Este documento trata sobre la importancia del organismo sensorio humano. Explica que nuestra consciencia del yo está estrechamente relacionada con las percepciones sensoriales. También discute cómo las impresiones sensoriales afectan nuestra vida anímica y salud física. Plantea que al igual que existen alimentos nutritivos y no nutritivos, también hay impresiones sensoriales constructivas y destructivas, lo que presenta un importante tema pedagógico. Finalmente, cita a Rudolf Steiner sobre el significado trascendental de nuest
El origen de la psicología educativa y la psicopedagogía se remonta a finales del siglo XIX e inicios del XX, influenciado por tres vertientes: el estudio de las diferencias individuales, los estudios sobre la psicología del niño y los estudios sobre la psicología del aprendizaje. Aunque los términos se refieren prácticamente a lo mismo, la psicología educativa surgió en países anglosajones mientras que la psicopedagogía lo hizo en países latinos, reflejando diferentes tradic
El documento discute la importancia de las emociones y los sentimientos en la comprensión del pensamiento humano. Aunque los científicos a menudo los han ignorado, las emociones como la alegría, la tristeza y la envidia juegan un papel fundamental en nuestras vidas. El autor, el neurólogo Antonio Damasio, ha dedicado su vida al estudio de las bases neurobiológicas de la vida humana y cree que las emociones y sentimientos desempeñan un papel central.
Este documento discute el desempeño, las emociones y la creatividad. Explica el significado de desempeño y su etimología. Luego, explora las teorías de Epicuro sobre el placer y la felicidad. Finalmente, resume las investigaciones de Paul Ekman sobre las seis emociones básicas (ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa) y la comunicación no verbal. El documento ofrece perspectivas filosóficas, psicológicas y antropológicas sobre estos temas
1) Los filósofos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles fueron pioneros en el estudio de la psique humana y sentaron las bases para el desarrollo de la psicología como ciencia. 2) En la Edad Media, filósofos como Santo Tomás de Aquino continuaron estudiando procesos mentales como la percepción y las emociones. 3) En la Edad Moderna surgieron las teorías del empirismo, que sostenía que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial, y del racionalismo, que defend
Este documento explora la relación entre la razón y la pasión. Discuta cómo Aristóteles argumentó que el equilibrio entre las emociones y la razón es importante. Luego describe cómo el cerebro está estructurado con áreas racionales y emocionales, y cómo la amígdala juega un papel clave en las emociones. Concluye que necesitamos armonizar ambos sistemas del cerebro para lograr el equilibrio emocional.
Este documento resume las bases antropológicas de la psicología según varios autores. Kant propuso que la antropología debía responder a la pregunta "¿Qué es el hombre?". La antropología estudia al hombre como sujeto y objeto de estudio. Scheler y Husserl desarrollaron importantes enfoques antropológicos. Scheler describió los grados de la vida desde el impulso afectivo hasta la inteligencia abstracta, mostrando la complejidad del ser humano. La antropología analiza la naturaleza
Este documento resume las bases antropológicas de la psicología según Kant y otros pensadores. Kant propuso que la antropología debía responder a la pregunta "¿Qué es el hombre?". Según Scheler y Husserl, el hombre no puede entenderse como un individuo aislado sino en su contexto social e histórico. Scheler también distinguió entre el concepto sistemático natural y el concepto esencial del ser humano. Finalmente, el documento describe los grados de la vida desde el impulso afectivo hasta la memoria
Este documento clasifica los verbos de percepción sensorial prototípicos en español desde una perspectiva cognitiva. Explica que los verbos ver y mirar son los prototipos de la percepción visual, siendo ver la percepción pura y mirar la percepción activa. También analiza las características de estos verbos y su reflejo de la importancia cultural de cada sentido. El documento argumenta que la estructura gramatical de los verbos de percepción refleja parcialmente cómo funcionan los sentidos en el mundo real.
El origen de la psicología educativa y la psicopedagogía se remonta a finales del siglo XIX e inicios del XX, influenciado por tres vertientes: el estudio de las diferencias individuales, los estudios sobre la psicología del niño y los estudios sobre la psicología del aprendizaje. Aunque los términos se refieren prácticamente a lo mismo, la psicología educativa surgió en países anglosajones mientras que la psicopedagogía lo hizo en países latinos, reflejando diferentes tradic
El documento discute la importancia de las emociones y los sentimientos en la comprensión del pensamiento humano. Aunque los científicos a menudo los han ignorado, las emociones como la alegría, la tristeza y la envidia juegan un papel fundamental en nuestras vidas. El autor, el neurólogo Antonio Damasio, ha dedicado su vida al estudio de las bases neurobiológicas de la vida humana y cree que las emociones y sentimientos desempeñan un papel central.
Este documento discute el desempeño, las emociones y la creatividad. Explica el significado de desempeño y su etimología. Luego, explora las teorías de Epicuro sobre el placer y la felicidad. Finalmente, resume las investigaciones de Paul Ekman sobre las seis emociones básicas (ira, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa) y la comunicación no verbal. El documento ofrece perspectivas filosóficas, psicológicas y antropológicas sobre estos temas
1) Los filósofos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles fueron pioneros en el estudio de la psique humana y sentaron las bases para el desarrollo de la psicología como ciencia. 2) En la Edad Media, filósofos como Santo Tomás de Aquino continuaron estudiando procesos mentales como la percepción y las emociones. 3) En la Edad Moderna surgieron las teorías del empirismo, que sostenía que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial, y del racionalismo, que defend
Este documento explora la relación entre la razón y la pasión. Discuta cómo Aristóteles argumentó que el equilibrio entre las emociones y la razón es importante. Luego describe cómo el cerebro está estructurado con áreas racionales y emocionales, y cómo la amígdala juega un papel clave en las emociones. Concluye que necesitamos armonizar ambos sistemas del cerebro para lograr el equilibrio emocional.
Este documento resume las bases antropológicas de la psicología según varios autores. Kant propuso que la antropología debía responder a la pregunta "¿Qué es el hombre?". La antropología estudia al hombre como sujeto y objeto de estudio. Scheler y Husserl desarrollaron importantes enfoques antropológicos. Scheler describió los grados de la vida desde el impulso afectivo hasta la inteligencia abstracta, mostrando la complejidad del ser humano. La antropología analiza la naturaleza
Este documento resume las bases antropológicas de la psicología según Kant y otros pensadores. Kant propuso que la antropología debía responder a la pregunta "¿Qué es el hombre?". Según Scheler y Husserl, el hombre no puede entenderse como un individuo aislado sino en su contexto social e histórico. Scheler también distinguió entre el concepto sistemático natural y el concepto esencial del ser humano. Finalmente, el documento describe los grados de la vida desde el impulso afectivo hasta la memoria
Este documento clasifica los verbos de percepción sensorial prototípicos en español desde una perspectiva cognitiva. Explica que los verbos ver y mirar son los prototipos de la percepción visual, siendo ver la percepción pura y mirar la percepción activa. También analiza las características de estos verbos y su reflejo de la importancia cultural de cada sentido. El documento argumenta que la estructura gramatical de los verbos de percepción refleja parcialmente cómo funcionan los sentidos en el mundo real.
El documento proporciona una introducción a la hipnosis y la autosugestión. Explica que la hipnosis es un estado modificado de conciencia en el que ciertas funciones de la personalidad quedan marginadas. Traza los orígenes históricos de la hipnosis desde Egipto y China antiguos hasta las teorías del siglo XIX. Describe cuatro teorías sobre la hipnosis y destaca la importancia de Milton Erickson. Explica técnicas como la caída del brazo y las manos entrelazadas, así como grados de
Este documento resume las nociones básicas de la hipnosis y la autosugestión. Brevemente describe la hipnosis como un estado modificado de conciencia en el que ciertas funciones de la personalidad quedan marginadas. Resume brevemente la historia de la hipnosis desde la antigüedad hasta su estudio científico moderno en el siglo XIX. Finalmente, presenta cuatro teorías sobre la hipnosis y algunas técnicas básicas como pruebas de sugestión.
1. Wundt y los estructuralistas fundaron la psicología como ciencia experimental en 1879. Estudiaron los elementos más simples de la conciencia como sensaciones y sentimientos mediante la introspección.
2. James y los funcionalistas consideraron la mente en términos de adaptación al ambiente. Introdujeron métodos estadísticos y tests mentales.
3. Pavlov descubrió el condicionamiento clásico y Watson aplicó métodos conductistas para predecir la conducta humana. Freud desarrolló el psicoanálisis para
El documento discute cómo la neurociencia ha demostrado que el cerebro crea la realidad subjetiva que experimentamos en lugar de simplemente reflejar el mundo exterior. El cerebro integra la información sensorial entrante y genera imágenes mentales de la realidad, de manera similar a cómo crea las imágenes en los sueños. La realidad que experimentamos es una "realidad relativa" creada por el cerebro basada en los estímulos sensoriales, en lugar de una "realidad absoluta" subyacente que no podemos conocer directamente. Filósofos a
El documento habla sobre la epistemología y dos epistemólogos universales de la nueva era del saber, el Dr. Serge Raynaud de la Ferriere y su discípulo el Dr. David Ferriz Olivares. Explica que ambos difundieron un mensaje renovador sobre la ciencia y el arte a través de conferencias y obras publicadas, con el objetivo de establecer una síntesis del saber universal.
La psicología tiene un largo pasado en la filosofía y la religión, pero su historia como ciencia es más breve. Aunque el hombre primitivo tenía algún conocimiento de los fenómenos psicológicos, la psicología moderna surgió en el siglo XIX con el establecimiento del primer laboratorio experimental en 1879. Desde entonces, han surgido varias escuelas psicológicas como el estructuralismo, el funcionalismo, el conductismo y el psicoanálisis, cada una con su propio enfoque para estudiar proces
Quien rescata al rescatador, Mgter Natalia Castillo, Mexico.Luis Vargas
El documento habla sobre la importancia de cuidar la salud mental de los trabajadores de emergencias debido al alto estrés que enfrentan. Sugiere identificar los patrones que generan estrés y buscar formas de disminuirlo, como reír, hacer ejercicio y pasar tiempo de calidad con la familia y amigos fuera del trabajo. También enfatiza la necesidad de modificar los patrones mentales inconscientes para reducir el estrés a través de la comunicación interna positiva.
El documento presenta información biográfica sobre Víctor Frankl, psiquiatra austriaco y creador de la logoterapia. Describe su experiencia en campos de concentración nazi y cómo esto lo llevó a desarrollar la logoterapia, enfocada en ayudar a las personas a encontrar un sentido y propósito en la vida. También resume algunos conceptos clave de la logoterapia como la voluntad de sentido y la neurosis noógena.
El documento trata sobre el tema de la consciencia. Explora definiciones, preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la consciencia, diferentes niveles y variedades de experiencia consciente, y si es posible medir la actividad consciente. También analiza el origen evolutivo de la consciencia y diferentes teorías sobre su naturaleza, incluyendo la distinción entre aspectos fenomenológicos y funcionales.
El documento presenta un resumen de la evolución histórica de la psicología como ciencia, desde sus orígenes filosóficos hasta su consolidación como disciplina independiente a finales del siglo XIX. Explica las diferentes definiciones que ha tenido a lo largo de la historia y destaca las contribuciones de filósofos como Platón, Aristóteles, Descartes y Kant. Finalmente, introduce los conceptos kantianos de juicios analíticos, sintéticos, a priori y a posteriori, fundamentales para la psicología cientí
La sofrología de Caycedo se basa en los conceptos fenomenológicos de Husserl, como la intencionalidad, la reducción fenomenológica y la contemplación. La intencionalidad significa que la conciencia está dirigida hacia algo, la reducción fenomenológica implica poner entre paréntesis las interpretaciones para enfocarse en la experiencia pura, y la contemplación conduce a la creación de nuevos espacios de conciencia. La sofrología caycediana utiliza estos conceptos husserlianos para estim
El documento trata sobre el fenómeno conocido como déjà vu. Explica que aunque se ha relacionado con epilepsia, la ciencia aún no ha descubierto los mecanismos que lo causan. Presenta varias hipótesis como una alteración de la memoria, los sueños diurnos, o un error en el procesamiento cerebral del tiempo. La hipótesis más extendida es que el cerebro almacena los recuerdos de forma holográfica y puede recrear experiencias a partir de detalles, dando la sensación de déjà vu.
El documento resume los conceptos fundamentales de la filosofía elemental. Explica que los seres vivos interiorizan las fuerzas externas para sobrevivir, mientras que los artefactos se deterioran si no son usados por el hombre. También define la vida como una actividad interiorizadora adaptativa, y contrasta esto con los artefactos que solo sirven como medios. Por último, analiza conceptos como cultura, lenguaje, tradición y diversidad cultural.
La conciencia de las células (por: carlitosrangel)Carlos Rangel
(abr.2021) No solamente el cerebro “piensa”. También lo hace –a su manera- el resto del cuerpo, cada órgano, cada célula. Los antiguos lo sabían pero la humanidad prefirió olvidarlo. Hoy lo estamos redescubriendo. Al hacer un esfuerzo genuino para cambiar, nos ayudará a alcanzar al menos a un estado neutral, en el cual tendremos más objetividad y ahorraremos mucha energía.
Producción original: Carlos Rangel
El documento describe la evolución del estudio de la mente y la conducta humana a través de la historia. Comenzando con explicaciones sobrenaturales de la enfermedad mental en la antigüedad, la psicología emergió como una ciencia a partir de 1879 con el establecimiento del primer laboratorio experimental por Wilhelm Wundt, quien estudió la conciencia a través de la introspección. Figuras clave como Platón, Aristóteles, Sócrates, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Locke y Kant contribuy
Presenta a lo largo de la historia, las escuelas de pensamiento y los diferentes investigadores que llevaron a la vision integrada mente y cuerpo, que da las bases para un trabajo terapeutico unificado, rompiendo la vision del dualismno cartesiano, quue llevo al desinteres de la ciencia medica por los sintomas originados en la mente, los pensamientos o las emociones
El documento proporciona una introducción a la hipnosis y la autosugestión. Explica que la hipnosis es un estado modificado de conciencia en el que ciertas funciones de la personalidad quedan marginadas. Traza los orígenes históricos de la hipnosis desde Egipto y China antiguos hasta las teorías del siglo XIX. Describe cuatro teorías sobre la hipnosis y destaca la importancia de Milton Erickson. Explica técnicas como la caída del brazo y las manos entrelazadas, así como grados de
Este documento resume las nociones básicas de la hipnosis y la autosugestión. Brevemente describe la hipnosis como un estado modificado de conciencia en el que ciertas funciones de la personalidad quedan marginadas. Resume brevemente la historia de la hipnosis desde la antigüedad hasta su estudio científico moderno en el siglo XIX. Finalmente, presenta cuatro teorías sobre la hipnosis y algunas técnicas básicas como pruebas de sugestión.
