Tema 1. orígenes, difusión y definición de la bioética
25. modalidades de la conciencia
1. 25. MODALIDADES DE LA
CONCIENCIA
DEFORMACIONES Y FORMACIÓN DE
LA CONCIENCIA
2. 25. MODALIDADES DE LA CONCIENCIA
• 1. LOS ESTADOS O MODALIDADES DE LA
CONCIENCIA
• 2. LAS DEFORMACIONES DE LA CONCIENCIA
MORAL
• 3. LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA
CRISTIANA
3. 1. LOS ESTADOS O MODALIDADES DE
LA CONCIENCIA
• 1.1. DEBER DE SEGUIR LA CONCIENCIA RECTA
• 1.2. MORALIDAD DE LA CONCIENCIA ERRÓNEA
• 1.3. MORALIDAD DE LA CONCIENCIA DUDOSA
4. Por razón del momento:1777
• Antecedente: antes del acto, actúa
como consejero.
• Concomitante: durante la realización
del acto, nos da el sentimiento de
que somos libres y responsables de
nuestra acción.
• Consecuente: interviene como juez y
ejecutor de una sentencia.
Satisfacción, tranquilidad,
remordimientos, vergüenza.
7. Conciencia consecuente:
El juicio de la conciencia
aprueba el acto (produce
alegría y paz) o lo
reprueba, si fue malo
(inquietud, tristeza y
remordimiento)
8. 1.1. DEBER DE SEGUIR LA CONCIENCIA
RECTA
• La conciencia es recta cuando hay una certeza
moral práctica
• A. medios adecuados
• B. se conforma a la verdad objetiva
• C. se ha puesto diligencia, esfuerzo y
prudencia
• Es la conciencia recta la que hay que seguir
9. III. Decidir en conciencia
1786 Ante la necesidad de decidir moralmente, la
conciencia puede formular un juicio recto de acuerdo
con la razón y con la ley divina, o al contrario un
juicio erróneo que se aleja de ellas.
1787 El hombre se ve a veces enfrentado con
situaciones que hacen el juicio moral menos seguro, y
la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que es
justo y bueno y discernir la voluntad de Dios
expresada en la ley divina.
10. 1788 Para esto, el hombre se esfuerza
por interpretar los datos de la
experiencia y los signos de los tiempos
gracias a la virtud de la prudencia, los
consejos de las personas entendidas y
la ayuda del Espíritu Santo y de sus
dones.
11. 1789 En todos los casos son aplicables algunas
reglas:
— Nunca está permitido hacer el mal para obtener un
bien.
— La “regla de oro”: “Todo [...] cuanto queráis que
os hagan los hombres, hacédselo también vosotros”
(Mt 7,12; cf Lc 6, 31; Tb 4, 15).
— La caridad debe actuar siempre con respeto hacia
el prójimo y hacia su conciencia: “Pecando así contra
vuestros hermanos, hiriendo su conciencia..., pecáis
contra Cristo” (1 Co 8,12). “Lo bueno es [...] no hacer
cosa que sea para tu hermano ocasión de caída,
tropiezo o debilidad” (Rm14, 21).
12. IV. El juicio erróneo
1790 La persona humana debe obedecer
siempre el juicio cierto de su conciencia.
Si obrase deliberadamente contra este
último, se condenaría a sí mismo. Pero
sucede que la conciencia moral puede
estar afectada por la ignorancia y puede
formar juicios erróneos sobre actos
proyectados o ya cometidos.
13. La conciencia puede fallar
1.No identifica adecuadamente las
exigencias de la ley moral
2.No ha tenido en cuenta
suficientemente las circunstancias
del caso particular
3.Razonamiento sin prudencia ni rigor
14. 1.2. MORALIDAD DE LA CONCIENCIA
ERRÓNEA
• A. NO ES LÍCITO ACTUAR CON CONCIENCIA
VENCIBLEMENTE ERRÓNEA
• B. ES LÍCITO SEGUIR LA CONCIENCIA
INVENCIBLEMENTE ERRÓNEA
15. A. NO ES LÍCITO ACTUAR CON
CONCIENCIA VENCIBLEMENTE
ERRÓNEA
• Cuando el hombre no trata de buscar la
verdad y el bien y la conciencia se hace casi
ciega como consecuencia de su hábito de
pecado VS 63
16. 1791 Esta ignorancia puede con
frecuencia ser imputada a la
responsabilidad personal. Así sucede
“cuando el hombre no se preocupa de
buscar la verdad y el bien y, poco a poco,
por el hábito del pecado, la conciencia se
queda casi ciega” (GS 16). En estos
casos, la persona es culpable del mal que
comete.
