2. La teología bíblica es la disciplina especial que trata de
estudiar los temas bíblicos en sus propios términos.
A diferencia de la teología sistemática, que trata de
entender las relaciones recíprocas entre los temas
bíblicos y sus implicaciones históricas y filosóficas, la
teología bíblica estudia los temas primordiales de las
Escrituras tal y como se desarrollaron durante los
tratos de Dios con su pueblo en el curso de cada
periodo bíblico, Esto implica un estudio histórico y
progresivo de cada tiempo.
3. Un estudio somero y superficial del inicio de la revelación
Divina trae como resultado que muchos cristianos no
logran entender plenamente el alcance de la revelación
que hizo Dios de sí mismo, y tienen una imagen
incompleta de los propósitos de Dios. La triste realidad es
que muchos idiomas del mundo actual no poseen
traducciones del Antiguo Testamento. Desde luego, es
fácil entender las razones por las que el Nuevo
Testamento es la primera parte de las Escrituras que se
traduce cuando hay limitaciones de fondos y potencial
humano; sin embargo, cuando los misioneros y los
pastores basan toda su instrucción sólo en el Nuevo
Testamento no pueden comunicar todo el poder de la
palabra de Dios.
4. Este conocimiento parcial resulta especialmente
grave en situaciones evangelísticas en las que existe
a menudo un puente natural entre el Antiguo
Testamento y la gente común, sobre todo la de
muchas culturas no occidentales. El Antiguo
Testamento se pone en escena en los hogares y los
mercados, comunicando en forma concreta el amor
y la misericordia de Dios. Lo cierto es que el Nuevo
Testamento necesariamente requiere articularse con
el antiguo para brindar el panorama completo de la
revelación Divina.
5. Métodos de
estudio de la
Teología del
AT
Clase
Estructural
Clase
Diacrónica
Clase
Lexicográfica
Clase
Temática
6. Recientemente aparecieron cuatro clases principales de teologías:
1. LA CLASE ESTRUCTURAL describe el bosquejo básico de los
pensamientos y creencias en el AT usando unidades que toman
prestado de la teología sistemática, la sociología, o principios
teológicos escogidos, y entonces traza sus relaciones con los
conceptos secundarios (Eichrodt).
2. LA CLASE DIACRÓNICA expone la teología de los períodos y
estratificaciones sucesivas de la historia de Israel. Insiste en que la
teología es una disciplina netamente histórica. (Von Rad).
3. LA CLASE LEXICOGRÁFICA limita el alcance de su investigación a
grupos de hombres bíblicos y su especial vocabulario teológico, p.ej.,
los sabios, el Elohista, el vocabulario sacerdotal, El Yahvista. (Haag)
4. LA CLASE DE TEMAS BÍBLICOS extiende su búsqueda más allá del
vocabulario de un término clave. Abarca una constelación de palabras
que giran alrededor de un tema clave. (Dyrness)
7. BOSQUEJO LA TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Para tratar como se debe, los agrupamientos de la teología
del AT, es necesario saber la secuencia de los hechos
históricos en la vida de Israel. La teología de Israel, y la
nuestra, se arraiga en la historia. El AT refleja la historia de
Israel según el principio de selectividad (principio por el
cual incluía o excluía sucesos históricos fue la constante
declaración profética: «Así dice el SEÑOR.»)
En el AT había un solo principio, una sola comprensión de
toda la revelación que organizaba las cosas para los
escritores. Era la «promesa» revelada de Dios en la que él
sería la esperanza de todo hombre y haría una obra divina
con implicaciones universales.
8. Preámbulos a la promesa: la Era Prepatriarcal
El pacto abrahámico lo encontramos por primera vez en Génesis 12:1–
3. Señala el comienzo, tanto de la elección que Dios hace del hombre
por medio de quien librará a todo el mundo si la humanidad creyera,
como del comienzo de la historia de Israel y la teología.
El texto se mueve a todo lo ancho y largo de la creación al
provincialismo y las reprensiones resultantes de los pecados sucesivos
de la humanidad. La palabra y concepto clave es la repetida
«bendición» de Dios: Al principio fue la «bendición» del orden creado.
Después fue la bendición de la familia y la nación en Adán y Noé.
Génesis 12:1–3 llega al punto culminante con la bendición a Abraham
en cinco aspectos incluyendo bendiciones materiales y espirituales.
Además, en el sentido de ser una palabra preliminar a otra palabra, en
forma germinativa, estas bendiciones de la revelación de Génesis 1–
11, se pudieran llamar un prolegómeno a la promesa.