1. Wundt y los estructuralistas fundaron la psicología como ciencia experimental en 1879. Estudiaron los elementos más simples de la conciencia como sensaciones y sentimientos mediante la introspección.
2. James y los funcionalistas consideraron la mente en términos de adaptación al ambiente. Introdujeron métodos estadísticos y tests mentales.
3. Pavlov descubrió el condicionamiento clásico y Watson aplicó métodos conductistas para predecir la conducta humana. Freud desarrolló el psicoanálisis para
El documento discute cómo la neurociencia ha demostrado que el cerebro crea la realidad subjetiva que experimentamos en lugar de simplemente reflejar el mundo exterior. El cerebro integra la información sensorial entrante y genera imágenes mentales de la realidad, de manera similar a cómo crea las imágenes en los sueños. La realidad que experimentamos es una "realidad relativa" creada por el cerebro basada en los estímulos sensoriales, en lugar de una "realidad absoluta" subyacente que no podemos conocer directamente. Filósofos a
El documento habla sobre la epistemología y dos epistemólogos universales de la nueva era del saber, el Dr. Serge Raynaud de la Ferriere y su discípulo el Dr. David Ferriz Olivares. Explica que ambos difundieron un mensaje renovador sobre la ciencia y el arte a través de conferencias y obras publicadas, con el objetivo de establecer una síntesis del saber universal.
La psicología tiene un largo pasado en la filosofía y la religión, pero su historia como ciencia es más breve. Aunque el hombre primitivo tenía algún conocimiento de los fenómenos psicológicos, la psicología moderna surgió en el siglo XIX con el establecimiento del primer laboratorio experimental en 1879. Desde entonces, han surgido varias escuelas psicológicas como el estructuralismo, el funcionalismo, el conductismo y el psicoanálisis, cada una con su propio enfoque para estudiar proces
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El documento habla sobre la importancia de cuidar la salud mental de los trabajadores de emergencias debido al alto estrés que enfrentan. Sugiere identificar los patrones que generan estrés y buscar formas de disminuirlo, como reír, hacer ejercicio y pasar tiempo de calidad con la familia y amigos fuera del trabajo. También enfatiza la necesidad de modificar los patrones mentales inconscientes para reducir el estrés a través de la comunicación interna positiva.
El documento presenta información biográfica sobre Víctor Frankl, psiquiatra austriaco y creador de la logoterapia. Describe su experiencia en campos de concentración nazi y cómo esto lo llevó a desarrollar la logoterapia, enfocada en ayudar a las personas a encontrar un sentido y propósito en la vida. También resume algunos conceptos clave de la logoterapia como la voluntad de sentido y la neurosis noógena.
El documento trata sobre el tema de la consciencia. Explora definiciones, preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la consciencia, diferentes niveles y variedades de experiencia consciente, y si es posible medir la actividad consciente. También analiza el origen evolutivo de la consciencia y diferentes teorías sobre su naturaleza, incluyendo la distinción entre aspectos fenomenológicos y funcionales.
El documento presenta un resumen de la evolución histórica de la psicología como ciencia, desde sus orígenes filosóficos hasta su consolidación como disciplina independiente a finales del siglo XIX. Explica las diferentes definiciones que ha tenido a lo largo de la historia y destaca las contribuciones de filósofos como Platón, Aristóteles, Descartes y Kant. Finalmente, introduce los conceptos kantianos de juicios analíticos, sintéticos, a priori y a posteriori, fundamentales para la psicología cientí
La sofrología de Caycedo se basa en los conceptos fenomenológicos de Husserl, como la intencionalidad, la reducción fenomenológica y la contemplación. La intencionalidad significa que la conciencia está dirigida hacia algo, la reducción fenomenológica implica poner entre paréntesis las interpretaciones para enfocarse en la experiencia pura, y la contemplación conduce a la creación de nuevos espacios de conciencia. La sofrología caycediana utiliza estos conceptos husserlianos para estim
El documento trata sobre el fenómeno conocido como déjà vu. Explica que aunque se ha relacionado con epilepsia, la ciencia aún no ha descubierto los mecanismos que lo causan. Presenta varias hipótesis como una alteración de la memoria, los sueños diurnos, o un error en el procesamiento cerebral del tiempo. La hipótesis más extendida es que el cerebro almacena los recuerdos de forma holográfica y puede recrear experiencias a partir de detalles, dando la sensación de déjà vu.
El documento resume los conceptos fundamentales de la filosofía elemental. Explica que los seres vivos interiorizan las fuerzas externas para sobrevivir, mientras que los artefactos se deterioran si no son usados por el hombre. También define la vida como una actividad interiorizadora adaptativa, y contrasta esto con los artefactos que solo sirven como medios. Por último, analiza conceptos como cultura, lenguaje, tradición y diversidad cultural.
La conciencia de las células (por: carlitosrangel)Carlos Rangel
(abr.2021) No solamente el cerebro “piensa”. También lo hace –a su manera- el resto del cuerpo, cada órgano, cada célula. Los antiguos lo sabían pero la humanidad prefirió olvidarlo. Hoy lo estamos redescubriendo. Al hacer un esfuerzo genuino para cambiar, nos ayudará a alcanzar al menos a un estado neutral, en el cual tendremos más objetividad y ahorraremos mucha energía.
Producción original: Carlos Rangel
El documento describe la evolución del estudio de la mente y la conducta humana a través de la historia. Comenzando con explicaciones sobrenaturales de la enfermedad mental en la antigüedad, la psicología emergió como una ciencia a partir de 1879 con el establecimiento del primer laboratorio experimental por Wilhelm Wundt, quien estudió la conciencia a través de la introspección. Figuras clave como Platón, Aristóteles, Sócrates, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Locke y Kant contribuy
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Aeppli, Willi - El organismo sensorio, su atrofia y cultivo.pdf
1. Willi Aeppli
Elorganismo
sensorio,
suatrofia ycultivo
el profanador de textos
índice
acerca de este proyecto 1
1 introducción 1
2 el organismo sensorio del hombre 7
3 desarrollo del organismo sensorio 24
4 cultivo de los sentidos en clase 35
3. Willi Aeppli 1 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
1 introducción
Generalidades sobre el significado del
organismo sensorio
Es fácil comprender que nuestra consciencia del yo
se halla en estrecha relación con las percepciones
sensoriales. En efecto, nuestros órganos sensorios
quedan dormidos al perder nuestra consciencia de la
vigilia, esto es, al querer dormir.
Inversamente, este deseo de dormir puede au-
mentar cuando las impresiones sensibles dejan de
invadirnos.
Por lo tanto, conquistamos la autoconsciencia,
concebida como consciencia ordinaria de la vigilia,
al entrar en actividad los órganos sensorios con res-
pecto al mundo que nos rodea.
Hasta donde alcanza el contenido de los
sentidos, hasta ahí existe la consciencia del yo; y
hasta donde existe la consciencia del yo —por lo
menos en la vida ordinaria— hasta ahí alcanza
el contenido de los sentidos.1
[GA___:__:__]
1
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
Tras la vivencia del yo, consciencia ordinaria del
yo, alienta el ‘yo’ real y sustantivo, yo de naturaleza
volitiva que se mueve
dentro de la órbita de los doce sentidos, así
como se mueve el sol dentro de la circunferencia
de las doce constelaciones del zodíaco.2
[GA___:__:__]
Es plenamente evidente que también el resto de
nuestra vida anímica depende de las impresiones
sensorias; incontables experiencias personales nos lo
atestiguan.
Así, por ejemplo, la oscuridad puede producirnos
un sentimiento de temor y de angustia, sentimiento
que cambia instantáneamente cuando la luz ocupa el
lugar de la tiniebla.
La fragancia de la rosa estimula nuestra sensibili-
dad en tanto que los malos olores la estropean.
Toda percepción suscita alguna sensación.
Aunque no hay lugar a dudas de que las im-
presiones sensorias influyen en nuestro organismo
corpóreo tanto directamente como por vía de la sen-
sación, no se ha reflexionado lo suficiente sobre sus
consecuencias, particularmente en lo que se refiere al
hecho educativo.
Cuando una impresión sensoria nos asusta,
palidecemos y se congestiona nuestra respiración;
cuando nos produce una emoción gozosa, nos son-
rojamos y se acelera la respiración; en ambos casos,
la impresión ha afectado nuestra circulación sanguí-
nea y nuestra respiración.
La investigación científica ha mostrado otro
ejemplo: que los ciegos requieren aumento de
vitaminas y de ciertos minerales porque —así se
2
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
acerca de este proyecto
nota de el profanador de textos
Hasta donde llega nuestro conocimiento, las refe-
rencias a la ‘Teoría de los Sentidos’ son:
• ‘Antroposofía: los sentidos del hombre.’
[GA115:i] Publicado en papel: ‘Psicosofía.’
Conferencias 1 a 3. [GA115:01/02/03] (1909)
• ‘Los doce sentidos del hombre en relación a la
imaginación, inspiración e intuición.’ En ‘La
ciencia espiritual como conocimiento de los
impulsos básicos de la formación social,’ confe-
rencia 3. [GA199:03] (1920)
• ‘Devenir humano, alma cósmica y espíritu
universal. 2ª parte.’ Conferencias 14 a 16.
[GA206:14/15/16] También publicadas
como: ‘Los doce sentidos del hombre.’ (1921)
• Steiner, Rudolf. ‘A propósito de la educación
preescolar de los sentidos inferiores,’ frag-
mento de la 3ª conferencia del curso sobre
‘Límites del conocimiento de la Naturaleza.’
[GA322:03] Traducido en [BM071b].
• Aeppli, Willi. ‘El organismo sensorio, su atro-
fia y cultivo.’
• Soesman, Albert.‘Los doce sentidos, portales
del alma.’
4. Willi Aeppli 2 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
razona— se hallan privados de los impulsos lumino-
sos y cromáticos que, a través de la vista, participan
intensamente en la regulación y mantenimiento del
metabolismo.
Y otro ejemplo todavía —podríamos citar mu-
chos— entresacado de la prensa:
El alcance del efecto que produce la correcta
selección de colores, se puso de manifiesto en el
reciente experimento llevado a cabo por una
fábrica alemana de instrumentos de precisión.
Tuvo que acondicionar dos de sus grandes
salas de montaje, y con el fin de comparar el
rendimiento de su personal; una quedó diseñada,
proyectada y decorada de acuerdo con las teorías y
experiencias de la psicología industrial cromática;
en tanto que la otra se mantuvo dentro de los
tonos convencionales de blanco y gris claro.
En ambas salas, idénticas con la única
excepción del decorado mural, trabajaban 150
mujeres dedicadas a la soldadura, microtaladro,
cableado, armado, etcétera.
A los tres meses se comparó el rendimiento y el
estado de salud de las integrantes de cada equipo,
resultando que las mujeres que ocuparon la sala
decorada dieron un rendimiento superior en un
15% y una reducción en enfermedades del 30%.
No es pura palabrería el afirmar que las impre-
siones sensorias representan algo así como alimento
delicado y sutilísimo. No se trata, desde luego, da
sustancias ponderables como las de la nutrición
corriente, sino de fuerzas formativas imponderables,
capaces de vitalizar nuestro organismo por medio de
las impresiones sensorias, si bien reconociendo que
estas impresiones, así como las funciones que pro-
vocan, pueden tener gran significado para nuestra
salud y mantenimiento corporal.
Salta aquí a la vista, de inmediato, un importante
problema pedagógico.
Sabemos que existen alimentos de alta calidad.
nutritivos y de fácil aprovechamiento, así como
otros de baja calidad, sin valor o, incluso, echados a
perder.
¿Existirá algo similar en las impresiones sensorias?
¿Las habrá constructivas y de provecho, y destructo-
ras y perjudiciales?
Terminemos esta sección con una cita de Rudolf
Steiner:
Poseemos nuestros sentidos para percibir
el mundo, enriquecer nuestro núcleo esencial
y perfeccionarlo al más alto grado. Se doto
al hombre de las funciones sensorias que
caracterizan su condición física para que pudiera
enriquecerse con las impresiones que recibe a
través de. los cinco sentidos. Lo que por medio
de ellos se incorpora, pasa a ser suyo y podrá
aplicarlo, más tarde, a la evolución del cosmos.3
[GA___:__:__]
No puede haber mejor enunciación del trascen-
dente significado de nuestro organismo sensorio que
la que antecede.
3
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
Percepción y pensamiento
No podemos en el presente trabajo entrar en la
gnoseología4
de Rudolf Steiner relativa a la ‘Teoría de
los Sentidos,’5
pues una exposición medianamente
satisfactoria de este tema excedería en mucho a la
presente publicación.6
No obstante, hemos de recurrir a ciertos hechos
básicos relacionados con el proceso cognoscitivo. Ya
que su conocimiento es imprescindible para com-
prender esa ‘Teoría de los Sentidos.’
Ante todo hemos de formarnos una visión co-
rrecta del proceso de conocer. Dirijamos primero
nuestra propia actividad cognoscente a ese proceso
cognoscitivo como tal y descubriremos que en el
adulto no constituye una unidad, sino que se halla
desdoblado en dos elementos diferentes: percibir y
pensar.
Estamos pues en presencia de dos elementos cog-
noscitivos heterogéneos, y conviene analizar no sólo
su mutua relación, sino también su proceso global.
Como seres conscientes de nuestro yo, nos en-
frentamos con nuestro mundo circundante, mundo
que sale a nuestro encuentro como un conjunto
altamente diferenciado de sonidos. colores, olores,
formas, lineas, temperaturas, etcétera.
4
gnoseología. 1. f. Fil. Teoría del conocimiento. 2. f. episte-
mología. Diccionario RAEL [n. del pr.]
5
Steiner, Rudolf. ‘Teoría de los sentidos.’ [GA045] [N. del
Ed.] — Esta cita es conflictiva, pues no coinciden el título y
contenido dado en castellano con el título y contenido dado
en alemán según la indicación GA. Una posibilidad es la
traducción parcial al castellano de ‘Devenir humano, alma
cósmica y espíritu universal. 2a parte.’ [GA206] [n. del pr.]
[n. del pr.]
6
Véase: Steiner, Rudolf. ‘Teoría del conocimiento basada en
la visión goetheana del mundo’ [GA002]. ‘Verdad y Ciencia’
[GA003]. ‘Filosofía de la Libertad’ [GA004] [N. del Ed.]
