La basílica de San Vital en Ravena, Italia data del siglo VI d.C. y fue encargada por el arzobispo Ecclesio. Aunque se desconoce al arquitecto, la obra es considerada uno de los edificios más brillantes de la época. La planta tiene forma de octógono con un espacio central abovedado rodeado por un pasillo y tribunas superiores. Los materiales utilizados como ladrillos y terracota le dieron ligereza y resistencia a la construcción.