17. 1792 El desconocimiento de Cristo y de
su Evangelio, los malos ejemplos
recibidos de otros, la servidumbre de las
pasiones, la pretensión de una mal
entendida autonomía de la conciencia, el
rechazo de la autoridad de la Iglesia y de
su enseñanza, la falta de conversión y de
caridad pueden conducir a desviaciones
del juicio en la conducta moral.
18. B. ES LÍCITO SEGUIR LA CONCIENCIA
INVENCIBLEMENTE ERRÓNEA
• Pero no puede equipararse al acto realizado
con conciencia verdadera y recta
• No nos envenena, pero tampoco nos alimenta
• El confesor es responsable de las
consecuencias de un consejo equivocado
19. 1793 Si por el contrario, la ignorancia es
invencible, o el juicio erróneo sin
responsabilidad del sujeto moral, el mal
cometido por la persona no puede serle
imputado. Pero no deja de ser un mal, una
privación, un desorden. Por tanto, es
preciso trabajar por corregir la conciencia
moral de sus errores.
20. 1.3. MORALIDAD DE LA CONCIENCIA
DUDOSA
• S.Pablo dice que nunca se puede actuar con
conciencia dudosa
Duda positiva: Es razonable el temor a que el
juicio sea erróneo
Práctica: Referida a la moralidad de un acto
concreto
En estos casos el sujeto que actúa está dispuesto
aceptar y abrazar el mal
21. LO MEJOR SALIR DE LA DUDA
¿Y SI NO SE PUEDE?
• Modos de superar la duda: Directos e
indirectos
• Directos: Oración, estudio, consejo
• Indirectos: Proporcionan certeza moral
– Es común sostener que cuando están en juego
cuestiones graves se debe elegir la opción más
segura (Santo Oficio 1679 DzH 2101)
– En los demás casos se puede decidir con libertad
lo que honestamente se juzgue más oportuno
22. CONCIENCIA PERPLEJA
• La persona piensa que peca tanto como si
actúa como si no
• S.Alfonso: “Si puede suspender la acción que
pregunte; sino, que elija el mal menor. En el
caso que no pueda discernir cuál es el menor
mal, elija la parte que quiera, en lo cual no
habrá pecado, pues en tales circunstancias
falta libertad necesaria para el pecado formal”
• ¿Se os ocurre algún ejemplo?
23. 2. LAS DEFORMACIONES DE LA
CONCIENCIA MORAL
• 2.1. EL PROCESO DE LA DEFORMACIÓN DE LA
CONCIENCIA
• 2.2. LA CONCIENCIA LAXA
• 2.3. LA CONCIENCIA ESCRUPULOSA
24. 2.1. EL PROCESO DE LA DEFORMACIÓN
DE LA CONCIENCIA
• La inteligencia tiende de suyo a la verdad,
pero se puede no querer la vedad y no seguir
esa inclinación
• En el proceso de deformación pueden
concurrir causas personales (descuido de
formación, justificación de los propios errores,
falta de lucha) y sociales (relativismo moral,
estructuras de pecado…)
• En la raíz y desarrollo siempre hay una
voluntad torcida
25. Se establecen dos divisiones
fundamentales:
1. En razón de la conformidad
con la ley moral natural la
conciencia puede ser:
1.1 CONCIENCIA VERDADERA
1.2 CONCIENCIA ERRÓNEA
II. DIVISIÓN DE LA
CONCIENCIA
26. A) División de la conciencia según el
acto juzgado:1786
• Verdadera: juzga la acción en
conformidad con los principios
objetivos de la moralidad. Es decir, el
juicio sobre la bondad o maldad de
los actos y coincide con la valoración
que hacen de ellos las leyes morales.
• Falsa erronea juzga sin base ni
prudencia, puede ser:
27. 2. En razón del tipo de
asentimiento la
conciencia puede ser:
2.1 CONCIENCIA CIERTA
2.2 CONCIENCIA
DUDOSA
DIVISIÓN DE LA CONCIENCIA
(Cont.):
28. B) Según la firmeza en el
juicio:
• Cierta: juzga sin
temor a errar,
con seguridad.
• Dudosa: juzga
con temor a
errar o no se
atreve a juzgar.
29. 2.1 Conciencia cierta: la
que juzga con firmeza y
sin temor a errar sobre la
moralidad de una acción.