5. Willi Aeppli 3 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Percibimos estos atributos mediante los sentidos.
Tan pronto como alguno de ellos se relaciona con
lo que le corresponde del mundo circundante total,
empieza a entrar en actividad. Como entidad me-
ramente sensoria, no podemos percibir del mundo
sino detalles inconexos: sonidos aquí, colores allá,
movimientos en otra parte… por sí solos, nuestros
sentidos no podrían establecer las debidas relaciones
entre estas percepciones aisladas.
Sin embargo, en cada acto de percepción surge,
a la vez, el segundo elemento del conocer: nuestro
intelecto impulsado por la necesidad de penetrar el
caótico mundo de las percepciones, pasa a establecer
el orden mediante el pensamiento.
Así como nuestro organismo sensorio se siente
estimulado hacia la sensación y percepción tan pronto
como entra en determinada relación externa, así tam-
bién nuestra energía mental empieza a desenvolver su
actividad tan pronto,como se le depara la ocasión.
Los resultados de los procesos mentales que
nacieron al contacto con los objetos sensibles son los
conceptos.
Vemos, por ejemplo, un árbol: estimulado el
pensar crea la contraparte mental de esta percepción:
el concepto ‘árbol.’
Claro está que ya hemos previamente formado
este concepto un sinnúmero de veces; lo tenemos
disponible y no tenemos que generarlo de nuevo
cada vez que vemos un árbol.
No obstante, nuestro afán de conocer sólo en-
cuentra satisfacción si desde dentro, ‘esto es, me-
diante el pensar, podemos formar para cada conte-
nido de percepción que sale a nuestro encuentro,
desde fuera, el concepto correlativo: sólo entonces
tenemos la certidumbre de haber captado algo de la
realidad externa.
Lo que los sentidos nos permiten conocer, lo per-
cibido, no nos da más que la mitad de la realidad:
la otra mitad, lo conceptual, tenemos que agregarla
nosotros.
Las representaciones adquiridas de esta mane-
ra subsisten en nuestra intimidad, aún cuando las
percepciones hayan desaparecido, y se conjugan para
formar un sistema que constituye la base de lo que
llamamos nuestra concepción del mundo.
El hombre, al conocer, recibe pues, sus elementos
de dos partes diferentes; no le llegan en simultáneo
percepciones y conceptos: no se justifica, por lo
tanto, considerarlo como un proceso cognoscitivo
unitario.
Sin embargo, para el hombre adulto de nuestra
época existe una especie de límite entre lo exterior y
su pensamiento interno, límite determinado por su
consciencia del yo.
Distinta es la situación en el párvulo (de ello nos
ocuparemos con mayor detalle en otro capítulo): no
percibe y piensa separadamente, pues lo uno y lo
otro guardan todavía cierta afinidad sustantiva, toda-
vía se hallan cerca de su origen común.
Por ser esto así, el párvulo no se siente separado
del mundo en la medida característica del adulto;
no se siente ‘frente’ al mundo circundante. No tiene
necesidad, por lo tanto, de reunir uno y otro mundo
dentro y fuera de sí, pues lo que desde un principio
no está separado, no requiere re-unión.
Sintetizando: con el desarrollo progresivo de
la consciencia del yo, el joven se desarticula de su
mundo circundante, y surge la necesidad de recon-
quistar lo perdido mediante el pensar, esto es de
reconquistar lo externo, lo que constituía la expe-
riencia inmediata para el párvulo.
Esta evolución del individuo se correspon-
de con la evolución del género humano. La
Antroposofía de Rudolf Steiner nos da a conocer
un pasado nivel evolutivo de la humanidad, en
el que todavía no se podía hacer referencia a una
consciencia del yo, ni a un pensar conceptual que
so vinculara con ella.
En este contexto, conviene que tratemos de verter
alguna luz sobre el problema de cómo los animales
superiores llegan a conocer el mundo y logran orien-
tarse en él.
Muy bien decía Goethe:7
El animal es instruido por sus órganos.
[Goethe__]
La conducta del animal en su medio ambiente
se halla supeditada a las órdenes que recibe de su
propia corporalidad henchida de sabiduría.
Lo opuesto vale para el hombre, pues desde el
momento de su nacimiento, no recibe instrucción
de sus órganos, que le capacitaría para el comporta-
miento correcto ante cualquier situación.
Pero a medida que va desenvolviéndose la energía
de su yo el hombre va a adquirir la capacidad de ins-
truir a sus órganos para convertirlos en instrumento
y herramienta útil y dócil a sus propósitos.
Ahora bien, entre los órganos que, de acuerdo
con la expresión de Goethe, proporcionan al animal
instrucción y conocimiento figura. en primerísimo
lugar, su organismo sensorio.
7
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832): Poeta, nove-
lista, dramaturgo y científico alemán que ayudó a fundar el
romanticismo. Entre sus novelas publicó: ‘Wilhelm Meister,’
‘Fausto,’ y entre sus trabajos científicos ‘Metamorfosis de las
plantas’ y ‘Teoría de los colores.’ [n. del pr.]
6. Willi Aeppli 4 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Según el género animal de que se trate, es un de-
terminado órgano sensorio el que asume el papel de
transmisor principal de conocimiento y así determi-
na, en alto grado, la conducta del animal.
Si un perro husmea algún objeto, su nariz va
mucho más allá de la función limitada y parcial del
órgano del olfato, como en el caso del humano.
Para ese animal, la nariz es, en verdad órgano de
conocimiento, aun cuando no pueda pensar en con-
ceptos los resultados de sus ‘investigaciones.’
No obstante, son de gran intensidad y le deparan
valioso caudal de saber canino. Podemos afirmar,
sin ironía, que en el perro el oler y el pensar forman
todavía un todo indiviso.
Rudolf Steiner observa lo siguiente a propósito
del águila, de la familia de las aves:
Cuando el animal mira algo, su ojo piensa;
en el hombre, el ojo mira únicamente, y su
cerebro es quien piensa •. Pequeño e imperfecto es
el cerebro del animal, pues no piensa tanto con él
como con el ojo, lo que le es posible gracias a una
prolongación falciforme8
que le permite utilizar,
dentro del ojo, la sangre gastada, carbonatada.9
[GA___:__:__]
Con referencia al pensar del animal agreguemos
que el animal no formula, como el hombre, concep-
tos con base en sus experiencias sensorias, sino que,
desde su nacimiento posee un sistema de conceptos
innatos, difundidos en toda su organización.
Toda especie animal tiene su propio ‘mundo de
conceptos,’ innato e incrustado en el organismo, y el
8
falciforme. 1. adj. Que tiene forma de hoz. Diccionario
RAEL [n. del pr.]
9
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
animal sólo adquiere un conocimiento basado en la
percepción, si lo percibido corresponde a su sistema
de conceptos incorporado.
Agreguemos algunas observaciones adicionales
sobre la percepción y el pensamiento.10
Los sentidos
nos relacionan con el mundo circundante fragmen-
tándolo, pues cada uno de ellos sólo nos permite
experimentar una parte definidamente circunscrita.
Por el ojo percibo los colores; por el sentido
térmico, las diferencias de temperatura, etcétera,
es decir, cada órgano sensorio se pone en contacto
parcial con el mundo.
Podemos, pues, afirmar: los sentidos ejercen una
actividad analítica.
El pensar, en cambio, actúa en forma contraria:
reúne lo que los sentidos han fragmentado; rein-
tegra, en una unidad de experiencia las diferentes
impresiones sensorias aisladas; el pensar es una
actividad sintetizante.
El hombre, de acuerdo con su organización, trata
de no dejar subsistir lo aislado y correlaciona las
percepciones sensorias separadas; esta correlación es
una actividad judicativa.11
Ilustremos esto con un ejemplo: supongamos de-
lante de nosotros un hombre tocando el violín. ¿Con
cuál de nuestros sentidos percibimos el hecho? Sin
duda alguna, están activos en esta percepción: el ojo,
el oído, el sentido del movimiento y el del yo ajeno.
Relacionamos los movimientos del brazo, de los
dedos, del arco de las cuerdas con los sonidos y con
las impresiones visuales.
10
Steiner, Rudolf. ’Estudio del hombre como base de la peda-
gogía.’ Conferencia 8. [GA293:08] [n. del pr.]
11
judicativo, va. 1. adj. ant. Que juzga o puede hacer juicio de
algo. Diccionario RAEL [n. del pr.]
Y si, además, mediante el pensamiento, introdu-
cimos orden y concierto en el caos de todo lo que
nuestros demás sentidos activos han percibido, nos
hallaremos en condiciones de poder llegar al juicio:
Este es un hombre que toca el violín.
Nuestros doce sentidos nos relacionan, pues, con
lo externo de doce maneras diferentes, con lo que a
la vez, tenemos un número virtualmente ilimitado
de posibilidades de reunir lo separado.
Con miras a la enseñanza, señalemos todavía
una característica especial de los procesos sensorios.
Conviene formular la pregunta: ¿Con cuál de las
tres energías anímicas —pensar, sentir, y querer— se
relaciona principalmente la sensación?
Rudolf Steiner ha insistido muchas veces en que
el elemento que nos pone en contacto con el mundo
circundante mediante los sentidos es de naturaleza
volitiva, con ‘toque emotivo.’
Nuestros procesos sensorios, si funcionan nor-
malmente, se hallan impregnados de voluntad. Sin
embargo. mencionemos desde ahora que existe
un grupo de sentidos que, no obstante su carácter
volitivo general, tiene marcada tendencia hacia lo
cognoscitivo, por lo que procede llamarlos ‘sentidos
cognoscitivos,’ lo mismo que existe un segundo
grupo de sentidos que. por su predominio emotivo,
hemos de llamar ‘sentidos emotivos’ propiamente.
La vinculación de las sensaciones con la voluntad
y el sentimiento explica por qué difícilmente pode-
mos captar su función mediante nuestra consciencia
de vigilia. En lo que se refiere al grado de esta cons-
ciencia somos seres que duermen o sueñan dentro
del mundo de las sensaciones.
7. Willi Aeppli 5 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Mencionemos asimismo que el carácter volitivo
de los procesos sensorios se halla particularmente
acentuado en el niño, en tanto que en el adulto se
opera, a lo largo de los años, un desplazamiento
hacia el elemento más bien cognoscitivo.
Para terminar esta sección, agreguemos algunos
comentarios sobre lo que se considera ‘engaño de los
sentidos.’
Si traducimos el adagio latino: ‘Errare humanum
est’ diciendo: ‘La posibilidad de errar es privativa del
hombre,’ destacamos el aspecto positivo de esa posi-
bilidad, pues el poder equivocarse implica la facultad
de encontrar la verdad.
El animal, como individuo, está más allá del
bien y del mal, pero asimismo al margen de error y
verdad.
En virtud de la perfección de su organismo, no
puede en rigor errar, pero tampoco posee la cons-
ciencia lúcida que le permita conocer la verdad y
comprobarla a satisfacción suya.
Si atribuimos. pues, solamente al hombre la
capacidad de errar, surge la pregunta: ¿Dónde yacen
en él las posibilidades del error? ¿En su pensar o en su
percibir? La respuesta no puede ser sino ¡en su pensar!
No cabe duda de que sólo procede referirse a
error y verdad en cuanto a sus tres facultades lógicas:
la de formar representaciones, la de emitir juicios y
la de sacar conclusiones.
No es posible el error en la percepción sensoria, si
los órganos sensorios están sanos.
Goethe se opuso decididamente a la creencia de
que la percepción pura pudiera estar sujeta a error;
vela la posibilidad y peligro de error tan sólo en el
entendimiento asociativo.
El hombre esta suficientemente equipado para
todos sus legítimos menesteres terrenales, si confía
en sus sentidos y los perfecciona para que sigan
dignos de esta confianza.
Confía en tus sentidos.
Nada de falso te revelan
si despierto mantienes tu entendimiento.
Los sentidos no engañan; el juicio, sí. [Goethe__]
Agreguemos a lo anterior una proposición de
Rudolf Steiner:
Sólo al nivel del entendimiento, los engaños
de los sentidos se convierten en auténticos
errores.12
[GA___:__:__]
Ahora bien, la teoría de los sentidos aquí sugerida
nos ofrece la posibilidad de reducir los llamados ‘en-
gaños sensorios’ a su ‘contenido de verdad.’ Basta un
ejemplo: ¿Qué percibe el sentido térmico? ¿ ¿Hasta
dónde es ‘verídico’ su mensaje? Él nos informa, de ma-
nera fidedigna, sobre las diferencias de temperatura; no
pretende registrar ninguna en términos absolutos, como
lo hace el termómetro construido por el hombre.
No obstante, muchos libros de texto de física des-
criben el siguiente experimento como ejemplo’ de
una ‘ilusión sensoria’: Tenemos delante de nosotros
tres recipientes, llenos uno de agua caliente, otro
de agua fría y otro de agua tibia. Introducimos una
mano en la fría, y la otra en la caliente. Después da
algún tiempo, pasamos ambas manos al agua tibia.
¿Cuál es, en este caso, ‘el mensaje,’ del todo exacto,
del sentido térmico?
La primera mano registra un ascenso de tempe-
ratura, en comparación con la sensación anterior;
la segunda, un descenso. Con lo cual queda cum-
12
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
plida la función del sentido térmico, o sea, registrar
diferencias de temperatura. No es realismo tildar de
engaño este fenómeno. El intelecto, a menudo, nos
hace una mala jugada en este tipo de juicios.
La estructura ternaria del organismo
humano
Todo lo que Rudolf Steiner ha dicho o escrito sobre
el organismo sensorio humano es resultado de sus
investigaciones sobre el hombre como entidad inte-
gral. Por consiguiente, su teoría de los sentidos no es
sino una parte, un aspecto peculiar, de ese ‘estudio
del hombre.’
Uno de los supuestos previos para comprender
en su verdadera esencia y significado la teoría de los
sentidos, tal como la enfoca Rudolf Steiner, es el
conocimiento de los elementos básicos de la imagen
humana lograda con fundamento en la investigación
espiritual.
Por esta razón intentamos aquí bosquejar en la
forma más breve y sucinta, algunos aspectos de este
conocimiento que es indispensable para comprender
la teoría de los sentidos: la estructuración ternaria
del organismo humano, uno de los descubrimientos
fundamentales de Rudolf Steiner.
Sin una noción siquiera elemental de esta triple
estructuración antropológica, difícilmente pueda
comprenderse aquella teoría.13
Si estudiamos el hombre, en su corporalidad
exterior podemos darnos cuenta que lo que, en un
13
Véase: Steiner, Rudolf. ‘La triple relación del alma con
su cuerpo,’ en ‘Von seelenrätseln’ [‘Enigmas del alma’].
