendas de que no se va a poder realizar a día de hoy. Confesionalidad y unidad católicas evitarán también que se disuelva la identidad española en todos los sincretismos hoy de moda (C., 2008, 2010, 2013). No en vano, la esencia del ser de España, incluido el s. XX, está íntimamente unido a lo católico (C., 2002); la religión impregna todo lo español (C., 1996), sin que por ello se ignoren los demás componentes de la identidad española como son la lengua, la historia, las formas de ser y estar, la unidad en la variedad, la complementariedad en la diversidad etc. (C., 2002). De ésta manera, los ataques a la religión los sufre simultáneamente la Patria, pero también ocurre –aunque sea menos evidente porque resulta menos directo- que no pocos ataques a España son hoy día ataques contra la religión católica (C., 1996). Las Jornadas recordaban que el liberalismo –el filosófico y doctrinal, no en sus acepciones de “generoso” y “abierto” al estilo de los comediógrafos del Siglo de Oro- y sus derivados son pecado como explicaba don Félix Sardá y Salvany, y además uno de los pecados más graves (C., 1993). Sin duda éstas afirmaciones extrañarán a muchos hoy día, pero las Jornadas han recordado su vigencia y la necesidad de actualizarlas en España. Según esto, las Jornadas han sido contrarias a cualquier tipo de prescripción de los derechos de Dios así como de los españoles. Las Jornadas han concluido sobre la necesidad de vertebrar la presencia católica en la vida pública (C., 2000). Han considerado que la Constitución de 1978 es el origen de innumerables males religiosos públicos, incluida la actual agresión a los católicos (C., 2003). En las XIV Jornadas de 2003 se concluyó lo siguiente: “3ª. Acusamos a la vigente Constitución de 1978 de ser manantial de males religiosos públicos y de una permanente agresión a los católicos. A la larga lista de males religiosos ya conocidos hay que añadir últimamente unas escandalosas manifestaciones en las calles
  • 22. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 22 bajo banderas y símbolos anticristianos, igualmente amparados por la Constitución. 4ª. Especial denuncia exige la cobertura legal que la vigente Constitución está prestando a cesiones de soberanía a organismos Supranacionales, europeos y otros, de los cuales deriva la imposición y confirmación de no pocos males para la piedad de los españoles. 5ª. Debemos insistir en la enseñanza de que no todo lo legal es moral por el mero hecho de serlo. Se está convirtiendo a la democracia, con toda su carga anticristiana, en una última instancia para enjuiciar toda clase de asuntos. 6ª. Crearemos en el pueblo fiel una gran corriente de opinión a favor de la reforma de la Constitución en sus puntos anticristianos y alternativamente de su sustitución por otro cuerpo jurídico íntegramente católico. Protestamos porque en la fórmula del Juramento a la Bandera se incluye dar la vida por el ordenamiento constitucional, que es anticristiano. 7ª. Al margen de la Constitución existen aún en la sociedad española amplias corrientes de opinión contrarias al liberalismo mal llamado católico, y a los abusos de interpretación del mal menor. Por el contrario, las hay favorables al mantenimiento de la doctrina social de la Iglesia. 8ª. Pedimos a S. S. el Papa que insista en la condenación de las ideas que desde dentro de ciertos ambientes eclesiásticos han contribuido a la apostasía general y en particular de la Constitución.” En el punto 1.5. nos hemos referido a las XXIV Jornadas de 2013, que desarrollaron el tema general de “La reforma católica de la constitución española”. Si otros al fin querían reformar la Constitución por motivos secundarios -la que hasta el momento consideraban “intocable” a modo del “código sagrado” de la Constitución gaditana-, para los jornadistas la reforma era a la totalidad, a causa del tema religioso de la confesionalidad católica del poder civil y de la nación española. No se trataba de reformar algunos capítulos de la Constitución, sino de sustituirla por basarse en la filosofía del liberalismo y fundamentarse en el laicismo (C., 2013). 2. Patria. Todos los jornadistas aman muy de veras a su patria que es España o las Españas. Ello no impide que la entiendan de una forma diferente, pues mientras unos son centralistas, los tradicionalistas insisten de forma irrenunciable en los Fueros como raíz y ser de la Patria. Entre los jornadistas no hay un pensamiento único, sino una variedad en una unidad básica, la suficiente hoy día ante la ingente labor que hay por delante. Para todos los jornadistas, el amor a los padres, a la familia y su pueblo, y el amor a Dios en el cumplimiento del cuarto mandamiento, exige el recuerdo, el reconocimiento y, llegado el caso, la defensa de la Patria hasta el último sacrificio (C., 1995), lo que nada tiene que ver con la ideología del patriotismo constitucional que el presidente del Gobierno de España señor José María Aznar (PP) quiso traer de Alemania, ni con la Constitución de 1978 (C., 2002), ni con el llamado patrioterismo, ni con el nacionalismo hegeliano central o periférico. La “nación” en el patriotismo constitucional es individualista, subjetivista, voluntarista y sigue el estilo importado de la Francia revolucionaria.
