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INTRODUCCION
La muerte, fenómeno irreversible es la parte final de la vida; es un evento ineludible con el
que termina el ciclo vital de todo ser viviente incluyendo al hombre. Su definición y sus límites
no son precisos, solamente se puede asegurar sin lugar a dudas que ha ocurrido por la
presencia de la desintegración y putrefacción, así el hablar de la muerte clínica, encefálica,
celular, etc. no es suficiente para su manejo por el profesional en salud. El concepto y
definición de la muerte ha variado a través del tiempo, de acuerdo con la cultura, religión y
pensamiento predominante de cada pueblo y de cada época, con la creencia o no de la vida
después de la muerte, que conlleva la esperanza de una nueva vida cuando la estancia terrenal
haya llegado a su fin, su análisis filosófico es una obligación para todo profesional que trate
con la enfermedad terminal o enfermedad avanzada progresiva e incurable, la cual se
caracteriza por una falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico,
que presenta numerosos problemas o síntomas intensos, un gran impacto emocional para él
mismo, sus familiares y el equipo terapéutico que le atiende, estando su situación relacionada
implícita o explícitamente con la presencia de la muerte y un pronóstico de vida inferior a seis
meses.
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ASPECTOS BIOETICOS AL FINAL DE LA VIDA
El cuidado paliativo es la atención que se brinda para mejorar la calidad de vida de los
pacientes de una enfermedad grave o potencialmente mortal. La meta del cuidado paliativo es
prevenir o tratar lo más rápidamente posible los síntomas de una enfermedad, los efectos
secundarios del tratamiento de una enfermedad y los problemas psicológicos, sociales y
espirituales relacionados con una enfermedad o su tratamiento. También se llama cuidado de
alivio, cuidado médico de apoyo, y tratamiento de los síntomas.
Los cuidados paliativos son un concepto de la atención al paciente que incluye a profesionales
de la salud y a voluntarios que proporcionan apoyo médico, psicológico y espiritual a enfermos
terminales y a sus seres queridos. Los cuidados paliativos ponen el énfasis en la calidad de
vida, es decir, en la paz, la comodidad y la dignidad. Una de las metas principales de los
cuidados paliativos es el control del dolor y de otros síntomas para que el paciente pueda
permanecer lo más alerta y cómodo posible. Los servicios de cuidados paliativos están
disponibles para personas que ya no pueden beneficiarse de los tratamientos curativos; el
paciente típico de cuidados paliativos tiene un pronóstico de vida de 6 meses o menos. Los
programas de cuidados paliativos proporcionan servicios en varias situaciones: en el hogar, en
centros de cuidados paliativos, en hospitales o en establecimientos capacitados para asistir
enfermos. Las familias de los pacientes son también un enfoque importante de los cuidados
paliativos, y los servicios están diseñados para proporcionarles la asistencia y el apoyo que
necesitan
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Definición de Cuidados Paliativos de la Organización Mundial de la Salud
Los Cuidados Paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable que
pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como
de sus familias, mediante la prevención y el alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico
precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas
tanto físicos como psicosociales y espirituales.
Los cuidados paliativos afirman la vida y consideran la muerte como un proceso natural: ni la
aceleran ni la retrasan. Se administran para mantener la mejor calidad de vida posible hasta la
muerte
Objetivos de los cuidados paliativos:
Alivian el dolor y otros síntomas angustiantes
Afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal
No intentan ni acelerar ni retrasar la muerte
Integran los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado del paciente
Ofrecen un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como
sea posible hasta la muerte
Ofrecen un sistema de apoyo para ayudar a la familia a adaptarse durante la
enfermedad del paciente y en su propio duelo
Utilizan un enfoque de equipo para responder a las necesidades de los pacientes y sus
familias, incluido el apoyo emocional en el duelo, cuando esté indicado
Mejoran la calidad de vida, y pueden también influir positivamente en el curso de la
enfermedad
Pueden dispensarse en una fase inicial de la enfermedad, junto con otros tratamientos
que pueden prolongar la vida, como la quimioterapia o la radioterapia, e incluyen las
investigaciones necesarias para comprender y manejar mejor complicaciones clínicas
angustiosas.
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Aspectos éticos y legales sobre los cuidados paliativos
La autonomía se define como la capacidad de autogobierno. El principio de autonomía implica
la no interferencia de los demás al tomar una decisión. En medicina, la importancia del
consentimiento informado se deriva del peso que se le da a la autonomía del paciente. Otro
aspecto clave en los cuidados paliativos es la obligación de “beneficiar” y se resume en el
aserto: “Lo primero, no hacer daño”. Cuando se toma una decisión debe tenerse en cuenta,
por un lado, la autonomía del paciente; por otro, la necesidad de ofrecerle el mayor beneficio
posible, ya que las decisiones tomadas por el paciente pueden no estar de acuerdo con el
juicio médico para proporcionar el mejor tratamiento con el menor daño posible.