[GA021:__:__] [BM002a] ‘Curso pedagógico para maestros
de Basilea.’ Conferencia 2. [GA301:02] [n. del pr.]
8. Willi Aeppli 6 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
principio, se nos presenta como una unidad, se divi-
de en tres sistemas orgánicos, cada uno de los cuales
posee su autonomía relativa.
Vemos, primero, que el hombre es un ser que es-
tablece relación con el mundo exterior mediante los
órganos de sus sentidos: es un ser sensorio, organiza-
ción que hemos de situar más bien en la periferia del
cuerpo, que se extiende hacia el interior por medio
de los nervios que se relacionan con el cerebro, el
órgano central.
La organización sensorial y nerviosa forma un
sistema unitario dentro del organismo humano. De
ahí que se justifique referirse al un ‘hombre neuro-
sensorio,’ de gran autonomía, y si bien penetra toda
la corporalidad hasta el extremo de los dedos de la
mano y de los pies, tiene su centro en la cabeza.
El segundo miembro de la corporalidad humana
ea el ‘sistema rítmico’: todo lo que corresponde a la
respiración y circulación de la sangre.
Integra este segundo sistema todo lo que pertene-
ce a la doble actividad rítmica del hombre, con sus
órganos correspondientes, y su centro se halla en la
región media del organismo, el tórax.
El tercer sistema orgánico se manifiesta a través
de todo lo que es función metabólica, pues si bien es
cierto que existen en todo el cuerpo procesos meta-
bólicos, preferentemente se localizan en las extremi-
dades, piernas y brazos.
De ahí que Rudolf Steiner se refiera a un ‘hombre
metabólico-motor.’ En el ‘Curso pedagógico para los
maestros de Basilea’ dice:
Si ustedes consideran este hombre triple
en relación con su actividad neuro-sensoria,
rítmica y metabólica, enfocan la totalidad de la
naturaleza humana en cuanto organismo activo,
y al mismo tiempo habrán destacado en él tres
sistemas autónomos.14
[GA301:__:__]
Ahora bien, el cuerpo en su integridad, constitu-
ye la base física de nuestra vida anímica, lo que nos
lleva a preguntar: ¿Qué relación existe entre ella y los
tres sistemas orgánicos?
Sabemos que se manifiesta de tres maneras dis-
tintas: como pensar, como sentir y como querer, y
Rudolf Steiner llama la atención sobre el hecho de
que cada una se halla estrechamente vinculada con
uno de los tres sistemas orgánicos.
En otras palabras: cada sistema forma la base
física y la condición previa para el desenvolvimiento
de una energía anímica.
Parece evidente que el pensar, nuestra actividad
intelectiva, tiene que ver con el sistema neuro-sen-
sorio, contraparte orgánica de nuestra actividad de
representar.
En cambio, el sentir no tiene su base en ese siste-
ma, sino en el rítmico, y así hemos de relacionarlo
con la circulación sanguínea y la actividad respirato-
ria, y viceversa.
Finalmente, todo lo relacionado con el querer
se halla en estrechísima relación con el hombre
metabólico-motor.
Incluso desde otro punto de vista, el hombre se
nos presenta como entidad de estructura ternaria.
En el curso del día pasa por tres estados de conscien-
cia que claramente se distinguen entre sí: primero, el
de la vigilia diurna que a todos nos es familiar.
Su más profundo contraste es el grado de cons-
ciencia que caracteriza el sueño profundo sin sueños,
estado que, comparado con la vigilia diurna, corres-
ponde propiamente a la inconsciencia.
14
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
Entre uno y otro existe el estado de consciencia
que caracterizan los sueños.
Hemos de distinguir, pues, los siguientes tres
grados de consciencia:
- vigilia.
- soñar,
- dormir.
Si relacionamos estos tres estados de la conscien-
cia con el organismo corpóreo ternario del hombre,
vemos claramente lo siguiente: sólo en nuestra vida
representativa estamos del todo conscientes. Nuestra
voluntad la experimentamos en el mismo estado
de consciencia sorda y aletargada que caracteriza el
sueño profundo; ella descansa en los procesos meta-
bólicos del cuerpo.
Por ejemplo, cuando movemos las piernas,
nuestro impulso volitivo y el sistema metabólico se
sustraen a la penetración de nuestra consciencia de
vigilia, del mismo modo que se sustraen a ella los
procesos que tienen lugar durante nuestro sueño
profundo.
Finalmente, en el sentir vivimos el mismo gra-
do de consciencia que cuando soñamos: sueños
y sentimientos se experimentan en un estado de
semiconsciencia.
De modo que no sólo recorremos sucesivamente
estos tres estados de la consciencia en el curso de
las veinticuatro horas, sino que, como hombres de
vigilia, vivimos en los tres simultáneamente: estamos
despiertos en cuanto a nuestra vida representativa
ligada con el sistema neuro-sensorio; soñamos con
respecto a nuestra vida afectiva que se apoya en la
respiración y circulación sanguínea; estamos dormi-
dos en cuanto a nuestra vida volitiva, cuyo sustrato
orgánico es el sistema metabólico-motor. ♣
9. Willi Aeppli 7 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
2 el organismo sensorio del
hombre
Origen de los órganos sensorios
Imaginemos un mundo que no se distingue del
acostumbrado: tiene sus colores, olores, sabores, di-
ferencias de calor, movimientos, durezas y asperezas,
etcétera. Pero imaginemos que le falta una sola cosa:
el sonido.
En este caso, ¿poseeríamos el órgano auditivo?
No es difícil responder a esta pregunta hipotética:
¡desde luego nos faltaría ese órgano sensorio!
Menos evidente y menos inequívoca sería, sin
embargo, la explicación para la supresión de este
sentido.
Con demasiada ligereza seríamos propensos
a aplicar, a título de explicación, el ‘principio
utilitario.’
Goethe arremetió con vehemencia contra él
como método inquisitivo.
¿Por qué el buey tiene cuernos?
Para que pueda. defenderse. [Goethe__]
A menudo esgrimió Goethe este ejemplo para
demostrar la esterilidad de toda explicación basada
en consideraciones utilitarias.
La única pregunta fecunda en este caso, siguien-
do a Goethe, sería:
¿Qué clase de energías formativas se hallan en
acción para producir el tipo de cuernos?
Para Goethe, no fueron las preguntas relaciona-
das con el por qué y el para qué lo que le condujo a
la ampliación del conocimiento, sino la de donde,
el averiguar el proceso de las energías morfogenéti-
cas latentes generadoras de esto o de aquello en el
mundo sensible.
Volviendo al problema de la no-existencia de
un órgano auditivo en un mundo carente de soni-
do, hemos de decir: no se suprimiría el oído por
inútil, sino por ausencia de las energías creadoras
que actuaran sobre el sonido y modelaran el órgano
auditivo.
Algo similar podría decirse de los demás órganos
sensorios. En un mundo sin luz, de oscuridad abso-
luta, no podría formarse el ojo, porque no existirían
las energías órgano genéticas que se hallan en activi-
dad latente en la luz externa.
Goethe expresó todo esto con las siguientes
palabras:
El ojo debe su existencia a la luz. A partir de
órganos auxiliares indiferentes del animal, la luz
apela a un órgano que le sea connatural; y así,
el ojo se forma por la luz y para la luz, para que
la luz interna salga al encuentro de la externa.
[Goethe__]
Si el ojo no fuera de índole solar, nunca
podría divisar el sol. [Goethe__]
Agreguemos a esto unas palabras de Rudolf
Steiner:
No tendríamos ojos si, en un pasado remoto,
la luz no hubiera modelado el ojo, como si
dijéramos plásticamente, a partir de órganos
indeterminados. [Goethe__]
En la luz hemos de reconocer la entidad
oculta capaz de crear un ojo. [Goethe__]
¿Cómo se han desarrollado nuestros órganos
físicos? Gracias a que las energías exteriores han
trabajado sobre ellos: las energías del sol, y las del
sonido.
Así nació el ojo, así nació el oído, a partir
de órganos neutrales y sordos y que, en un
principio no permitían la penetración en el
mundo sensible, pues sólo lentamente se iban
desenvolviendo.
La construcción de los órganos sensorios,
precedente indispensable a toda percepción
sensoria, hubo de tener lugar en una región de
la realidad en que no podía penetrar ninguna
percepción sensoria.
Así pues, las distintas áreas o centros energéticos
universales suprasensibles han contribuido a insertar
en la entidad humana los órganos correspondientes,
a fin de que, por su medio, pudieran ellas reflejarse
en las percepciones de dichos órganos.
10. Willi Aeppli 8 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Número y agrupamiento de los
sentidos
Antes de entrar en ‘una descripción del organismo
sensorio humano, considerando que no se trata de
una fisiología de los sentidos como se entiende habi-
tualmente, detengámonos en algunas observaciones
fundamentales.
Así, por ejemplo, al estudiar la vista o el oído re-
nunciaremos desde luego a su descripción anatómi-
ca. para dar más bien una descripción, lo más exacta
y gráfica posible, de la función de estos sentidos.
En este cometido, el autor se ha extendido más
ampliamente a los ‘sentidos todavía desconocidos’
—el sentido verbal, el intelectivo, y el sentido del
yo ajeno— que a los sentidos tradicionales, lo que
seguramente interesará al lector.
Empecemos con las preguntas: ¿Cuántos sentidos
hay? ¿Cómo agruparlos?
Existen dos caminos para explorar la organización
sensoria del hombre: al primero podemos llamarlo
‘anatómico,’ y es el más, usual. Se explora e investiga
la corporalidad humana para localizar los órganos
sensorios y así determinar cuántos posee el hombre.
Esto conduce a la conclusión —perfectamente
comprensible: el hombre tiene el número de órganos
que puede determinarse anatómicamente.
En los últimos decenios surgió, además, la pre-
gunta de si pudieran existir también otros órganos
sensorios, aunque no fácilmente localizables.
El otro camino, menos usual, parte de la pregun-
ta: ¿Cuántos mundos empíricos existen de los que
no podemos recibir mensajes sino por medio de un
órgano sensorio?
Ya hemos mencionado anteriormente que nuestro
mundo circundante se halla articulado en multipli-
cidad y nos suministra un sinnúmero de impresiones
sensorias. ¿Será posible introducir orden y sistema
en ese confuso mundo ‘caótico’ y clasificarlo por
grupos?
A esta actitud inquisitiva se le ofrecen tres gran-
des áreas de experiencia consideradas como ‘mun-
do circundante,’ y que no penetrarán en nuestra
consciencia de no existir los órganos sensorios
correspondientes.
El primer mundo empírico que nadie niega es el
que llamamos ‘naturaleza exterior’: reinos mineral,
vegetal y animal, a la que asimismo pertenece el
hombre en cuanto mero ente natural.
Desde el punto de vista de organismo sensorio,
nuestro modo de pensar ordinario tiende únicamen-
te a considerar como mundo circundante del hom-
bre estos cuatro reinos de la naturaleza.
Un modo de pensar más amplio debe, sin em-
bargo, otorgar su reconocimiento a otros dos mun-
dos empíricos, para los cuales han de existir. por lo
tanto, los órganos sensorios correspondientes.
Una de estas áreas de percepción, es decir, el
segundo mundo empírico, es ‘nuestra propia corpo-
ralidad,’ esto es, los procesos que tienen lugar en el
interior de ella.
Nuestra ,corporalidad se nos revela como el
mundo circundante objetivo mas cercano a nosotros
mismos.
Para comprender esto, basta que recordemos
que el sentido del equilibrio es uno de los que en n
entran en consideración.
El tercer mundo de experiencia lo constituye
‘nuestro prójimo,’ en cuanto no es mero ente natu-
ral, sino depositario de un hombre espiritual supe-
rior. Este elemento anímico-espiritual es propio de
todo hombre, genéricamente humano.
Por consiguiente, también nuestros congéneres
pertenecen a nuestro mundo circundante, y para
percibir sus manifestaciones han de existir también
los órganos sensorios.
Ese mando circundante se divide, pues, en los
siguientes tres campos de experiencia:
- Nuestra propia corporalidad.
- La naturaleza exterior.
- Nuestros congéneres.
Ahora bien, la teoría de los sentidos de Rudolf
Steiner muestra que, para cada una de estas áreas de
experiencia existe un grupo de cuatro sentidos, de
suerte que el organismo sensorio del hombre com-
prende doce órganos individuales.
El que podamos referirnos a doce no es una
casualidad, ni teoría arbitraria, sino derivado de
una certera visión de la naturaleza humana, y de
los hechos y fenómenos que integran su mundo
circundante.
El existir y hallarse en actividad tres mundos de
experiencia, cada uno de los cuales con su propia
estructura percibida por el hombre mediante cuatro
órganos sensorios, induce a pensar en cierto agrupa-
miento de los doce sentidos.
Tanto el número de los sentidos como su estruc-
tura, se hallan determinados por factores dados fuera
de la naturaleza humana, en lo que a nuestra capaci-
dad consciente corresponde.
Pero, además, Rudolf Steiner dirige su mirada
hacia el hombre mismo y manifiesta que ese agrupa-
miento arranca de la’ estructura ternaria del orga-
nismo humano: a la fundamentación macrocósmica
viene a añadirse, pues, la microcósmica.
Enfocado el hombre como entidad ternaria se
insinúa la siguiente clasificación de sus órganos
sensorios:
11. Willi Aeppli 9 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Primero, un grupo de sentidos que guardan
estrecha relación con el hombre ‘inferior’ o metabó-
lico-motor y con la voluntad que con él se vincula.
En estos sentidos predomina un fuerte elemento
volitivo, por lo que puede designárseles sentidos
‘volitivos.’
Un segundo grupo de sentidos es expresión de la
región media o rítmica del hombre y, a la vez, ofrece
la base orgánica de la energía emotiva. Se trata de los
sentidos intermedios o ‘emotivos.’
Finalmente, un tercer grupo está en contacto con
el hombre ‘superior’ y crea las condiciones orgá-
nicas para su actividad representativa. por lo que
Rudolf Steiner los llama los sentidos superiores o
‘cognitivos.’
Cuando, hace pocos decenios,1
Rudolf Steiner
presentó su esquema de doce sentidos, causó entre el
público profunda extrañeza. Sin embargo, precisa-
mente, en la ciencia de los sentidos ha tenido lugar
un notable cambio, habiéndose descubierto toda
una sarta de nuevos sentidos, hecho que ya queda
consagrado por las enciclopedias de reciente edición.