  • 23. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 23 En el nacionalismo separatista que anida en varias Regiones de la periferia del norte, la “nación” es una realidad objetiva, basada en la naturaleza, en este caso reducida a la lengua, lo que es más propio del nacionalismo alemán que añadía otro elemento objetivo como la reza. Por su parte, el nacionalismo centralista liberal de Madrid sustituye la lengua (y otros caracteres objetivos si los hubiere) por la voluntad constituyente de los presentes en el acto de votar en las urnas (la soberanía nacional y voluntad general) al estilo francés Para los jornadistas, el nacionalismo periférico -siempre separatista- en algunas Regiones del Norte se opone a la Patria común que es España. Por recelos o por la decadencia de los partidos mayoritarios nacionales, hoy parece que el amor a la patria sólo se les permite a los nacional-separatistas de la periferia. En realidad, no es igual nación que nacionalismo (27). Lógicamente, según los jornadistas, tanto los nacionalistas de origen constitucionalista como los separatistas (secesionistas del resto de España) olvidan que Patria procede de los padres, que estos significan la transmisión en el tiempo, una configuración y desarrollo personal en una íntima y espontánea relación recibido-decidido, autoridad-libertad, y con deberes -más que derechos- hacia los padres e hijos. Aquí no hay imposición de los padres sino transmisión armónica y equilibrada, lealtad y fidelidad en el hijo a lo recibido con trabajo e ilusión –la muerte es consecuencia de la naturaleza caída-, lo que a la mentalidad racionalista –de toscas líneas rectas y contrapesos artificiales- le es difícil comprender. Si ha existido transmisión, confianza y natural aceptación antes de la llamada mayoría de edad –cuando el hijo se independiza y abre su propia casa- , ¿por qué el hijo va a prescindir de todo lo bueno cuando cumple más edad? No profundizaremos en el tradere ni en qué sea la tradición, en general distorsionado por las ideologías dominantes, pues son muchos los autores clásicos y contemporáneos que lo desarrollan, desde Vázquez de Mella hasta Gambra y Evaristo Palomar. Que el hombre confunda su ser con su autoposesión –nadie se autoposee plenamente-, y su naturaleza con su voluntad, genera pequeños revolucionarios que todo lo más cuentan de alguna manera con Dios, aunque sean incapaces de entregarse y desposeerse totalmente. Por lo mismo, son incapaces de recibir con humildad la herencia de sus padres y menos reconocer – sé que es una afirmación algo extrema pero no por eso deja de ser verdadera- que “aquí mandan los muertos”. Los jornadistas no se sienten limitados por Dios, pues ni el creador limita a su obra, ni el padre limita al hijo sino que le orienta hacia aperturas perfectivas. Dios no necesita de los hombres, y todo lo que hace para atraerles en el ejercicio de su libertad es precisamente para reafirmarles, engrandecerles y elevarles al plano sobrenatural, lo que no anula la naturaleza sino que la asume y perfecciona sobre elevándola de sí misma. A su vez, la herencia paterna no desposee a sus beneficiarios, sino que precisamente les mejora e impulsa hacia la perfección. En ambos casos, la devoción y piedad cristiana amansa el alma, que lleva en su seno la admiración hacia el otro. Quien crea que para afirmarse puede o debe prescindir en algún momento de Dios mismo y de sus padres, no ha entendido quién es Dios, ni los padres ni él mismo. Entre los seglares, la relación entre los católicos y el patriotismo tradicional español se trató en las XIII Jornadas (2002), que estuvieron motivadas por el llamado patriotismo constitucional que el presidente de Gobierno José María Aznar quiso –ya hemos dicho- importar de Alemania.
