El documento discute cómo la escuela debe equilibrar la tradición y el cambio. Aunque la escuela se percibe como una institución resistente al cambio, también debe adaptarse a las transformaciones sociales. Históricamente se enfocó en mantener la tradición, pero ahora debe abordar problemas nuevos como resultado de la crisis económica, la pobreza y la desigualdad en aumento. La escuela debe transmitir la herencia cultural pero también formar a los estudiantes para que puedan recrearla y desarrollarse en el presente.