A título de ilustración de ese cambio, citamos
aquí a Adolf Portmann,2
biólogo suizo de fama
mundial:
1
Posiblemente, los trabajos más antiguos sobre la ‘Teoría
de los Sentidos’ se remonten a 1910 en Steiner, Rudolf.
‘Teoría de los sentido.’ [GA045] [N. del Ed.] — Esta cita es
conflictiva, pues no coinciden el título y contenido dado en
castellano con el título y contenido dado en alemán según
la indicación GA. Una posibilidad es la traducción parcial
al castellano de ‘Devenir humano, alma cósmica y espíritu
universal. 2a parte.’ [GA206] [n. del pr.] [n. del pr.]
2
Adolf Portmann (1897-1982): Biólogo, zoólogo, antropó-
logo y filósofo suizo. Sus principales áreas de investigación
cubrieron la biología marina y la morfología comparada de
los vertebrados. Su trabajo era a menudo interdisciplinario
comprendiendo aspectos sociológicos y filosóficos de la vida
de los animales y los seres humanos. [n. del pr.]
Ya pasaron los tiempos de atribuir todo lo
incomprendido al ‘sexto sentido.’ La investigación
moderna nos ofrece por ,lo menos el triple de los
cinco sentidos clásicos.3
Por eso, desde hace algún tiempo, la teoría de los
sentidos fundamentada en la Ciencia Espiritual se ve
precisada a declarar que el hombre posee doce senti-
dos, y nada más que doce. Acotemos asimismo que
la ciencia oficial, pese a sus nuevos descubrimientos,
todavía no se ha enterado de tres de ellos, descritos
por Rudolf Steiner.
Vamos a destacar ahora los rasgos característicos
de .los tres grupos y de los sentidos individuales,
para lo cua partiremos de aquellas situaciones hi-
potéticas en las que sobresalga uno u otro grupo de
órganos sensorios, y así alcance mayor notoriedad.
Los cuatro sentidos inferiores
Imaginémonos a un hombre atrapado en una mina.
Supongámosle completamente solo y en la oscuri-
dad absoluta: de nada le sirven los ojos. Con gran
es fuerzo busca su camino a tientas; y a través de sus
manos y pies llega a la conclusión: aquí hay roca;
aquello, es madera; aquí percibo hierro.
Al avanzar, trata de mantenerse en equilibrio, pero
como no es fácil, tambalea, se cae. Vuelve a levantar-
se y experimenta la actividad de sus músculos, como
los de los brazos y de las piernas se tensan, se relajan,
tiemblan; siente un malestar orgánico general; quizás
la sensación de calentura, de sed, de dolor de cabeza.
3
Portmann, Adolf. ‘__’ [n. del pr.]
No es difícil imaginar cuál de los tres grupos de
sentidos se halla en actividad, sin que el afectado
tenga consciencia de ello. Son los sentidos inferiores
o volitivos:
- Sentido táctil.
- Sentido del equilibrio.
- Sentido cinestésico4
(del movimiento propio)
- Sentido cenestésico5
(sentido orgánico o de la
vitalidad).
Antes de proceder al estudio de cada uno de ellos,
queremos destacar brevemente los rasgos que les son
comunes por el grupo que integran:
- introversión hacia nuestra corporalidad, y
- percepción de los procesos que se desenvuel-
ven en el interior de ésta.
A través de estos cuatro órganos sensorios, nues-
tra persona toma consciencia, se informa de nuestra
condición corpórea.
Los procesos que este grupo de sentidos registra
tienen carácter de objetivo.
Nuestro propio cuerpo constituye efectivamente
un mundo empírico separado cerrado en sí, con sus
órganos sensorios respectivos, y aunque el hombre lo
percibe hacia adentro ‘en forma subjetiva,’ no deja
de tener carácter objetivo.
Es evidente que con estas funciones sensorias está
vinculada una fuerte actividad volitiva: caminar, tan-
4
cinestésico, ca. 1. adj. Psicol. Perteneciente o relativo a la ci-
nestesia. — cinestesia. 1. f. Psicol. Percepción del equilibrio
y de la posición de las partes del cuerpo. Diccionario RAEL
[n. del pr.]
5
cenestésico, ca. 1. adj. Psicol. Perteneciente o relativo a la
cenestesia. — cenestesia. 1. f. Psicol. Sensación general de la
existencia y del estado del propio cuerpo, independiente de
los sentidos externos, y resultante de la síntesis de las sensa-
ciones, simultáneas y sin localizar, de los diferentes órganos
y singularmente los abdominales y torácicos. Diccionario
RAEL [n. del pr.]
12. Willi Aeppli 10 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
tear, etcétera, lo que se reconoce con mayor claridad
en el caso del sentido del movimiento propio.
Sin embargo, la voluntad también actúa en las
percepciones de los otros tres sentidos y, precisamen-
te por su índole volitiva, no entran en nuestra cons-
ciencia los procesos que por su medio percibimos.
Así como toda nuestra actividad volitiva se realiza
en estado comparable al sueño profundo, asimismo
nos mantenemos dormidos en todo lo que hacen y
perciben los sentidos volitivos, bien,conocidos de la
ciencia, aunque los designa con distintos nombres:
sentido muscular, de gravedad, de presión, dinámi-
co, etcétera.
Considerando que el hombre y el animal no
comparten la totalidad de los doce sentidos, men-
cionemos, además, que también los animales poseen
este grupo de cuatro sentidos volitivos.
Pasemos ahora a la descripción de cada uno de
ellos en particular:
Sentido vital (sentido cenestésico)
Debemos de decir que as el más indeterminado y
general de todo el organismo sensorio. A través suyo
penetramos más intensamente en nuestra propia
corporalidad y nos damos cuenta de su condición
corpórea; nos capacita para sentir como interno todo
lo que atañe a nuestra corporalidad viva.
Y nos damos cuenta de su existencia cuando
registra alguna anomalía en nuestro cuerpo. Somos
conscientes de su acción cuando hemos comido
demasiado, bebido excesivamente, dormido mal.
etcétera, y con base en las percepciones de este
sentido vital podemos decir: “me siento cansado,”
“hambriento,” “sediento.” O lo contrario, “ligero,”
“descansado,” “satisfecho.”
Puede suceder que alguna vez suframos de algún
malhumor psíquico, contrario a nuestro tempe-
ramento habitual; aparentemente no hay causas
externas; quizás la verdadera causa radique en algún
elemento perturbador que el sentido vital ha regis-
trado en el hígado.
Tengamos presente que todos los trastornos psí-
quicos derivados de irregularidades en los procesos
orgánicos se hallan en conexión con la función del
sentido vital, órgano que parece obvio que desempe-
ñe un importante papel en el niño.
Pero también las facultades del zahorí6
o del
metoposcopista7
se encuentran en estrecha conexión
con el funcionamiento de este sentido.
Asimismo, se cree muy probable que el llamado
‘sentido del tiempo’ tiene conexión causal con el vi-
tal, teoría confirmada con los experimentos llevados
a ‘cabo con abejas y hombres.
Por ejemplo, se suministraba quinina8
a un grupo
de abejas y tiroxina9
a otro grupo.
El sentido del tiempo de las abejas se desorganizó
completamente evidenciándose en el hecho de que
las que hablan ingerido quinina llegaron tarde al
colmenar, las otras temprano.
6
zahorí. 1. com. Persona a quien se atribuye la facultad de
descubrir lo que está oculto, especialmente manantiales sub-
terráneos. 2. com. Persona perspicaz y escudriñadora, que
descubre o adivina fácilmente lo que otras personas piensan
o sienten. Diccionario RAEL [n. del pr.]
7
metoposcopia. 1. f. Arte de adivinar el porvenir por las
líneas del rostro. Diccionario RAEL [n. del pr.]
8
quinina. 1. f. Alcaloide de la quina, principio activo de este
medicamento febrífugo. Es una sustancia blanca, amorfa, sin
olor, muy amarga y poco soluble, que se emplea en forma de
sales. Diccionario RAEL [n. del pr.]
9
tiroxina otetrayodotironina, usualmente abreviada ‘T4’:
Principal tipo de hormona tiroidea secretada por las células
foliculares de la glándula tiroides. No debe confundirse con
la tirosina. [n. del pr.]
Hay que saber, desde luego, que la quinina y la
tiroxina influyen sobre los procesos metabólicos que
se ralentizan con la quinina, en tanto que se aceleran
con la tiroxina.
Esto nos lleva a deducir que el ‘cronómetro’ no
ha de buscarse en el mundo externo circundante
sino en la propia corporalidad: el ‘metabolismo ce-
lular’ seria, para las abejas, la base de la medición del
tiempo; su sentido vital es el que opera en este caso
como sentido del tiempo.
El experimento en los seres humanos fue similar.
Se adiestró a determinado número de personas para
que pudieran indicar con el máximo acierto cuando
habla transcurrido el lapso de 15 minutos.
Posteriormente. sin que lo supieran, se les su-
ministró una vez quinina y otra vez tiroxina, y su
reacción fue idéntica a la de las abejas: con la qui-
nina indicaban ‘cuartos de hora’ más largos, con la
tiroxina, más cortos.
¿Dónde ubicaremos el órgano del sentido vital,
cenestésico? En los órganos físicos individuales:
hígado, bazo, corazón, etcétera, pues ellos sirven
de órganos sensorios. Asimismo, todo el organismo
humano es un gran órgano sensorio que funciona
como sentido vital.
El sentido de equilibrio o de
orientación
Este órgano sensorio permite al cuerpo acomodarse
y comportarse en el espacio sin pérdida del equili-
brio’; nos anuncia como orientarnos hacia la izquier-
da y derecha, delante y detrás, arriba y abajo, para
no caemos.
13. Willi Aeppli 11 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Al estirar un brazo tiendo a la pérdida del equi-
librio, pero se restablece inmediatamente gracias a
que siempre esta alerta el sentido del equilibrio.
Así, nunca lo perderé por muchos movimien-
tos que haga mientras este órgano ,funcione
correctamente.
En cambio, de fallar ,tan sólo un momento,
caería de la silla en que estoy sentado y terminaría en
el suelo.
Rudolf Steiner nos representa el sentido de orien-
tación como órgano para percibir las relaciones entre
el centro de la Tierra y el propio cuerpo.
En cierto sentido, es como un ‘ojo’ que continua-
mente mira hacia el centro de la Tierra, y el desma-
yarse, por ejemplo, equivale a quedarse ‘ciego’ en el
sentido del equilibrio, a perder la facultad de poder
‘ver.’
Este sentido ocupa una posición especial dentro
del grupo de los llamados inferiores, por ser el único
para el que puede comprobarse la existencia de un
órgano localizado: los tres canales semicirculares del
oído medio, llenos de líquido, perpendiculares entre
sí, según las tres direcciones del espacio.
A cada cambio de posición del cuerpo correspon-
de un desplazamiento de ese líquido. Y una lesión
del órgano afecta la facultad de mantener el equili-
brio, o la extingue por completo.
Es sabido que en los animales inferiores la fun-
ción de los tres canales semicirculares la ejercen
las ‘piedras auditivas’10
y al extirparlos, el animal
no puede orientarse en el espacio ni moverse
acertadamente.
10
otolitos: Materiales sólidos que se encuentran en el sistema
vestibular en muchos organismos. Le permiten notar las ace-
leraciones y la dirección de la gravedad, a los peces les sirven
para la audición. En los invertebrados se llaman estatolitos.
[n. del pr.]
Los artistas, los acróbatas, los malabaristas,
tienen un sentido de equilibrio particularmente
desarrollado.
Cabe traer a colación aquí el siguiente comenta-
rio de Rudolf Steiner:
Para ser matemático no se requiere una
estructura cerebral especial, como a menudo se
cree. El pensamiento y la lógica funcionan en el
matemático como en la persona que no lo es.
Lo importante son los tres canales
semicirculares del oído que están en posición
recíproca como para ocupar las tres direcciones
del espacio. La formación propia de estos canales
condiciona el talento matemático, la disposición
para las matemáticas.
Se trata de un órgano físico que se transmite
por herencia. [GA___:__:__]
Sentido táctil
También con este sentido percibimos, en realidad.
sólo nuestro propio cuerpo. Sobre el particular he-
mos de anticiparnos a un posible error.
En efecto. alguien podría decir: “Mi sentido
táctil me permite percibir la aspereza de un muro, la
suavidad de una piel, la dureza del vidrio, en otras
palabras, la naturaleza exterior. no mi propia corpo-
ralidad. ¿No pertenece, pues, el tacto a otro grupo
de órganos sensorios?”
A este comprensible reparo hemos de respon-
der: “No cabe duda de que en el tacto se opera una
confrontación de la voluntad con el mundo circun-
dante. No obstante, al tocar un objeto, me percibo
primariamente a mí mismo, esto es, mi propia
corporalidad, pues lo único que registro es la trans-
formación que, debido al objeto externo, se produce
en mí, por ejemplo, en las yemas de mis dedos.
Realmente, en la actividad táctil intervienen
procesos que no tienen lugar fuera de mí, sino de-
bajo de mi epidermis. Lo que percibo mediante mis
órganos táctiles lo proyecta mi consciencia hacia el
mundo exterior y llega, por ejemplo, al juicio: “Lo
que tiento es un muro áspero.”
En realidad, la experiencia táctil no es sino la
reacción de nuestro propio interior a un proceso
externo.
El juicio, la conclusión, desempeñan un pa-
pel importante en la actividad del sentido táctil y
ocultan los hechos reales, como también los oculta
la vista, porque al ver cómo las puntas de mis dedos
tientan una superficie, creo estar observando mi
actividad táctil.
Por esta razón el sentido táctil nos parece más
familiar que los demás sentidos volitivos.
Sin embargo, no es así, puesto que lo que real-
mente sucede no está al alcance de mi vista.
Por otra parte, dos sentidos que podríamos decir
adyacentes al táctil, siempre participan en el proceso
de tocar: al tocar algo, movemos espontáneamente
la mano o el dedo; sólo en el movimiento podemos
realmente palpar el mundo exterior.
Esto da fe de la intensa participación del sentido
cinestésico en el acto de tocar.
Y asimismo, para llegar a una experiencia tác-
til más intensa, a veces incluso cerramos los ojos.
Además, también participa en ella el sentido de
equilibrio.
Con todo, no podemos negarle al tacto
cierta afinidad con los sentidos medios pero,
precisamente, si lo comparamos con el sentido
14. Willi Aeppli 12 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
térmico que le es relativamente cercano, nos
damos cuenta de que corresponde a los sentidos
volitivos.
El sentido térmico, en cambio, no sólo es un sen-
tido marcadamente emotivo, sino inequívocamente
orientado hacia la naturaleza exterior.
