El documento describe las actitudes y prácticas sexuales en la sociedad uruguaya del siglo XIX, comparando las perspectivas "bárbaras" y "civilizadas". Durante el Carnaval, los hombres participaban en juegos eróticos con mujeres y entre ellos, mientras que el clero a menudo se involucraba en la misma conducta que criticaba. La percepción de la sexualidad era menos culpable que la promovida por la Iglesia. Algunos intelectuales como Acuña de Figueroa defendían el disfrute del placer sexual