1. POLITICA SOCIAL FRENTE A LA POBREZA
LIC. GLORIA LLUEN JUAREZ
Directora Escuela de Enfermería UDCH.
La Escuela de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UDCH dedica
este artículo a aquellas victimas inocentes de la inequidad, la pobreza, de la no
escolaridad, aquellas que no tienen acceso a la salud ni a los servicios básicos, que
habitan en los diferentes asentamientos humanos y que nos facilitan la entrada a sus
hogares y a su corazón, para la realización de prácticas comunitarias con nuestros
estudiantes .
Las múltiples dimensiones presentes en la pobreza son los puntos claves para
combatirla por medio de Políticas Sociales integrales, cohesionadas, descentralizadas,
participativas, transparentes, con altos estándares de Gerencia Social, que se
transformen en medios de integración social, en medios de devolución de dignidad.
Una política Social es un aspecto fundamental para un desarrollo sostenible.
Y para que sea efectiva, tiene que atacar las causas y no sólo los síntomas de la
pobreza.
Como ellas son múltiples, se requerirá necesariamente de la acción integrada de
diversas organizaciones de diferentes campos, se imponen alianzas entre Gobierno
Central, Región, Municipio, Sociedad Civil, organizaciones de los propios pobres,
integrar acciones en los campos de trabajo, educación, salud, familia y otros.
Muchos de los daños que causa la pobreza son irreversibles, día a día hay víctimas
irrecuperables, madres que perecen al dar a luz, niños desnutridos cuyas capacidades
neuronales son dañadas para siempre por el hambre, jóvenes sin oportunidad al borde
del delito, familias destruidas por la pobreza.
Urge recuperar esta Política Social a plenitud para luchar contra los niveles de
pobreza que agobian a la población en un país rico con población pobre.
El campo social no admite postergaciones como otros. Como lo expresó en 1999 el
Papa Juan Pablo II “El problema de la pobreza es algo urgente que no puede dejarse
para mañana”.
Hay sectores de nuestra sociedad que sin intención, están empezando a perder
sensibilidad frente a los males de la pobreza. Acostumbrarse al espectáculo de los
niños viviendo en la calle, los ancianos abandonados, a los jóvenes sin salida, a ver
todo esto, como ver todos los días el sol o como si lloviera.
Un sector de la sociedad está perdiendo la capacidad de dignidad ante la injusticia,
Recuperar esa capacidad, uno de los dones centrales del ser humano, será la base
para dar la lucha por un desarrollo que incluya a todos y todas.