Las papilas táctiles, se consideran órganos del
tacto y si las uniéramos todas con un trazo obten-
dríamos el contorno de la figura humana.
Sentido cinestésico
Este sentido nos trasmite la sensación de repo-
so o movimiento; si tenemos el brazo doblado o
extendido.
Percibimos el movimiento de una pierna aun te-
niendo cerrados los ojos, lo que demuestra que este
sentido capta los cambios de posición que sufren los
diferentes miembros del cuerpo durante el proceso
cinético, y eso nos suministra una vivencia muy
especial de nuestra existencia corpórea.
El sentido cinestésico trabaja’ con mucha
precisión.
En condiciones normales se registran, por ejem-
plo en la articulación del codo, movimientos que co-
rresponden a una torsión promedio de 0.038 grados;
percibe pues hasta los más diminutos movimientos
que tienen lugar en nuestro cuerpo.
Es el sentido que más claramente manifiesta su
índole volitiva, ya que todos los movimientos que
realizamos con nuestro cuerpo son manifestaciones
visualizadas de nuestra voluntad.
Rudolf Steiner le dio el nombre de ‘sentido del
movimiento propio,’ como si quisiera poner én-
fasis en el hecho de que únicamente por su medio
percibimos los movimientos de nuestro propio
cuerpo.
Esto nos lleva a la pregunta preñada de conse-
cuencias: ¿y los movimientos fuera de nosotros?
Veo al prójimo que se mueve, a los animales en
sus actividades, al vehículo que corre, todo, ello
ajeno a mi cuerpo. Y, obviamente, estoy capacitado
para percibir esos movimientos e incorporarlos a mi
consciencia.
No cabe duda de que no me basta el uso de mis
ojos únicamente para percibirlos: con ellos puedo
ver —gradaciones de sombras y colores, pero no
movimientos como tales.
Quizás podemos considerar el sentido visual
como auxiliar, pero no como órgano primario que
capte el movimiento del mundo circundante.
¿Cómo experimentar, pues, mediante el sentido
de nuestro propio movimiento, el movimiento que
se produce fuera de nosotros?
La solución del enigma consiste en compren-
der que nosotros, de manera sumamente delicada
—y casi siempre inconsciente— participamos con
nuestro organismo físico, o parte de él, en todo mo-
vimiento exterior, tan pronto como éste penetra en
nuestro campo de experiencia.
De manera burda, esto tiene lugar, por ejem-
plo, cuando seguimos con la mirada un coche en
movimiento, o cuando el sistema muscular del ojo
observa una rotación.
Lo que percibe, pues, el ‘sentido de nuestro
propio movimiento’ y que nuestra consciencia
relaciona con el mundo circundante. son esas
delicadas vibraciones en las que nuestro cuerpo
participa.
Con nuestro propio ‘aparato motor,’ es decir, con
nuestro sistema muscular, somos miembro dinámi-
co de todo el conjunto de movimientos del mundo
circundante.
Al decir esto., hay que tener en cuenta que, en
rigor, no puede haber en ninguna parte de nuestro
cuerpo, un movimiento muscular completamente
aislado.
Nuestro más mínimo movimiento no se
halla localizado en determinada parte de
nuestro sistema muscular o motor, sino que
proviene de nuestro organismo motor global.11
[GA____:__:__]
El ojo y el sentido cinestésico, si bien dos sen-
tidos de funcionamiento radicalmente distinto,
colaboran ‘estrechamente.
En su curso pedagógico ‘Estudio del Hombre
como base de la pedagogía’ (Conferencia 8), expli-
ca Rudolf Steiner este principio, poniendo’ como
ejemplo la experiencia de una superficie circular
coloreada.
Si fuera posible independizar la actividad del ojo
no percibiríamos sino el color. Y si podemos recorrer
el limite entre el rojo y el blanco y así percibir la li-
nea circular, es debido a nuestro sentido cinestésico.
Mi sentido visual no me permite captar la for-
ma circular, así como mi sentido cinestésico no me
transmite la sensación del color.
No obstante, es sumamente intima la acción
concertada de estos dos sentidos, y no hay, en rigor,
ningún acto visual que no vaya acompañado de mo-
vimiento muscular, es decir, en el que no intervenga
el sentido cinestésico.
11
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
15. Willi Aeppli 13 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
El sentido cinestésico se vierte en el ojo.
El contorno del círculo se percibe poniendo
en acción el sentido cinestésico, aunque sea
inconscientemente, lo que nos lleva a afirmar que
extraemos la forma de la integridad de nuestro
cuerpo apelando al sentido cinestésico extendido
por todo el cuerpo.12
[GA293:08:__]
Aunque las formas pertenezcan, pues, al campo
de experiencia de los sentidos inferiores, el hombre
necesita de la ayuda del ojo para percibirlas; en el
ciego, el sentido táctil suple la falta de vista.
El ejemplo de la superficie circular coloreada
llama nuestra atención aún sobre otro hecho signifi-
cativo. Parece evidente que mi sentido cinestésico se
halla en plena actividad’ cuando recorro yo mismo
un circulo, o cuando lo trazo con mi propia mano.
Pero aún en el caso de que otra persona —ante
mis ojos— haga una y otra cosa, no debiera ser difí-
cil imaginar, con base en las explicaciones que ante-
ceden, el funcionamiento del sentido cinestésico.
Por otra parte, el ejemplo escogido por Rudolf
Steiner se refiere a un circulo cuya génesis no he po-
dido observar: el circulo ya ha alcanzado el reposo,
,su condición estática.
No obstante, el círculo que tengo delante de mi
me estimula a reproducirlo interiormente, a recorrer
sus contornos con mis ojos: mi propia corporalidad
transforma el circulo y le restituye su movilidad.
Así como todas las figuras geométricas son mo-
vimientos en reposo, así inversamente, yo les puedo
restituir su movimiento.
Ahora bien, nuestro mundo circundante está
constituido en gran proporción de elementos con
12
Steiner, Rudolf. ‘El estudio del hombre como base de la
pedagogía.’ Conferencia 8. [GA293:08:__] [n. del pr.]
una forma, como el círculo, la recta, la curva, el
triángulo, etcétera; en otras palabras, todo lo que es
figura, línea, extensión, longitud, anchura, profundi-
dad; todo lo que es superficie y aristas de un cuerpo,
lo percibimos con nuestros sentidos volitivos y, pre-
ferentemente, con los cinestésico y del equilibrio.
Sin embargo, podemos ir más lejos y decir: todo
lo que es susceptible de determinación numérica,
medida o peso, pertenece al mundo empírico de los
cuatro sentidos volitivos; ahí se sitúa, pues, el campo
del conocimiento matemático y geométrico.
En verdad, ambas ciencias tienen su base en las
percepciones de los cuatro sentidos inferiores, eleva-
das al nivel de la consciencia.
Y no sólo la matemáticas y la geometría, sino to-
das las ciencias naturales modernas, deben su gran-
deza a la aplicación de los sentidos inferiores.
Los cuatro sentidos medios
Se trata de los sentidos que nos permiten percibir las
impresiones sensorias que nos ofrece la naturaleza
externa.
Para ejemplificar lo que pretendo exponer voy a
imaginar que en un caluroso día de verano estamos
sentados a la orilla de un bosque; por el excesivo el
calor del sol hemos buscado la frescura de la sombra.
Calor por una parte, frescura por la otra; contem-
plamos el azul del cielo, la blancura de las nubes, los
colores de la mariposa; olemos el heno aromático del
campo, o la resina exudada de los pinares.
Tal vez se nos antoje probar una fresa silvestre y
gustamos de su dulzura.
¿Qué sentidos nos han unido íntimamente uni-
do con la naturaleza? No cabe duda que son los
siguientes:
- el sentido visual,
- el sentido olfatorio,
- el sentido gustativo, y
- el sentido térmico.
Oportunamente explicaremos por qué el oído no
se integra en este grupo.
¿Y cuál es el elemento común de estos cuatro
sentidos para considerarlo un grupo unificado?
En términos generales, todos ellos nos trasmiten
mensajes de la naturaleza exterior y nos relacionan
con ella.
Tres han sido conocidos desde antiguo, desde
Aristóteles;13
pertenecen a los sentidos tradiciona-
les clásicos, cuyos órganos son de fácil ubicación
anatómica.
La excepción es el sentido térmico: no podemos
señalar un órgano localizado.14
Hubo un tiempo en que ese sentido único se
estudiaba acoplado con el táctil, por la similitud que
entre ellos existe.
Además, se puede afirmar que los animales supe-
riores poseen asimismo este grupo de sentidos.
13
Aristóteles (384 aC-322 aC): Filósofo, lógico y científico
de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme
influencia sobre la historia intelectual de Occidente por
más de dos milenios. Escribió cerca de 200 tratados (sólo
nos han llegado 31) sobre lógica, metafísica, filosofía de
la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física,
astronomía y biología. [n. del pr.]
14
En la revista ‘Scientific American.’ Vol. 204, No. 1. pág.
134 (1961) se describe ya el descubrimiento del órgano del
sentido térmico. [N. del Tr.]
16. Willi Aeppli 14 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Su característica común sobresaliente es que
evidentemente se trata de sentidos emotivos.
Dediquémonos al estudio de cada uno de ellos:
Sentido visual
El ojo es el órgano sensorio más representativo
del hombre actual. De ahí que corrientemente se
recurre a la palabra ‘ver,’ sustituyendo a ‘percibir,’ a
pesar de que ésta es válida, para todos los doce sen-
tidos, y aquella valga únicamente para la percepción
de matices cromáticos y umbrátiles,15
a los que nos
referimos anteriormente a propósito del estudio del
sentido cinestésico. No es del todo acertado decir:
Veo un círculo, un caballo que corre, una catedral,
etcétera.
Aprovechemos este momento para intercalar al-
gunas observaciones acerca de los colores, contenido
perceptivo del sentido visual. Existen tres tipos de
colores:
- los que cubren los objetos, como la puerta
pintada, el verdor de la hoja, el rojo de la rosa,
las manchas negras y amarillas de la piel de
gato, etcétera;
- los que pudiéramos decir se hallan suspendi-
dos en vilo, no adheridos a objeto alguno, es
decir, los que son de índole semi-etérea, para
utilizar un término ya no del todo extraño. A
este tipo pertenecen los fenómenos como el
arcoíris, o las franjas producidas por el prisma.
Partiendo de estos fenómenos ya no resulta
descabellado preguntar: ¿Es posible concebir
mentalmente un rojo o azul suspendidos en
vilo, es decir, sin relación con objeto alguno?
15
umbrátil. 1. adj. umbroso. 2. adj. Que tiene sombra o apa-
riencia de algo. — umbroso, sa. 1. adj. Que tiene sombra o
la causa. Diccionario RAEL [n. del pr.]
La posibilidad de pensar y aceptar esta cuali-
dad: ¿supondría que los colores mismos son de
naturaleza objetiva?
- El tercer tipo o categoría corresponde a los
llamados ’¡‘colores subjetivos,’ que se produ-
cen dentro del organismo mismo, como los
colores complementarios, por ejemplo. No
vamos aquí a ocuparnos de ellos.
Pero detengámonos en esa pregunta acerca del
carácter objetivo de lo que se percibe, pues pue-
de plantearse asimismo en relación con el sentido
térmico.
Hablamos de calor, incluso en la jerga científica,
cuando en realidad nos referimos al aire caliente,
agua caliente, hierro caliente, esto es, a materia im-
pregnada de calor.
Pero si éste constituye un mundo empírico
autónomo, accesible a los sentidos, debe, o debiera,
existir por sí mismo, en libre existir, con una efec-
tividad no ligada a otro elemento, como el agua, el
aire, la piedra.
Ese calor, como existencia primordial e indepen-
diente. debiera, por lo menos, ser ‘pensable.’
Y ¿cuál es la consistencia de las llamadas ‘imá-
genes aparentes’16
(‘afterimages’)? Observamos, por
ejemplo, la llama de una vela, cerramos los ojos y la
imagen aparente de la llama persiste, se va modifi-
cando y, gradualmente, se desvanece.
O bien contemplamos por algún tiempo una man-
cha roja, pasamos la vista a una hoja de papel blanco,
y se reproduce la imagen aparente de esa mancha
cromática en el color complementario verde.
16
imagen aparente o ‘afterimages’: Son causadas cuando los
fotoreceptores del ojo, básicamente los bastones y conos,
se adaptan a la sobrestimulación y pierden sensibilidad.
[n. del pr.]
¡Cuántos ensayos hizo Goethe17
para desentrañar
el misterio de estas imágenes aparentes! Y es sabido
que él se opuso a que se interpretaran como algo
‘subjetivo.’
¿Qué nos dice sobre ellas la Ciencia Espiritual?
Primero, llama la atención sobre el hecho de que el
proceso perceptivo, como tal, es’ comparable a un
delicadísimo proceso respiratorio, con sus dos fases:
la inspiración y la espiración; inhalamos el aire rico
en oxigeno y lo exhalamos cargado de gas carbónico.
Lo exhalado es la contraimagen de lo inhalado.
Algo comparable tiene lugar en la percepción:
‘inhalamos’ las impresiones sensorias, y las ‘exhala-
mos.’ Las imágenes aparentes podrían, pues, consi-
derarse como impresiones sensorias exhaladas, como
impresiones en el ‘éter universal,’ según Rudolf
Steiner, proceso no meramente subjetivo, sino
objetivo.
Es fácil verificar el carácter emotivo de estos
cuatro sentidos: basta una modesta medida de auto
observación. También la sabiduría del lenguaje
claramente apunta en dirección al carácter emotivo
de este grupo; en efecto, si queremos dar expresión
elocuente e inequívoca a nuestros sentimientos,
echamos mano de giros que pedimos prestados a las
percepciones de estos sentidos.
Esto es particularmente notorio en el caso del
olfato y del gusto, indudablemente los sentidos más
emotivos. A título de ilustración mencionemos algu-
nas expresiones que todos conocemos:
es cuestión de gusto
la habitación está arreglada con gusto
él puso cara agria
¡qué persona tan insípida!
17
Goethe, Johann Wolfgang von. ‘Teoría de los colores.’
[Goethe__] [n. del pr.]
17. Willi Aeppli 15 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
una verdad amarga
un discurso bien sazonado
no puedo olerlo
huele a santurrón,
Otros giros, en cambio, atestiguan que también
el sentido térmico se halla en estrecha relación con la
emotividad:
un ardiente enamorado
calurosa ovación
se me hizo cálido el corazón
una fría recepción
un gélido círculo.