  • 24. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 24 En las XIII Jornadas de 2002 se formula la crítica al llamado patriotismo constitucional, opuesto al verdadero patriotismo. Sus conclusiones dicen así: “2ª. Nos oponemos al llamado "patriotismo constitucional" con la misma energía con que siempre hemos calificado de anticristiana a la Constitución de 1978. 3ª. Independientemente de la cuestión suscitada por la importación de Alemania del concepto de "patriotismo constitucional", trabajaremos por suprimir de la Constitución de 1978 sus apoyos a formulaciones anticristianas. 4ª. Proclamamos que la esencia del ser de España y que la mayor parte de su historia, incluido el siglo XX, son cristianos. Proponemos hacer estudios y publicaciones que lo expliquen y difundan y combatir los aspectos antirreligiosos de la leyenda negra. 5ª. Al amor a España que profesamos confluyen, con los sentimientos religiosos, otros componentes, como la lengua, la historia, la manera de ser, que, como no son anticristianos, debemos también asimilar y exaltar. 6ª. La colaboración entre católicos de las distintas ciudades de España contribuye al sentido religioso del patriotismo. 7ª. Para una mejor exposición y comprensión de la religiosidad del ser de España, es conveniente que esta religiosidad esté presente más allá de nuestras fronteras. Hay que reivindicar los servicios a la Fe católica del Imperio Español, y de actuaciones políticas internacionales posteriores, y el concepto de Monarquía Misionera de Raimundo Lulio. 8ª.- Advertimos que casi todos los movimientos supranacionales que actualmente socavan el concepto y la soberanía de las Patrias van unidos, esencial o accidentalmente, a concepciones y proyectos anticristianos”. La valoración de la Patria como un elemento básico del bien común se encuentra vinculada a la enseñanza de la historia. Esta última no puede ser bien impartida si no se aúna la ciencia social de la Historia con el amor a la Patria que de diferentes maneras debe estar en la educación de la juventud, sin detrimento alguno de la objetividad de la ciencia. En el comentario a las conclusiones de las XVIII Jornadas de 2007 se indica: “La libertad de cátedra. (Conclusión Sexta).- Fue una cuestión batallona a final del siglo XIX y ahora ha vuelto con lo de la idoneidad del profesorado de la asignatura de Religión. También afecta a la enseñanza de la Historia, que es uno de los pilares del patriotismo. No pueden enseñar bien Historia de España los apátridas”. La memoria histórica sobre España, la raíz tradicional y católica de los españoles, su resistencia al racionalismo y la secularización, y la culminación del liberalismo en la IIª República, se desarrolló en la convocatoria XVIIIª (2007), en las XIX Jornadas de 2008 sobre el bicentenario de la invasión napoleónica, en la XXIIª (2011) se recordó y consideró vigente las enseñanzas de la Reconquista, y en la XXIIIª (2012) se concretó el año 12 en cuatro fechas: 722, 1212, 1512 y 1812.