9. Provisiones en la promesa: Era Patriarcal
Esta época tuvo tanta importancia que Dios la promulgó como el
«Dios de los patriarcas» (es decir, «padres»), o el «Dios de Abraham,
Isaac y Jacob». Además, se consideraron a los patriarcas como
«profetas» (Gn 20:7; Sal 105:15). Al parecer, fue así porque
recibieron la Palabra de Dios personalmente. A menudo la palabra
del Señor «vino» de manera directa a ellos (Gn 12:1; 13:14; 21:12;
22:1) o Dios se les «apareció» en una visión (12:7; 15:1; 17:1; 18:1) o
en la persona del Ángel del Señor (22:11, 15).
La vida de Abraham, Isaac y Jacob dan forma a otro período en la
corriente de la historia. ¡Estos tres privilegiados que recibieron la
revelación, vieron, experimentaron y oyeron tanto o más durante sus
dos siglos de vida que todos los que vivieron en el milenio anterior!
Por lo tanto, podemos señalar a Génesis 12–50 como nuestro
segundo período histórico en el despliegue de la teología del AT, igual
que hicieron las generaciones posteriores que tuvieron el registro de
las Escrituras.
10. El pueblo de la promesa: Era Mosaica
Dios iba a usar un hijo, (Gn 3:15) nacido de un semita (Gn 11:10–27), con
el nombre Abraham, para formar un pueblo y finalmente una nación
aparte. Dicho llamado para ser una nación significaba que la «santidad»,
o separación para Dios, no era una característica opcional. Así que ambos
conceptos recibirían mucha atención durante esta era de revelación.
Luego a Israel lo nombraron «un reino de sacerdotes y una nación santa»
(Éx 19:6). Con amor, Dios bosquejó los medios morales, ceremoniales y
civiles para llevar a cabo su llamado supremo. Esto sucedería en el primer
hecho del Éxodo cuando por la misericordia de Dios, Israel fue liberado
de Egipto y la posterior obediencia a la fe de Israel de los Diez
Mandamientos, la teología del tabernáculo y los sacrificios y otras cosas
como las ordenanzas (Éx 21–23) para el gobierno civil.
Toda la cuestión sobre ser un pueblo nuevo de Dios se elaboró en Éxodo
1–40; Levítico 1–27; y Números 1–36. Durante toda esta época, el
profeta de Dios era Moisés: un profeta que no tenía igual entre los
hombres (Nm 12:6–8). En efecto, Moisés fue el modelo de aquel gran
profeta venidero: el Mesías (Dt 18:15, 18).
11. Lugar de la promesa: Era Premonárquica
Uno de los aspectos de la promesa de Dios que recibió una
completa presentación en los hechos históricos y en las páginas de
las Escrituras fue la conquista de la tierra de Canaán. La promesa
de la tierra como un lugar en el que Dios haría descansar su
nombre ya tenía seis siglos. La antigua palabra dada a Abraham
ahora recibiría al menos un cumplimiento seminal. Por lo tanto,
Deuteronomio con su enfoque sobre el lugar de descanso (12:8–
11) y el libro de Josué con su descripción de la conquista de la
tierra, se unieron en concepto y hecho.
las líneas de demarcación teológicas, durante este periodo no
están tan definidas aunque los temas centrales de teología y los
hechos clave fueron históricamente bien registrados. nos
centramos entonces en el lugar de descanso y la creciente
demanda para un rey que gobernara a un pueblo cansado de estos
experimentos con la teocracia como se practicaba en una nación
rebelde.
12. Rey de la promesa: Era Davídica
Lo que Génesis 12:1–3 fue para la Era Patriarcal, 2 Samuel 7 fue para
los tiempos de David. Los cuarenta años del reino de David se
comparan con la duración de la Era Mosaica, pero es incomparable
su importancia para las generaciones venideras.
Como preludio a la historia de este período, las primeras señales de
las aspiraciones reales de Abimélec, hijo de Gedeón, la petición de un
rey que hace el pueblo durante el tiempo de la judicatura de Samuel
(1S 8–10) y hasta el reino de Saúl nos preparan negativamente para
el gran reino de David (1S 11–2S 24; 1R 1–2.
La historia y la teología se combinan para destacar los aspectos de
una dinastía real continua y un reino perpetuo con un dominio que
llegaría a ser universal en extensión e influencia. Sin embargo, cada
uno de estos asuntos reales fueron laboriosamente eslabonados a
ideas y términos de tiempos anteriores: una «simiente», un
«nombre» que «moraba» en un lugar de «descanso», una
«bendición» para toda la humanidad y un «rey» que ahora
gobernaría un reino eterno.