Incluso en el sentido cromático es posible com-
probar el leve toque emotivo. aunque el sentido vi-
sual muestra una ligera tendencia hacia los sentidos
cognoscitivos. Cuando queremos expresar, no tanto
un sentimiento, como un elemento intelectual,
escogemos palabras que, propiamente corresponden
a percepciones visuales. Y así nos referimos a:
miramientos
consideración
previsión
circunspección.
En todos estos substantivos subyace un verbo
relacionado con el acto visual. Y si en ellos resuena
todavía en forma delicada el sentimiento, su carácter
‘es predominantemente intelectual.
En analogía a como la vista se acerca a los senti-
dos cognoscitivos. el térmico tiende hacia los voliti-
vos. También en este caso se podrían aducir eviden-
cia lingüísticas.
Mencionemos, finalmente, el significado de los
dos ingredientes —incienso y perfume— para la
vida emotiva, si bien su uso y efectos apuntan en
direcciones diametralmente opuestas: el primero en
la vida religiosa y el segundo en la mundana.
Con respecto a los órganos de estos cuatro
sentidos, cabe dar algunas explicaciones, con exclu-
sión, desde luego, del ojo cuya estructura es muy
compleja.
El olfato y el gusto se subsumen bajo el concepto
global de sentidos ‘químicos’: sus órganos son de
estructura simple.
El sentido olfativo se limita a algunos nichos
en la parte superior de la cavidad nasal, donde los
nervios olfativos se hallan casi pudiéramos decir al
descubierto: a ellos llega el aire con sus distintos
olores.
Algo mis diferenciado es el otro sentido, cuyos
botones gustativos se hallan en la mucosa bucal y,
sobre todo, en las papilas linguales.
Más sugestivo que el estudio de los órganos pro-
piamente dichos, es el estudio de los procesos que
intervienen en sus respectivas percepciones.
Todo lo que penetra en la boca debe disolverse
primero mediante la saliva, y no podemos saborearlo
hasta que se ha convertido en liquido: es totalmente
imposible saborear lo sólido.
Ahora bien, el ser humano, como entidad físico-
corpórea, está constituido por ingredientes sólidos
en proporción muy reducida —huesos, dientes— y
en mucha mayor proporción, por elementos líqui-
dos, la parte de nuestra entidad corpórea que gusta,
al mezclarse con los liquidos exteriores que en ella
penetran.
En lo que toca al olfato, es sabido que sólo se
pueden oler sustancias aeriformes, gaseosas. No
podemos oler ni lo sólido ni lo liquido, sino única-
mente aquello que de estos elementos se evapora, se
atomiza, se gasifica.
No olemos lo sólido de la rosa, sino lo que de
ella, como aroma, se ha convertido en gas.
Pero del mismo modo que el elemento liquido
integra nuestra corporalidad, así también el aéreo, y
es él el capaz de percibir lo aeriforme, que de fuera
se le acerca.
También en este caso vale, ligeramente modifica-
do, el ‘similia similibus’: lo idéntico es percibido y
reconocido por lo idéntico.
Y ¿cómo captamos el calor y el frío? ¿Dónde se
ubica el órgano físico del sentido térmico? En el caso
de este sentido no encontramos ni siquiera un órga-
no sensorio tan rudimentario como el del olfato.
Pero no olvidemos el elemento térmico en
nuestro propio organismo, y podríamos decir que,
además de liquido y aéreo, somos también ‘hombre
térmico,’ el que sin órgano sensorio externo, inter-
viene directamente en nuestra percepción de frío y
calor.
Este organismo térmico, que hace las veces de ór-
gano sensorio, impregna, aunque no uniformemen-
te, todo el cuerpo, con excepción del ojo, insensible
al calor y al frío.
Anteriormente hemos planteado la pregunta sobre
el ‘origen de los órganos sensorios. En el caso especi-
fico de los sentidos medios —que podríamos deno-
minar, a falta de mejor expresión, ‘hombre liquido,’
‘hombre aéreo,’ y ‘hombre térmico’— Rudolf Steiner
señala como fruto de su investigación, potencias
creadoras que gobiernan este origen, centros energéti-
cos ocultos tras el mundo sensible, y que se conocen
como las cuatro modalidades del éter:
- el éter lumínico, creador del ojo;
- el éter calórico, de nuestro sentido térmico;
- el éter vital que guarda relación con nuestra
facultad olfativa; y
- el éter químico, con el órgano del gusto.
18. Willi Aeppli 16 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Los cuatro sentidos superiores
Imaginemos a una persona conversando con otra
y escuchando atentamente lo que le está diciendo.
Supongamos que en este momento lo único que le
interesa sea penetrar, por medio del lenguaje de su
interlocutor, su modo de pensar sobre algún proble-
ma del conocimiento.
Nuestro escucha hipotético oye su voz, percibe sus
palabras, sus ideas y representaciones y, además, no
duda ni un momento, que el que habla es, al igual
que él, un ser dotado de un yo.
Entre el que habla y el que escucha existe en
ese momento una diferencia profunda respecto de
su actividad: el que habla se encuentra en actitud
egocéntrica; expresa sus pensamientos e ideas, en
palabras y frases, vive dentro de un elemento activo;
el que escucha, en cambio, está atento; renuncia a su
propio pensar y opinión de manera desinteresada, se
convierte en órgano de percepción de pensamientos
ajenos. En la medida en que empezara a producir su
propio pensar, dejaría de ser receptivo al pensar del
otro.
Aquí es donde se pone en evidencia. en forma
impresionante, el aspecto nuevo implícito en la
teoría de los sentidos, de Rudolf Steiner. Sus investi-
gaciones lo capacitan para exponer que, al percibir lo
que sale a nuestro encuentro en una plática con otra
persona, intervienen efectivamente ciertos órganos
sensorios; y, además, que el sonido, el lenguaje, el
pensamiento. el yo ajeno, constituyen un mundo
empírico real, un mundo exterior, que podemos
percibir mediante los órganos sensorios.
Todavía no se pueden apreciar en todo su alcan-
ce. las consecuencias de este descubrimiento para la
vida humana en general y, particularmente, para la
educación.
Los cuatro sentidos que aquí entran en considera-
ción son:
- Sentido auditivo.
- Sentido verbal (de la ‘palabra o del lenguaje
ajenos).
- Sentido intelectivo (del pensamiento ajeno).
- Sentido del yo ajeno.
Digamos, por de pronto, lo siguiente acerca de
lo que estos sentidos tienen en común: nos traen un
mensaje de la naturaleza superior del otro, ya que la
voz, el lenguaje, y los pensamientos, son manifesta-
ciones de un ser humano dotado de yo.
Precisamente por serlo, el hombre trasciende las
conexiones regidas por las simples leyes naturales.
Así pues, mediante este grupo de sentidos se per-
cibe lo que produce y manifiesta el espíritu creador
de otro hombre.
Estos órganos tienen carácter de sentidos cognos-
citivos, pues en la percepción vibra al mismo tiempo
la actividad cognoscitiva. Para funcionar debida-
mente, presuponen que el que escucha sabe manejar
el lenguaje y desarrollar sus propios pensamientos,
así como que posee su propio organismo sonoro, y
su propio organismo conceptual, como también su
propia experiencia del yo.
Todo esto se refiere por de pronto al adulto: es
algo diferente la situación en el niño, como explica-
remos más adelante.
Además, estos sentidos tienen en común que, a
excepción del oído, no se hallan desarrollados en el
infante. Tres de los cuatro son privativos del adulto;
representan, a su manera, lo específicamente hu-
mano, puesto que el animal no los posee. No creo
que la ciencia moderna los reconozca, y las razones
son fácilmente comprensibles: acabamos de decir
que estos sentidos atestiguan la naturaleza espiritual
superior del hombre, y que el animal carece de ellos
por ser puramente natural.
Como sea que las ciencias naturales modernas no
tienen la posibilidad, por las limitaciones ‘que ellas
mismas se imponen, de investigar esa naturaleza su-
perior humana, no pueden captar estos tres órganos
sensorios superiores.
Se puede describir esta situación de otra manera:
para el pensar moderno, ‘palabra,’ ‘pensamiento,’
‘yo,’ son puras abstracciones, no susceptibles de
visualización.
¿Cómo sospechar entonces le existencia de órga-
nos sensorios cuya realidad exterior no existe?
Otra circunstancia que dificulta cualquier inves-
tigación progresiva hacia estos sentidos es que, con
excepción del oído, parece que para ellos no existe
localización definida en el cuerpo.
Y, sin embargo, la actividad de estos órganos
sensorios superiores es la condición previa para
toda cultura espiritual, esto es, para toda auténtica
cultura, y lo es también para toda conducta dentro
de una comunidad humana, aspectos ambos que se
condicionan mutuamente.
La atrofia de estos órganos sensorios significa, por
de pronto, un creciente distanciamiento entre hom-
bre y hombre, distanciamiento que podría conducir
a la guerra de todos contra todos. Condición previa
a esta guerra. pues sería la decadencia de los sentidos
cognoscitivos.
Jamás podríamos desarrollar ni proyectar
nuestra condición humana si no tuviéramos en
torno nuestro otros seres dotados de yo; si nun-
ca hubiéramos percibido su voz, su palabra, y su
pensamiento.
19. Willi Aeppli 17 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Música, lenguaje, pensamiento: he ahí las mani-
festaciones del espíritu creador en el hombre; y cons-
tituyen un mundo empírico para el otro, así como lo
es la naturaleza externa.
Y del mismo modo que existen órganos sensorios
para percibir la naturaleza, así también todo hombre
posee los que le permiten percibir el mundo empí-
rico que es la manifestación de lo específicamente
humano.
Luego de esta exposición general, puntualicemos
con mayor detalle la función de cada sentido:
Sentido auditivo
Rudolf Steiner distingue también este sentido con el
nombre de ‘sonoro,’ particularmente cuando s e tra-
ta de destacar la percepción de impresiones sensorias
producidas por la presencia de otra persona.
En el conjunto de estos cuatro sentidos, el oído
ocupa una posición especial. Podría decirse con cier-
ta justificación: mediante el oído percibo asimismo
la naturaleza exterior, por ejemplo, el murmullo del
arroyo, el gorjeo de los pájaros, el ruido de la calle.
De modo que el oído pertenece, propiamente,
no sólo a los sentidos superiores, sino también a
los ‘medios,’ definición que, además, se justifica
por estar notablemente orientado hacia el mundo
emotivo.
Considerando que el sentido auditivo constituye,
efectivamente, el tránsito de los sentidos ‘medios’ a
los ‘superiores,’ retiene mucho de los emotivos; es
una especie de cabeza con dos caras: una contempla
la naturaleza y percibe todo lo que vibra en ella; la
otra se dirige con igual, o incluso con mayor inten-
sidad, hacia el hombre y, en función cognoscitiva,
percibe algo de su esencia primordial, o sea, su ma-
nifestación sonora a través del timbre de la voz.
Este sentido sonoro presta, pues, atención a la
naturaleza exterior sin perder la conexión de sen-
tido cognoscitivo: nos transmite un conocimiento
particularmente íntimo de los objetos del mundo
externo.
Ejemplo: al golpear una placa metálica, los
sonidos que emite me denuncian algo de su
sustancialidad.
Según palabras de Rudolf Steiner, es el alma de
las cosas mismas la que se estremece y nos habla en
forma sonora.
En la voz humana alienta un elemento musical,
que puede ser percibido con el sentido auditivo
aun cuando no se eleve al nivel del canto. Así, por
ejemplo, cada voz tiene su sonido fundamental y,
además, cierto número de armónicos.18
Si le faltan armónicos, por ejemplo, si tiene
solamente 6 en vez de 10, su sonoridad nos parece
endeble, o enfermiza; al son muchos, por ejemplo
15, la voz es chillante y molesta a quien la oye; cuan-
do faltan los armónicos muy agudos, la voz suena
redondeada y cálida, y facilita el buen contacto con
el prójimo.
Con nuestro sentido auditivo nos damos cuenta
de la característica de la ‘voz ajena’ y, con ello, algo
de su personalidad.
Agreguemos aquí algunos datos referentes al oído.
El ‘espectro acústico’ del adulto tiene una extensión
18
armónico, ca. 2. m. Fís. En una onda periódica, cualquiera
de sus componentes sinusoidales, cuya frecuencia sea un
múltiplo entero de la frecuencia fundamental. 3. m. Mús.
Sonido agudo, que se produce naturalmente por la reso-
nancia de otro fundamental, como en los instrumentos de
cuerda cuando se apoya con mucha suavidad el dedo sobre
los nodos de la cuerda. Diccionario RAEL [n. del pr.]
de casi diez octavas,19
cada una de las cuales tiene el
doble número de vibraciones que la :precedente.
Al responder al más leve sonido —para nosotros
apenas liminar20
— nuestro tímpano se mueve una
millonésima de milímetro hacia adelante y hacia
atrás.
Si captamos el sonido con uno de nuestros dos
oídos, necesita un milésimo de segundo para llegar
al segundo oído, después de haber impactado en el
primero.
Dos son las preguntas de que hemos de ocupar-
nos aquí. La primera: ¿Qué es lo que nuestro oído
realmente percibe al estar atento, por ejemplo, a la
naturaleza exterior?
Puede registrar la intensidad, la agudeza, el tim-
bre del sonido, más no la distancia ni la dirección de
donde procede. Por desconocimiento de este hecho,
se interpreta erróneamente una serie de fenómenos,
se la califica de ilusión sensoria.
Oímos, por ejemplo, en el silencio de la noche,
un ruido débil, como si alguien anduviera con
mucha precaución frente a la casa y se detuviera de
vez en cuando. Finalmente, nos levantamos para
sorprender al sospechoso ambulante, y descubrimos
que la causa del ruido es una paloma que revolotea
atrapada entre la cortina y el cristal de la ventana.
Sin embargo, nuestro oído no ha sido víctima de
ilusión: registró con su suficiente exactitud la agude-
za. la intensidad, la calidad y la duración del sonido.
19
octavo, va. 9. f. Mús. Sonido que forma la consonancia más
sencilla y perfecta con otro, y en la octava alta es producido
por un número exactamente doble de vibraciones que este.
10. f. Mús. Serie diatónica en que se incluyen los siete soni-
dos constitutivos de una escala y la repetición del primero
de ellos. Diccionario RAEL [n. del pr.]
20
liminar. 1. adj. Perteneciente o relativo al umbral o a la
entrada. Diccionario RAEL [n. del pr.]
20. Willi Aeppli 18 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
Quien se equivocó fue nuestro entendimiento,
nuestra imaginación nocturna, que desarrolló una
imagen mental errónea y, de ahí sacó conclusiones
necesariamente falsas.
