SOMOS CIEGOS QUE CREEN VER
Cuando nos dejamos arrastrar por el pensamiento, que clasifica las personas en categorías de género, raza, clase, credo o ideología; nos alejamos de la inteligencia y debilitamos la humanidad que nos une.
Nuestro pensamiento facilita caer en falacias porque:
Rechaza toda idea que no encaja con sus prejuicios.
Se resiste al cambio y protege la identidad, incluso frente a la verdad.
Con su atribución aumenta el conflicto, con su justificación mantiene las incoherencias y con sus estereotipos limita el crecimiento.
Como dijo Pío Cabanillas: "YO ya no sé si soy de los NUESTROS".
1. SELECCIÓN (sin porcentaje)
FORMACIÓN (In Company)
Soluciones efectivas, rápidas y completas
PPrreejjuuiicciiooss
Efrén Martín, Gerente de y Associate Consultant de Reddin Assessments
Consúltanos: 677 868 211 - 946 765 995 - fvmartin@fvmartin.net
Nº 157 enero 2020 http://www.fvmartin.net
En un experimento, el psicólogo social Lee Ross tomó
propuestas de paz creadas por negociadores palestinos
e israelíes, y cambió la etiqueta de autoría. A
continuación pidió su opinión a los ciudadanos judíos.
A los israelíes les gustó más la propuesta palestina
atribuida a Israel, de lo que les gustó la propuesta
israelí atribuida a los palestinos.
“Si rechazamos nuestra propia propuesta cuando se
atribuye a otros, ¿qué posibilidad hay de que aceptemos
la verdadera propuesta de esos otros?” Carol Tavris
Las trampas del deseoExperimentamos nuestro pensamiento como
individual, pero es social. Se construye en la
dialéctica de grupos de referencia (“nosotros”)
contra grupos de repelencia (los “otros”).
El Realismo Ingenuo se basa en tres
ideas simplistas que no afectan a la realidad,
sino a nuestra visión del mundo y los demás:
Creer que percibimos los sucesos de
acuerdo a su realidad objetiva.
Creer que toda persona racional compartirá
necesariamente nuestra visión y acciones.
Creer que los disidentes están gravemente
equivocados, son tontos o malvados.
Sólo el Realismo -y no siempre- desarma lo
Ingenuo por el expeditivo método de Mike
Tyson: “Todo el mundo tiene un plan, hasta
que le parten la cara”. Sobran silogismos.
Salir del pensamiento único conlleva tomar
amarga conciencia de haberse dejado
arrastrar por los procesos básicos de atribuir,
justificar y estereotipar. En suma, por los
corregibles pero inevitables prejuicios que
representan y suplantan a la realidad:
Atribuir. Obviando la influencia de causas
externas en la conducta, juzgamos a los
demás como incapaces o locos;
deshumanizándoles cuando sus actos
encajan en su situación pero no en la nuestra.
Vivir más experiencias es la vía para
fortalecer la comprensión y la empatía.
Justificar. Para mitigar contradicciones y
reducir disonancias, pero sobre todo para
salvar nuestra imagen, solemos recurrir a
otras burdas trampas y sesgos:
Disponibilidad: ¡Con Google puedo saber
todo lo que necesito saber!
Falso consenso: ¡A cualquiera que
preguntase me daría la razón!
Retrospección:¡Sabía que iba a suceder!
Autoengañarse es un método ridículo para
proteger la autoestima.
Estereotipar. No vemos personas sino
categorías -sombras rígidas- de personas.
Etiquetamos con mucha ligereza a los demás
y construimos muros creando falsas
similitudes de endogrupo (identidad), frente
a falsas diferencias de exogrupo
(diversidad). ¿No es una locura definirnos en
negativo?: NOSOTROS respecto a OTROS.
Cuestionar el uso simplificador de los clichés
es la forma de corregirlos.
"Uno es el mundo, no está separado del
mundo. No es americano, ruso, hindú o
musulmán. Uno no es ninguna de estas
etiquetas y palabras, uno es el resto de la
humanidad porque su consciencia, sus
reacciones son similares a las de los
demás” (Krishnamurti). No creas todo lo que
otros y nosotros te digamos, pero sobre todo:
No creas todo lo que piensas