El profesor le asignó 10 problemas aritméticos a un grupo de estudiantes. La mayoría comenzó a trabajar excepto Francisco, quien miraba por la ventana. Cuando el profesor se le acercó, vio que ni siquiera había hecho el primer problema. Cuando le preguntó por qué no había comenzado, Francisco respondió que los problemas eran muy difíciles y que no podía hacerlos. El profesor suspiró de desesperación tratando de averiguar cuál problema era el más difícil para Francisco.