Hay obligación de actuar
siempre con conciencia cierta
luego de una ponderación
suficiente.
30. 2.2 Conciencia dudosa:
Dictamina con temor a errar o ni
siquiera se atreve a juzgar
Es importante evitar juicios
realizados con conciencia
dudosa. Conviene distinguir
entre duda negativa: sustentada
en motivos nimios y poco serios
y, la duda positiva: se da al
presentarse razones serias para
dudar
31. 2.2. LA CONCIENCIA LAXA
• Juzga que los actos malos no son pecados o
que no tienen gravedad
• Yo no hago nada malo, ni mato ni robo
• No hago mal a nadie
• Es una forma de conciencia venciblemente
errónea
• Hay grados: cauterizada: ceguera para los
valores morales
• Farisaica: Dar importancia a lo que no tiene y
quitarla a lo que tiene
32. a) relajada o laxa: por superficialidad o sin razones niega o
disminuye el pecado donde lo hay. Ejemplo: en el campo de la
caridad, no se registran como malos los comentarios negativos
sobre los demás o se tiende a minimizar las ofensas personales
diciendo que son bromas.
b) estrecha: con cierta facilidad y sin razón ve pecado donde no lo
hay. Típica de la personalidad aprensiva, juzga más sobre los
otros que sobre sí mismo.
c) escrupulosa: exageración de la conciencia estrecha que ve
pecado en casi todo o todo lo que hace y desconfía de la
confesión y el perdón de los pecados. (no se consideran reales
auxilios de Dios, no hay genuina alegría y optimismo cristiano).
d) Farisaica: da más importancia a las apariencias que a los
hechos en sí. No importa ser bueno, sino parecerlo ante los
demás. Es duro ante los demás y flexible consigo mismo. Se
vive una moral hecha a la medida siempre y cuando nadie se
dé cuenta.
33. 2.3. LA CONCIENCIA ESCRUPULOSA
• A. Preocupación obsesiva por el valor moral
de los propios actos
• B. Necesidad de dar explicaciones en la
confesión sobre detalles y circunstancias que
no cambian el valor moral
• C. Terquedad en el propio juicio a pesar de los
consejos que busca y recibe
34. CAUSAS CONCIENCIA ESCRUPULOSA
• Predisposición psíquica
• Formación defectuosa (legalismo)
• Amor excesivo a uno mismo
• Purificaciones de Dios
• ¿Qué hacer? Confianza y abandono en Dios
todomisericordioso
• El confesor: claro, conciso, exigente sin
permitir explicaciones innecesarias
35. 3. LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA
CRISTIANA
• 3.1. LA NECESIDAD DE EDUCACIÓN DE LA
CONCIENCIA
• 3.2. MEDIOS PARA LA EDUCACIÓN DE LA
CONCIENCIA
– A. LA CIENCIA MORAL
– B. LA PRÁCTICA DE LAS VIRTUDES
– C. LA AYUDA DE LA IGLESIA
36. 3.1. LA NECESIDAD DE EDUCACIÓN DE
LA CONCIENCIA
• Garantiza la libertad y engendra la paz del
corazón
• Dura toda la vida
• Docilidad al Espíritu Santo
37. III. FORMACIÓN DE LA
CONCIENCIA
Por la dignidad de la persona humana: que
sepa asumir la responsabilidad de los
actos realizados.
La educación de la conciencia es
indispensable al hombre sometido a
influencias negativas y tentado por el
pecado, a preferir su propio juicio.
38. Formar la conciencia
• Pero la conciencia no la haces tú, te ha sido dada
por Dios; él es el pedagogo. La conciencia no
“crea” los conceptos morales, sino que los
‘asume’ de la norma moral (revelada o natural).
No puede haber oposición entre la norma moral
y la conciencia.
• La conciencia esta expuesta a su propio
falseamiento, a no reconocer lo que Dios le
comunica y a tener por bueno lo que es malo y
por lo tanto deformarse hasta el punto de no
emitir apenas juicios de valor sobre el
comportamiento. Una conciencia que prescinde
voluntariamente de Dios y de sus mandamientos
es una conciencia desviada, expuesta
constantemente al error e incapaz de caminar
hacia el bien.
39. Medios racionales para
formar la conciencia:
1) Estudio de la ley moral natural
2) El hábito de reflexionar antes
de actuar
3) Petición de consejo y ayuda a
quienes tienen mayor
conocimiento y virtud
40. • 1782 “El hombre tiene el
derecho de actuar en
conciencia y en libertad a fin
de tomar personalmente las
decisiones morales. ‘No debe
ser obligado a actuar contra su
conciencia. Ni se le debe
impedir que actúe según su
conciencia, sobre todo en
materia religiosa”
• 1800 juicio cierto.
