Japón es considerado un modelo educativo debido a su alta inversión en tecnología y su currículo académico estandarizado aplicado de forma uniforme. Los estudiantes japoneses pasan 240 días al año en la escuela y reciben tutorías complementarias los días no hábiles. Aunque las aulas de las escuelas públicas japonesas tienen capacidad para más de 1,000 estudiantes, a menudo no llegan a tener ni un tercio de ese número, y cada aula suele acomodar entre 35 a 45 estudiantes.