Este documento resume el evangelio del cuarto domingo de Pascua sobre Jesús como el buen pastor. Explica que en la Biblia, Dios es representado como el pastor que cuida de su rebaño. Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor que da la vida por sus ovejas. La Iglesia fue fundada por Jesús para continuar guiando a su rebaño a través de los sacerdotes, quienes no son simplemente profesionales sino que ofrecen toda su vida al servicio de Dios y su pueblo.
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100424 Jesús es el Buen Pastor
1. ORACIÓ COMU ITARIA
4º domingo del tiempo pascual.
5 de abril de 2010
Evangelio: Juan 10, 27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna;
no perecerán para siempre, y nadie las
arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las
ha dado, supera a todos, y nadie puede
arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el
Padre somos uno."
La liturgia de este IV Domingo de Pascua gira alrededor de la figura del buen pastor.
Para los cristianos de los dos primeros siglos, esta era la representación preferida de Jesús.
La metáfora del pastor y su rebaño referida al gobernante y su pueblo era antigua en
Israel, de hecho, en los principios, el pastor se refería al rey que debía dirigir al pueblo.
Recordemos cuando Israel le propone a Dios que necesitan un rey que les dirija.
Sam. 8,19- 22:
El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió: ---No
importa. ¡Queremos un rey! Así nosotros seremos como los
demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de
nosotros a luchar en la guerra. Samuel oyó lo que pedía el pueblo
y se lo comunicó al Señor. El Señor le respondió: ---Hazles caso
y nómbrales un rey.
Pero pronto el pueblo comprendió que ningún rey satisfaría plenamente esta metáfora
y la aplicó a Dios mismo. Cuando el pueblo de Israel entraba en el templo para el culto
cantaba así:
Salmo 95,6-7:
«Entrad, adoremos... ¡de rodillas ante el Señor que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el
rebaño de su mano»
Dios es el único pastor que velando por la vida de las ovejas no les hace faltar
nada:
Salmo 23,1-3:
«El Señor es mi pastor: nada me falta. Por prados de fresca
hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y
conforta mi alma»
2. Jesús con esta parábola del buen pastor, traspasa la propiedad del rebaño de
Dios a Él mismo.
“Yo soy el buen pastor
Mi Padre, que me las ha dado...”
Dios ha traspasado el rebaño a Jesús, hombre como nosotros. Pero el rebaño no
ha perdido al cambiar de dueño, porque Él es también de naturaleza divina:
“Yo y el Padre somos uno”
¿Cómo podemos escuchar hoy la voz de Jesús para ser de sus ovejas? Para eso
Jesús fundó la Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles:
Luc. 10,16:
“El que a vosotros escucha a mi me escucha”.
Y a sus sucesores encabezados por Pedro:
Jn 21,15-17
“Apaciente mis ovejas”
Somos ovejas de Jesús, que nos apaciente a través de hombres a quienes Él
llama y constituye como pastores de su pueblo por medio del Sacramento del Orden.
En este domingo, la Iglesia nos invita a orar de manera especial por las
vocaciones.
Jesús dice que él no es un asalariado sino que es pastor dispuesto a dar la vida
por las ovejas. El “oficio” del sacerdocio es mucho más que desempeñar una profesión.
La vida de un profesional se lleva a cabo dentro de un horario en el cual cumple con unas
obligaciones, y fuera de ese horario atiende otras actividades que forman parte de su vida
privada, las cuales nada tienen que ver con su profesión. El sacerdote no es un profesional más
que escogió este camino por iniciativa propia; es una respuesta libre a una invitación de Dios.
Además, el sacerdote no puede establecer un corte entre sus actividades puramente
profesionales y su vida privada ya que toda su vida es pública y está sometida al
escrutinio de la comunidad.
Por último, en el ministerio sacerdotal, encontramos un elemento absolutamente
original: en último término, el éxito de la actividad de un sacerdote no depende de lo que haga
sino de la acción de Dios en el corazón de los hombres. El sacerdote es simple instrumento de
la obra de Dios; la eficacia depende de la gracia. De ahí la importancia de la oración de los
sacerdotes y de nosotros por ellos, para que Dios pueda manifestarse a pesar de nuestras
limitaciones y miserias.