La mente humana tiende a rechazar ideas nuevas que contradigan sus creencias existentes para mantener la consistencia interna. Esto dificulta el aprendizaje y el cambio. Sin embargo, es posible influir en los demás enfocándose primero en los puntos de acuerdo y luego en los desacuerdos, y presentándose como un aliado en lugar de un enemigo. Ulises supo que no podía tomar Troya por la fuerza, sino ganándose la voluntad de sus habitantes con regalos amistosos y reconociendo sus valores.