El ascenso de Samsung Electronics es un cuento poco común. La compañía se quedó con una deuda enorme tras la crisis financiera coreana de 1997, una caída en los precios de los chips de memoria y pérdidas por 700 millones de dólares después de la adquisición mal aconsejada de AST Technologies, fabricante estadounidense de PC. Sus subsidiarias prestaban poca atención a las utilidades y estaban enfocadas en romper récords de producción y ventas; incluso si muchos de los productos terminaban almacenados en bodegas sin venderse