  • 25. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 25 ¿Cuáles son los peligros al conmemorar estas fechas? De tratarse de las navas de Tolosa de 1212: “ (...) (se) nos debe exigir a cada uno de nosotros combatir la paulatina pero progresiva islamización de España (…) que está siendo posible (…) por encontrar terreno abierto, debido principalmente al liberalismo y laicismo reinantes, que con el apoyo expreso o tácito del mal llamado catolicismo progresista, han contribuido a descristianizar nuestra Patria, y por consiguiente dejarla indefensa ideológica y moralmente ante la expansión e influencia islámica, entre otras fuerzas anticristianas o acristianas” (C., 2012). En 1512 se finalizó la unión territorial de toda la península hispánica, salvo Portugal, en una Corona con varios reinos unidos por los monarcas, por la catolicidad, por una misión exterior en América, en el Mediterráneo y Centroeuropa, y por algunas instituciones como la Inquisición etc. En 1512-1515 Navarra se incorpora a Castilla conservando su reino POR SI, mediante una unión eqüe principal (entre iguales), con un pacto de tu a tu. Las Jornadas de 2012 concluyen: “2ª. La conmemoración de la incorporación del Reino de Navarra a La Corona de Castilla, debe recordarnos cómo fue forjándose la re-unificación de España amparada y fortalecida por la Cruz. Al mismo tiempo nos debe estimular, tanto como a luchar contra el laicismo, a enmudecer con argumentos históricos, los cantos de sirena de los eufemísticamente denominados nacionalismos periféricos” (C., 2012). Así mismo, por lo que respecta a 1812: 3ª. Con motivo de este bicentenario de las Cortes de Cádiz rogamos a sacerdotes y laicos que difundan mucho más las condenas del liberalismo y de los principios de la Revolución Francesa (…) (y) debemos recordar lo que ha supuesto la implantación en España y en el resto del mundo occidental de la doctrina liberal. La entronización de la libertad como fin en sí mismo, sin más límite que la razón natural, ha desembocado, en la divinización de las urnas y como consecuencia de ello, en un conglomerado de normas que no solamente son contrarias a la Ley de Dios, sino que además y consiguientemente, atentan contra el propio ser humano” (C., 2012). La mutua ayuda entre las patrias y las partes de la misma civilización católica figura reiteradamente en varias Jornadas. Así, en las XVII Jornadas de 2006 se establece dos conclusiones al respecto: “8ª. Deseamos una mayor comunicación y colaboración entre las Uniones Seglares de España con vistas a una unidad de acción en algunas de estas materias. 9ª. Igualmente proponemos reforzar nuestra comunicación con otros grupos análogos de Europa para luchar principalmente contra las influencias anticristianas que desde la Unión Europea se ejercen
  • 26. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 26 sobre España y a potenciar la reconstrucción de las Cristiandades de Europa y de Ultramar” (2006, y sobre la unión de los católicos extranjeros 2011). 3. Sufragio universal. Pasemos a otra cuestión teórico-práctica que interesa o se vincula al desarrollo religioso y político la Patria, que los jornadistas han desarrollado con clarividencia. Esta cuestión hace referencia directa a la forma de elegir a los gobernantes en los diversos ámbitos (municipal, autonómico y del Estado) y a la extensión de los temas a decidir por la sociedad. La cuestión es que, hoy día, el voto se realiza mediante sufragio universal (28). Pues bien, según los jornadistas, hoy día el sufragio universal es una ideología propia del racionalismo donde no hay límite de cuestiones a debatir y sobre las que decidir, que vacía la Patria, niega cualquier valor objetivo (salvo el que no los haya), reduce la sociedad a individuos que además deciden sobre lo que ignoran. Así, voluntad de la mayoría, de la minoría más votada, o de las alianzas postelectorales, ha quebrado muchos derechos: los de Dios y su Iglesia, los derechos hombres concretos, las instituciones sociales y las comunidades enteras. Con una gran extensión y radicalidad, el sufragio universal se enfrenta a Dios, y se convierte en un tema estudiado en muchas Jornadas. Ante estos errores, digamos que el hombre individual, las mayorías (supuestas y pocas veces reales), y el Estado (suprema potestas) no son soberanos al estilo moderno, sino que son realidades relativas y, en lo bueno que sean, contengan y expresen, criaturas de