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LA FASE TERMINAL
Es un hecho que la muerte sigue siendo compañera indisoluble de la vida, y muchos de los
enfermos, son diagnosticados en períodos avanzados de la enfermedad, o en el curso de la
misma desembocará en la denominada etapa terminal de la enfermedad. El primer problema
que abordamos es este concepto de terminalidad, es decir: se reconoce la finitud de la vida
biológica, pero la palabra puede orientarse a las últimas horas, los últimos días, semanas o
meses. Durante el proceso de enfermedad oncológica, al igual que ocurre con otras
enfermedades, el cáncer puede considerarse, de acuerdo a la historia natural de la
enfermedad, como un padecimiento curable, o controlado, especialmente en las etapas
tempranas. Sin embargo, cuando la enfermedad avanza, la impresión diagnóstica y su
probable pronóstico la convierten en una enfermedad incurable, ya sea en una etapa
intermedia o avanzada. Esta última etapa, que requiere la certeza del diagnóstico, incluirá a la
denominada fase terminal, cuando el padecimiento es irreversible, progresivo y se acompaña
de múltiples síntomas bajo un pronóstico de vida limitado, que de forma empírica se considera
no mayor a seis meses.
Situación de enfermedad terminal: diagnóstico reconocido, Incurable, progresiva, síntomas
múltiples, pronóstico de vida limitado. Esta etapa finalizará con la evidencia de una falla
orgánica múltiple, lenta o rápidamente progresiva.
El cáncer no es una enfermedad única, sino que engloba a un sinnúmero de padecimientos
neoplásicos con formas de diagnóstico y tratamiento específicos para cada uno. Esta
circunstancia obliga a recalcar la importancia de disponer de la mayor información posible en
cada caso, para definir el diagnóstico de extensión de la enfermedad y el impacto sobre el
organismo, así como las opciones terapéuticas a las que se puede sujetar el paciente y la
probable respuesta que éstas pueden brindar. De esta forma se reconocen terapias
oncológicas que pueden ser englobadas en tres modelos de respuesta terapéutica: curativas,
potencialmente curativas o paliativas. En el primero, regularmente el proceso de enfermedad
se encuentra limitado y la neoplasia se considera en etapas tempranas de evolución lenta y el
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pronóstico, frente a las intervenciones médicas es favorable de acuerdo a un índice de
probabilidad. En el segundo modelo, la respuesta a la terapia es menos predecible debido a la
estirpe histopatológica de la neoplasia y al índice de probabilidad de la respuesta, la intención
terapéutica se enfoca, si no es posible la curación, a retrasar el avance de la enfermedad. En
el tercer modelo, la probable curación frente a los tratamientos conocidos es poco o nada
probable y la intención de la paliación se enfoca a reducir el número o la intensidad de los
síntomas favoreciendo un incremento en el concepto denominado “calidad de vida”
El enfermo terminal y la muerte
La muerte forma parte de la vida de cada uno y constituye un momento personal y único. Vivir
y morir forman parte de lo mismo; morir es uno de los parámetros del vivir. Se considera a la
muerte como una situación límite íntimamente relacionada con la personal trayectoria
biográfica y las actitudes ante la vida que se hayan tenido.
Estas actitudes marcarán sus vivencias y orientarán el comportamiento que se manifiesta en
la denominada fase terminal, cuando la hay, que no siempre así acontece. La atención al
enfermo en esta fase terminal constituye una de las funciones más importantes e ineludibles
del personal sanitario, que inician un nuevo tipo de asistencia, cuya meta ya no es liberar al
paciente de su enfermedad, sino ayudarle a morir en paz o, más bien, a vivir dignamente hasta
que le llegue la muerte.
Las características de esta asistencia, así como los dilemas éticos que se plantean en esta
situación terminal, se muestran desarrollados a lo largo de esta comunicación, que pretende
arrojar una luz en la previsión de estas dos situaciones personales y únicas propias de cada
existencia: la fase terminal de la vida y el afrontamiento de la propia muerte.
Las enfermedades más frecuentes que conducen al síndrome terminal son las siguientes:
1. Cáncer.
2. Enfermedades degenerativas del sistema nervioso central.
3. Cirrosis hepática.
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4. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
5. Arteriosclerosis (HTA, miocardiopatía, diabetes, senilidad).
Consideraciones éticas:
El paciente tiene derecho a conocer la verdad sobre su enfermedad, cuando ve comprometida
su salud y acude al médico. Parece obvio que este derecho del paciente asuma particular
interés cuando la enfermedad es grave, pues el enfermo tiene determinados deberes en cuanto
persona y en cuanto miembro de una familia y de una comunidad, además, nadie conoce como
él sus problemas: personales, familiares... que quizás haya ido posponiendo para más
adelante y que ahora, súbitamente, reclaman solución.