41. II. La formación de la conciencia
1783 Hay que formar la conciencia, y
esclarecer el juicio moral. Una conciencia
bien formada es recta y veraz. Formula sus
juicios según la razón, conforme al bien
verdadero querido por la sabiduría del
Creador. La educación de la conciencia es
indispensable a seres humanos sometidos a
influencias negativas y tentados por el
pecado a preferir su propio juicio y a
rechazar las enseñanzas autorizadas.
42. 1784 La educación de la conciencia es una
tarea de toda la vida. Desde los primeros
años despierta al niño al conocimiento y la
práctica de la ley interior reconocida por la
conciencia moral. Una educación prudente
enseña la virtud; preserva o sana del miedo,
del egoísmo y del orgullo, de los insanos
sentimientos de culpabilidad y de los
movimientos de complacencia, nacidos de
la debilidad y de las faltas humanas. La
educación de la conciencia garantiza la
libertad y engendra la paz del corazón
43. 3.2. MEDIOS PARA LA EDUCACIÓN DE
LA CONCIENCIA
A. LA CIENCIA MORAL
• Importancia de la confesión y la dirección
espiritual
• ¿Os imagináis un equipo sin entrenador?
44. B. LA PRÁCTICA DE LAS VIRTUDES
• La virtud da estabilidad de ánimo, capacidad
de tomar decisiones ponderadas para juzgar
rectamente
45. C. LA AYUDA DE LA IGLESIA
• Además de la predicación, sacramentos,
oración, testimonio de otros cristianos
tenemos el Magisterio
• El magisterio no quita libertad a la conciencia
está a su servicio, para ayudar a descubrir la
verdad
46. 1785 En la formación de la conciencia, la
Palabra de Dios es la luz de nuestro
caminar; es preciso que la asimilemos en
la fe y la oración, y la pongamos en
práctica. Es preciso también que
examinemos nuestra conciencia
atendiendo a la cruz del Señor. Estamos
asistidos por los dones del Espíritu Santo,
ayudados por el testimonio o los consejos
de otros y guiados por la enseñanza
autorizada de la Iglesia (cf DH 14).
47. Necesidad de rectas disposiciones
de la voluntad: seguridad
objetiva
Esfuerzo por llevar una vida virtuosa es
imprescindible también para adquirir una
conciencia bien formada.
Virtudes fundamentales: sinceridad y
humildad
48. Formar: dar forma
• Estudiar la doctrina moral cristiana, los Evangelios, los documentos y
orientaciones de la Iglesia.
• Reflexionar antes de actuar, pensar siempre en lo que estas haciendo. No
te guíes por instintos sino por convicciones.
• Vida de oración y sacramental, especialmente la confesión.
• Pedir ayuda o consejo a un sacerdote, religioso o laico bien formado.
• Plena sinceridad llamando a las cosas por su nombre ante ti mismo, ante
Dios y ante tu Director Espiritual. (2Tm 1,3),
• Obrar siempre de cara a Dios con el deseo de agradarle.
• Pedir ayuda constan al Espíritu Santo. (Cfr. Rm 9,1),
• No desanimarse ante los fallos.
• Formar hábitos de buen comportamiento; programar que quiero y que
voy a hacer en cada momento.
• Para tener una conciencia recta (1Tm 1,5), el hombre debe buscar la
Verdad y debe juzgar según esta misma Verdad. (Cfr. 2Co 4,2).
• Se fundamenta y se desarrolla en las actitudes virtuosas del hombre
mismo: la Prudencia y las otras Virtudes Cardinales, y en primer lugar las
Virtudes Teologales de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
49. Catecismo de la Iglesia
1783 Hay que formar la conciencia, y esclarecer
el juicio moral. Una conciencia bien formada es
recta y veraz. Formula sus juicios según la
razón, conforme al bien verdadero querido por
la sabiduría del Creador. La educación de la
conciencia es indispensable a seres humanos
sometidos a influencias negativas y tentados
por el pecado de preferir su juicio propio y de
rechazar las enseñanzas autorizadas.
50. 1784 La educación de la conciencia es
una tarea de toda la vida. Desde los
primeros años despierta al niño al
conocimiento y la práctica de la ley
interior reconocida por la conciencia
moral.