Dios. Frente a la subordinación de no pocos católicos y eclesiásticos a los tópicos de la democracia actual, se encuentra la crítica al sufragio universal de hoy escrita en Evangelium vitae de Juan Pablo II en el año 1995 (C., 1999, 2000, 2001 y 2013). Las conclusiones de las X Jornadas de 1999 dicen: “6ª. Europa pretende infiltrar en España sus ideas heterodoxas mediante el chantaje material, y además mediante la invocación a su refrendo por el sufragio universal. Debemos oponer las objeciones cristianas al sufragio universal, entre ellas las más recientes y autorizadas del Papa Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae” (C, 1999). En las XI Jornadas de 2000 se recuerda: “5ª. Recordamos las reservas que hace S.S. el Papa Juan Pablo II sobre el sufragio universal en su encíclica "Evangelium Vitae". No aceptaremos que ningún régimen político atente contra los derechos de Dios, de la Iglesia y de las almas, concediendo primacía sobre ellos a la voluntad de la mitad más uno” (C, 2000). En las XII Jornadas de 2001 se afirma: “9ª. No pocos eclesiásticos y seglares han entregado al Estado democrático y al sufragio universal realidades como la familia y la vida en germen, que no pueden quedar expuestas al juego político. Se han difundido demasiado poco las censuras a la omnipotencia del sufragio universal que figuran en la encíclica
  • 27. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 27 “Evangelium Vitae” (no sólo antiabortista) de Juan Pablo II” (C, 2011). Las jornadas también recuerdan que no todo lo legal es moral por el mero hecho de serlo, y que hoy la democracia, con toda su carga anticristiana, se ha convertido en la última instancia (C., 2013) para enjuiciar toda clase de asuntos (C., 2003). En efecto, “La entronización de la libertad como fin en sí mismo sin más límite que la razón natural ha desembocado en la divinización de las urnas y, como consecuencia de ello, en un conglomerado de normas contrarias a la ley de Dios y al ser humano” (C., 2012). Así pues, las Jornadas se han opuesto con viveza a la llamada religión democrática del sufragio universal, por pretender fundar la sociedad sobre unos fundamentos diferentes a los que Dios la ha fundado, y por atentar contra los derechos de Dios, la Iglesia y almas (C., 2000), así como contra la naturaleza social del hombre y los derechos de la persona, familia y cuerpos intermedios en particular. Considerando un contexto electoral, los jornadistas han afirmado que el liberalismo moderado es más peligroso que el radical, porque aquel no produce una reacción saludable en la sociedad (C., 2013) y porque genera un malminorismo sistemático en los timoratos y perezosos con unas pésimas consecuencias inherentes a todo espejismo. De ésta manera, piden “a los católicos que robustezcan a los grupos políticos que sean y se proclamen explícitamente e inequívocamente constantes servidores de la Iglesia” (C., 2000). Un lugar de los miles de rincones de España en donde los católicos fueron asesinados por el hecho de serlo. Estos cinco jóvenes dieron su vida defendiendo con su presencia el monumento al Sgdo. Corazón de Jesús en El Cerro de los Ángeles: Fidel Barrio (21 años), Blas Ciarreta (38 años), Elías Requejo (19 años), Justo Dorado (32 años), y Vicente De Pablo (21 años). Foto: JFG 2014
  • 28. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 28 Don Adolfo Suárez González jura, de rodillas y ante el crucifijo, el cargo de jefe de Gobierno. A la izquierda el Teniente general De Santiago –tiempo después hará unas declaraciones de gran interés en “El Alcázar”-, el joven don Juan Carlos de Borbón, y a la derecha del todo don Torcuato Fernández Miranda, mentor de la ruptura política. Foto en la Red. Lo que en la década de los setenta y ochenta era impensable, ya es una realidad. Varias películas comerciales han tratado con rigor y delicada sencillez la persecución religiosa en España en 1936- 39. Tras ésta y gracias a ésta, se retomó la confesionalidad católica por su valor propio y sin duda también por el bien común y para no volver a la persecución. Foto en la Red La Verdad, que es la suprema realidad, nos compromete ante Dios y los hombres. Mariano Rajoy junto a la imagen del patrono de España, antes de rechazar él el anteproyecto abortero de Ruiz-Gallardón, rechazo que tanto encorajinó a los católicos peperos que creían –sin razón- que el PP iba a suprimir la ley del aborto de 2010. Foto en la Red.