13. Vida en la promesa: Era Sapiencial
Los cuarenta años de Salomón se destacaron por la construcción del
templo y una ráfaga adicional de revelación divina. En parte, este
tiempo se asemeja a los tiempos premonárquicos que por naturaleza
es en parte transitivo.
Este período es el más difícil de relacionar a la teología de todo el AT,
literatura que encontramos en los Proverbios, Eclesiastés, Cantar de
los Cantares y los salmos sapienciales. No obstante, igual que la ley
mosaica dio por sentado y se edificó sobre la promesa patriarcal,
también la sabiduría de Salomón da por sentadas ambas promesas
abrahámicas y davídicas y la ley de Moisés.
El concepto clave de esta Era fue «el temor de Dios», una idea que
comenzó en la Era Patriarcal como respuesta de la fe que cree (Gn
22:12; 42:18; Job 1:1, 8–9; 2:3). Fue este eslabón el que unió la
promesa y la ley dentro de la belleza y plenitud de la vida del
hombre aquí y ahora. Ahora la vida podía tener significado,
disfrutarse y unirse a los valores y compromisos eternos.
14. Día de la Promesa: Siglo noveno
Se extiende desde la división del reino en 931 a.C., hasta el postexílio
Puesto que la «casa» de David y el templo de Salomón se
establecieron, los asuntos de cada promesa multifacética alcanzó un
nivel de desarrollo provisional. El futuro gobernante de Dios ya era
visible en el linaje de David y la presencia personal de Dios en medio
de su pueblo adorador se dramatizó en el templo.
Por lo tanto, ahora los profetas podían concentrarse en el plan y
reinado universal de Dios. Sin embargo, por desgracia, los pecados
de Israel también exigieron mucha atención de los profetas. A pesar
de todo, mezcladas con esas palabras de juicio se insertaban con
persistencia la brillante perspectiva de otro día cuando el reino y
dominio eterno de Dios, que se anunció hace mucho tiempo,
recibirían su total cumplimiento.
Viene el día del Señor, día en el que Yahvé se vindicará con obras tan
grandes de salvación y juicio que todos los hombres reconocerán la
procedencia divina de las mismas.
15. LA AUTORIDAD DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Se hace claro, entonces, que el Antiguo Testamento
posee una autoridad sobre aquellos que aceptan a Jesús
como Señor. Jesús aceptó y proclamó su autoridad.
Debemos hacer lo mismo. El señorio de Cristo Jesús es
la base fundamental para la autoridad del Antiguo
Testamento.
En el Sermón del monte, Jesús presentó varios
pensamientos en torno a la autoridad del Antiguo
Testamento (Mt.5:17-48):
1) El Antiguo Testamento gozará de autoridad "hasta
que todo se haya cumplido" (Mt 5:18).
16. 2) Ningún individuo tiene el derecho de suavizar o eliminar
la autoridad del Antiguo Testamento (Mt 5: 19).
3) La mera obediencia a la ley no basta. Probablemente
nunca ha existido otro grupo de personas que haya
guardado la ley con más celo que los fariseos y sin
embargo se nos advierte que nuestra justicia debe ser
mayor que la de ellos (Mt 5:20) .
4) Para poder explicar lo que quería decir con esto, Jesús
interpretó varios de los mandamientos (Mt 5:21-47).
Lo que hizo en este pasaje fue demostrar que tras cada
mandamiento habla un principio subyacente.
17. La obediencia rigurosa a la letra de la ley haciendo caso
omiso del principio más profundo era errar al blanco. Aún
es así. Jesús buscaba el eje central de cada mandamiento
y lo aceptaba como teniendo una autoridad categórica.
Así es que, si hemos de hallar la autoridad que el Antiguo
Testamento ejerce sobre nuestras vidas, es aquí en donde
debemos comenzar. Al aceptar el señorío de Cristo,
debemos buscar comprender el Antiguo Testamento
dentro de su contexto.
18. Debemos buscar no tan sólo el significado literal de las
palabras sino también hemos de encontrar el principio
subyacente, el eje central de cualquier pasaje o evento.
Luego, este principio debe ser prosperado bajo la
inspiración del Espíritu Santo para encontrar su autoridad
sobre nuestras vidas hoy.
Esto no es fácil. Nadie jamás dijo que lo era. Pero no por
eso deja de ser necesario. No nos basta sólo hablar de la
autoridad del Antiguo Testamento. Si de verdad tiene
autoridad. entonces nos toca no tan sólo comprender su
mensaje sino también aplicarlo con autoridad a nuestras
vidas. Cualquier otra cosa que hagamos NO es suficiente.