2. ACNE
El acné es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que involucra las unidades pilosebáceas (folículo
piloso y glándulas sebáceas), caracterizada por la formación de comedones,
pápulas, pústulas, nódulos y cicatrices, que aparecen
principalmente en la cara y parte superior del tronco. Está
extendida por todo el mundo, y afecta principalmente a
individuos entre 12 y 24 años, siendo la enfermedad más
común entre la gente joven. El 85% de los adolescentes se
ve afectado por esta condición, algunos manteniéndola
durante su vida adulta. En los mayores de 20 años, la
enfermedad es más prevalente en el grupo de mujeres. Un
análisis más exhaustivo de la epidemiología general de la
enfermedad, demuestra que la incidencia de la
enfermedad predomina en edades más tempranas (entre el nacimiento y los 11 años), de tal forma que sólo un
36,5% de los casos comienza en la adolescencia.
Existen escalas de graduación en cuatro tipos por tipo, severidad y cantidad de lesiones:
Acné leve o grado 1: las lesiones principales son comedones y hay menos de 5 inflamatorias en una mitad de
la cara. Las pápulas y las pústulas pueden aparecer, pero son pequeñas y poco numerosas, generalmente
menos de 10.
Acné moderado o grado 2: hay entre 6 y 20 lesiones inflamatorias en una mitad de la cara. Existe un mayor
número (entre 10 y 40) de pápulas, pústulas y comedones. El tronco también puede estar afectado.
Acné severo o grado 3: hay entre 21 y 50 lesiones inflamatorias en un a mitad de la cara. Existen numerosas
(entre 40 y 100) pápulas y pústulas, normalmente con lesiones nodulares infiltrantes y profundas. Las áreas de
piel afectada se extienden además de la cara, al torso y espalda.
Acné muy severo o grado 4: hay más de 50 lesiones inflamatorias en una mitad de la cara. A este grupo
pertenece el acné noduloquístico y el acné conglobata caracterizado por muchas lesiones nodulares grandes,
dolorosas y lesiones pustulosas, junto con muchas pequeñas pápulas, pústulas y comedones.
El tratamiento del acné depende de la extensión e intensidad de la enfermedad, de la producción de cicatrices, de
factores del paciente como su edad, estado hormonal y características de la piel y, por último, de la historia de la
respuesta clínica del paciente a las distintas opciones de tratamiento, así como de las secuelas psicológicas e
impacto en su calidad de vida. En términos generales el acné suele ser autolimitado en el 60% de los casos y
responde a terapias combinadas seguidas de tratamiento tópico. En un 40% de los casos el acné es crónico, y,
cual sea su severidad, puede prolongarse hasta por más de 12 años, requiriendo tratamiento permanente. La
mayoría de estos casos se beneficia con isotretinoína oral.
Actualmente, existen recomendaciones terapéuticas consensuadas que se basan en la revisión de la literatura y
en las opiniones de expertos, con una valoración crítica de las experiencias personales, ajustando los conceptos
terapéuticos. La tendencia de la dermatología actual es a iniciar el tratamiento de forma temprana y lo más
efectiva posible para evitar las cicatrices físicas y psicológicas.
Las opciones terapéuticas las podemos clasificar en:
Medicamentos tópicos
Medicamentos orales
Otras terapias
Hay muchos productos en venta para el tratamiento del acné, muchos de ellos con efectos no
probados científicamente. Una combinación de tratamientos, puede reducir enormemente la cantidad y gravedad
del acné en muchos casos. Esos tratamientos, que son efectivos en su mayoría, tienden a tener un mayor
potencial de efectos secundarios y necesitan un mayor grado de control y seguimiento médicos.