  • 29. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 29 Santa Misa del Cabildo en el Altar Mayor de la Basílica de El Pilar, a la que asistieron los jornadistas en 1995. El segundo por la izquierda el Rvdo. Don José Ignacio Dallo Foto: JFG 1995
  • 30. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 30 Los consiliarios de las Jornadas en el Altar Mayor de la Basílica de El Pilar. Rev. “Siempre P’alante” nº 319, 1-IV-1996. Foto: F. Hualde 1996 Santa Misa en la capilla de Acción Católica. De izda. a drcha. Don José Ignacio Dallo, el P. Antonio Turú, el P. Fco. Suárez en la lectura del canon, el P. José Mª Alba S.J., el P. Félix Beltrán, el P. José Antonio Cervera, otro pater, y el P. Agustín Arredondo S.J. Año 1996. Foto: JFG 1996
  • 31. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 31 Patio de butacas, aforo y asistentes en el salón de las Nazarenas. Zaragoza, Foto: JFG 2002 Mesa de conferencias con el P. Dallo, Manuel de Santa Cruz y Fernando Silva. Foto: JFG 2002
  • 32. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 32 Manuel de Santa Cruz –don Alberto Ruiz de Galarreta- en el momento de realizar el juramento de las Jornadas en el salón de conferencias de las nazarenas convertido en Iglesia para celebrar la Santa Misa. A la izquierda de la imagen el P. Dallo y a la derecha el P. Turú. Zaragoza 2002. Foto: JFG2002
  • 33. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 33 Don Alberto Ruiz de Galarreta, “Manuel de Santa Cruz”, realiza el juramento de la Unidad Católica en la Santa Misa, ante los Santos Evangelios y el Crucifijo. A la derecha el P. Turú. Zaragoza 2002. Foto: JFG2002 Beatificación de 522 mártires de la Cruzada de 1936-39 ante la Moreneta en la ciudad de Tarragona. Año 2014. Foto en la Red.
  • 34. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 34 Manuel de Santa Cruz presta el juramento de la Unidad Católica ante el P. Turú y el P. Dallo. Rev. ”Siempre P’alante” nº 431, 1-V-2001 Pierre Renard (Bayona), a la izquierda de la imagen Carlos Etayo y Jean Suhas (Pau), y a la derecha Emilio Blanco (Perpignan) y el P. Dallo. Rev. “Siempre P’alante” nº 365, 1- V-1998. También estuvieron presentes en las Jornadas de 2001, SP’ nº 431, 1-V-2001, p. 8
  • 35. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 35 Bellísima imagen de los catalanes, españolísimos, que en un esfuerzo común elevan como sillares vivos un castillo humano. Foto: la Red Quincenal navarro católico “Siempre P’alante” (nº 714, 16-III-2014), portavoz de las Jornadas de Seglares por la Reconquista de la Unidad Católica.
  • 36. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 36 4. Según los jornadistas, la ideología del liberalismo hiere gravemente la ciudad católica, pero también –no iba a ser menos- la participación de los católicos en la vida pública y política, cuya ausencia tanto se lamenta ahora ante la desmovilización general. En las IV Jornadas de 1993 se concluye así: “1.ª El liberalismo es pecado fundamental. El liberalismo y sus hijos naturales, el socialismo, el anarquismo y el comunismo son pecado. El liberalismo en sus aspectos religioso, filosófico y político sigue siendo pecado y como tal le denunciaremos incesantemente. 2.ª El liberalismo es la actual descristianización de España; es el núcleo del problema y como a tal debemos combatirle con prioridad a pequeños episodios sueltos y aparentemente inconexos. 3.ª Nos esforzaremos en cumplir el lema del Pontificado de Pío XI: “Instaurar todas las cosas en Cristo”. 4.ª En política daremos preferencia absoluta sobre cualquier actividad o consideración a la Reconquista de la Unidad Católica y al establecimiento de la Soberanía Social de Nuestro Señor Jesucristo”. Las XI Jornadas de 2000 afirman: “3ª. En nuestras actuaciones de católicos en la vida pública, no pactaremos con el liberalismo religioso, que es pecado, ni dejaremos que caiga en desuso el término, “confesionalidad católica del Estado”. Tras la separación total Iglesia-Estado exigida por un liberalismo que pretende separar el cuerpo del alma, que deja indefenso y desorientado al poder civil, y que genera la imposición a la sociedad de una moral y ética sin religión, por ello ética irreligiosa; tras al ecumenismo desnortado y el enfeudamiento de no poca parte de la jerarquía eclesiástica con la democracia liberal (C., 2001); tras el error que supone la llamada soberanía popular o nacional, y los vicios inherentes a la participación predicada