La siguiente pregunta, y con ella queremos cerrar
el comentario al sentido auditivo, tiene cierto pare-
cido a la que formulamos anteriormente a propósito
del color y del calor. Le damos la siguiente ‘forma:
Para todo el mundo es comprensible que el soni-
do que llega a nuestro oído se encuentra en alguna
conexión con el movimiento rítmico del aire. ¿Pero
esto forzosamente implica que el sonido y la vibra-
ción del aire sean idénticos?
¿Sería imaginable que este sonido tuviera que
valerse del aire estremecido como vehículo para
estimular nuestro aparato auditivo, tal como se halla
constituido actualmente?
¿Será el sonido un hecho objetivo que tiene vali-
dez incluso más allá del aire en movimiento rítmico?
¿Alude semejante pensamiento a una realidad?
Para la humanidad antigua que hablaba de la
‘música de las esferas,’ era perfectamente imagina-
ble el sonido suspendido en vilo, sin necesidad del
medio o’ vehículo del aire.
Sentido verbal
He aquí el primer órgano de este grupo del que
carece el animal: cuando el perro ‘entiende’ a su
amo, no es seguramente en función de su sentido
verbal.
Este sentido es, pues, el primero específicamente
humano, el que nos permite percibir el lenguaje de
nuestro prójimo, y a él se debe, por ejemplo, nuestra
capacidad de dividir los fonemas21
del habla en los
21
fonema. 1. m. Fon. Cada una de las unidades fonológicas
mínimas que en el sistema de una lengua pueden oponerse
dos grupos que llamamos vocales y consonantes;
de identificar las diferencias cualitativas entre las
primeras y de experimentar la heterogeneidad de los
fonetismos.22
El lenguaje con sus sonidos, palabras y estruc-
turas gramaticales, constituye un mundo empírico
autónomo y aparte. El sentido auditivo percibe úni-
camente el elemento acústico o musical del lenguaje,
pero no su esencia misma.
Sólo el sentido verbal es capaz de conocer, perci-
biéndolo, lo que constituye lo privativo del lenguaje.
El valor de lo sonoro se percibe no sólo en
su aspecto acústico, sino que, a través suyo, se
transmite algo que es de índole mucho más
intima que el sonido.23
[GA___:__:__]
Hemos de circunscribir, debidamente, el lenguaje
como contenido de percepción, independiente-
mente del área jurisdiccional del oído; no deben
confundirse.
Pero aun hay otra razón que nos impide darnos
cuenta de que el lenguaje delinea un campo percep-
tivo autónomo. Y es que, tan pronto como empe-
zamos a hablar, convertimos al lenguaje en nuestro
siervo; por lo regular, no hablamos por hablar; no
utilizamos el lenguaje como lenguaje, sino para
a otras en contraste significativo; p. ej., las consonantes
iniciales de pozo y gozo, mata y bata; las interiores de cala
y cara; las finales de par y paz; las vocales de tan y ten, sal y
sol, etc. Dentro de cada fonema caben distintos alófonos.
Diccionario RAEL [n. del pr.]
22
fonetismo. 1. m. Conjunto de caracteres fonéticos de un
idioma. 2. m. Adaptación de la escritura a la más exacta
representación de los sonidos de un idioma. Diccionario
RAEL [n. del pr.]
23
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
expresar con su ayuda nuestro pensar o nuestras
decisiones.
Así, el lenguaje se convierte en el servidor de
nuestro intelecto y deseos, y quien nos escucha, no
se interesa por el modo como hablamos, ni por los
fonetismos o giros a que recurrimos, sino por nues-
tro mensaje, que es lo que queremos transmitirle.
De ahí que el habla tenga escasas oportunida-
des de alcanzar categoría de percepción autónoma.
Esta circunstancia, así como el que el lenguaje haya
sido víctima de espantosa violación más allá de sus
funciones indispensables, han conducido a que el
sentido verbal sea, probablemente, el órgano más
corrompido de entre los doce sentidos.
Así como el percibir siempre precede al juzgar,
esto mismo sucede tratándose de la percepción del
lenguaje. Antes de ser capaz del pensamiento y juicio
intelectuales, dirige el niño su recién desarrollado
sentido verbal sobre el lenguaje en torno. De ahí
que su relación con el sonido y la palabra sea todavía
tan inmediata como lo es la del adulto con alguna
impresión cromática.
El adulto lleva dentro de sí un organismo
de sonoridades, integrado con todo lo que su
sentido verbal ha absorbido en el curso de años
y decenios. En el adulto, su alcance y estructura
son muy variados; en cambio, en el pequeñuelo
son muy reducidos; e inexistentes en el recién
nacido.
El siguiente pasaje de una conferencia de Rudolf
Steiner nos ayudará a comprender mejor lo que es el
sentido verbal:
Hemos de considerar que el sonido que el
oído registra no es el único medio por el cual
puede percibir el hombre la interioridad que el
21. Willi Aeppli 19 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
sonido hablado es capaz de transmitir. También
el resto, la mímica, la fisonomía, nos conducen
finalmente a elementos simples e inmediatos
que pertenecen al campo del sentido.,verbal.
al igual ,que el contenido del sonido
audible.24
[GA___:__:__]
Sentido intelectivo
Este órgano sensorio nos permite, por medio de la
percepción, unirnos con los conceptos, representa-
ciones, y pensamientos de otra persona. Este sen-
tido, al que podemos darle también el nombre de
‘sentido del concepto ajeno,’ nos proporciona una
percepción directa de lo que se manifiesta a través
del concepto.
Dentro del grupo de sentidos superiores, el inte-
lectivo es el que más marcadamente posee las carac-
terísticas de ‘sentido cognoscitivo.’
Este hecho nos seduce fácilmente a ‘creer que la
percepción del pensamiento ajeno es una actividad
de la propia mente; pero si pretendo estar realmente
atento, dispuesto a seguir la conexión de los pensa-
mientos de mi interlocutor, me será indispensable
acallar mi propia actividad mental.
Existe una diferencia radical entre mi yo y el otro,
y tan pronto como me lanzara a pensar, cesaría toda
posibilidad de recibir conceptos e ideas ajenas. Esto
implica que mientras escucho, mi pensar queda
totalmente pasivo, pues en su lugar coloco el pensar
del otro.
Pero entonces tomo posesión de él como si
fuera experiencia ‘propia; efectivamente he
percibido el pensamiento de otra persona.
24
Steiner, Rudolf. ‘__.’ [GA___:__:__] [n. del pr.]
Así pues, mientras escucho, en manera alguna me
quedo ‘sin pensar,’ sino que subrogo el pensamiento
ajeno en lugar del mío propio.
Sin embargo, para conseguirlo, tuve primero
necesidad de percibir ese pensamiento ajeno.
“Al experimentar en mi propia consciencia
el contenido de la consciencia ajena, no
experimento la mía, del mismo modo que
tampoco la experimento en el sueño profundo;
así como, en este caso, queda eliminada
mi consciencia de vigilia, asimismo, al
percibir el contenido de la consciencia ajena,
queda eliminado el de la mía propia.”25
[GA004:__:__]
Por medio del ‘sentido del concepto ajeno,’
o ‘sentido intelectivo,’ el hombre capta a través
de la percepción, el concepto que no transmiten
los fonetismos. Necesitamos de los conceptos
para poder juzgar; percibirlos para que el alma
entre en actividad. El instrumento es el sentido
intelectivo, sentido tan bien definido como el
olfato o el gusto, por ejemplo.
Para expresar mis pensamientos me valgo del
lenguaje, y aunque éste tenga su propio contenido
perceptivo, puede servir, no obstante, de transmisor
de mis pensamientos; lo que importa es mantener
nítidamente separados el lenguaje y el pensamiento,
y sus dos órganos sensorios correspondientes.
Otros vehículos son asimismo expresión del
pensamiento: los gestos, por ejemplo. Cuando
gesticulo, el otro comprende mi pensamiento a
25
Steiner, Rudolf. ‘Filosofía de la libertad.’ [GA004:__:__]
[n. del pr.]
través de este ‘lenguaje,’ y así se cumple mi deseo. Si
le pregunto algo, sacude la cabeza y, mediante este
gesto le habré comprendido: tal vez no hizo más que
fruncir las cejas casi imperceptiblemente: pero yo
capté la respuesta con la ayuda de mi ojo y el sentido
cinestésico.
Dos personas de idiomas diferentes pueden
expresar sus ideas en amplia medida por medio de
gestos y ademanes; y todavía existe otra posibilidad
de transmitirlos: la escritura o el símbolo.
Si alguien me pregunto algo, puedo responder
diciendo ‘sí,’ o mover simplemente la cabeza en
señal de afirmación, o escribir un ‘si’ gráfico en una
hoja de papel.
En cualquiera de los tres casos, mi congénere me
habrá entendido mediante su sentido intelectivo: en
el primer caso, mediante la ayuda de sus sentidos
auditivo y verbal; en el segundo y tercero, del visual
y del cinestésico.
Los japoneses, coreanos y chinos, hablan idiomas
diferentes, pero tienen los mismos símbolos para sus
conceptos y representaciones, y así, si bien la palabra
‘árbol’ es distinta oralmente entre ellos, expresan este
concepto con un solo símbolo.
También en Occidente tenemos algunos símbo-
los internacionales para los mismos conceptos: la~
cifras, por ejemplo. La combinación de tres lineas
rectas —una horizontal, otra vertical, y otra inclina-
da— nos da el ‘4’ que todos interpretamos. En esta
interpretación intervienen la vista, el sentido cinesté-
sico y el intelectivo.
Más aún, también la percepción directa de los
pensamientos de otra persona es una experiencia que
ocurre con cierta frecuencia; presupone un organis-
mo conceptual idéntico o’ muy parecido, así como
cierta afinidad psíquico-espiritual. Puede suceder en
22. Willi Aeppli 20 El organismo sensorio, su atrofia y cultivo
el profanador de textos
estos casos de mi compañero responda a la pregunta
que le formulé en silencio, ‘mentalmente.’
Por medio de mi sentido intelectivo percibo,
pues, una interioridad ajena a mí, exterior, pero
que se insertó en mi propio organismo conceptual.
Propiamente percibo, de los conceptos que en otro
existen, solamente lo que ya late como contenido
anímico en la propia alma, más o menos lentamente.
Dos personas de ideologías completamente dis-
tintas, es decir, con organismos conceptuales radical-
mente diferentes, difícilmente podrán entenderse, a
pesar de recurrir a su sentido intelectivo.
Insistamos una vez más en la diferencia funda-
mental que existe entre el desarrollo de nuestros
pensamientos y la percepción de los pensamientos
ajenos. Ya en su ‘Filosofía de la Libertad’ Rudolf
Steiner llamó la atención sobre el hecho de que el
hombre, cuando escucha atentamente deja, como si
dijéramos, en suspenso su propio pensar y en su lu-
gar coloca lo percibido, el pensar del otro; desapare-
ce así la separación de las dos esferas de consciencia.
Sólo cuando el sentido intelectivo funciona sana-
mente. nace el diálogo humanamente satisfactorio, y
presupone que ambas partes son capaces de percibir,
con sus cuatro sentidos superiores y en la forma
desinteresada que hemos mencionado, la inflexión
de la voz, el habla, los pensamientos, y el yo de la
otra persona.
Pero no nos limitamos a esto: juzgamos, por con-
siderarlo ‘nuestro derecho,’ a nuestro congénere. Sin
que esto deje de ser cierto. este derecho sólo es bue-
no si mi juicio se apoya en lo que han percibido mis
cuatro sentidos superiores, actitud que dista mucho
de ser la habitual, según nos enseña la experiencia.
Si, por ejemplo, digo “Huelo algo” o “Algo no es
de mi gusto,” estor juzgando con base en los senti-
dos medios que, ya sabemos, se caracterizan por su
fuerte matiz emotivo: si mis sentidos cognoscitivos
no están suficientemente desarrollados, echo mano,
con tanta mayor intensidad, a esos :sentidos emoti-
vos y juzgo con base en ellos a mis congéneres.
Respecto a personas de este tipo dice Rudolf
Steiner: no captan ni su prójimo, ni su yo, ni pensa-
miento alguno; perciben como si bebieran vinagre o
algún vino de casta.
Es fácil darse cuenta que muchas personas no
saben nacer uso correcto de sus sentidos superiores
y que existe un cierto desorden en esta región de su
organismo sensorio: su desarrollo y cultivo depende
de la educación en el niño; de la autoeducación, en
el adulto.
Los animares carecen de estos sentidos cognosci-
tivos y, por consiguiente, son incapaces de ,percibir
nada en forma puramente objetiva: y así todo lo han
de ‘calificar’ mediante sus sentidos medios.
El hombre desciende hacia ellos si deja de desa-
rrollar, como es debido, esos sentidos superiores.
Sentido del yo ajeno
Sin duda, he aquí el órgano sensorio más difícil de
comprender; no podrá ‘aceptarse’ al primer intento.
Razón de ello es la índole suprasensible del yo ajeno.
Más todavía que para el sentido intelectivo, hemos
de preguntar si reconocemos la existencia de un
órgano sensorio para la percepción del yo ajeno. ¿No
quedará refutada nuestra definición de lo que es la
experiencia sensible?
No cabe duda de que si incluimos el sentido del yo
ajeno entre los sentidos humanos, hemos de ampliar
considerablemente nuestro concepto del organismo
sensorio.
Sobre el sentido verbal y el auditivo hemos hecho ya
consideraciones similares a propósito de su estudio,
pero es que sin aceptar el sonido, fonema, concepto,
y yo ajeno como realidades, sin tener consciencia
de que son los órganos sensorios los que permiten
que estas realidades entren en el campo ‘de nuestra
experiencia sensible, seria muy deficiente nuestro
conocimiento de ese organismo.
Hemos de demarcar en tres direcciones la percep-
ción del yo ajeno:
- primero, por no tratarse de la percepción del
propio yo;
- segundo, por no tratarse de una experiencia
suprasensible de índole imaginativa; y,
- tercero, por no ser una deducción lógica basa-
da en determinada percepción sensoria.
Para destacar los rasgos diferenciales del sentido
del yo ajeno, vamos a atenernos a los textos exactos
de Rudolf Steiner:
Así como no vemos por deducción, ni tampoco
oímos por deducción, asimismo no descansa en
una deducción la percepción del yo ajeno; es una
verdad inmediata, realmente autónoma, que se
capta independientemente del ver al prójimo y
del oír los sonidos que emite.
Además del oír su habla, del ver su físico,
del percatarnos de sus gestos… percibimos en
forma inmediata el yo, y así como el sentido
visual nada tiene que ver con el auditivo,
así tampoco la percepción del yo ajeno está
vinculada con el visual, ni con el auditivo,