La doctrina confuciana establece una serie de mandatos que deben ser los principales deberes de todo hombre de gobierno: Amar al pueblo, renovar moralmente y procurar los medios necesarios para la vida cotidiana. Por este motivo, debe servirse en primer término con soberano respeto a Aquel que es el Primer Dominador. Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección. En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del “Justo Medio”.