por el demoliberalismo; y tras el exceso de libertad para decir y hacer todo sin límite alguno, se llega paradójicamente a una situación en que la vida y participación social es muy escasa (29). En relación con los temas participativos la Vª convocatoria (1994) sobre la intervención de los católicos en la política, la XIª (2000) y XIIª (2001) sobre los asuntos pendientes en la vida pública española desde 1976 hasta hoy, la XVIª (2005) sobre la movilización de los seglares, y las XVIIª Jornadas (2006) sobre la visita del Papa Benedicto XVI a España. Los jornadistas han advertido que hacia 1976 y ya antes, las élites dirigentes durante décadas –salvo excepciones- actuaron sobre el pueblo que, siguiendo siempre lo establecido, dijo a todo que “sí”. Utilizaron términos muy populares –otra cosa es cómo se entendieron y se hicieron entender- como reconciliación y conciliación, generosidad, unión entre todos (Centro), superación de rivalidades, concordia nacional, libertad, participación y democracia etc. Tomaron únicamente el lado bueno de las cosas, y separaron el lenguaje de la realidad. El terrorismo creaba un monstruo que indirectamente afianzaba la democracia liberal y el afán de paz. Las fuerzas civiles y los ámbitos religiosos dominantes iban en una misma dirección: hacia el triunfo total del
  • 37. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 37 liberalismo ideológico y de su versión particular de la libertad y la participación cívicas, cuyas consecuencias se han ido desarrollando, año tras año, a las que las Jornadas de Seglares católicos que historiamos han pretendido dar respuesta. 5. La secularización plena de la política implantada como “ruptura” en 1978 se realizó con tergiversaciones y engaños en el ámbito de los políticos y clerical. Para los jornadistas, los católico liberales y socialistas, sumidos en la táctica de conquista del poder, han influido continuamente sobre al pueblo para atraerlo a sus planteamientos, con formas de hacer poco transparentes, nada representativas y utilizando todos los medios de comunicación y reblandeciendo todo aquello que podría perjudicar sus proyectos (30). 6. Según los jornadistas, la jerarquía católica se equivocó rotundamente al tolerar, aceptar, engañar e impulsar el llamado “cambio” político, “ese” cambio que concretamente se dio en España en 1976-1978. El motivo fue el abandono en el que quedaban los derechos de Dios sobre los Gobiernos, la tolerancia hacia no pocos males que llovían y lloverán sobre la sociedad, y la aceptación e impulso dado al nuevo orden liberal- socialista, el engaño colectivo al presentar ante los fieles principalmente los aspectos opinables y entendiéndolos favorablemente, y disuadir la existencia de grupos políticos católicos. Sin duda, el clero se metió soterrada e hipócritamente en política temporal, y de la peor –nadie les educó para esto-. Quizás a ello se alegue que la jerarquía también apoyo al régimen de Franco como Jefe de Estado, aunque piensen si antes hubo o no una Cruzada, si el comunismo era insignificante, y los favores de todo tipo que dicho régimen otorgó a la Iglesia y muy merecidamente. En primer lugar, los hombres de Iglesia confundieron y subordinaron lo eterno con lo temporal. De por sí, nada debían de temer de un cambio de política de ceñirse ésta a las cuestiones temporales, porque la verdad católica no se sujeta a un régimen político temporal concreto, aunque su aplicación en España sea histórica, psicológica e inherente a la Monarquía católica y no a la liberal-constitucional y menos a la República. En aquel momento todos los republicanos se hicieron monárquicos constitucionales, pasó el tiempo, y ahora ya no es así –lógicamente-. También de por sí, la clave del problema no era de régimen político –monarquía o república, mayor o menor participación, y diferentes formas de participación social en la política-, sino si éste régimen concreto, cualquiera que fuese, iba o no a reconocer la verdad, costumbres, formas de ser y hacer en los órdenes natural y católico. En efecto, la política temporal del liberalismo contiene muchas negaciones hacia la verdadera política que reconoce la soberanía social de N. S. Jesucristo. Y se optó por su no reconocimiento o bien –lo que sería peor- por creer que lo católico era precisamente el liberalismo. En segundo lugar, el clero hizo política temporal y los políticos se metieron en temas que afectaban directamente a lo católico y como tal la jurisdicción religiosa. Los nuevos políticos y buena parte de la alta jerarquía actuaron al unísono hacia 1978, aunque ello perjudicase gravemente a la sociedad y la España católica a medio y largo plazo. Cada uno se metió en el campo ajeno del otro: el clero a orientar, sumarse e influir en cuestiones temporales (apoyo a la Democracia como forma opinable de gobierno para un cristiano etc.), y los políticos a pedir apoyo al clero. Tan clericales fueron Tarancón, Patiño y