Una educación prudente enseña la virtud;
preserva o cura del miedo, del egoísmo
y del orgullo, de los insanos
sentimientos de culpabilidad y de los
movimientos de complacencia, nacidos
de la debilidad y de las faltas humanas.
La educación de la conciencia garantiza
la libertad y engendra la paz del
corazón.
51. 1785 En la formación de la conciencia, la
Palabra de Dios es la luz que nos
ilumina; es preciso que la asimilemos
en la fe y la oración, y la pongamos en
práctica. Es preciso también que
examinemos nuestra conciencia
atendiendo a la cruz del Señor.
Estamos asistidos por los dones del
Espíritu Santo, ayudados por el
testimonio o los consejos de otros y
guiados por la enseñanza autorizada de
la Iglesia (cf DH 14).
52. 1794 La conciencia buena y pura es iluminada
por la fe verdadera. Porque la caridad procede al
mismo tiempo “de un corazón limpio, de una
conciencia recta y de una fe sincera” (1 Tm 1,5;
3, 9;2 Tm 1, 3; 1 P 3, 21; Hch 24, 16).
«Cuanto mayor es el predominio de la
conciencia recta, tanto más las personas y
los grupos se apartan del arbitrio ciego y se
esfuerzan por adaptarse a las normas
objetivas de moralidad» (GS 16).
53. RESUMEN Diversos estados de
la conciencia
En relación con el asentimiento por parte del
sujeto hay:
a) Conciencia cierta: al discernir la moralidad del acto,
tiene la seguridad de que es tal y como la conciencia
le dicta.
b) Conciencia dudosa. Es la que conoce el juicio moral
con el temor de que sea de otra manera -sin
asentimiento firme, por tanto-.
En atención al objeto y su conformidad con la
norma moral hay:
a) Conciencia recta o verdadera. Es cuando el juicio
moral se ajusta a la norma objetiva, de modo que la
acción aquella es realmente buena o mala, como se
nos dicta.
b) Conciencia errónea. Es cuando el juicio moral no se
ajusta a la norma, sino que lo que se dicta como
bueno es malo, o lo que se indica como malo es
bueno; este juicio naturalmente procede del error.
54. Hay que actuar siempre con
conciencia cierta
Hay que obrar siempre con conciencia
cierta.
– Cuando la conciencia cierta se apoya en la
rectitud o verdad del juicio moral, no ofrece
dificultad alguna y se comprende que debe ser
así.
– Pero, ¿y si la certeza se basa en el error?
Si el error es invencible, hay que seguir la
conciencia cierta. La acción es subjetivamente
buena, aunque no se ajuste a la norma, porque es
lo que dicta la conciencia y la voluntad quiere el
bien, sin que tenga otra salida por ser invencible.
Cuando el error es vencible, hay mala voluntad y
no se puede hablar de conciencia cierta como
norma de conducta. Lo que se debe hacer es salir
del error vencible.
55. La formación de la conciencia
El hombre tiene el deber de
formar su conciencia para saber
cuál es la voluntad de Dios, a la
que ha de ajustarse el
comportamiento moral. Los
medios para formar la
conciencia son:
1. Conocer la doctrina cristiana.
2. No actuar precipitadamente, sino
pensar con serenidad.
3. Pedir consejo.
4. La dirección espiritual con el
sacerdote.
56. Importancia de la formación de
la conciencia
Pocas personas son conscientes de la
importancia de su formación y con
frecuencia se contentan con sortear
peligros o a no escandalizar.
El hombre es responsable de su propia
conducta y de la influencia -positiva o
negativa- en la conducta de los demás.
En sentido negativo, Jesucristo advierte
de la gravedad del escándalo; en sentido
positivo, recuerda que ha venido para que
los hombres "tengan vida y la tengan en
abundancia ".
57. Reglas para decidir siempre
en conciencia
Normalmente, cuidando la formación de
la conciencia no será difícil conocer y
hacer el bien; y cuando sobreviene
alguna dificultad, la actitud interior de
buscar con empeño el discernimiento de
la voluntad de Dios, facilitará la solución.
Son útiles estas reglas:
– Nunca se puede hacer el mal para obtener
un bien.
– Tratar a los demás como queremos que nos
traten a nosotros.
– Actuar siempre respetando al prójimo y su
conciencia.
58. Un propósito para avanzar
Haz un breve examen
de conciencia por la
noche, antes de
acostarte, para ver si
has actuado cara a
Dios.