En tales casos, ocultar la verdad sería infantilizar a la persona, reducir al enfermo a un nivel
inferior, manteniéndolo engañado, en un clima artificial y falso, en el que todos saben lo que le
acontece, menos él. Además, cuando el paciente tiene un sentido trascendente de la vida, se
cometería una injusticia dejándole en la ignorancia cuando se acerca a la última etapa de su
recorrido vital. Desde el punto de vista moral, no es lícito ilusionar al enfermo o a los parientes
con una falsa seguridad, con el peligro de comprometer de este modo la salvación eterna del
enfermo o el cumplimiento de obligaciones de justicia o caridad.
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Parece, por ello, conveniente difundir en la vida hospitalaria la mentalidad en pro de la
veracidad, desterrando esas “conspiraciones del silencio” de algunos familiares que pretenden
a toda costa ocultarle al enfermo el mal que sufre, contando con la complicidad del médico.
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LA EUTANASIA
El término eutanasia deriva del griego: "eu" (bien) y "thánatos" (muerte). Es todo acto u omisión
cuya responsabilidad recae en personal médico o en individuos cercanos al enfermo, y que
ocasiona la muerte inmediata de éste con el fin de evitarle sufrimientos insoportables o la
prolongación artificial de su vida. Cabe inicialmente destacar dos datos relevantes: para que la
eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una
enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar
expresamente con el consentimiento del enfermo.
Clasificación de la eutanasia.
La primera clasificación de la Eutanasia se puede hacer según si el acto del tercero tiene o no
tiene por finalidad directa la de causar la muerte el paciente y así vemos que pueden haber
eutanasias que califican como de directa o indirecta en cuanto existe o no la intención de
provocar exclusivamente la mediante muerte en las acciones que se realizan sobre el enfermo
terminal. En el contexto anglosajón, se distingue entre la eutanasia como acción y la eutanasia
como omisión (dejar morir); su equivalente sería eutanasia activa y eutanasia pasiva o positiva
y negativa respectivamente, en la terminología hispana.
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TIPOS DE EUTANASIA
Eutanasia directa: cuando las acciones que se realizan sobre el enfermo tienen la intención
de provocar su muerte.
Pueden considerarse aquí dos subtipos de eutanasia:
Eutanasia activa: cuando se ocasiona la muerte del enfermo administrándole sustancias
letales.
Eutanasia pasiva: cuando se procede por omisión; es decir, se suspende o no se inicia el
tratamiento de una complicación o se suspende el uso de los instrumentos que permiten
mantener con vida al enfermo.
Eutanasia indirecta: cuando no se tiene como intención acortar la vida del paciente sino aliviar
su sufrimiento. Así, por ejemplo, cuando se administran ciertos analgésicos que no sólo
contribuyen a calmar los dolores sino que implican también, a manera de efecto secundario,
una abreviación de la vida.
Eutanasia voluntaria: cuando un individuo que tiene las capacidades físicas y mentales para
pedir que lo ayuden a morir lo ha pedido.
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Eutanasia no voluntaria: Esto puede darse en dos casos:
Cuando el individuo ya no posee las capacidades físicas y mentales para pedir que lo
ayuden a morir pero expresó previamente que esa era su voluntad.
Cuando un individuo que no posee las capacidades físicas y mentales para pedir que
lo ayuden a morir o para oponerse, es sometido a la eutanasia sin saber cuál habría
sido su voluntad.
Un concepto relacionado pero que debe distinguirse es el del suicidio asistido. En este caso,
es el paciente mismo el que pone fin a su vida de manera voluntaria y activa pero lo hace con
los medios o información sobre los procedimientos que alguien más le ha proporcionado
intencionalmente.
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CONCLUSIONES
Todos estos aspectos bioéticos del final de la vida, en especial el de la eutanasia, obligan al
profesional en salud a que reflexione cuidadosamente sobre sus propias creencias religiosas
y culturales a la luz de los principios éticos, los códigos profesionales y la normativa legal,
antes de tomar cualquier decisión que defina el desenlace de la existencia de un ser humano.
Preguntas como: ¿Estoy haciendo con él lo que me gustaría que hicieran conmigo, de ser yo
el paciente? nos deberían llevar a una profunda reflexión ante pacientes terminales o
moribundos, que requieren de toda nuestra atención y cuidado, ya sea como parte del personal
de salud o como familiares, respetando su dignidad como personas, preservando su integridad
como seres humanos y contribuyendo a que tengan una mejor calidad de vida en su etapa
final y esforzándonos por construir un cuerpo teórico y tecnológico que permita manejar
racionalmente este momento vital por el cual todos nos tocará transitar un día.