1. ACTITUDES DEL MEDIADOR.
Más importante que el conocimiento de unas etapas técnicas y habilidades es la actitud que el
mediador debe aprender a tener ante el conflicto y ante las partes. En este sentido, proponemos
cuatro actitudes que el mediador debe tener durante todo el proceso:
• Humildad: el mediador no está sufriendo las repercusiones del conflicto ni va a tener que
llevar a cabo acciones para su resolución, por tanto, el desconocimiento debe darle la
humildad de saber que su opinión personal no debe interferir en el proceso.
• Imparcialidad: el mediador debe trabajar para llegar al proceso de mediación preparado
para la comprensión y la toma de distancia ante las posiciones y necesidades de las partes.
Si no se puede comprender todas las visiones que confluyen en el conflicto, la mediación
queda bloqueada.
• Independencia ante el conflicto: El mediador no debe estar implicado en el conflicto ni
tener intereses en la resolución del mismo; debe tener una independencia que suponga
que no va a forzar ningún acuerdo. En el marco escolar, los acuerdos deben respetar las
normas educativas.
• Paciencia: la vehemencia que expresan los adolecentes, ligada a una situación de conflicto
en la que ellos se sienten incomprendidos, comporta estrés y cansancio en el mediador. Es
por ello que señalamos la paciencia como un elemento importante para iniciar una
mediación escolar.
Una vez interiorizada la actitud del mediador, se puede empezar a conocer correctamente el
proceso de mediación.
Sin aceptar ni asimilar estas cuatro actitudes, es inútil el aprendizaje del proceso, ya que la
comprensión del mismo será errónea desde el inicio y tenderá al fracaso.