La celda solar de Gratzel (vidrio conductor) produce electricidad mediante un proceso fotoelectroquímico en el que la luz solar es absorbida por un colorante sensibilizador depositado en una capa delgada de dióxido de titanio sobre un vidrio conductor. Los electrones generados pasan a través del circuito externo produciendo una corriente eléctrica, mientras que el colorante se regenera a través de la reacción con el electrolito, como el yodo. El proceso cumple con los principios de la química verde