1. “Seiscientos cerebros de avestruz, con chícharos y granos de oro: este fue
uno de los platillos servidos en un banquete delemperador Heliogábalo. (…)
La extravagancia de los banquetes romanos es legendaria (…) las grandes
cenas eran uno de los placeres en la vida de los hogares adinerados.
Mientras que los pobressealimentaban con una dieta de pan y un potajede
trigo llamado puls, los ricos convirtieron los festines en un arte. Sus
banquetes seprolongaban durantehoras,desdelas tres o cuatro de la tarde
hasta la madrugada. Entre platillos, la fiesta era animada por acróbatas,
bailarines, enanos, músicos y payasos. Batallonesdeesclavos atendían a los
invitados: les quitaban los zapatos al entrar y les calzaban sandalias; los
ventilaban con abanicos de plumas de pavorreal para ahuyentar a las
moscas (…) El banquete tenía lugar en el triclinium (salón donde comían),
iluminado con velas, y luego de invocar a Júpiter y a los dioses domésticos.
La cena consistía en aperitivos, platillos principales y postres.”
Fuente: Reader’s Digest. Hábitos y costumbres del pasado. Reader’s Digest Mexico S.A., México, 1996.
“Seiscientos cerebros de avestruz, con chícharos y granos de oro: este fue
uno de los platillos servidos en un banquete delemperador Heliogábalo. (…)
La extravagancia de los banquetes romanos es legendaria (…) las grandes
cenas eran uno de los placeres en la vida de los hogares adinerados.
Mientras que los pobressealimentaban con una dieta de pan y un potajede
trigo llamado puls, los ricos convirtieron los festines en un arte. Sus
banquetes seprolongaban durantehoras,desdelas tres o cuatro de la tarde
hasta la madrugada. Entre platillos, la fiesta era animada por acróbatas,
bailarines, enanos, músicos y payasos. Batallonesdeesclavos atendían a los
invitados: les quitaban los zapatos al entrar y les calzaban sandalias; los
ventilaban con abanicos de plumas de pavorreal para ahuyentar a las
moscas (…) El banquete tenía lugar en el triclinium (salón donde comían),
iluminado con velas, y luego de invocar a Júpiter y a los dioses domésticos.
La cena consistía en aperitivos, platillos principales y postres.”
Fuente: Reader’s Digest. Hábitos y costumbres del pasado. Reader’s Digest Mexico S.A., México, 1996.
“Seiscientos cerebros de avestruz, con chícharos y granos de oro: este fue
uno de los platillos servidos en un banquete delemperador Heliogábalo. (…)
La extravagancia de los banquetes romanos es legendaria (…) las grandes
cenas eran uno de los placeres en la vida de los hogares adinerados.
Mientras que los pobressealimentaban con una dieta de pan y un potajede
trigo llamado puls, los ricos convirtieron los festines en un arte. Sus
banquetes seprolongaban durantehoras,desdelas tres o cuatro de la tarde
hasta la madrugada. Entre platillos, la fiesta era animada por acróbatas,
bailarines, enanos, músicos y payasos. Batallonesdeesclavos atendían a los
invitados: les quitaban los zapatos al entrar y les calzaban sandalias; los
ventilaban con abanicos de plumas de pavorreal para ahuyentar a las
moscas (…) El banquete tenía lugar en el triclinium (salón donde comían),
iluminado con velas, y luego de invocar a Júpiter y a los dioses domésticos.
La cena consistía en aperitivos, platillos principales y postres.”
Fuente: Reader’s Digest. Hábitos y costumbres del pasado. Reader’s Digest Mexico S.A., México, 1996.