1. Capital Humano, Octubre 2011, Editorial WOLTERS KLUWER ESPAÑA
Foto:Baharri
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Efrén Martín, gerente de coach en profesor de
www.fvmartin.net M&M system
Hace muchos años, un conocido retomó nuestra
relación, tras una fase de alejamiento social por
su parte. Con diversos argumentos describió
muy seriamente el gran cambio en él acontecido,
concluyendo que “ya no era el mismo”.
Era tan grande su convencimiento e ilusión, que
no fui capaz de llevarle la contraria. Después, le
confié mi opinión a otro amigo común:
-“No he querido desanimarle, pero… ¡nadie
cambia por dentro!”
La palabra educcere (educación) fue muy bien
construida por nuestros antepasados, ya que
significa “sacar del interior”, por lo que su
objetivo es hacer crecer la semilla genética que
todos portamos y nadie puede cambiar. El que
esa simiente no pueda sustituirse, no significa
que no podamos alterar el riego de
pensamientos que la convierte en fruto o pudre.
Carl Sagan describió el tremendo poder de
dos tipos extremos de pensamiento:
El que se basa en la consideración de
hechos, aunque no sean los que nos gustaría
que fuesen. Es escéptico, des-ilusionante y
auto limitante, porque se cuestiona a sí mismo
en la búsqueda de explicaciones.
El que se funda en deseos, creencias y
expectativas. Es crédulo, ilusionante y crece
hasta la extenuación, añadiendo invenciones
que tapen los huecos de su propia ignorancia.
El primer tipo de pensamiento es
impersonal y hasta cierto punto “objetivo” o
al menos consensuado; mientras el segundo
es marcadamente “subjetivo” e individual,
creador de auto satisfecha estupidez. Ambos
reflejan la eterna verdad presocrática: “Los
despiertos habitan en un mundo común, los
dormidos cada cual en el suyo” (Heráclito).
Crítica y acrítica, pesimismo y optimismo,
están ahí porque son imprescindibles en las
decisiones humanas y coexisten en
individuos y sociedades. El problema es que
las diosas Razón e Ilusión estén
desequilibradas. Por ejemplo, aunque en
USA están las mejores universidades del
mundo, el 95% de su población padece
“analfabetismo científico” (constatado). En
nuestro ámbito, muchas personas pueden
manejar herramientas complejas, mientras
mantienen ideas absurdas y un
desconocimiento básico de algo tan
elemental como la economía real, como
duramente estamos reaprendiendo.
También Carl Sagan nos previno contra la
catastrófica prevalencia del segundo tipo de
pensamiento, mediante el que nadie duda en
darse la razón a sí mismo:
“Incapaces de discernir entre lo que nos hace
sentir bien y lo que es cierto, nos iremos
deslizando, casi sin darnos cuenta, en la
superstición y la oscuridad”.
No podemos cambiar la forma en que
somos pero sí cómo actuamos, cambiando
nuestras decisiones. Decidir sólo con
ilusiones, termina en una cadena de errores.
SSeeaammooss sseerriiooss,, eelliiggiieennddoo uunnaa ffuueennttee
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