2. Hasta ahora no se han realizado campañas cuya vigencia haya tenido la extensión necesaria para lograr resultados visibles. No hay conciencia de que es imposible mantener limpia una ciudad solamente a través de un sistema reactivo (sistemas de limpieza). Es imprescindible pasar a un sistema preventivo (que se deje de ensuciar). No obstante, la población se queja con frecuencia de la falta de limpieza en plazas y lugares públicos de esparcimiento, sin hacer una relación directa entre ese mal hábito y la suciedad. El hábito de arrojar basura al piso no tiene sanción social. Así es como el hábito de arrojar los papeles y la basura al piso forma parte de un hábito social y no es considerado descortés, en general, por el resto de la población. Esta situación fue empeorando a medida que la sociedad incrementó su capacidad y variedad de consumo. Por el contrario, es habitual ver gente arrojar al piso papeles de golosinas o botellas vacías de PVC, entre otra variedad de artículos, a medida que consumen el producto y necesitan deshacerse del packaging. En la Argentina, la población no tiene incorporado el hábito de tirar a un cesto, o guardar en un bolsillo, los papeles y basura que se generan en lugares públicos.