2. Una sonrisa individualizada, una caricia, un comentario al llegar a
clase, escuchar atentamente cada una de las aportaciones en las
actividades grupales… Cualquier ocasión es buena para expresar
al niño que nos importa y que se le tiene en cuenta.
La escuela ha de ser un lugar cercano, familiar y seguro en el que
el niño se sienta acogido y respetado. Cada niño es único,
irrepetible y frágil, es alguien digno de respeto y cariño.
El niño que es aceptado aprende a aceptar.
El niño que se siente querido aprende a querer.
5. Hacía un sol radiante y Juan se encontraba en la
piscina con unos niños mayores que él. A Juan le
encantaría saber nadar tan bien como lo hacían ellos
por lo que decidió tirarse a la piscina y comenzó a
chapotear.
Los niños mayores comenzaron a reírse y a hacer
comentarios feos:
- ¡Así nunca aprenderás a nadar!
- ¡Qué mal lo haces!
- ¡Eres muy torpe!
Todos esos comentarios se quedaron grabados en el
corazón de Juan.
6. Un día, su buena amiga Marta, invitó a todos sus amigos a
pasar la tarde en la piscina de su casa. Todos empezaron a
bañarse y Juan ni siquiera se quitó la camiseta.
Miraba como se divertían todos en el agua cuando observó
que Marta necesitaba ayuda y nadie le echaba cuenta.
Tenía miedo, pero el amor que sentía por su amiga Marta hizo
que se lanzase a la piscina sin pensarlo dos veces, la agarró y
la puso salvo. Todos quedaron sorprendidos por lo que había
hecho Juan y Marta le dio un fuerte abrazo y las gracias por
haber sido tan valiente.
7. A partir de entonces Juan nunca más tuvo miedo de
no saber hacer las cosas y su corazón valeroso
consiguió borrar los feos comentarios de aquellos
niños que decían que nunca aprendería a nadar.
FIN
9. EXPRESIÓN ORAL
•¿Por qué no quería nadar Juan?
•¿Qué lo hizo nadar?
•¡Vamos a animar a Juan!
•¿Os habéis sentido alguna vez como Juan?
FICHA
•Colorea el círculo de las cosas que sabes
hacer mejor.
•Otras cosas que sé hacer bien.
10. DINÁMICA: ¡ARRIBA LO POSITIVO!
Todo el grupo clase se sienta formando un círculo.
Se comienza por uno de ellos que cogerá la pelota
y dirá una cualidad positiva del compañero al que
va a lanzarle la pelota. Pueden ser cualidades
físicas, de su forma de ser o de cualquier cosa que
le guste de esa persona. La pelota no puede caer
dos veces en la misma persona para que así
realicemos la dinámica hasta completar la ronda.
Objetivo: valorar y sentirse valorado.