El documento habla sobre la importancia de la escucha entre el pastor y el rebaño. Explica que el buen pastor da su vida por sus ovejas y las conoce, mientras que el asalariado solo ve por sí mismo. Luego enfatiza la necesidad de escuchar a Dios, al prójimo y a la comunidad para crecer espiritualmente y comprometerse, no solo escuchar por escuchar. Finalmente, concluye que somos hijos de Dios y estamos destinados a vivir en sus brazos amorosos.