  • 38. Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas… José Fermín Garralda. 2015 38 Sebastián y buena parte de los obispos españoles, como clericales fueron Fontán, Calvo Serer, Ruiz Jiménez o Suárez… Y luego tacharán de clericales a los seglares defensores de la realeza social de Jesucristo, y de los derechos de los católicos españoles, cuando estos últimos los olvidaron porque se los hicieron olvidar, y cuando ese es precisamente el núcleo espiritual e impronta divina en el mundo temporal. Por el contrario, los jornadistas seglares se han posicionado bajo su exclusiva responsabilidad en estas 25 Jornadas frente a los errores religiosos del llamado “cambio” (sobre los temporales ya escribió Gonzalo Fernández de la Mora Los errores del cambio, 1986), bien unidos en la doctrina y praxis de siempre de la Iglesia, y el ejemplo de sus mayores, y no arropados en un número sin hondura de españoles, en el vuelo bajo y de plazo corto de quien principalmente busca resultados satisfactorios, en el acceso a los cargos y en la obtención de medios materiales. En 1976, el ámbito clerical y civil en mutuo apoyo utilizaron los medios persuasivos y de comunicación de la Iglesia –que ni siquiera eran de la Jerarquía católica- para potenciar el advenimiento de una Democracia opinable en ciertas cuestiones y desde luego aberrante en lo religioso y moral, y a qué ha llegado nuestra sociedad. Según los jornadistas, el trabajo de los seglares o laicos no está sólo en las sacristías, como hace la contradictoria y clerical “democracia cristiana”, hoy ya irrelevante y lógicamente desbancada por un liberalismo liso, llano y a veces sutil pero siempre frontal. El trabajo del católico está en todos los ámbitos de la vida incluso el social, sindical y político, sabiendo que en no pocas ocasiones deberá actuar en estos ámbitos como hombre de Fe: no se puede dejar lo católico en el guardarropa como si fuese un sombrero, dijo un santo. La democracia cristiana expulsó a la Iglesia de lo temporal en 1978 con apoyo de buena parte de la jerarquía, y luego redujo lo católico a la sacristía, ámbito que también quiso copar para liderar el diálogo de los cristianos con lo temporal. Su pronto fracaso está a la vista y fue fruto del error que conllevan. Las jornadas han dejado claro que esta sedicente democracia cristiana falseó lo católico en España hacia 1978, vinculándolo al liberalismo, y que anidó en no pocos eclesiásticos confundidos por los fieles con la Iglesia. Políticos y buena parte de los eclesiásticos se escudaron entre sí, formando un frente común y hasta una amalgama que tuvo una decisiva incidencia social (31). Para terminar, en tercer lugar la jerarquía dirigida por el cardenal Tarancón disuadió de la existencia de grupos políticos católicos. De admitir la existencia de estos, los católicos no hubieran apoyado a partidos liberales, socialistas o comunistas, y tampoco -por lo que respecta a dichos partidos- se hubiera legislado al margen del Derecho natural y la Doctrina católica. Desde luego, no se hubiera introducido el divorcio vincular de Adolfo Suárez. La manera más fácil para descristianizar España desde las leyes era tener un partido como la UCD y luego como el Partido Popular, al que votan muchos católicos –dicen que “es el voto católico”- pero que, por diferentes motivos, tales católicos tienen que tolerar o mantener… males contra natura y anticristianos antes inimaginables. El resultado de la mala política clerical, según los jornadistas, lo expresa el menosprecio y burla pública que se ha hecho durante décadas -y cada vez más- a la religión católica, los continuos brotes de persecución religiosa, la inmoralidad reinante y provocada, el aborto (asesinato) “legal”, y el grave peligro de secesión de España en 2014. Que siempre se puede estar peor -por ejemplo, el silencio social ante la inmolación de aborto en el Ara suprema del egoísmo- no es consuelo alguno, pues las premisas erróneas conllevan desarrollos muy