Piensa si estás
actuando con
conciencia cierta y, a la
vez, con conciencia
Notas del editor
Para poder orientarnos debidamente en el uso de la libertad y conforme al dictamen de la conciencia, que nos muestra la norma, es útil conocer los diversos estados de la conciencia. En relación con el asentimiento por parte del sujeto hay:
a) Conciencia cierta. Es aquella que, al discernir la moralidad del acto, tiene la seguridad de que es tal y como la conciencia le dicta; es un asentimiento firme.
b) Conciencia dudosa. Es la que conoce el juicio moral con el temor de que sea de otra manera -sin asentimiento firme, por tanto-, o incluso no existe el asentimiento por quedar el juicio moral en suspenso.
En atención al objeto y su conformidad con la norma moral hay:
a) Conciencia recta o verdadera. Es cuando el juicio moral se ajusta a la norma objetiva, de modo que la acción aquella es realmente buena o mala, como se nos dicta.
b) Conciencia errónea. Es cuando el juicio moral no se ajusta a la norma, sino que lo que se dicta como bueno es malo, o lo que se indica como malo es bueno; este juicio naturalmente procede del error.
La vocación del hombre es cumplir la voluntad de Dios, que se nos indica por la conciencia; pero no siempre se conoce -en un momento concreto- cuál es la voluntad de Dios. En el caso de no estar seguros, nos exponemos a obrar en contra de lo que Dios quiere, y cuestionamos nuestro destino arriesgándonos a pecar. Por eso hay que obrar siempre con conciencia cierta.
Cuando la conciencia cierta se apoya en la rectitud o verdad del juicio moral, no ofrece dificultad alguna y se comprende que debe ser así. Pero, ¿y si la certeza se basa en el error? Si el error es invencible, hay que seguir la conciencia cierta y la acción es subjetivamente buena, aunque no se ajuste a la norma, porque es lo que dicta la conciencia y la voluntad quiere el bien, sin que tenga otra salida por ser invencible. Cuando el error es vencible hay mala voluntad y no se puede hablar de conciencia cierta como norma de conducta. Lo que se debe hacer es salir del error vencible.
Esto explica la necesidad -y la obligación- que tiene el hombre de formar su conciencia para saber cuál es la voluntad de Dios, a la que ha de ajustarse el comportamiento moral. Porque la conciencia se nos ha dado para conocer la norma y cumplirla, como contrafuerte de la libertad, no para obrar mal. Los medios para formar la conciencia son:
a) Conocer la doctrina cristiana, donde se enseñan los misterios de la fe, junto con las exigencias morales que reclama la condición de criaturas de Dios, y, en el caso de los cristianos, la condición de hijos adoptivos y discípulos de Jesucristo. En este sentido viene muy bien estar atentos a lo que dicen los Pastores de la Iglesia: el Papa, los Obispos y los sacerdotes.
b) No actuar precipitadamente, sino pensar con serenidad la determinación que se va a tomar, para que el juicio de la conciencia sea recto y verdadero, y además seguro, es decir, cierto, como pide una buena conciencia que transmite la ley de Dios.
Para eso ayuda mucho hacer cada día un breve examen de conciencia, viendo cómo hemos actuado durante la jornada.
c) Pedir consejo. Hay que saber preguntar a las personas que nos pueden ayudar, como son los padres, el sacerdote, el catequista, el profesor o un buen amigo.
d) La dirección espiritual con el sacerdote es sin duda un medio excelente -por no decir el mejor- donde se concreta de forma personalizada la formación de la conciencia, a fin de que esté siempre orientada hacia el bien.
Pocas personas son conscientes de la importancia de su formación y con frecuencia orientan los requerimientos morales a sortear peligros o a no escandalizar, manteniéndose en un cierto anonimato. Pero la responsabilidad humana es mucho más: la de los padres, las de las autoridades, la del profesor y los formadores, la del sacerdote... El hombre es un animal social, decía el Aristóteles, y es responsable de su propia conducta y de la influencia -positiva o negativa- en la conducta de los demás. En sentido negativo, Jesucristo advierte de la gravedad del escándalo; en sentido positivo, recuerda que ha venido para que los hombres "tengan vida y la tengan en abundancia ".
Normalmente, cuidando la formación de la conciencia no será difícil conocer y hacer el bien; y cuando sobreviene alguna dificultad, la actitud interior de buscar con empeño el discernimiento de la voluntad de Dios, facilitará la solución. Son útiles estas reglas:
* Nunca se puede hacer el mal para obtener un bien.
* Tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros.
* Actuar siempre respetando al prójimo y su conciencia.