LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
Escucha al Señor más allá de la figura
1. ESTE ES MI HIJO, EL AMADO: ESCUCHADLE.
(Mc. 9, 1- 9).
Queridos amigos: El Señor nos invita a escucharle para reconocerle.
En el monte Tabor, el Señor se transfigura ante sus tres discípulos, y les invita
“a que vayan más allá de la figura” = transfiguración., para poder escucharle
y conocerle.
Escuchar, es fundamental para conocernos, aceptarnos y querernos.
Escuchar, nos ayuda a sentir, a aceptar, a corregir y a ayudar.
¿Cuándo escuchamos al Señor?
Cuando nos fiamos de su Palabra, siempre viva y eficaz.
Cuando partimos el pan y compartimos la copa. Cuando comulgamos los
sentimientos de muerte y de resurrección.
Cuando nos acercamos a los pobres, a los que sufren o están necesitados: “lo que
hacéis a uno de estos, a mí me lo hacéis”. (Mt. 25, 40).
Cuando somos capaces de protegernos, ayudarnos y querernos.
Cuando nos reunimos en eucaristía recordando y sintiendo la presencia, la luz y
la protección del Señor.
Cuando salimos al encuentro de los otros irradiando cercanía, presencia y
misericordia.
Cuando somos capaces de abrir nuestro corazón al necesitado.
“Cuando caminamos en tu presencia en el país de la vida”. (Sal. 115, 10).
Es decir, cuando decimos “aquí me tienes”, y que “por haber hecho eso nos
colmas de bendiciones”. (Gen. 22, 15 – 18).
Ojala podamos escucharte, Señor, cuando nuestras luces se apaguen y todo nos
resulte duro y difícil. Que nos podamos encontrar contigo y decir: ¡Qué bien se
está aquí! (Mc. 9,5).
Señor: Danos la luz de tu Espíritu para poder escucharte “más allá de la
figura”, y así “fortalecer nuestros corazones”. (St. 5, 8).
Gabriel.
2º.Domingo de Cuaresma. Ciclo. B. Madrid. 1 de Marzo de 2015.